Nacido en
San Juan el 7 de octubre de 1775 y fallecido en Cádiz, España, el 10 de
junio de 1813.
Militar
de carrera con rango de Teniente.
Precursor
de la política puertorriqueña.
A los doce años se trasladó a Bilbao, España, donde cursó el
bachillerato. A los diecisiete ingresó en la marina de guerra española
en Cádiz, en la que alcanzó el grado de teniente de fragata. Su
actuación más destacada al servicio de la armada española ocurrió en
1808, cuando bloqueó la ciudad de Santo Domingo para rescatarla de los
franceses que ocupaban la parte española de dicha isla. Durante estos
hechos tuvo lugar la batalla de Palo Hincado, que culminó con la
rendición de las tropas enemigas y la recuperación de La Española.
El 22 de enero de 1809 se declara a la
Isla provincia de España con derecho a tener representante con voz y
voto en la "Junta Suprema y Gubernativa de España". Ramón Power y Giralt
se convierte en nuestro primer representante en las cortes de españolas.
De regreso a España como diputado a Cortes por Puerto Rico, cargo para
el que fue elegido por sus compatriotas mientras combatía en Santo
Domingo, llegó a ocupar la vicepresidencia de las Cortes españolas; en
su cometido logró la abolición de las facultades omnímodas, la creación
de la intendencia para Puerto Rico y la habilitación de los puertos de
Aguadilla, Fajardo, Ponce y Mayagüez. Falleció víctima de la epidemia de
fiebre amarilla que azotó España en 1813.
En 1811 los diputados de las Cortes de
Cádiz (a las que pertenecía Ramón Power y Giralt) Guridi Alcocer y
Agustín Argüelles propusieron sin éxito una ley de abolición de la
esclavitud. Participó en el bloqueo de
Toulón en las campañas contra Napoleón.Se destacó en la re-conquista de
Santo Domingo de manos francesas. Como defensor de los interes de su
patria ante las cortes de Cádiz. Obtuvo libertades, franquicias
económicas y comerciales. Intervino en la declaración de la igualdad de
derechos de americanos y españoles. Enfermó de fiebre amarilla y murió
en Cádiz en 1813.
La Casa donde vivio Ramón
Power y Giralt está localizada en :
Calle de Tetuán,
número 155
en el Viejo San Juan.
y es la sede del Fideicomiso de
Conservación de Puerto Rico. Esta casa es considerada una de las
de mayor valor histórico en Puerto Rico
Este primer fragmento es ideal
para estudiantes de nivel elemental |
Continua...
Su madre era madre catalana y padre
bilbaíno de ascendencia irlandesa. Asistió al Real Seminario de Nobles
de Vergara y estudió posteriormente en Francia. En 1792 ingresó en la
Real Compañía de Guardias Marinas de El Ferrol. Alférez de fragata en
1793, intervino en la infructuosa defensa de Tolón contra los ejércitos
revolucionarios franceses. A partir de 1794 sirvió en diversas flotas
que desde el golfo de México y el Caribe custodiaban caudales y otros
productos a la metrópoli. Desde 1803 actuó como comandante de buques
correo entre Venezuela y Puerto Rico. En 1808-09, durante la reconquista
del Santo Domingo español, ostentó un importante mando, destacándose en
la toma de la ciudad de Santo Domingo.
Otorgada el 22 en. 1809 representación a
los dominios americanos en la Junta Suprema del reino, P. fue electo
vocal por Puerto Rico. En extensas Instrucciones los diversos cabildos
de la isla le pormenorizaron los problemas generales y locales del país.
Puerto Rico, presidio militar dependiente de rémesas anuales de la Nueva
España, carecía de economía propia. A rectificar esta situación
enderezaría P. su labor.
Disuelta la Junta Suprema a principios de 1810, el Consejo de
Regencia que la reemplazó reconoció, al convocar a Cortes, el derecho de
Puerto Rico a un diputado. Electo P. nuevamente, su condición temporal
en Cádiz de único diputado propietario entre los suplentes ultramarinos
contribuyó a su elección, en septiembre de 1810, como primer
vicepresidente de las Cortes. Partidario de la igualdad de derechos y de
la paridad representativa entre metrópoli y ultramar, fue uno de los
firmantes de las 11 propuestas presentadas el 16 dic. 1810 a las Cortes
como encarnación de las reclamaciones colectivas hispanoamericanas. Sus
mayores esfuerzos los habría de dedicar P. a los problemas de su patria
isleña. Intervino contra las «facultades omnímodas» otorgadas al capitán
general por el Consejo de Regencia el 4 sept. 1810 ante los
acontecimientos revolucionarios de México y Venezuela. P. logró la
derogación de esta medida por las Cortes el 15 feb. 1811.
Planteó además firmemente las Instrucciones de los cabildos
puertorriqueños, labor que culminó en el Decreto de las Cortes de 28 nov.
1811. Por sus términos se constituía la Intendencia de Hacienda de
Puerto Rico, separada e independiente de la Capitanía General, vínculo
que le impedía constituirse en eficaz agente promotor de la riqueza
pública. Disponíanse además otras franquicias. Fueron abiertos los
puertos de Aguadilla, Mayagüez, Ponce y Fajardo al comercio exterior,
hasta entonces restringido al puerto de San Juan; fue abolido el
monopolio gubernamental sobre la importación de harinas; quedó
autorizada la exportación de ganado vacuno y caballar; fue suprimido el
abastecimiento forzoso de carnes frescas a la capital por los ganaderos
del interior; prescribióse, finalmente, el establecimiento en Puerto
Rico de una Sociedad Económica de Amigos del País, similar a las ya
creadas en España e Hispanoamérica. A instancias de P. fue designado
intendente el notable hacendista español Alejandro Ramírez, quien habría
de plasmar en realidad el programa esbozado. A estas reformas, atenuadas
por el absolutismo fernandino, debió Puerto Rico su ulterior desarrollo
socioeconómico durante el s. XIX.
Posteriormente promovió P., ascendido ya a capitán de fragata,
diversa legislación adicional para Puerto Rico, especialmente la Ley de
Tierras aprobada el 4 en. 1813. Inesperadamente, el 10 jun. 1813
falleció en Cádiz víctima de un brote de fiebre amarilla que azotó la
ciudad. Queda todavía por aclarar la intención final de P. con respecto
a su patria isleña. Su temprana muerte le impidió definirse al respecto,
como aconteció con muchos diputados americanos, al deslindarse los
campos del fracaso en América del liberalismo doceañista. Las sucesivas
generaciones puertorriqueñas han visto y ven en P. la figura inaugural
en su devenir político insular, vozprimigenia en la expresión de una
opinión pública isleña, plasmada ya en sociedad nacional.
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