Jesús de Nazaret ¿Que es mito y que es verdad?
Buscando la verdad
Proyecto Salón Hogar Aunque no existen retratos de Jesús ni se sabe nada acerca de su apariencia física, son muy frecuentes sus representaciones artisticas con el cabello castaño claro y hasta rubio, la tez blanca y ojos azules. Cuando dado a su naturaleza y origen lo mas probable es que este fuera de tez trigueña quemada por el sol, con cabellos y ojos oscuros tambien.
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Jesús de Nazaret fue un predicador judío que vivió a comienzos del siglo I en las regiones de Galilea y Judea (en el actual Israel) y murió crucificado en Jerusalén en torno al año 30. Llamado también Cristo o Jesucristo, es el personaje central de las religiones denominadas cristianas, la mayoría de las cuales establecen como dogma de fe que fue el hijo de Dios, redimió con su muerte al género humano y resucitó al tercer día después de su muerte. El Islam lo considera uno de sus profetas más importantes y es uno de los personajes que ha ejercido una mayor influencia en la cultura occidental.
Se conservan numerosos textos sobre su vida, genéricamente denominados evangelios, pero fueron escritos, como mínimo, 30 ó 40 años después de su muerte y tienen una finalidad primordialmente catequética, por lo cual resulta muy difícil extraer de ellos información biográfica fidedigna. Sólo es mencionado por unas pocas fuentes no cristianas, lo que ha hecho que incluso se haya llegado a dudar de su existencia. Hoy en día, sin embargo, la inmensa mayoría de los estudiosos no dudan de su historicidad y existe una amplia corriente que considera posible reconstruir las líneas esenciales de su vida y su mensaje.
El nombre de Jesús
El nombre Jesús proviene del arameo —el idioma de la Judea del siglo I— Ieshuá (ישׁוע, Yēšûa), que quiere decir "Yahveh salva". Este nombre llegó al castellano desde su equivalente en arameo, Ieshúa, a través del griego Iēsoûa (Ιησουα) o Iesous (en la versión griega de la Biblia se llama Iesous al libro de Josué) y del latín Iesú(a). Sin embargo, se podría traducir también como Josué, ya que otra evolución del mismo nombre Ieshúa fue a Ioshúa y, de ahí, a Josué. Se cree que sus seguidores le llamaban Rabí Ieshúa bar Iosef ("maestro Jesús, hijo de José").
Cabe aclarar que el nombre en hebreo es Yehoshúa y en arameo Ieshúa. Se cree que los contemporáneos de Jesús le llamaban Yeshua Ha Notzri que significa Jesús (o Josué) el Nazareno.
Otros nombres dados a Jesús de Nazaret
En Mateo 1:23, en un texto tomado de Is 7:14 Jesús es llamado también Emmanuel, que significa ‘Dios con nosotros’. Sus seguidores lo llamaron Cristo, (en griego χριστος, jristós, que significa "ungido"), traducción al griego del hebreo Mesías (mašíaj, משיח). También es llamado en el Nuevo Testamento "Señor", "Salvador" y "Nazareno".
El mismo Jesús a veces se refiere a sí como "Hijo del Hombre", expresión que aparece en el Libro de Daniel del Antiguo Testamento, y que es recogida en los evangelios.
Del árabe del Islam viene el nombre de Isá que en el Corán, se refiere a Jesús de Nazaret como Isá Al-Masij (Jesucristo). En el árabe cristiano se le conoce como Yesúa Al-Masij.
Curiosamente unos documentos de hace mas de 130 años encontrados en el Tibet nos hablan de Jesús de Nazaret y se refieren a el como Issa, y nos relata la historia de un adolescente de 14 años que llega a ser instruido por monjes budistas.[ver]
El Talmud judío tiene un personaje llamado Ieshú ben Pantera, generalmente identificado con Jesús de Nazaret, llamado también Ieshú HaNotzri. Realmente la denominación ha de ser al menos en hebreo Yeshú, dado que las acepciones anteriores, dan pie a que se le magnifique como un salvador o un personaje bondadoso, del que realmente ninguna profecía real ha hablado.
Fuentes
Se ha investigado y discutido mucho, en los últimos dos siglos, sobre la fiabilidad de los datos que la tradición cristiana nos ha transmitido acerca de la vida de Jesús de Nazaret. Los documentos que proporcionan información biográfica sobre Jesús son principalmente ciertos textos cristianos (algunos de los cuales se encuentran incluidos en el Nuevo Testamento canónico). Entre estos escritos destacan, como fuente de información acerca de Jesús, los evangelios. Los más tempranos (los cuatro canónicos y tal vez también algunos apócrifos, como los de Tomás y de Pedro) fueron redactados en la segunda mitad del siglo I o a comienzos del siglo II. Sin embargo, en ellos la narración biográfica se encuentra estrechamente imbricada con la argumentación catequética.
Además, Jesús es mencionado en un texto no cristiano de la última década del siglo I —es decir, de unos 60 años después de su muerte—, las Antigüedades judías del historiador Flavio Josefo, en las que se le cita en dos ocasiones, si bien la primera parece ser una interpolación cristiana y la segunda, probablemente auténtica, es una mención indirecta, en relación con la muerte de su hermano Santiago.
Nuevo Testamento
Los primeros textos escritos conservados en que se menciona a Jesús de Nazaret son las siete epístolas de Pablo de Tarso hoy consideradas auténticas (1 Tesalonicenses, Filipenses, Gálatas, 1 Corintios, 2 Corintios, Romanos y Filemón), escritas entre los años 50 y 60. Sin embargo, Pablo no conoció a Jesús, que se le apareció, según él mismo, tras la resurrección, y su testimonio acerca de él se limita a los dos hechos: su muerte en la cruz y su resurrección. Apenas proporciona información sobre acontecimientos de su vida, aparte de los mencionados, o sobre el contenido de su mensaje.
En la Epístola a los Gálatas menciona que conoció personalmente a varios de sus seguidores y, en particular, a Santiago, a quien llama "hermano del Señor" (Gálatas 1:19), lo cual se ha aducido como prueba de la existencia histórica de Jesús. Según esta carta, Pablo conoció al menos a un familiar y a dos testigos directos de Jesús. Pablo también menciona a Santiago en 1Corintios 15:7. El libro de los Hechos de los Apóstoles también hace referencia a Santiago, el hermano de Jesús (Hechos 13:17, Hechos 15:13 y siguientes).
Entre los escritos incluidos en el Nuevo Testamento, la principal fuente de información acerca de la vida y doctrina de Jesús se encuentra en los evangelios canónicos, especialmente en los tres sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas). Aunque ninguno de ellos es una biografía fiable de Jesús, debido a su evidente intención catequética, la mayoría de los investigadores actuales cree posible extraer de ellos información útil acerca del Jesús histórico aplicando un método hermenéutico riguroso. Existe hoy un amplio consenso en considerar que Marcos es el más antiguo de los tres y el más cercano, por lo tanto, al Jesús histórico (Problema sinóptico). Es muy posible que los evangelios, escritos en griego, dependan de fuentes más antiguas en arameo, orales o escritas, transmitidas por testigos directos; las similitudes que presentan en aspectos tales como el relato del juicio y ejecución de Jesús así parecen afirmarlo. No se conserva, sin embargo, ningún escrito en arameo sobre Jesús. Las pesquisas sobre su historicidad se han centrado sobre todo en el evangelio de Marcos —generalmente datado entre los años 65 y 75—, así como en el material común a Lucas y Mateo que no procede de Marcos y que desde el siglo XIX se considera procedente de un hipotético texto previo denominado con la letra Q —del alemán Quelle: fuente—, considerablemente más antiguo, que probablemente consistiría en una colección de dichos de Jesús, semejante al conservado evangelio de Tomás.
La crítica actual ha localizado en los evangelios seis fuentes distintas e independientes entre sí cuyo origen está en la comunidad cristiana primitiva:
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La fuente Q, material común a los evangelios de Mateo y Lucas.
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El evangelio de Marcos.
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El material propio de Mateo (M).
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El material propio de Lucas (L).
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El evangelio de Juan.
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El evangelio de Tomás.
Uno de los criterios para averiguar la historicidad probable de un hecho o dicho evangélico consiste en comprobar en cuántas de estas fuentes independientes es mencionado: por ejemplo, es indudable que la expresión "Reino de Dios" procede de la predicación de Jesús de Nazaret, pues se encuentra en las seis fuentes. Este método es el empleado por los autores del llamado Jesus Seminar, perteneciente a la llamada tercera búsqueda del Jesús histórico, matizado por otras muchas consideraciones de tipo histórico y antropológico.
Otros documentos
Artículo principal: Referencias históricas sobre Jesús de Nazaret
No hay menciones a Jesús de Nazaret en textos no cristianos contemporáneos a su actividad ni correspondientes a los años inmediatamente posteriores. La primera alusión se encuentra en la obra del historiador judeo-romano Flavio Josefo Antigüedades judías, más de medio siglo después de su muerte. Incluso durante el siglo siguiente, las menciones son muy escasas y hacen más bien referencia a la actividad de los cristianos. Este silencio contrasta con la popularidad que los evangelios atribuyen a Jesús: de acuerdo con el Nuevo Testamento (Mt 4:24-25, Mt 15:30, Mt 19:2, Mt 21:9, Lc 5:15, Lc 14:25), la predicación de Jesús congregó a multitudes.
La obra de Flavio Josefo se refiere a Jesús en dos pasajes. El primero de ellos, conocido como testimonio flaviano, es, según todos los indicios, una falsificación cristiana posterior, por lo cual carece de valor. El segundo pasaje goza de mayor credibilidad. Al narrar la muerte por lapidación de un dirigente religioso llamado Jacobo (o Santiago) lo identifica como "hermano de Jesús" (20:9:1). Parece tratarse del mismo Santiago citado por Pablo de Tarso en su epístola a los gálatas.
A comienzos del siglo II, Plinio el Joven, en una carta al emperador Trajano, menciona que los cristianos "le cantan himnos a Cristo (casi Dios, según dicen)" (Epístolas 10:96). Hacia 116 ó 117, el historiador Tácito, hablando de las persecuciones de Nerón, comenta que los cristianos toman su nombre "de un tal Cristo, que en época de Tiberio fue ajusticiado por Poncio Pilato" (Anales, 15:44:2-3). Suetonio, hacia 120, menciona a los cristianos y en otro pasaje de la misma obra, hablando del emperador Claudio, dice que a "los judíos, instigados por Chrestus, los expulsó de Roma por sus hábitos escandalosos" (De Vita Caésarum. Divus Claudius, 25).
Existe otro texto, bastante dudoso, que podría hacer referencia a Jesús de Nazaret: es una carta, conservada en siríaco, escrita por un tal Mara Bar-Serapion, en la que se habla de un "rey sabio" condenado a muerte por los judíos. No hay acuerdo en si esta carta data del siglo I, II o III de nuestra era, y tampoco está claro si es o no una referencia a Jesús de Nazaret.
No existen más referencias históricas acerca de Jesús del siglo I o principios del siglo II, al margen del Nuevo Testamento, pese a que numerosos historiadores y pensadores documentaron bastante exhaustivamente la época (entre ellos Filón de Alejandría, Juvenal, Séneca, Plutarco, Apolonio, Luciano, Aulo Gelio, Dión Crisóstomo y Valerio Flaco).
Vida
Los únicos textos útiles para intentar reconstruir la vida de Jesús son los incluidos en el Nuevo Testamento y, muy especialmente, los evangelios. Sin embargo, la finalidad principal con que estos textos fueron escritos no fue la de reconstruir la biografía de Jesús, sino la de difundir su mensaje. Los evangelios se contradicen entre sí con mucha frecuencia y plantean numerosos problemas. No obstante, guardadas las oportunas reservas, permiten al menos trazar las líneas maestras de la vida de Jesús de Nazaret.
Nacimiento e infancia
Sólo dos de los cuatro evangelios canónicos, Mateo y Lucas, proporcionan información sobre la infancia de Jesús. En el resto del Nuevo Testamento, sólo Pablo hace un par de alusiones indirectas al origen de Jesús, cuando afirma que fue nacido de mujer (Gálatas 4:4) y que procedía de la estirpe de David, "en cuanto hombre" (Romanos 1:3).
Los relatos de Mateo y Lucas presentan entre sí importantes diferencias:
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Según Mateo, María y su marido, José, viven (según parece, pues no se relata ningún viaje) en Belén. María queda inesperadamente embarazada y José resuelve repudiarla, pero un ángel le anuncia en sueños que el embarazo de María es obra del Espíritu Santo y profetiza, con palabras del profeta Isaías que su hijo será el Mesías que esperan los judíos. Unos magos de oriente llegan a Jerusalén preguntando por el "rey de los judíos que acaba de nacer" con la intención de adorarlo, lo que alerta al rey de Judea, Herodes el Grande, que decide acabar con el posible rival. Los magos, guiados por una estrella, llegan a Belén y adoran al niño. De nuevo, el ángel visita a José y le advierte de la inminente persecución de Herodes, por lo que la familia huye a Egipto y permanece allí hasta que, a la muerte del monarca (de nuevo notificada a José por el ángel), deciden asentarse en Nazaret.
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El relato de Lucas es bastante diferente. En su evangelio, María y José viven en la ciudad galilea de Nazaret. La historia de la concepción de Jesús se entrelaza aquí con la de Juan el Bautista —ya que en este evangelio María e Isabel, madre del Bautista, son parientes— y el nacimiento de Jesús es notificado a María por un ángel (lo que conocemos como anunciación). El emperador Augusto ordena un censo en el cual cada uno debe empadronarse en su lugar de nacimiento y José debe viajar a Belén, por ser originario de este lugar. Jesús nace en Belén mientras se encuentran de viaje y es adorado por pastores. Lucas añade además breves relatos sobre la circuncisión de Jesús, sobre su presentación en el templo y una anécdota que le ocurrió en un viaje a Jerusalén con motivo de la Pascua, cuando contaba doce años.
Como puede verse, las diferencias entre ambos relatos son bastante significativas. Hay acuerdo entre ambos evangelistas en cuanto a la identidad de la madre de Jesús y su marido y en cuanto al carácter milagroso de su nacimiento. Además, los dos coinciden en el lugar de nacimiento de Jesús: Belén de Judea. Sin embargo, discrepan en puntos como los siguientes:
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En el relato de Mateo, María y José viven en Belén; en el de Lucas, en Nazaret.
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En el relato de Mateo, el ángel se aparece (en tres ocasiones) a José; en el de Lucas sólo se aparece (en una ocasión) a María.
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Las historias de los magos de Oriente, la matanza de los inocentes y la huida a Egipto sólo aparecen en Mateo.
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Las historias de la adoración de los pastores, la circuncisión de Jesús, la presentación en el templo y el encuentro de Jesús con los doctores del templo sólo se encuentran en Lucas.
Estos relatos de la infancia parecen bastante posteriores a las tradiciones acerca de la predicación y muerte de Jesús. No aparecen en Marcos, considerado el evangelio más antiguo. En el caso de Mateo, la intención principal parece ser subrayar la condición mesiánica de Jesús (se relacionan los hechos con varias citas del Antiguo Testamento). Mateo incluye además una genealogía que vincula a Jesús con la estirpe de David a través de José (hecho paradójico, si se tiene en cuenta que, según el relato de este evangelio, José fue sólo su padre putativo), que posiblemente evoca una tradición más antigua, anterior a la idea del nacimiento milagroso, según la cual José fue el verdadero padre de Jesús.
En lo que se refiere a la cronología del nacimiento de Jesús, existe una importante discrepancia: en Mateo se afirma que Jesús nació en tiempos de Herodes el Grande (muerto en 4 adC); en Lucas, que el viaje de María y José a Belén tuvo lugar siendo Quirino gobernador de Siria (después de 6 ddC, según el historiador judío Flavio Josefo). Es imposible conocer con certeza en qué año nació Jesús, aunque muy probablemente ocurrió en el intervalo de diez años entre 4 adC y 6 ddC, lo que parece corroborado por otras referencias evangélicas. Convencionalmente, se adoptó como su fecha de nacimiento la calculada en el siglo VI por Dionisio el Exiguo, basada en cálculos erróneos y que hoy sirve de inicio de la llamada era cristiana; también convencionalmente, en el siglo IV comenzó a celebrarse su nacimiento el 25 de diciembre. En cuanto a su lugar de nacimiento, Lucas y Mateo coinciden en situarlo en Belén. Sin embargo, esto se ha puesto en duda, fundamentalmente, por dos razones: en primer lugar, porque se contradice con el nombre con el que es designado habitualmente Jesús en los evangelios (Jesús de Nazaret) y, en segundo lugar, porque parece probable que narrando el nacimiento de Jesús en Belén lo que se persiguiese fuera vincularlo a la casa de David y reforzar la idea de su condición mesiánica. Mateo cita un pasaje del profeta Miqueas, según el cual el Mesías habría de nacer en Belén:
Pero tú, Belén Efrata, aunque pequeña para figurar entre los clanes de Judá, de ti me saldrá quien ha de ser dominador en Israel, cuyos orígenes vienen de antaño, desde los días antiguos —Miqueas, 5:1
Galilea, y Nazaret en particular, tenían bastante mala fama en el mundo judío del siglo I
Sobre la familia de Jesús, todos los evangelios están de acuerdo en el nombre de su madre, María. No hay referencias al nacimiento milagroso en Marcos, pero sí en Mateo y Lucas. Los hermanos de Jesús son mencionados en varias ocasiones en los evangelios y en otros libros del Nuevo Testamento, lo cual se ha convertido en un dato incómodo para muchas confesiones cristianas, para las cuales es un dogma la virginidad de María, antes y después del parto. En Mc 6:3 se mencionan los nombres de los cuatro hermanos varones de Jesús: Jacob (Santiago), José, Judas y Simeón o Simón, y se indica también la existencia de dos hermanas.
Lo más probable es que Jesús creciese en Nazaret, una aldea tan insignificante que ni siquiera es mencionada por el minucioso historiador Flavio Josefo, en un medio campesino. Parece ser que tanto él como su supuesto padre putativo, José, ejercieron la profesión de carpinteros (Marcos 6:3, Mateo 13:55)
Vida pública
No se conoce con certeza cuánto tiempo duró la vida pública de Jesús. Los evangelios sinópticos mencionan una sola fiesta de Pascua celebrada por él con sus discípulos en Jerusalén, durante la cual fue detenido y crucificado. Eso parece sugerir que su vida pública duró solamente un año. En el Evangelio de Juan, por el contrario, se mencionan tres fiestas de Pascua, las tres celebradas por Jesús en Jerusalén, lo que hace suponer que el ministerio de Jesús se prolongó durante tres años. En todos los evangelios sólo hay una indicación precisa de fecha, la que se ofrece en Lucas (Lc 3:1-2), indicando que la actividad de Juan el Bautista se inició el año 15 del mandato de Tiberio, lo que puede coincidir, según diferentes cálculos, con los años 27, 28 ó incluso 29 de nuestra era, aunque la mayoría de los autores se inclina por el año 28. Combinando este dato con lo que se dice en el evangelio de Juan acerca de las tres celebraciones de la Pascua, así como con otros indicios de los textos evangélicos, algunos autores consideran probable que la actividad pública de Jesús tuviese lugar entre los años 28 y 30 e incluso llegan a determinar como fecha probable de su crucifixión el 14 de Nisán (7 de abril) del año 30 de la era cristiana. Debe indicarse, sin embargo, que estas conclusiones se basan en indicios bastante frágiles, por lo cual deben tomarse con precaución.
La vida pública de Jesús se inicia, según todos los evangelios, con su bautismo por Juan el Bautista en la región del río Jordán. Es posible que Jesús iniciase su actividad como seguidor del Bautista, aunque sólo en el evangelio de Juan se encuentran ciertos indicios en este sentido. Sin embargo, si es que alguna vez utilizó el rito bautismal, pronto dejó de emplearlo, y se dedicó de lleno a la tarea de predicar la próxima llegada del Reino de Dios, así como a curar enfermos y a practicar exorcismos. Seguido de un grupo de fieles, de entre los cuales escogió a sus más allegados, los doce apóstoles o enviados, recorrió en su actividad toda Galilea (especialmente el área en torno a Cafarnaún) y las regiones aledañas de Fenicia, la Decápolis y el territorio de la tetrarquía de Herodes Filipo.
Su predicación transmitía un mensaje de esperanza especialmente dirigido a los marginados. Posiblemente llegó a congregar a grandes multitudes (se habla, por ejemplo, de cinco mil personas en referencia a la multiplicación de los panes y los peces). Se trasladó a Jerusalén para celebrar allí la Pascua con sus discípulos, y entró triunfalmente en la ciudad. Durante su ministerio, Jesús tuvo varios enfrentamientos con las autoridades religiosas judías, de los cuales el más conocido fue la expulsión de los mercaderes del templo de Jerusalén.
Jesús y Juan el Bautista
En los cuatro evangelios canónicos, el comienzo de la vida pública de Jesús lo marca su bautismo por Juan en el Jordán. El evangelio de Marcos se inicia con este acontecimiento, al que todos los evangelistas conceden una gran trascendencia. En los cuatro relatos, el bautismo de Jesús coincide con una teofanía que en Marcos (la versión más antigua, posiblemente) es descrita así:
Luego, cuando subía del agua, vio abrirse los cielos y al Espíritu como paloma que descendía sobre él.Y vino una voz de los cielos que decía: «Tú eres mi Hijo amado, en ti tengo complacencia» —Marcos 1:10-11
Juan el Bautista es un personaje relativamente bien conocido gracias a la información que de él proporciona Flavio Josefo, que afirma que era "un hombre de bien que incitaba a los judíos [...] a ser justos los unos con los otros y píos hacia Dios, y a ir juntos al bautismo" (Antigüedades judías XVIII, 116-119) y relata que Herodes Antipas lo ejecutó por miedo a que levantase una revuelta. El mensaje de Juan parece bastante semejante al que luego proclamará Jesús; según Mateo, en su predicación hacía referencia al Reino de los Cielos (Mt 3:2) e insistía en la necesidad de un pronto arrepentimiento. El hecho de que Jesús se sometiese al rito bautismal sugiere que tal vez formase inicialmente parte de la comunidad religiosa del Bautista, una comunidad que acaso tuvo rasgos en común con los esenios, que practicaban con frecuencia las abluciones rituales. Sin embargo, Jesús no parece haber heredado de Juan el uso de este rito: en los sinópticos no se hace nunca referencia a que Jesús bautizase y sólo en el evangelio de Juan, bastante más tardío, se mencionan bautismos realizados por Jesús (concretamente en Jn 3:22). El de Juan es, además, el evangelio que más desarrolla la relación entre Jesús y Juan el Bautista.
En los evangelios, Juan se considera a sí mismo un precursor, declarando que no es digno de desatar la correa de las sandalias de Jesús y que éste sustituirá su bautismo de agua por el bautismo "en el Espíritu Santo" (Mc 1:7-8, Mt 3:11, Lc 3:16, Jn 1:26-27). Por su parte, Jesús habla con gran respeto de Juan, afirmando que "entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor" (Mt 11:11), si bien añade que "el más pequeño en el Reino de los Cielos es mayor que él". En el evangelio de Juan se sugiere que entre los discípulos de Jesús y del Bautista llegó a haber cierta rivalidad (Jn 3:22-36), pero se deja claro que Juan aceptó siempre su subordinación a Jesús.
Debe tenerse en cuenta que los evangelios fueron escritos por seguidores de Jesús, con la finalidad de conseguir nuevos conversos. Si, como parece, Juan el Bautista fue un personaje relativamente conocido y respetado en su tiempo (como parece demostrarlo el hecho de que Flavio Josefo se refiera a él bastante por extenso), es bastante explicable que los evangelistas lo presenten admitiendo públicamente la superioridad de Jesús.
Predicación
Por el conjunto de los evangelios (con especial crédito al capítulo sexto del evangelio según san Marcos), se deduce que predicó y actuó especialmente en la zona norte de Palestina y, preferentemente, en las aldeas que bordeaban el lago de Genesaret. De aquí surgieron sus primeros discípulos: pescadores del lago. Posiblemente, después regresó a Nazaret, donde no fue bien recibido.
Aunque se trata de un tema discutido entre los especialistas, parece ser que el mensaje de Jesús iba dirigido en exclusiva a los judíos. Lo dijo claramente: "No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel" (Mt 15:24). Es cierto, sin embargo, que sanó también a gentiles, como el criado del centurión de Cafarnaún o la hija de la mujer sirofenicia, conmovido por la fe que demostraron.
Ahora bien, entre los judíos no sólo no hizo distinciones entre grupos sociales procritos tales como los samaritanos, sino que incluso mostró una marcada predilección por los pobres, los leprosos, los marginados sociales e incluso los pecadores. Entre sus seguidores había pescadores, agricultores, un publicano (recaudador de impuestos)... y también varias mujeres. Sin embargo, eligió sólo a hombres para que se convirtieran en sus doce apóstoles: Simón Pedro; Andrés, hermano de Simón; Santiago el Mayor; Juan, hermano de Santiago; Felipe; Bartolomé (llamado en el evangelio de Juan "Natanael de Caná"); Tomás; Mateo (también llamado "Leví el de Alfeo"); Santiago el de Alfeo; Judas el de Santiago, llamado Judas Tadeo; Simón el Cananeo, también conocido como "Simón el Zelote", y Judas Iscariote.
El núcleo de la predicación de Jesús es el anuncio del Reino de Dios, cuya llegada se presenta a la vez como muy cercana y como imposible de prever. En este sentido, Jesús se muestra como un predicador apocalíptico, que anuncia el fin de los tiempos y la llegada de Dios como supremo juez. Para entrar en el Reino de Dios que Jesús profetiza es necesaria una transformación interior que alcanza todos los ámbitos de la existencia humana. Claramente se dice que no todos entrarán en el Reino de Dios.
La realidad del Reino de Dios sólo es descrita por Jesús mediante parábolas, en muchas de las cuales aparece "un contraste entre un inicio pequeño e insignificante y un final espléndido".
En algunos aspectos, la predicación de Jesús entró en conflicto con la interpretación que de la ley judía hacían otros grupos religiosos (fundamentalmente saduceos y fariseos), sobre todo en dos aspectos: la observancia del sábado y la pureza ritual.
Milagros
Según los evangelios, Jesús alcanzó fama como hacedor de milagros. En Lc 24:19 se indica que los discípulos que iban camino de Emaús dicen de él que era "poderoso en obras y palabras ante Dios y ante todo el pueblo". En el controvertido testimonio flaviano, en las Antigüedades judías (XVIII, 63), se dice que "llevó a cabo hechos sorprendentes".
En total, en los cuatro evangelios canónicos se narran 27 milagros, de los cuales 14 son curaciones de distintas enfermedades, cinco exorcismos, tres resurrecciones, dos prodigios de tipo cósmico y tres signos extraordinarios. De estos milagros, 16 proceden del evangelio de Marcos, dos de la fuente Q, cinco de la tradición propia de Lucas (L) y cinco del evangelio de Juan.
Es prácticamente seguro, dada la gran abundancia de datos que en este sentido ofrecen los evangelios, que Jesús practicó asiduamente curaciones y exorcismos.
Hay cuatro relatos de exorcismos en el Evangelio de Marcos: la curación del poseso de la sinagoga de Cafarnaún (Mc 1:21-28), del endemoniado de Gerasa (Mc 5:1-21), de la hija de la mujer sirofenicia (Mc 7:24-30) y de un epiléptico (Mc 9:14-27). Un quinto exorcismo, que no aparece en Marcos, procede de la fuente Q y es un brevísimo relato acerca de la expulsión de un "demonio mudo" (Lc 11:14, Mt 12:22). Además, hay varios pasajes que hacen referencia de modo genérico a esta actividad (Mc 1:32-34, Mc 3:10-12, etc).
Los suspicaces le atribuyeron a su convivencia y relación con Belcebú este poder de expulsar a los demonios. Jesús se defendió enérgicamente de estas acusaciones (Mt 9:32-34, Mt 12:22-30, Mc 3:22-27, Lc 11:14-15, Lc 11:17-23). Además de las mencionadas, en los sinópticos hay otras muchas referencias a la práctica de exorcismos, que no aparecen en cambio en el más tardío evangelio de Juan.
Según los relatos evangélicos, no sólo Jesús tenía el poder de expulsar demonios, sino que transmitió ese poder a sus seguidores (Lc 10:17-20). Incluso se menciona el caso de un hombre que, sin ser seguidor de Jesús, expulsaba con éxito demonios en su nombre (Mc 9:38-40).
El evangelio de Marcos registra también un gran número de sanaciones: la suegra de Pedro (Mc 1:29-31), el leproso galileo (Mc 1:40-45), el paralítico de Cafarnaún (Mc 2:1-12), el hombre de la mano paralizada (Mc 3:1-6), la hemorroísa (Mc 5:25-34), el sordomudo de la Decápolis (Mc 7:31-37), el ciego de Betsaida (Mc 8:22-26) y Bartimeo, el ciego de Jericó (Mc 9:46-52). De estos, todos ellos tienen su equivalente en al menos uno de los otros dos sinópticos, excepto dos, el sordomudo de la Decápolis y el ciego de Betsaida, los únicos en los que Jesús emplea un cierto ritual que puede calificarse de mágico.
Otro relato de una curación de Jesús procede de la fuente Q: el del criado del centurión de Cafarnaún (Mt 8:5-13, Lc 7:1-10), que es además recogido con algunas variantes por Juan (Jn 4:43-54). Además de los citados, existen en los otros evangelios canónicos otros cinco relatos de sanaciones, tres que sólo se encuentran en el evangelio de Lucas y otros dos que sólo están en el de Juan.
En los evangelios canónicos se mencionan también tres resurrecciones. La primera es la resurrección de la hija de Jairo, recogida por los tres sinópticos (Mc 5:21-24, Mt 9:18-26, Lc 8:40-56). Cada una de las otras dos es mencionada sólo por un evangelio: sólo el de Lucas registra la resurrección del hijo de la viuda de Naín (Lc 7:11-17 y sólo en el de Juan aparece el conocido pasaje de la resurrección de Lázaro (Jn 11:1-44).
Además de los mencionados, existen dos prodigios obrados por Jesús que suponen la alteración de las leyes de la Naturaleza: ordena a la tempestad que se calme y ésta obedece (Mc 4:35-41, Mt 8:23-27, Lc 8:22-25) y camina sobre las aguas (Mc 6:45-52, Mt 14:22-33, Jn 6:16-21). En los dos, se manifiesta la obediencia de las fuerzas cósmicas (el mar y el viento) a la autoridad de Jesús.
Un último grupo de milagros de Jesús suelen clasificarse como signos extraordinarios, ya que tienen un sentido acusadamente simbólico. Se trata de tres milagros: la multiplicación de los panes y los peces —el único de todos los milagros de Jesús que es registrado por todos los evangelios (Mc 6:32-44, Mt 14:13-21, Lc 9:10-17, Jn 6:1-13), y del que existe una segunda versión, recogida sólo por Marcos y Mateo (Mc 8:1-10, Mt 15:32-39)—, la pesca milagrosa (Lc 5:1-11, Jn 21:1-19) y la conversión del agua en vino en las bodas de Caná (Jn 2:1-11).
Muerte de Jesús
La actividad mesiánica de Jesús se estima que duró poco más de dos años, según lo que menciona Juan el Evangelista en su evangelio: Jesús asistió a tres Pascuas judías (Juan 2:13; Juan 13) y murió en la tercera de ellas.
Decidió subir a Jerusalén coincidiendo con la Pascua judía. Provocó a las autoridades religiosas, proclamándose rey y expulsando a los mercaderes del templo. Esto trajo como consecuencia su apresamiento y ejecución en la cruz, método de ajusticiamiento habitual en el imperio romano por delitos graves o en casos de traición.
Respecto a la fecha de su muerte, tampoco hay certeza, si tenemos en cuenta el uso simbólico de los números en la Biblia. Existen diversas referencias en los evangelios, Flavio Josefo y Tácito, que indican que murió ajusticiado bajo mandato del procurador romano Poncio Pilato o Pilatos, siendo Tiberio emperador de Roma. Según Lucas, fue descendido de la cruz un viernes («era el día de la preparación y comenzaba el sábado»).
Algunos autores fechan la muerte de Jesús en abril del año 30, durante el tiempo de Pascua judía. Coincide, además, que en ese año el día de la pascua caía en sábado, como señalan los cuatro evangelios.
Su muerte no pudo suceder mucho más tarde, si tenemos en cuenta que Saulo de Tarso, el que luego sería san Pablo, se convirtió al cristianismo en el año 36 ó 37. Para entonces san Pablo y otros discípulos ya habían sido objeto de persecución por las autoridades judías, pues veían en su creciente número una amenaza.
Pilato se embarcó rumbo a Roma en el año 38 a «comparecer» ante Tiberio por los cargos que le imputaban. Estos cargos son los que convertirían a Pilato, años más tarde, en el santo más venerado por la Iglesia del Bajo Egipto y la chipriota. Cuando llegó a Roma, Tiberio ya había muerto y Pilato fue condenado al destierro a orillas del Ródano por Calígula.
Esto dice Eusebio de Cesárea:
Aún no habían pasado tres años de la muerte del Maestro, cuando Vitelio, procónsul de Siria, dando oído a las quejas de los samaritanos —Historia eclesiástica, 2:7
Pilato murió en el año 39. Si todavía no habían pasado «tres años de la muerte del Maestro» y Pilato se había embarcado en 38, entonces Jesús habría muerto en el año 35.
Ireneo de Lyon (130-208) —que fue auditor de san Policarpo (uno de los cuatro padres apostólicos y discípulo cercano de algún discípulo directo de Jesús)— dijo que «Jesús murió a una edad que lindaba en los cincuenta, en el umbral de su vejez». Por tanto, si aceptamos el año 35 para la muerte de Jesús, su nacimiento habría tenido lugar hacia el año 15 adC.
Según otra teoría, Herodes Antipas y Herodías se casaron hacia el año 35. Ése fue el motivo de la muerte de Juan el Bautista. Jesús que, según los evangelios murió después que el Bautista, tendría que haber sido crucificado hacia el año 36. La destitución de Pilato tuvo lugar hacia el 36-37, después de reprimir una revuelta en Samaria. Eso significa que éstas son las fechas más tardías posibles para datar la muerte de Jesús, si aceptamos que su condena a muerte fue firmada por Pilato.
Resurrección de Jesús
Los evangelios afirman que Jesús resucitó tres días después de su muerte y ascendió a los cielos . Este hecho es considerado fundamental para los cristianos y se conmemora cada año con las fiestas de la Pascua. Si este hecho no fuera cierto y hubiera muerto Jesús, entonces se derrumbaria el concepto cristiano por completo. Sin resurrección todo seria la historia de un hombre noble y que nos trajo un mensaje de paz y amor. La mayor parte de los intelectuales y el Seminario de Jesús que han investigado el asunto, creen que su cuerpo fue sacado deliberadamente de su sepulcro y que de allí luego se creo el mito de la resurrección.
Jesús según los grupos cristianos tradicionales
Para los grupos cristianos tradicionales, llamados trinitarios por los testigos de Jehová Jesús es el hijo del Dios Padre Yavé, o sea la segunda persona de la Santísima Trinidad. Fue enviado por el Dios Padre para redimir al género humano del pecado original cometido por Adán y Eva al rechazar a Yavé, representado en el hecho de haber comido el fruto del Árbol del Bien y del Mal. Para ellos, la venida de Jesús supone el inicio en la tierra del Reino de Dios.
Fue en el Concilio de Nicea I del año 325, convocado por el emperador Constantino I el Grande, cuando se decidió eliminar los antiguos dioses romanos y crear la deidad de Jesús (hacerlo Dios). El pueblo romano estaba dividido politica y religiosamente y se creia en muchos dioses. Constantino aún cuando obligo a crear a Jesús como Dios en dicho Concilio de Nicea, no se hizo cristiano sino ya en su lecho de muerte. El que se encargaria de redactar los trabajos que le darian forma a los textos biblicos y creo los fundamentos de la Iglesia Romana seria Eugenio de Cesarea.
Rapidamente se adoptaron creencias paganas sacadas del mitraismo se lo adjudicaron a el nacimiento de Jesús. Poco a poco comenzaron a eliminar los vestigios del Jesús humano y comenzaron a crear un dios.
Según el Avesta, Mitra nació en una gruta el día 25 de diciembre. Una luz resplandeciente situada sobre la gruta despertó a unos pastores que fueron a adorarle. Unos magos, enterados por las estrellas de su nacimiento, fueron a obsequiarle ofrendas. En la gruta, un buey y una mula ayudaban a calentar al niño dios. Los mazdeístas creían que Zaratustra era una encarnación del dios Mitra, que había venido a la Tierra para salvar a la Humanidad.
Mitra, ya de adulto ayunó en el desierto durante cuarenta días y sufrió una “pasión” que se celebraba en la semana del 23 de marzo, con la llegada de la Primavera. Curiosamente es la fecha aproximada en que se celebra la Pasión de Jesucristo.
La religión Mitraica tenía en su liturgia el bautismo con agua para ingresar en la misma y la confirmación posterior. En la entrada de los mitreos o templos, estaba situada una pila con agua bendecida por los sacerdotes en la cual se mojaba la mano y luego la frente para entrar purificados. Se realizaba una ceremonia o ágape, en el cual se bendecían el pan y el vino o agua, y se repartía entre los asistentes como si fuera la carne y sangre de Mitra de forma simbólica. Se cantaban himnos en honor a Mitra.
El clero estaba estructurado entre Padres, o sacerdotes comunes, Amtistides u obispos y Pontífices. Sobre todos ellos gobernaba el Padre de los Padres, título equivalente al de Papa.
Contrario a lo que muchos
cristianos creen, hubo muchos evangelios y epístolas
escritas sobre los dichos y enseñanzas de Jesus que
jamás formaron parte del Nuevo Testamento. Estos
evangelios y epístolas fueron conocidos por medio de los
historiadores, los primeros padres de la Iglesia y por
el descubrimiento de los manuscritos de Nag Hammadi y
los rollos del Mar Muerto. Debido a la diversa
literatura existente, en ese entonces, sobre Jesucristo,
hubo mucho desacuerdo entre las primeras autoridades de
la naciente Iglesia acerca de qué libros debían ser
oficialmente considerados como "Canónicos". Los libros
del Nuevo Testamento, tal como lo conocemos hoy, no
fueron definitivamente aceptados hasta los concilios de
Hippo Regios en 393 d.C. y Cartago en 397 d.C.
LOS OTROS LIBROS
Hubo otros libros, que en
un principio se consideraron canónicos, pero que no
están incluidos en lo que es el Nuevo Testamento Moderno.
Una de las primeras copias del Nuevo testamento, llamada
"Códice Sinaítico", que hoy se encuentra en el Museo
Británico y data del año 350 EC; incluye "La Epístola de
Bernabé " y "El Pastor de Hermas". Otra de las más
antiguas copias de Nuevo Testamento, llamada "Códice de
Alejandría", incluye los escritos conocidos como
“Primera y Segunda Epístola de Clemente”, fue escrita en
el siglo V EC y está en el Museo Británico.
En 1945 se descubrieron 52
textos de tempranas escrituras cristianas en el Alto
Egipto, cerca del pueblo de Nag Hammadi. estos son los "Textos
de Nag Hammadi". Algunos estudiosos remontan los
manuscritos al período entre 350 400 EC, mientras otros
los remontan a épocas tan tempranas como 120-150 EC. En
1966, estos manuscritos fueron traspasados a un grupo de
eruditos para ser traducidos y publicados. En 1977 el
cuerpo completo de los manuscritos de Nag Hammadi fue
publicado en inglés.
El descubrimiento original
de los pergaminos del Mar Muerto fue en 1947 en una
cueva del Valle del mar Muerto, en una localidad
conocida como Qumrán. No se sabe cuantos pergaminos
fueron originalmente encontrados, debido a que estos
pasaron por las manos de muchas personas. Algunos fueron
quemados, otros vendidos en el mercado negro. A pesar de
esto, siete pergaminos pasaron al dominio público,
acompañados por veintiún fragmentos. Búsquedas
subsecuentes en estas cuevas produjeron más material,
una cueva en particular, contenía más de 800 pergaminos.
Los pergaminos del mar Muerto contienen material
concerniente al Antiguo Testamento y la temprana
Cristiandad.
Para pesar de muchos
eruditos, historiadores. y mentes investigadoras, el
proceso de traducción de los pergaminos del Mar Muerto
ha sido extremamente lento, comparado con el de los
textos de Nag Hammadi. Hoy, casi 60 después del
descubrimiento de estos, la gran mayoría espera aún la
publicación. Sólo a un estrictamente reducido grupo de
investigadores se les ha permitido llegar a los
pergaminos. Todos los pedidos de otros eruditos, para
estudiar los pergaminos, han sido negados. Este reducido
grupo con acceso a los manuscritos, se encuentra bajo la
tutela de la Comisión Bíblica Pontificia, controlada por
el Vaticano. Estos eruditos trabajan a través del
Instituto llamado "Ecole Biblique” localizado en
Jerusalén y manejado por monjes Dominicanos.
La Comisión Bíblica
Pontificia aún supervisa y monitorea todos los estudios
bíblicos llevados a cabo bajo el auspicio de la Iglesia
Católica. también publican decretos oficiales acerca de
" La forma correcta para enseñar ... la escritura”. En
1907, el Papa Pio X decretó que era obligatoria la
adhesión, a estos decretos. El 21 de abril de 1964 , por
ejemplo la Comisión lanzó un decreto gobernando todas
las becas para estudios bíblicos en general, pero
especialmente "La verdad histórica de los evangelios".
El decreto era bastante tajante, remarcaba que "En todo
momento el intérprete debe mantener un espíritu de
obediencia directa a la autoridad adoctrinarte de la
Iglesia” .Cualquier erudito trabajando bajo la tutela de
la Comisión - esto obviamente incluye a los que están
trabajando en la “Ecole Biblique"- es, por lo tanto,
restringido por los decretos de esta comisión,
cualquiera que sea la conclusión obtenida y cualquiera
que sea la dirección en que lo lleva la investigación,
el no debe en sus escritos y enseñanzas, contradecir la
autoridad de la Comisión DoctrinalLos siguientes son los
títulos de algunos de los manuscritos encontrados en Nag
Hammadi ó en el Mar Muerto, fueron mencionados en los
escritos de los primeros historiadores. Se debe notar
que estos son sólo algunos y no todos:
o La Sabiduría de Jesucristo.
o El Segundo Apocalipsis de Santiago.
o El Evangelio de 1os Nazarenos.
o El Evangelio de los Egipcios.
o El Evangelio de Felipe.
o El Apócrifo (Libro Secreto) de Juan.
o El Evangelio de la verdad.
o El Libro Secreto de Santiago.
o El Apocalipsis de Pablo
o Carta de Pedro a Felipe.
o El Apocalipsis de Pedro.
o El Testimonio de la Verdad.
o El Evangelio de María: (Magdalena)
o El Diálogo del Salvador.
o Tratado de Resurrección.
o El Comentario de Habakkuk.
o El Pergamino de Guerra.
o El Documento de Damasco.
o El Pergamino del Templo.
o El Libro de Tomás el Rival.
o Sobre el origen del
mundo.
Antes del descubrimiento de los textos de Nag hammadi y los pergaminos del mar Muerto, no sabíamos nada de las escrituras de los primeros cristianos, porque se ordenó destruirlas. Durante el reinado del Emperador cristiano Flavio Teodosio (379- 395 EC) todas las escrituras que no estaban de acuerdo con la doctrina de la Cristiandad romana eran quemados, con la aprobación del Emperador y la Iglesia. Nuevamente, durante el reinado del Emperador Cristiano Valentiniano III (425 - 454 EC), El Emperador ordenó que se quemen todas las escrituras opuestas a la Versión Catolico Romana del Cristianismo.
Jesús según el Islam
Artículo principal: Isa
Jesús, llamado en lengua árabe `Īsā [ver] o `Īsā ibn Maryam ('Jesús, hijo de María'), es uno de los principales profetas del Islam. Según el Corán, fue uno de los profetas más queridos por Dios y, a diferencia de lo que ocurre en el cristianismo, para los musulmanes Jesús no tiene carácter divino. Existen notables diferencias entre el relato de los Evangelios y la narración coránica de la historia de Jesús. Este nombre de Isa que se le da en el Islam es casualmente el nombre al que se hace mencion en un templo budista con relación a Jesús, quien fue educado y preparado espiritualmente en el Tibet según documentos de un monasterio de Takar. De ser esto cierto ya que hay documentos que lo afirman asi y toda una serie de relatos sobre este espectacular personaje, tal vez tengamos por fin una explicación para los años perdidos de Jesús y tal vez eso explique el que no se hubiera casado.
Para los musulmanes Jesús es el profeta Isa y para los monjes de el Tibet tambien.
Conclusión
Notas
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Aunque la mayoría de los historiadores y expertos bíblicos opina que estos datos pueden darse por ciertos, dada la concordancia de las fuentes, una minoría de estudiosos pone en tela de juicio la historicidad de Jesús de Nazaret, debido a la práctica inexistencia de menciones en la historiografía. Existe sin embargo una gran abundancia de escritos cristianos (canónicos y apócrifos) acerca de su figura.
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El Jesus Seminar, dirigido por Robert W. Funk, analizó los dichos y hechos atribuidos a Jesús en sendos libros, The Five Gospels (1993) y The Acts of Jesus (1998). Utilizaron un sistema de colores para indicar el grado de historicidad de los dichos y hechos de Jesús, y llegaron a la conclusión de que sólo el 18% de los dichos y el 16% de los hechos atribuidos a Jesús son históricamente seguros (color rojo) o probables (color rosa).
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La infancia de Jesús es desarrollada ampliamente, con una considerable dosis de imaginación y abundantes anacronismos, por varios evangelios apócrifos, genéricamente conocidos como “apócrifos de la infancia”. Existe un amplio consenso en no concederles absolutamente ninguna fiabilidad histórica.
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Marcos, el evangelio mayoritariamente considerado más antiguo, no incluye ningún relato de la infancia de Jesús. Sólo documenta el nombre de la madre y la existencia de varios hermanos de Jesús (Mc 6:3)
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En Mt 1:23 se cita Isaias 7:14.
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Geza Vermes; pp. 227-229.
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Lucas dice (Lc 3:23) que Jesús tenía unos treinta años en el comienzo de su vida pública, es decir, cuando fue bautizado por Juan el Bautista. Poco antes (Lc 3:1) data el comienzo de la predicación de Juan en el año decimoquinto de gobierno del emperador Tiberio, es decir, en 28 o 29 ddC.
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En el año 525, el papa Hormisdas encargó a Dionisio el Exiguo, un astrónomo y abad escita de un monasterio romano, establecer como año primero de la era cristiana el del nacimiento de Jesús. Dionisio se equivocó en unos seis años al datar el reinado de Herodes I el Grande, por lo que dedujo que Jesús nació el año 753 de la fundación de Roma. Este es el origen de la actual era cristiana.
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Se declaró oficialmente el 25 de diciembre la fiesta de la Natividad de Jesús en el año 336, por orden del papa Julio I, cristianizando así una fiesta pagana que tiene sus raíces en el mitraismo con la celebración del solsticio de invierno y que ya había sido instituida en el siglo III por Aureliano como natalicio del dios Sol Invictus.
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Véase, por ejemplo, Jn 7:41, entre otros muchos pasajes en que se muestra el desprecio de los judíos por Galilea y los galileos.
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Los evangelios los mencionan claramente: “Su madre y sus hermanos estaban fuera” (Mt 12:46-50). Además, es mencionado por Juan —“Porque ni aún sus hermanos creían en él” (Jn 7:5)—. Pablo también hace mención en sus cartas a "Santiago el hermano del Señor" (Gálatas 1:19). En Corintios, dice “¿No tenemos derecho de traer con nosotros una hermana por mujer como también los otros apóstoles, los hermanos del Señor y Cefas?” (1Corintios 9:5). El libro de los Hechos menciona a Santiago (Hechos 13:17, Hechos 15:13 y siguientes). Probablemente el único argumento en contra es la idea de la virginidad perpetua de María (antes, durante y después del parto), que aparece en la literatura cristiana del siglo II y se refleja en textos como el Protoevangelio de Santiago y otros textos excluidos del canon cristiano, en los que se argumentaba que los hermanos de Jesús eran hijos que José había tenido en un matrimonio anterior. Siglos más tarde, la teología católica, para defender el dogma de la virginidad de María, planteó el argumento de que la palabra utilizada para designar a los hermanos, tanto en arameo ("'âch-'achâ") como en griego ("adélfoi"), puede también utilizarse para denominar a los parientes, pero es de destacar que en griego existen otras palabras para referirse a los primos y parientes que nunca son usadas con los hermanos de Jesús.
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Geza Vermes (p. 26) lo pone, sin embargo, en duda, indicando que en estos pasajes "carpintero" puede aparecer como sinónimo de "sabio" o "erudito", como ocurre en algunos textos talmúdicos, bastante posteriores a la muerte de Jesús. Sin embargo, este sentido propuesto por Vermes no parece corresponderse con el contexto.
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Véase Jn 2:13, Jn 6:4 y Jn 11:55.
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Puig, p. 197.
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"En resumen, sopesando todos los datos en juego, cabe decantarse por la cronología que propone el Evangelio según Juan, más consistente y coherente que la de los evangelios sinópticos. Es muy probable que la muerte de Jesús se sitúe el viernes, el día 7 de abril del año 30 ddC, según el calendario cristiano, o el catorce de Nisán, vigilia de Pascua del año 3790 desde la creación del mundo, según el calendario oficial judío". (Puig, p. 201).
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Véase Mc 6:44, Mt 14:21, Lc 9:14 y Jn 6:10.
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El relato de los evangelios y el de Flavio Josefo sobre la muerte de Juan el Bautista son bastante diferentes. En los evangelios (Mc 6:17-29, por ejemplo), Juan es encarcelado por haber reprobado públicamente el matrimonio de Herodes Antipas con Herodías y se le ejecuta a causa de las intrigas de Herodías y Salomé. Los dos relatos coinciden, sin embargo, en lo esencial: Herodes consideraba al Bautista un peligro potencial por su influencia sobre el pueblo.