Los Tres Deseos.

Hace ya muchos años, en la época en que Dios
y los Santos andaban por el mundo, había un
matrimonio muy pobre, pero muy feliz. Vivía en
una casita en medio del bosque, donde se
mantenían con el trabajo del esposo, que era
leñador.

Aunque el matrimonio era muy pobre, siempre
estaba dispuesto a brindarle ayuda a los que
llamaban a su puerta, y a compartir con ellos lo
poco que tenían.Los esposos se querían mucho y se
sentían felices con la vida que llevaban. Todas las
noches, antes de comer, daban gracias a Dios por la
felicidad que dentro de su pobreza gozaban.

Un día, mientras el leñador trabajaba en lo más
remoto del bosque , apareció en la casa un viejito
que dijo que se había perdido en el bosque y hacía
días que no probaba bocado.La mujer del leñador
tenía muy poco para comer pero siguiendo su
costumbre, le dio al viejito gran parte de su comida.

El viejito comió todo lo que le sirvieron, y al
terminar le dijo a la mujer que él era un enviado de
Dios y que la había visitado para probar su bondad
y que en premio a su bondad les concedería una gracia
especial”. Por eso desde este momento se les concederán
tres deseos . Las tres cosas que ustedes pidan les serán
concedidas. "

Al escuchar las palabras del viejito , la mujer del
leñador, llena de alegría dijo: “¡ Ay , si mi marido
pudiera estar aquí, para escuchar lo que usted dice !”
No había terminado la mujer de pronunciar estas
palabras, cuando se apareció en la casa el leñador,
todavía con el hacha en las manos. Se había cumplido
el primer deseo.

El leñador no comprendía lo que había sucedido;
cómo era que , estando en el bosque cortando un
árbol se encontraba ahora de pronto en su casa.

La mujer al verlo le abrazó y le contó lo que había
ocurrido. El leñador se quedó un rato pensando
en lo que su mujer le había dicho, mientras
miraba al viejito, que seguía allí sin decir palabra.

Muy pronto el leñador se dio cuenta de que su
mujer, sin quererlo , había expresado uno de los tres
deseos, y pensando en las otras cosas que hubieran
podido pedir en el primer deseo, se puso furioso con
ella. Era la primera vez que se enojaba con su esposa
y eso a causa de que ella había malgastado uno de
los tres deseos. La ambición de poseer riquezas
lo trastornó de pronto, e insultando a su esposa,
entre otras cosas le dijo:

” ¡ Parece mentira que seas tan estúpida. Hemos
perdido uno de los tres deseos y ahora no podremos
pedir nada más que dos cosas! ¡ Eres una idiota!

¡Ojalá te salgan orejas de burro!”

Tan pronto dijo estas palabras , las orejas de su
esposa comenzaron a crecer hasta convertirse en
unas orejas puntiagudas y peludas, como las de
los burros.

Cuando la mujer se tocó las orejas y comprendió
lo que había pasado, se puso a llorar. El leñador al
darse cuenta de que su maldición se había cumplido,
avergonzado y arrepentido de su actitud, se abrazó
a su esposa.

El viejito, que hasta entonces había observado
todo sin hablar, se les acercó y les dijo:

” Hasta el presente ustedes habían sido felices y
nunca se pelearon; sin embargo, ahora, de solo saber
que podían adquirir riquezas y poder, han cambiado.
Pues bien, solo les queda un deseo por expresar.
¿Cúal es?"

El leñador miró al viejito y le dijo:

” Sólo queremos la felicidad que teníamos antes de
que a mi esposa le salieran esas orejas de burro”.

No bien había dicho estas palabras, cuando todo
regresó a la normalidad.

Antes de irse y en prueba del arrepentimiento que el
matrimonio había tenido el viejito les concedió La
dicha de tener un hijo que les nacería pronto. Meses
después nació el niño y la familia vivió feliz
por el resto de sus vidas.

Cuento folklórico de Puerto Rico.

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