|
Create buenos
habitos |
y ellos guiaran tu
vida |
Comprensión
Cuando alguien se siente comprendido entra en un
estado de alivio, de tranquilidad y de paz interior. ¿Qué hacer para
vivir este valor en los pequeños detalles de la vida cotidiana? |
¡Quiero que me comprendas! Cuántas veces hemos tenido la necesidad de
encontrar a alguien que escuche y comparta nuestros sentimientos e ideas
en un momento determinado. Cuando nos sentimos comprendidos entramos en
un estado de alivio, de tranquilidad y de paz interior. Pero, ¿somos
capaces comprender a los demás? ¿de procurar dar algo más que un simple:
“si te comprendo”?
La comprensión es la actitud tolerante para encontrar como justificados
y naturales los actos o sentimientos de otro. Es en este momento nos
percatamos que la comprensión va más allá de “entender” los motivos y
circunstancias que rodean a un hecho, es decir, no basta con saber que
pasa, es necesario dar algo más de nosotros mismos.
Podemos “saber “ que un empleado nuestro comete errores con cierta
frecuencia, “justificamos” este hecho debido a una falta de conocimiento,
lo cual determina sus fallas como involuntarias y observamos la
necesidad urgente e inmediata de brindar la capacitación correspondiente.
El justificar se convierte en una disculpa, en una atenuante que nos
hace ubicar el problema en su justa medida, por lo tanto, la comprensión
nos lleva a proponer, sugerir o establecer los medios que ayuden a los
demás a superar el estado por el que actualmente pasan.
El ser tolerantes no significa ser condescendientes con lo sucedido y
hacer como si nada hubiera pasado, la tolerancia debe traducirse como la
confianza que tenemos en los demás para que superen sus obstáculos. El
padre de familia que retira todo su apoyo a los hijos hasta que mejoren
sus calificaciones, condiciona su comprensión a resultados, y no al
propósito, al esfuerzo y al empeño que se pongan para lograr el objetivo.
Ver con “naturalidad” los actos y sentimientos de los demás, es la
conciencia de nuestra fragilidad, la convicción de saber que podemos
caer en la misma situación, de cometer los mismos errores y de dejarnos
llevar por el arrebato de los sentimientos.
La mayoría de las veces los sentimientos juegan un papel importante y
debemos ser cuidadosos. Una persona exaltada, triste o francamente
molesta esta sujeta a la emoción momentánea, lo cual reduce su capacidad
de reflexión, con la posibilidad latente de hacer o decir cosas que
realmente no piensa ni siente. Cada vez que alguien pide comprensión, a
través de palabras o actitudes, busca en nosotros un consejo, una
solución o una idea que lo haga recuperar la tranquilidad y ver con más
claridad la solución a su problema.
El comprender no debe confundirse con un “sentirse igual” que los demás,
esto puede suceder con las personas a quien les tenemos cierta estima,
pero, ¿Qué pasaría con quienes no tenemos un lazo afectivo? Es necesario
enfatizar que la comprensión, es y debe ser, un producto de la razón, de
pensar en los demás, “ de ponerse en los zapatos del otro”, sin hacer
diferencias entre las personas. Si alguna vez nos hemos visto
incomprendidos, recordaremos el rechazo experimentado y como nos
sentimos defraudados por la persona que no supo corresponder a nuestra
confianza.
Existen un sinnúmero de oportunidades para vivir el valor de la
comprensión. En las situaciones cotidianas tenemos a tendencia a
reaccionar con impulsos, por ejemplo: cuando no esta lista la camisa que
pensábamos usar; si llegamos a casa y aún no han terminado de preparar
la comida; una vez más los hijos han dejado sus juguetes esparcidos por
toda la casa; los compañeros de clase que no terminaron a tiempo su
parte del trabajo en equipo; el informe para la oficina que tuvo errores
y se retrasó; etc.
Si deseamos hacer nuestra comprensión de manera consciente, debemos
pensar un momento si hacemos lo necesario para:
- Aprender a escuchar y hacer lo posible para no dejarnos llevar por el
primer impulso (enojo, tristeza, desesperación, etc.)
- No hacer juicios prematuros, primero se deben conocer todos los
aspectos que afectan a la situación, hay que preguntar. No basta decir
que una persona es poco apta para un trabajo.
- Distinguir si es una situación voluntaria, producto de los
sentimientos o de un descuido. En cualquier caso siempre habrá una forma
de prevenir futuros desaciertos.
- Preguntarnos que haríamos y como reaccionaríamos nosotros al vernos
afectados por la misma situación.
- Buscar las posibilidades y opciones de solución. Es la parte más
activa de la comprensión, pues no nos limitamos a escuchar y conocer que
sucede.
- Dar nuestro consejo, proponer una estrategia o facilitar los medios
necesarios que den una alternativa al alcance de la persona.
La comprensión no es algo para ejercitar en situaciones extremas, se
vive día a día en cada momento de nuestra vida, con todas las personas,
en los detalles más pequeños y en apariencia insignificantes.
¡Qué importante es la comprensión! Podemos afirmar que es un acto lleno
de generosidad porque con ella aprendemos a disculpar, a tener confianza
en los demás, y por lo tanto, ser una persona de estima, a quien se
puede recurrir en cualquier circunstancia. |
|