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habitos |
y ellos guiaran tu
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Docilidad
Es el valor que nos hace conscientes de la
necesidad de recibir dirección y ayuda en todos los aspectos de nuestra
vida. |
La docilidad es el valor que nos hace tener la suficiente humildad y
capacidad para considerar y aprovechar la experiencia y conocimientos
que los demás tienen.
La docilidad nos ayuda a ser más sencillos, pues nos dispone a escuchar
con calma y atención, a considerar con mayor detenimientos las
sugerencias que nos hacen y a tomar decisiones más serenas y prudentes
en base a la información recibida.
Pocas veces en nuestra vida pensamos en la necesidad que tenemos de los
demás, generalmente intentamos solucionar, decidir y ejecutar todo según
nuestro criterio; y efectivamente, tendremos bastantes aciertos, pero
también muchos fracasos y errores por considerar como inútiles los
consejos que recibimos de quienes nos rodean.
Podemos suponer que la docilidad nos convierte en personas inútiles,
dependientes, influenciables, faltos de carácter y de decisión, pero
cualquier persona que desea aprender y desempeñarse satisfactoriamente
en alguna disciplina (deporte, oratoria, pintura, mecánica, etc.), o
mejorar en su vida personal, se pone voluntariamente bajo la tutela de
alguien que conoce y domina el área en cuestión, con el fin de progresar
rápidamente y por un camino seguro.
Pedir ayuda y dejarse guiar sería muy sencillo si evitáramos
considerarnos superiores, la calidad de la opinión la medimos con unos
criterios muy subjetivos: edad, posición profesional o social, grado de
amistad y de mutua simpatía... y en resumidas cuentas nadie cumple con
nuestras expectativas porque deseamos un guía que sea condescendiente
con nuestro modo de ser y caprichos, con una exigencia “moderada” y un
carácter a nuestro gusto.
Por si fuera poco vivimos con la certeza de ser el blanco de la mala
voluntad de nuestros semejantes: nuestra falta de carácter nos hace ver
críticas, molestias y envidias detrás de las recomendaciones que se
hacen respecto a nuestro trabajo, conducta y personalidad. La docilidad
nos permite advertir en cada situación una oportunidad de mejora
personal o de beneficio para los demás.
Lo importante es reconocer que existen personas con experiencia y
habilidades personales para aconsejarnos. Quien se interesa por nosotros
nos hará ver defectos y errores; pedirá una reacción que afecte a
nuestra comodidad y pereza; sanamente criticará nuestro modo de ser,
carácter y conducta, pero todo persigue un fin: lograr nuestra mejora
personal en todos sentidos. Ahora descubrimos a los padres, profesores,
jefes y amigos que nos han dicho cosas que nos eran incómodas, pero
tenían razón en exigirnos, en pedir un cambio en nuestro proceder. Si
hubiéramos hecho caso esa vez...
Es curioso pensar que las personas menos dóciles, son aquellas que
solicitan una mayor respuesta y disposición a las exigencias que
proponen. La docilidad exige ejemplo, intercambio y disposición personal
para lograr un beneficio mutuo.
Al poner nuestro criterio por encima de todo, mostramos resistencia y
poca apertura a todo lo que significa cambio: el profesor que se empeña
en corregir nuestro comportamiento o el nuevo sistema de trabajo que
debemos implementar y seguir. En algunos temas nos consideramos
especialistas y rechazamos ideas y opiniones por auténtica necedad: el
pariente que opina sobre como educar a los hijos; el amigo que nos
aconseja dedicar más tiempo a la familia: la vecina que habla sobre la
manera de administrar y organizar las labores del hogar.
Es necesario estar alerta para descubrir a cada instante las
oportunidades que la vida nos da para ser mejores, los buenos consejos y
sugerencias pueden venir de cualquier persona en los momentos y lugares
menos esperados.
Para ser más dóciles podemos considerar los siguientes puntos:
- Considera que las personas que más te exigen, te estiman o cumplen con
su obligación (casa, escuela, trabajo).
- Aprende a considerar todo lo que te sugieren aunque no necesariamente
te guste. No olvides concretar tu buena disposición con acciones.
- Primero obedece y sigue indicaciones, después haz las observaciones
pertinentes.
- Haz el propósito de mejorar en un punto de los que más te insisten en
casa, la oficina, la escuela o con los amigos, siguiendo los consejos
recibidos; siempre y cuando sea algo bueno.
- Evita criticar a las personas que insisten en orientarte y procura
descubrir su buena intención y el benéfico que obtendrás.
Al ser dóciles obtenemos muchos benéficos personales, pues hace de
nuestra obediencia una colaboración gustosa para alcanzar objetivos
personales o de conjunto; incrementa nuestra capacidad de adaptación a
las nuevas exigencias y circunstancias que con relativa frecuencia se
presentan; nos da la madurez para evitar empeñarnos en ser nuestros
propios guías y jueces; se incrementa nuestro respeto y consideración
por todas las personas.
Lo más importante es saber que la persona dócil es feliz poniéndose en
manos de los demás, generando confianza por la seguridad que tiene de
aprender a mejorar todo lo que a su persona concierne.
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