Aún cuando el tema de los valores es considerado relativamente
reciente en filosofía, los valores están presentes desde los inicios
de la humanidad. Para el ser humano siempre han existido cosas
valiosas: el bien, la verdad, la belleza, la felicidad, la virtud.
Sin embargo, el criterio para darles valor ha variado a través de
los tiempos. Se puede valorar de acuerdo con criterios estéticos,
esquemas sociales, costumbres, principios éticos o, en otros
términos, por el costo, la utilidad, el bienestar, el placer, el
prestigio.
Los valores son producto de cambios y transformaciones a lo largo de
la historia. Surgen con un especial significado y cambian o
desaparecen en las distintas épocas. Por ejemplo, la virtud y la
felicidad son valores; pero no podríamos enseñar a las personas del
mundo actual a ser virtuosas según la concepción que tuvieron los
griegos de la antigüedad. Es precisamente el significado social que
se atribuye a los valores uno de los factores que influye para
diferenciar los valores tradicionales, aquellos que guiaron a la
sociedad en el pasado, generalmente referidos a costumbres
culturales o principios religiosos, y los valores modernos, los que
comparten las personas de la sociedad actual.
¿Qué se entiende por valor?
Este concepto abarca contenidos y significados diferentes y ha sido
abordado desde diversas perspectivas y teorías. En sentido humanista,
se entiende por valor lo que hace que un hombre sea tal, sin lo cual
perdería la humanidad o parte de ella. El valor se refiere a una
excelencia o a una perfección. Por ejemplo, se considera un valor
decir la verdad y ser honesto; ser sincero en vez de ser falso; es
más valioso trabajar que robar. La práctica del valor desarrolla la
humanidad de la persona, mientras que el contravalor lo despoja de
esa cualidad (Vásquez, 1999, p. 3). Desde un punto de vista socio-educativo,
los valores son considerados referentes, pautas o abstracciones que
orientan el comportamiento humano hacia la transformación social y
la realización de la persona. Son guías que dan determinada
orientación a la conducta y a la vida de cada individuo y de cada
grupo social.
"Todo valor supone la existencia de una cosa o persona que lo posee
y de un sujeto que lo aprecia o descubre, pero no es ni lo uno ni lo
otro. Los valores no tienen existencia real sino adheridos a los
objetos que lo sostienen. Antes son meras posibilidades." (Prieto
Figueroa, 1984, p. 186)
¿Desde cuáles perspectivas se aprecian los valores?
La visión subjetivista considera que los valores no son reales, no
valen en sí mismos, sino que son las personas quienes les otorgan un
determinado valor, dependiendo del agrado o desagrado que producen.
Desde esta perspectiva, los valores son subjetivos, dependen de la
impresión personal del ser humano. La escuela neokantiana afirma que
el valor es, ante todo, una idea. Se diferencia lo que es valioso de
lo que no lo es dependiendo de las ideas o conceptos generales que
comparten las personas. Algunos autores indican que "los valores no
son el producto de la razón"; no tienen su origen y su fundamento en
lo que nos muestran los sentidos; por lo tanto, no son concretos, no
se encuentran en el mundo sensible y objetivo. Es en el pensamiento
y en la mente donde los valores se aprehenden, cobran forma y
significado. La escuela fenomenológica, desde una perspectiva
idealista, considera que los valores son ideales y objetivos; valen
independientemente de las cosas y de las estimaciones de las
personas. Así, aunque todos seamos injustos, la justicia sigue
teniendo valor. En cambio, los realistas afirman que los valores son
reales; valores y bienes son una misma cosa. Todos los seres tienen
su propio valor. En síntesis, las diversas posturas conducen a
inferir dos teorías básicas acerca de los valores dependiendo de la
postura del objetivismo o del subjetivismo axiológicos.
¿Cuáles son las características de los valores?
¿Qué hace que algo sea valioso? La humanidad ha adoptado criterios a
partir de los cuales se establece la categoría o la jerarquía de los
valores. Algunos de esos criterios son: (a) Durabilidad: los valores
se reflejan en el curso de la vida. Hay valores que son más
permanentes en el tiempo que otros. Por ejemplo, el valor del placer
es más fugaz que el de la verdad. (b) Integralidad: cada valor es
una abstracción íntegra en sí mismo, no es divisible. (c)
Flexibilidad: los valores cambian con las necesidades y experiencias
de las personas. (d) Satisfacción: los valores generan satisfacción
en las personas que los practican. (e) Polaridad: todo valor se
presenta en sentido positivo y negativo; todo valor conlleva un
contravalor. (f) Jerarquía: hay valores que son considerados
superiores (dignidad, libertad) y otros como inferiores (los
relacionados con las necesidades básicas o vitales). Las jerarquías
de valores no son rígidas ni predeterminadas; se van construyendo
progresivamente a lo largo de la vida de cada persona. (g)
Trascendencia: los valores trascienden el plano concreto; dan
sentido y significado a la vida humana y a la sociedad. (h)
Dinamismo: los valores se transforman con las épocas. (i)
Aplicabilidad: los valores se aplican en las diversas situaciones de
la vida; entrañan acciones prácticas que reflejan los principios
valorativos de la persona. (j) Complejidad: los valores obedecen a
causas diversas, requieren complicados juicios y decisiones.
En una escuela de enseñanza primaria, una maestra se dio cuenta de
la vanidad que había en las actitudes de sus alumnos. Valiéndose de
una situación fantástica, sugirió al grupo lo divertido que sería
crear una ciudad imaginaria. Cada alumno podría desempeñar el
trabajo que quisiera. Llevando cuenta de las elecciones hechas por
los chicos, el grupo descubrió que tenían varios doctores, abogados
e ingenieros. Hubo un individualista que aspiraba a ser vago. A
continuación, preguntó al grupo si una ciudad así podría sobrevivir.
Entonces se puso de manifiesto la necesidad de agricultores,
fabricantes de herramientas, de personas dedicadas a la limpieza de
las calles, etcétera. En la discusión que siguió, los chicos se
dieron cuenta, por primera vez, no sólo de la importancia que tiene
toda ocupación en nuestra sociedad, sino también de las medidas que
estaban usando para determinar el valor de una ocupación o de una
persona. Los distintos valores de nuestra sociedad que dan
importancia a la recompensa monetaria, a la categoría, al servicio
social, etcétera, emergieron del inconsciente al interés consciente
de todos los miembros del grupo. (Lifton, 1972, pp. 263-264)
¿Cómo valora el ser humano?
¿Cómo expresa sus valoraciones? El proceso de valoración del ser
humano incluye una compleja serie de condiciones intelectuales y
afectivas que suponen: la toma de decisiones, la estimación y la
actuación. Las personas valoran al preferir, al estimar, al elegir
unas cosas en lugar de otras, al formular metas y propósitos
personales. Las valoraciones se expresan mediante creencias,
intereses, sentimientos, convicciones, actitudes, juicios de valor y
acciones. Desde el punto de vista ético, la importancia del proceso
de valoración deriva de su fuerza orientadora en aras de una moral
autónoma del ser humano.
¿Cómo se clasifican los valores? ¿Cuáles tipos de valores existen?
No existe una ordenación deseable o clasificación única de los
valores; las jerarquías valorativas son cambiantes, fluctúan de
acuerdo a las variaciones del contexto. Múltiples han sido las
tablas de valores propuestas. Lo importante a resaltar es que la
mayoría de las clasificaciones propuestas incluye la categoría de
valores éticos y valores morales. La jerarquía de valores según
Scheler (1941) incluye: (a) valores de lo agradable y lo
desagradable, (b) valores vitales, (c) valores espirituales: lo
bello y lo feo, lo justo y lo injusto, valores del conocimiento puro
de la verdad, y (d) valores religiosos: lo santo y lo profano. La
clasificación más común discrimina valores lógicos, éticos y
estéticos. También han sido agrupados en: objetivos y subjetivos (Frondizi,
1972); o en valores inferiores (económicos y afectivos), intermedios
(intelectuales y estéticos) y superiores (morales y espirituales).
Rokeach (1973) formuló valores instrumentales o relacionados con
modos de conducta (valores morales) y valores terminales o referidos
a estados deseables de existencia (paz, libertad, felicidad, bien
común). La clasificación detallada que ofrece Marín Ibáñez (1976)
diferencia seis grupos: (a) Valores técnicos, económicos y
utilitarios; (b) Valores vitales (educación física, educación para
la salud); (c) Valores estéticos (literarios, musicales, pictóricos);
(d) Valores intelectuales (humanísticos, científicos, técnicos); (e)
Valores morales (individuales y sociales); y (f) Valores
trascendentales (cosmovisión, filosofía, religión) (p. 53).
"Tiene razón el liberalismo cuando dice que la sociedad es para el
hombre y no el hombre para la sociedad, pero diciendo la mitad de la
verdad escamotea la otra mitad: que el hombre que se refugia en su "interés
privado" y se pone como horizonte el "bien particular"
desentendiéndose del Bien Común está violando su dignidad de hombre
y da la espalda a la tarea ética que le correspondería en cuanto
hombre digno." El principal valor que debemos llevar en nuestras
vidas para el bien común lo es sin duda, "el valor del servicio a
los demas" solo asi nos beneficiamos todos por igual.
Recuerdo un cuento que me hicieron en
alguna ocasión y que mas o menos explica perfectamente este valor,
veamos:
Resulta que una vez fallecidos los
miembros de una sociedad fueron estos a parar a (2) dos infiernos
diferentes. Por un lado estaba el infierno de los individualistas o
egoistas y por otro lado estaba el infierno de aquellos que les
gustaba y sabian compartir.
A todas estas personas Dios, los
castigo con brazos tan cortos que sus manos llegaban a donde tenemos
los codos, eran muy cortas, pero muy cortas sus manos. Ademas para
poder comer les pego en sus manos una cuchara muy pero muy larga,
tan larga que cuando tomaban la comida del plato no podian
introducirse la misma en la boca, la cuchara y la comida quedaban
muy lejos de ella. Ante esa situacion los amigos egoistas sufrian
diariamente al no poder comer y era muy grande su lamento, la
cuchara no llegaba a su boca. Sin embargo los que si gustaban de
compartir sencillamente resolvieron el asunto tomando la comida y
dandosela ellos mismos entre sí. No importaba el largo de la cuchara
y el problema, al contrario se les hizo mas comodo darse asi la
comida. Es como cuando la madre nos alimenta y pone la comida en
nuestras bocas, se place esta de alimentarnos. ¿Que bello valor
verdad?
Otro ejemplo y ya propio me hace
ver la importancia de este valor. Por espacio de de unos (20) veinte
años me he dedicado a la venta. En ese tiempo me he podido percatar
que se ma ha hecho mas facil a mi, que a mis compañeros el vender y
el tener exito en mis gestiones. Mientras mis compañeros llegaban a
casa de un prospecto cliente a venderles su producto (en este caso
enciclopedias) y le presionaban a que les comprara, yo sutilmente
les entrevistaba casi como un trabajador social y les hacia
preguntas sobre como ellos "los padres", estarian dispuestos a
ayudar a sus hijos en sus estudios. La propia contestación de los
padres los llevaba inevitablemente a comprarle a sus hijos tan
necesario recurso. Hoy por cierto, y en gratitud yo les obsequio
este bello Portal Educativo y ellos me compran la computadora.
Solo dando es como mejor se recibe. Esta es la ley de "Siembra y
Cosecha".
En el servicio hacia los demas
encontraremos nuestra propia felicidad.
Héctor A. García
|