el origen de la brujula?
Poco se sabe sobre el origen de la brújula, aunque los chinos afirman que ellos
la habían inventado más de 2.500 años antes de Cristo. Y es probable que se haya
usado en los países del Asia Oriental hacia el tercer siglo de la era cristiana.
Y hay quienes opinan que un milenio más tarde, Marco Polo la introdujo en
Europa.
Los chinos usaban un trocito de caña conteniendo una aguja
magnética que se hacía flotar sobre el agua, y así indicaba el norte magnético.
Pero en ciertas oportunidades no servía, pues necesitaba estar en aguas calmas,
por lo que fue perfeccionada por los italianos.
El fenómeno del magnetismo se conocía; se sabía desde hacía
mucho tiempo que un elemento fino de hierro magnetizado señalaba hacia el norte,
hay diversas teorías sobre quién inventó la brújula. Ya en el siglo XII existían
brújulas rudimentarias. En 1269, Pietro Peregrino de Maricourt, alquimista de la
zona de Picardía, describió y dibujó en un documento, una brújula con aguja
fija (todavía sin la rosa de los vientos). Los árabes se sintieron muy atraídos
por este invento; la utilizaron inmediatamente, y la hicieron conocer en todo
Oriente.
La brújula (de "buxula",
cajita hecha de boj o boxus) es un instrumento magnético que aparece descripto
en La Divina Comedia de Dante, de la siguiente manera: "Los navegantes tienen
una brújula que en el medio tiene enclavada con un perno, una ruedecilla de
papel liviano que gira en torno de dicho perno; dicha ruedecilla tiene muchas
puntas y una de ellas tiene pintada una estrella traspasada por una punta de
aguja; cuando los navegantes desean ver dónde está la tramontana, marcan dicha
punta con el imán."
Otros historiadores señalan que la primera brújula de
navegación práctica fue inventada por un armero de Positano (Italia), Flavio
Gioja, entre los siglos XIV y XV. Él fue quien la perfeccionó suspendiendo la
aguja sobre una púa de forma similar a la que actualmente conserva. Y la encerró
en una cajita con tapa de vidrio. Más tarde apareció la "rosa de los vientos",
un disco con marcas de divisiones de grados y subdivisiones, que señalaba 32
direcciones celestes, y que fue la brújula marina que se utilizó hasta fines del
siglo XIX.
Posteriormente
se logró un nuevo avance, cuando el físico inglés Sir William Thomson (Lord
Kevin) logró independizar a este instrumento, del movimiento del barco durante
tempestades, y anuló los efectos de las construcciones del barco sobre la
brújula magnética. Utilizó ocho hilos delgados de acero sujetos en la rosa de
los vientos, en lugar de una aguja pesada. Y era llenada con aceite para
disminuir las oscilaciones.
En los comienzos del siglo XX aparece la brújula giroscópica o
también llamada girocompás. Consiste en un giróscopo, cuyo rotor gira alrededor
de un eje horizontal paralelo al eje de rotación de la tierra. Se le han
agregado dispositivos que corrigen la desviación, la velocidad y el rumbo; y en
los transatlánticos y buques suele estar conectado eléctricamente, a un piloto
automático. Este girocompás señala el norte verdadero, mientras que la brújula
magnética, justamente, señalaba el norte magnético.
En el siglo VI
a.C., se descubrió (por un pastor según cuenta la leyenda) que cierta
clase de mineral atraía al hierro. Como fue hallado cerca de la ciudad
de Magnesia, en Asia Menor, se llamó piedra de Magnesia, y el fenómeno
se denominó magnetismo. Éste fue estudiado por primera vez por Tales de
Mileto. Más adelante se descubrió que si un fragmento de hierro o acero
se frotaba con el mineral magnético (imán), quedaba magnetizado
(imantado). El término español de imán procede de una palabra latina que
significa "piedra dura".
También se descubrió
que si se permitía a una aguja magnética girar libremente, siempre
señalaría la dirección norte sur. Se ignora cómo se produjo el
descubrimiento, pero los chinos fueron los primeros en percatarse de esa
propiedad. Así se refiere en libros chinos que datan del siglo II.
Los chinos nunca se sirvieron del imán para establecer
el rumbo en la navegación. Los Árabes pudieron aprender de ellos aquel
fenómeno, y tal vez algunos cruzados lo aprendieron a su vez de los
Árabes llegando así a Europa.
En 1180, el sabio ingles Alexander Neckam (1157-1217) fue
el primer europeo que hizo referencia a esa capacidad del magnetismo para
señalar la dirección. Con el tiempo la aguja magnética se colocó sobre una
tarjeta marcada con varias direcciones, la aguja aguja se podía mover
libremente en torno de la tarjeta. Al dispositivo se le dio el nombre de
Brújula, palabra que deriva de otra latina que significa caja. En la
terminología marinera a la brújula se la llama compás (que proviene de una
palabra francesa que significa girar). |