La historia de la bicicleta?
La Bicicleta es un
vehículo que consta de dos ruedas alineadas fijas a un cuadro, se
dirige mediante un manillar y es impulsada por una combinación de
pedales y engranajes movidos por los pies. El nombre del vehículo
moderno data de 1869. Varios antecedentes de esta máquina se
conocieron como velocípedos, a partir de un nombre francés que data
del siglo XVIII.
Los testimonios más antiguos
sobre el hoy popular vehículo se remontan hasta el antiguo Egipto y también
a China y a la India.Vehículos toscos de dos ruedas propulsados por los pies
eran corrientes en los primeros años de la segunda mitad del siglo XVII. En
1690 el francés De Sivrac
inventó la célérifère, que consistía en un
bastidor de madera al que se añadían las ruedas. El vehículo no tenía
manillar; el asiento era una almohadilla en el bastidor y se propulsaba y
dirigía impulsando los pies contra el suelo. En 1817 el noble alemán Karl
Drais von Sauerbronn (1785-1851) diseñó el primer vehículo de dos ruedas con
dispositivo de dirección. Esta máquina, denominada draisiana (en honor a su
inventor), tenía un manillar que pivotaba sobre el cuadro, permitiendo el
giro de la rueda delantera; la draisiana consistia en un pesado marco de
madera con dos toscas ruedas y se impulsaba apoyando los pies en el suelo,
como cuando se camina. Después inventores franceses, alemanes y británicos
introdujeron mejoras. En Inglaterra, estos primeros modelos se conocieron
como balancines; el nombre de dandy horse quedó para el vehículo inventado
en 1818. El balancín era más ligero que la draisiana y tenía un asiento
ajustable y un apoyo para el codo. Fue patentado en los Estados Unidos en
1819 pero suscitó poco interés. En 1839 el herrero escocés Kirkpatrick Macmillan añadió las palancas de conducción y los pedales a una máquina del
tipo de la draisiana. Estas innovaciones permitieron al ciclista impulsar la
máquina con los pies sin tocar el suelo. El mecanismo de impulsión consistía
en pedales cortos fijados al cubo de la rueda de atrás y conectados por
barras de palancas largas, que se encajaban al cuadro en la parte superior
de la máquina. Las barras de conexión se unían a las palancas a casi un
tercio de su longitud desde los pedales. La máquina era impulsada por el
empuje de los pies hacia abajo y hacia adelante. Esta fue la primera
bicicleta propiamente dicha, tenía dos ruedas, de las cuales la posterior
era algo mayor, y un sillin en el medio. En 1846 un modelo mejorado de esta
máquina, diseñado por un escocés, adquirió el nombre de dalzell, muy
utilizado en Inglaterra.
El precursor directo de la
bicicleta moderna fue el modelo francés dirigido por manivela, velocípedo de
pedaleo sin presión, que se hizo popular en Francia hacia 1855. El cuadro y
las ruedas se fabricaban en madera. Los neumáticos eran de hierro y los
pedales estaban colocados en el cubo de la rueda delantera o del conductor,
que era un poco más alta que la rueda de atrás. En Inglaterra esta máquina
se conoció como el 'quebrantahuesos', a causa de sus vibraciones cuando
circulaba sobre carreteras pedregosas o en calles adoquinadas. En 1869 en
Inglaterra, se introdujeron neumáticos de goma maciza montados en el acero,
y el vehículo fue el primero en ser patentado con el nombre moderno de
bicicleta. En 1873 James Starley, un inventor inglés, produjo la primera
máquina con casi todas las características de la famosa bicicleta común o de
rueda alta. La rueda delantera de la máquina de Starley era tres veces más
grande que la de atrás.
Las modificaciones y mejoras
en los 15 años siguientes incluyeron el cojinete de bolas y el neumático.
Estos inventos, junto con el uso de tubos de acero soldados y los asientos
de muelles, llevaron a la bicicleta a la cumbre de su desarrollo. Sin
embargo, la vibración excesiva y la inestabilidad de la bicicleta de rueda
alta obligó a los inventores a esforzarse por reducir la altura de la
bicicleta. Hacia 1880 apareció la conocida máquina segura o baja. Las ruedas
eran casi del mismo tamaño y los pedales, unidos a una rueda dentada a
través de engranajes y una cadena de transmisión, movían la rueda de atrás.
Competencias
El desarrollo de las
distintas modalidades y pruebas ciclistas es contemporáneo a la evolución
del aparato y predominante en sus formulaciones actuales desde las primeras
décadas del siglo XX. Su principal división es la que separa las modalidades
de pista —ya sea cubierta o descubierta— de las pruebas de carretera, más
populares y en las que, por lo general, se han asentado las leyendas de sus
grandes héroes. Unas y otras tienen en común el sistema de medida, cifrado
por el tiempo empleado en cada prueba. La primera competición de la que se
tiene noticia se celebró en el Parque de Saint-Cloud, de París, en 1868, y
fue ganada por el inglés James Moore, que suponemos llevaba ruedas
metálicas.
La primera prueba en
carretera propiamente dicha fue el recorrido de 33 kilómetros entre las
ciudades italianas de Florencia y Pistoia, ganada por el norteamericano Rynner Van Neste en 1870. Le siguieron la Vuelta al Lago Léman, en Suiza, en
1879, y la conocida desde siempre como el infierno del Norte, la París-Roubaix,
organizada por primera vez en 1896, que circula sobre 22 tramos de pavés.
El primer Campeonato del
Mundo en pista cubierta tuvo lugar en Aylestone Roads (Leicester,
Inglaterra) en 1883. Resultó vencedor el francés Frédéric de Civry. Diez
años más tarde, en 1893, el también francés y luego fundador del mítico Tour
de Francia, Henri Desgranges, registraba el primer récord de la hora, unos
nada desdeñables 35,325 kilómetros, recorridos sobre el circuito del
velódromo Buffalo, en París.
En ese último tramo del siglo XIX nacen las primeras publicaciones deportivas consagradas exclusivamente
al deporte del pedal y, también, la gran mayoría de las que se dedicaron al
deporte en general.
Pero es ya iniciado el siglo XX cuando gracias a ciertos entusiastas, apoyados todos curiosamente por
publicaciones deportivas, nacen las grandes carreras en ruta por etapas: el
Tour de Francia, pionero, el 1 de julio de 1903, de la mano del ya citado
Henri Desgranges, apoyado en el predecesor de L´Equipe, L´Auto; el
Giro de Italia, concebido por el equipo directivo de La Gazzete dello
Sport, Costamagna, Cougnet y Morgagni, para el mes de mayo de 1909 y,
más tardíamente, la Vuelta a España, cuya primera edición se celebró en
1935, por iniciativa de Juan Pujol, del diario Informaciones, pero
que había tenido su antecedente en la Volta a Cataluña, celebrada desde
1911.
Todas ellas tienen en común
el ser carreras por etapas, es decir, se caracterizan por disputarse cada
día una sección, más o menos larga y de características variables, del
recorrido total, que se realiza en veintiún días. Participan en ellas
equipos, no individualidades, por más que cada equipo tenga un líder (el
mejor de entre ellos), al que los demás componentes, denominados gregarios,
ayudan a alcanzar el triunfo.
Los trofeos que conceden la
mayoría de las grandes carreras son: primero en la General (al vencedor
definitivo); Ganador de la Etapa; Premio a la Regularidad —aquel corredor
que mejores puestos ha obtenido en las sucesivas etapas—; Premio de la
Montaña y General por Equipos.
En la actualidad, el pelotón
de participantes se ve precedido en la meta por una caravana que incluye
reclamos publicitarios de los patrocinadores, emisoras de radio y de
televisión, así como una multitud creciente de aficionados. Tras ellos
marchan los coches de los directores de equipo y los entrenadores,
masajistas, mecánicos, médicos y demás personal auxiliar.
Además de las tres grandes
rondas ya citadas, se celebran otras, muchas de las cuales tienen una
duración menor a los veintiún días. Así la Vuelta a Suiza o la París-Niza,
con sólo siete etapas. En España se disputan la ya mencionada Volta a
Cataluña, la Vuelta a Andalucía, la Vuelta al País Vasco, la Vuelta a
Asturias y la Vuelta a Aragón, entre otras.
Se denominan clásicas las
carreras en ruta de un solo día de duración. Entre las más conocidas destaca
la prueba italiana que abre el calendario de la competición ciclista, la
Milán-San Remo, cuya primera convocatoria se remonta a 1907. También se
disputan en la actualidad la Vuelta a Flandes (1913), el Giro de Lombardía
(1905) y la Lieja-Bastogne-Lieja (1890).
Una prueba clásica, pero de
características especiales, es el Campeonato del Mundo, ya que su trazado
cambia de año en año según el país en el que se celebre. Iniciada en 1921
para aficionados, desde 1927 admite profesionales. Desde 1994 se ha añadido,
además, una contrarreloj individual.
Otras pruebas que tienen
lugar al aire libre son el ciclo-cross, nacido en Francia a finales del
siglo XIX, que es una prueba derivada de los ejercicios militares, en la que
los participantes siguen un recorrido a través de pistas embarradas y
obstáculos; y las derivaciones, cada día más populares, de mountain-bike.
El ciclismo amateur ha sido
prueba olímpica desde la convocatoria que en 1896 inauguró los Juegos de la
era moderna, pero no ha sido hasta los celebrados en Atlanta en 1996, cuando
se ha permitido en ellos la presencia de corredores profesionales. En ese
debut brillaron con luz propia los españoles Miguel Induráin y Abraham
Olano, medallas de oro y plata respectivamente en la prueba contrarreloj
individual, y la corredora francesa Janine Longo, medalla de oro en ruta y
de plata en la contrarreloj individual.
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