La historia de la imprenta?
La utilización de las piedras
para sellar quizá sea la forma más antigua conocida de impresión. De uso
común en la antigüedad en Babilonia y otros muchos pueblos, como sustituto
de la firma y como símbolo religioso, los artefactos estaban formados por
sellos y tampones para imprimir sobre arcilla, o por piedras con dibujos
tallados o grabados en la superficie. La piedra, engastada a menudo en un
anillo, se coloreaba con pigmento o barro y se prensaba contra una
superficie elástica y dúctil a fin de conseguir su impresión.
La evolución de la imprenta
desde el método sencillo del tampón hasta el proceso de imprimir en prensa
parece que se produjo de forma independiente en diferentes épocas y en
distintos lugares del mundo. Los libros que se copiaban a mano con tinta
aplicada con pluma o pincel constituyen una característica notable de las
civilizaciones egipcia, griega y romana. Estos manuscritos también se
confeccionaban en los monasterios medievales y tenían gran valor. En la
antigua Roma, los editores de libros comerciales lanzaron ediciones de hasta
5.000 ejemplares de ciertos manuscritos coloreados, como los epigramas del
poeta romano Marcial. Las tareas de copia corrían a cargo de esclavos
ilustrados.
Impresión en Oriente
Ya en el siglo II d.C. los
chinos habían desarrollado e implantado con carácter general el arte de
imprimir textos. Igual que con muchos inventos, no era del todo novedoso, ya
que la impresión de dibujos e imágenes sobre tejidos le sacaba al menos un
siglo de ventaja en China a la impresión de palabras.
Dos factores importantes que
influyeron favorablemente en el desarrollo de la imprenta en China fueron la
invención del papel en 105 d.C. y la difusión de la religión budista en
China. Los materiales de escritura comunes del antiguo mundo occidental, el
papiro y el pergamino, no resultaban apropiados para imprimir. El papiro era
demasiado frágil como superficie de impresión y el pergamino, un tejido fino
extraído de la piel de animales recién desollados, resultaba un material
caro. El papel, por el contrario, es bastante resistente y económico. La
práctica budista de confeccionar copias de las oraciones y los textos
sagrados favorecieron los métodos mecánicos de reproducción.
Los primeros ejemplos
conocidos de impresión china, producidos antes de 200 d.C., se obtuvieron a
base de letras e imágenes talladas en relieve en bloques de madera. En 972
se imprimieron de esta forma los Tripitaka, los escritos sagrados budistas
que constan de más de 130.000 páginas. Un inventor chino de esta época pasó
de los bloques de madera al concepto de la impresión mediante tipos móviles,
es decir, caracteres sueltos dispuestos en fila, igual que en las técnicas
actuales. Sin embargo, dado que el idioma chino exige entre 2.000 y 40.000
caracteres diferentes, los antiguos chinos no consideraron útil dicha
técnica, y abandonaron el invento. Los tipos móviles, fundidos en moldes,
fueron inventados independientemente por los coreanos en el siglo XIV, pero
también los consideraron menos útiles que la impresión tradicional a base de
bloques.
Impresión en Occidente
La primera fundición de tipos
móviles de metal se realizó en Europa hacia mediados del siglo XV; se
imprimía sobre papel con una prensa. El invento no parece guardar relación
alguna con otros anteriores del Extremo Oriente: ambas técnicas se
diferencian mucho en cuanto a los detalles. Mientras que los impresores
orientales utilizaban tintas solubles en agua, los occidentales emplearon
desde un principio tintas diluidas en aceites. En Oriente, las impresiones
se conseguían sencillamente oprimiendo el papel con un trozo de madera
contra el bloque entintado. Los primeros impresores occidentales en el valle
del Rin utilizaban prensas mecánicas de madera cuyo diseño recordaba el de
las prensas de vino. Los impresores orientales que utilizaron tipos móviles
los mantenían unidos con barro o con varillas a través de los tipos.
Los impresores occidentales
desarrollaron una técnica de fundición de tipos de tal precisión que se
mantenían unidos por simple presión aplicada a los extremos del soporte de
la página. Con este sistema, cualquier letra que sobresaliera una fracción
de milímetro sobre las demás, podía hacer que las letras de su alrededor
quedaran sin imprimir. El desarrollo de un método que permitiera fundir
letras con dimensiones precisas constituye la contribución principal del
invento occidental.
Los fundamentos de la
imprenta ya habían sido utilizados por los artesanos textiles europeos para
estampar los tejidos, al menos un siglo antes de que se inventase la
impresión sobre papel. El arte de la fabricación de papel, que llegó a
Occidente durante el siglo XII, se extendió por toda Europa durante los
siglos XIII y XIV. Hacia mediados del siglo XV, ya existía papel en grandes
cantidades. Durante el renacimiento, el auge de una clase media próspera e
ilustrada aumentó la demanda de materiales escritos. La figura de Martín
Lutero y de la Reforma, así como las subsiguientes guerras religiosas,
dependían en gran medida de la prensa y del flujo continuo de impresos.
Johann Gutenberg, natural de
Maguncia (Alemania), está considerado tradicionalmente como el inventor de
la imprenta en Occidente. La fecha de dicho invento es el año 1450. Ciertos
historiadores holandeses y franceses han atribuido este invento a paisanos
suyos, aduciendo abundantes pruebas. Sin embargo, los libros del primer
impresor de Maguncia, y en concreto el ejemplar conocido como la Biblia de
Gutenberg, sobrepasa con mucho en belleza y maestría a todos los libros que
supuestamente le precedieron. El gran logro de Gutenberg contribuyó sin duda
de forma decisiva a la aceptación inmediata del libro impreso como sustituto
del libro manuscrito. Los libros impresos antes de 1501 se dice que
pertenecen a la era de los incunables.
En el periodo comprendido
entre 1450 y 1500 se imprimieron más de 6.000 obras diferentes. El número de
imprentas aumentó rápidamente durante esos años. En Italia, por ejemplo, la
primera imprenta se fundó en Venecia en 1469, y hacia 1500 la ciudad contaba
ya con 417 imprentas. En 1476 se imprimió un gramática griega con tipografía
totalmente griega en Milán y en Soncino se imprimió una biblia hebrea en
1488. En 1476 William Caxton llevó la imprenta a Inglaterra; en España,
Arnaldo de Brocar compuso la Biblia Políglota Complutense en seis tomos
entre 1514 y 1517 por iniciativa del Cardenal Cisneros; en 1539 Juan Pablos
fundó una imprenta en la Ciudad de México, introduciendo esta técnica en el
Nuevo Mundo. Stephen Day, un cerrajero de profesión, llegó a la Bahía de
Massachusetts en Nueva Inglaterra en 1628 y colaboró en la fundación de
Cambridge Press.
Los impresores del norte de
Europa fabricaban sobre todo libros religiosos, como biblias, salterios y
misales. Los impresores italianos, en cambio, componían sobre todo libros
profanos, por ejemplo, los autores clásicos griegos y romanos redescubiertos
recientemente, las historias de los escritores laicos italianos y las obras
científicas de los eruditos renacentistas. Una de las primeras aplicaciones
importantes de la imprenta fue la publicación de panfletos: en las luchas
religiosas y políticas de los siglos XVI y XVII, los panfletos circularon de
manera profusa. La producción de estos materiales ocupaba en gran medida a
los impresores de la época. Los panfletos tuvieron también una gran difusión
en las colonias españolas de América en la segunda mitad del siglo XVIII.
Prensas de imprimir
La máquina que se utiliza
para transferir la tinta desde la plancha de impresión a la página impresa
se denomina prensa. Las primeras prensas de imprimir, como las del siglo XVI
e incluso anteriores, eran de tornillo, pensadas para transmitir una cierta
presión al elemento impresor o molde, que se colocaba hacia arriba sobre una
superficie plana. El papel, por lo general humedecido, se presionaba contra
los tipos con ayuda de la superficie móvil o platina. Las partes superiores
de la imprenta frecuentemente iban sujetas al techo y una vez que el molde
se había entintado, la platina se iba atornillando hacia abajo contra el
mismo. La prensa iba equipada con raíles que permitían expulsar el molde,
volviendo a su posición original, de modo que no fuera necesario levantar
mucho la platina. Sin embargo, la operación resultaba lenta y trabajosa;
estas prensas sólo producían unas 250 impresiones a la hora, y sólo
imprimían una cara cada vez.
En el siglo XVII se añadieron
muelles a la prensa para ayudar a levantar rápidamente la platina. Hacia
1800 hicieron su aparición las prensas de hierro, y por aquellas mismas
fechas se sustituyeron los tornillos por palancas para hacer descender la
platina. Las palancas eran bastante complicadas; primero tenían que hacer
bajar la platina lo máximo posible, y al final tenían que conseguir el
contacto aplicando una presión considerable. Aunque las mejores prensas
manuales de la época sólo producían unas 300 impresiones a la hora, las
prensas de hierro permitían utilizar moldes mucho más grandes que los de
madera, por lo que de cada impresión se podía obtener un número mucho mayor
de páginas. La impresión de libros utilizaba cuatro, ocho, dieciséis y más
páginas por pliego.
Durante el siglo XIX, las
mejoras incluyeron el desarrollo de la prensa accionada por vapor; la prensa
de cilindro, que utiliza un rodillo giratorio para prensar el papel contra
una superficie plana; la rotativa, en la que tanto el papel como la plancha
curva de impresión van montados sobre rodillos y la prensa de doble
impresión, que imprime simultáneamente por ambas caras del papel. Los
periódicos diarios de gran tirada exigen utilizar varias de estas prensas
tirando al mismo tiempo el mismo producto. En 1863 el inventor
norteamericano William A. Bullock patentó la primera prensa de periódicos
alimentada por bobina, capaz de imprimir los periódicos en rollos en vez de
hojas sueltas. En 1871 el impresor Richard March Hoe perfeccionó la prensa
de papel continuo; su equipo producía 18.000 periódicos a la hora.
Ilustración de libros
Durante siglos, los
dibujantes trabajaban en libros ilustrados a mano; con la llegada de la
imprenta, los artistas grababan sus creaciones en madera o metal, lo cual
permitía a los impresores renacentistas reproducir en sus imprentas tanto
imágenes como textos. Entre los artistas famosos del renacimiento que
produjeron ilustraciones para libros se hallan el italiano Andrea Mantegna y
los alemanes Alberto Durero y Hans Holbein el Joven. La amplia reproducción
de sus trabajos influyó de manera notable el desarrollo del arte
renacentista.
Tipos, prensas de acero y
máquinas tipográficas
Hasta el siglo XIX se habían
ido creando algunas tipografías de gran belleza y se había perfeccionado el
oficio de la imprenta. Hacia 1800, sin embargo, los avances en el mundo de
la impresión hicieron hincapié en aumentar la velocidad. Charles, tercer
conde de Stanhope, introdujo la primera prensa de imprimir construida
totalmente de acero. En 1803, los hermanos Henry y Sealy Fourdrinier
instalaron en Londres su primera máquina de fabricar papel; producía una
bobina de papel continuo capaz de hacer frente a una demanda en constante
crecimiento. Más tarde, en 1814 Friedrich König inventó la prensa accionada
por vapor, revolucionando toda la industria de la impresión. En 1817, Fco.
Xavier Mina, liberal español que organizó una expedición para apoyar la
lucha de los patriotas mexicanos por su independencia, llevó a México la
primera imprenta de acero, en la que imprimió sus periódicos y proclamas. Se
considera la primera imprenta que hubo en el estado de Texas, entonces
territorio de Nueva España. En la actualidad se encuentra en el Museo del
Estado.
Las grandes ediciones que
publicaban aumentaron aún más en 1829 al aparecer los estereotipos, que
permiten fabricar duplicados de planchas de impresión ya compuestas. En 1886
los equipos de composición se perfeccionaron, permitiendo reducir
drásticamente el tiempo necesario para componer un libro en comparación con
las labores manuales. Por último, la fotografía ha venido a contribuir al
desarrollo de los modernos procesos de fotomecánica.
En la década de los cincuenta
aparecieron las primeras máquinas de fotocomposición, que producían imágenes
fotográficas de los tipos en vez de fundirlos en plomo. Estas imágenes se
fotografían con una cámara de artes gráficas a fin de producir unos
negativos en película que sirven para obtener las planchas litográficas. Los
avances en la tecnología de planchas en los años cincuenta y sesenta, junto
con la fotocomposición, pusieron fin a un reinado de 500 años de la
tipografía como principal proceso de impresión. La composición tipográfica
con tipos de fundición prácticamente ha desaparecido, pero el huecograbado
sigue utilizándose de forma habitual. La mayoría de las planchas en relieve
se fabrican en la actualidad por procesos fotomecánicos directos.
Los ordenadores o
computadoras que se utilizan hoy como máquinas de oficina pueden producir
imágenes listas para impresión, reduciendo el tiempo y los costes de los
principales procesos de imprenta. Las computadoras se utilizan de forma
habitual para crear dibujos, definir tipos, digitalizar y retocar imágenes y
fundir todos estos elementos en un único trozo de película o directamente
sobre la plancha de imprimir.
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