La historia del vidrio y espejos?
El
vidrio en la antigüedad
Los primeros objetos de vidrio que se fabricaron fueron cuentas de
collar o abalorios, pero las vasijas huecas no aparecieron hasta el 1500
a.C. Es probable que fueran artesanos asiáticos los que establecieron la
manufactura del vidrio en Egipto, de donde proceden las primeras vasijas
producidas durante el reinado de Tutmosis III (1504-1450 a.C.). La
fabricación del vidrio floreció en Egipto y Mesopotamia hasta el 1200
a.C. y posteriormente cesó casi por completo durante varios siglos.
Egipto produjo un vidrio claro, que contenía sílice pura; lo coloreaban
de azul y verde. Además de vasos hacían figurillas, amuletos y cuentas,
así como piezas vítreas para incrustaciones en muebles. En el siglo IX
a.C. Siria y Mesopotamia fueron centros productores de vidrio, y la
industria se difundió por toda la región del Mediterráneo. Durante la
época helenística Egipto se convirtió, gracias al vidrio manufacturado
en Alejandría, en el principal proveedor de objetos de vidrio de las
cortes reales. Sin embargo, fue en las costas fenicias donde se
desarrolló el importante descubrimiento del vidrio soplado en el siglo I
a.C. Durante la época romana la manufactura del vidrio se extendió por
el Imperio, desde Roma hasta Alemania.
Técnicas en la antigüedad.
Antes del descubrimiento del vidrio soplado se utilizaban diferentes
métodos para moldear y ornamentar los objetos de vidrio coloreado, tanto
translúcidos como opacos. Algunos recipientes eran tallados en bloques
macizos de cristal. Otros se realizaban fundiendo el vidrio con métodos
parecidos a los de la cerámica y la metalurgia, y utilizando moldes para
hacer incrustaciones, estatuillas y vasijas tales como jarras y cuencos.
Se elaboraban tiras de vidrio que luego se fundían juntas en un molde y
producían vidrio en listones. Se realizaban diseños de gran complejidad
mediante la técnica del mosaico, en la que se fundían los elementos en
secciones transversales que, una vez fundidos, podían cortarse en
láminas. Las superficies resultantes de esos cortes se fundían juntas en
un molde para producir vasijas o placas. Se hacían vasos con bandas de
oro que presentaban franjas irregulares de vidrios multicolores y con pan
de oro incrustado en una franja translúcida.
La mayor parte de las piezas anteriores a los romanos se realizaban con
la técnica de moldeado sobre un núcleo, que consistía en fijar a una
varilla de metal una mezcla de arcilla y estiércol con la forma que
deseaba darse al interior de la vasija. Ese núcleo se sumergía en pasta
vítrea o se envolvía con hilos de esa misma pasta, que se recalentaba y
pulía sobre una piedra plana para darle forma. La posibilidad de dirigir
el hilo de pasta vítrea en varias direcciones sobre el núcleo permitía
realizar filigranas decorativas con hilos de uno o varios colores. A
continuación se añadían las asas, la base y el cuello, y se enfriaba la
pieza. Por último se retiraba la varilla de metal y se extraía el
material que conformaba el núcleo. Esta técnica se usaba sólo para
hacer vasijas pequeñas, tales como tarros para cosméticos o frascos,
como puede apreciarse en los objetos egipcios típicos de las XVIII y XIX
dinastías. Los objetos realizados a partir del siglo VI a.C. con este
método de envolver un núcleo, tenían formas que se inspiraban en la
cerámica griega.
Vidrio romano.
El método del soplado de vidrio, más rápido y más barato, se
extendió desde Siria a Italia y a otras zonas del Imperio romano,
reemplazó poco a poco a las antiguas técnicas y trajo consigo nuevos
estilos. Mientras los primeros procesos de manufactura habían hecho
hincapié en el color y el diseño, con la introducción del soplado fue
la fragilidad y transparencia del material lo que adquirió importancia, y
hacia finales del siglo I d.C. el vidrio incoloro suplantó al vidrio
coloreado en la elaboración de los objetos más preciados. La técnica
del soplado hizo posible la producción a gran escala y cambió la
categoría del vidrio convirtiéndolo en un material de uso frecuente,
tanto para cristaleras como para vasos, copas y todo tipo de recipientes.
Es evidente que la estructura del Imperio fomentó el extraordinario
desarrollo de la industria del vidrio durante este periodo. La mayor parte
de las técnicas decorativas conocidas fueron inventadas por los artesanos
romanos. Los objetos de vidrio soplado se realizaban mediante moldes
parciales o totales, que permitían formas tan novedosas como los frascos
con forma de cabezas, que se producían en grandes cantidades. Una jarra
de delicado diseño (siglo I d.C.) que se encuentra en el Museo del Vidrio
de Corning (Nueva York) es un ejemplo perteneciente a un extraordinario
grupo de objetos de vidrio soplado realizados con molde que llevan el
nombre de sus fabricantes. Hay ejemplos de cristal romano con una
elaborada decoración de hilos de vidrio y tallado. Los temas decorativos,
pintados o sobreimpresos con pan de oro entre dos láminas de cristal
blanco, recreaban escenas religiosas o históricas. Los antiguos artesanos
vidrieros adaptaron las técnicas de corte, tallado o grabado en piedra al
vidrio logrando piezas de considerable belleza. La técnica del cristal de
camafeo consiste en unir dos estratos de vidrio de diferente color,
tallando después la capa externa para que queden al descubierto partes de
la capa interior y establecer una decoración en relieve que resalta por
el contraste cromático. El vaso de cristal de camafeo más famoso es el
jarrón Portland (siglo I d.C., Museo Británico, Londres), decorado con
las figuras mitológicas de Peleo y Tetis. Delicados efectos se lograron
en los diatreta, copas en las que se han extraído grandes porciones de la
capa externa dejando un entramado decorativo que parece estar apenas
sujeto a la capa interior que conforma el recipiente. La famosa copa de
Licurgo (siglo IV d.C., Museo Británico) constituye uno de los máximos
exponentes de esta técnica.
El vidrio en Occidente.
En Occidente la fabricación de vidrio para uso doméstico se redujo
mucho después de la caída del Imperio romano.
El vidrio en la
edad media.
Bajo la influencia de los francos, los vidrieros del norte de Europa y
Gran Bretaña continuaron produciendo objetos utilitarios, algunos con
formas nuevas y contundentes. La decoración se limitaba a los diseños
simples mediante moldes, filigranas y adornos de gotas de vidrio aplicados
a la superficie. Presentaban en general una coloración verdosa, resultado
de la composición del vidrio hecho con carbonato sódico de plantas
marinas traídas del Mediterráneo, como era costumbre desde la época de
los romanos. Sin embargo, a finales de la edad media ya no se conseguía
carbonato sódico, y los vidrieros del norte recurrieron a la ceniza de la
madera de sus propios hornos, que utilizaron como fundente para obtener un
vidrio de contenido potásico-cálcico. Dado que las industrias del vidrio
estaban situadas en zonas de bosque, de donde obtenían el combustible y
la ceniza, a este nuevo tipo de vidrio se le llamó Waldglas (del alemán,
'vidrio de bosque'). El vidrio común del tipo Waldglas continuó
fabricándose en Europa hasta la era moderna.
Sin embargo, el mecenazgo de la Iglesia habría de impulsar la
producción más importante en este material durante la edad media: los
mosaicos de vidrio en la Europa mediterránea y las vidrieras en la zona
del norte (véase Mosaico; Vidriera). Los mosaicos se hacían con cubitos
de vidrio, o teselas, incrustados en cemento. Las teselas, que se cortaban
de bloques sólidos de vidrio, podían ser muy elaboradas y presentar
incrustaciones en plomo dorado y plateado. Sobre la producción de
mosaicos de vidrio anterior al siglo XIV apenas existen datos.
Ya en documentos del siglo VI se hace referencia a la existencia de
vidrieras en las iglesias, aunque los primeros ejemplos conservados datan
del siglo XI. Las más apreciadas son las que se realizaron durante los
siglos XIII y XIV, principalmente en Francia e Inglaterra. Se cree que las
industrias del vidrio de Lorena y Normandía fueron las que produjeron la
mayor parte de las vidrieras de las catedrales medievales. El vidrio se
coloreaba o se laminaba con color y después se cortaba según las formas
que requiriera el diseño. Los detalles se pintaban sobre el cristal con
un esmalte pardusco. Las piezas se encajaban en varillas de plomo y se
colocaban en una estructura de hierro. El arte de la fabricación de
vidrieras decayó a finales del renacimiento pero volvió a recuperarse en
el siglo XIX.
Del renacimiento
al siglo XVIII.
Aunque el vidrio ya se fabricaba en Venecia desde el siglo X, el
cristal veneciano más antiguo que conocemos data del siglo XV.
Concentrada en la isla de Murano, la industria veneciana dominó el
mercado europeo hasta el año 1700. La contribución más importante de
los venecianos fue el desarrollo de un vidrio sódico duro y refinado de
gran ductilidad. Incoloro y de gran transparencia, el vidrio veneciano era
semejante al cristal de roca y era conocido como cristallo.
Las primeras piezas de cristallo tenían formas sencillas y estaban
decoradas con diseños esmaltados semejantes a joyas. También se hacían
en cristal coloreado y opaco. Hacia finales del siglo XVI las formas se
hicieron más ligeras y delicadas. Los sopladores de vidrio explotaron la
ductilidad del material para producir auténticas maravillas.
Desarrollaron un tipo de filigrana de vidrio que sería muy imitada y que
consistía en incorporar hebras de vidrio blanco opaco dentro de un
cristal transparente, trabajándolas con un complicado diseño que
producía el efecto de un encaje. Algunas vasijas estaban realizadas por
completo en vidrio blanco opaco soplado que más tarde se pintaba con
esmalte a la manera de la porcelana china. También en Murano fue donde
surgieron muchos estilos diferentes para lámparas de cristal, aunque fue
la factoría de Nevers, en Francia, la que adquirió mayor fama en la
fabricación de estas piezas durante el siglo XVII. Particularmente
adecuada para el vidrio sódico fue la práctica del grabado al diamante,
técnica predilecta de los artesanos holandeses durante el siglo XVII,
que, martilleando la punta de diamante, lograban elaborados diseños de
efecto punteado.
Todos los fabricantes de vidrio de Europa intentaron copiar las
técnicas, materiales y decoraciones de los venecianos. La información se
difundió a través de las propias piezas, del libro El arte del vidrio
(1612) de Antonio Neri y de los sopladores de vidrio venecianos. Aunque
existía una ley que prohibía a los artesanos vidrieros abandonar Venecia
y divulgar los secretos de su arte, muchos emigraron de Murano,
abandonaron Italia y abrieron talleres en otros países europeos. Cada
país desarrolló su propia façon de Venise adaptando el modelo veneciano
a las formas y decoraciones de preferencia propia. La influencia italiana
acabó desapareciendo en el siglo XVII al surgir nuevos métodos para la
fabricación de vidrio en Alemania e Inglaterra.
El vidrio potásico que se fabricaba en Alemania, más grueso y más
duro que el cristallo, era muy apropiado para la decoración grabada con
rueda giratoria. Caspar Lehmann fue uno de los responsables del gran
desarrollo del grabado a principios de la década de 1600 en la corte del
emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Rodolfo II en Praga. Los
talladores y grabadores de vidrio de Nuremberg y Potsdam se hicieron
famosos por sus hábiles diseños de estilo barroco, mientras que las
fábricas alemanas continuaron produciendo el tradicional vidrio esmaltado
y pintado en frío.
Otro descubrimiento que sirvió para disminuir la influencia veneciana
en Europa fue el del vidrio de protóxido de plomo, cuya fórmula inventó George Ravenscroft en Inglaterra. Más suave, brillante y duradero que el
frágil cristallo, el cristal de plomo inglés fue considerado el de mayor
calidad en el siglo XVIII. La cristalería inglesa de mesa dominó los
mercados europeos y coloniales y se convirtió en el modelo para los
productores europeos. Entre las innovaciones introducidas por los ingleses
a mediados del siglo XVIII están las copas con pies decorados con
burbujas de aire o espirales de esmalte opaco y los prestigiosos
candelabros de vidrio tallado. El cristal de plomo, el vidrio que mejor se
adaptaba al tallado, alcanzó su apogeo con las piezas neoclásicas del
periodo angloirlandés (1780-1830).
Cristal español.
La industria del vidrio tuvo en Cataluña su máximo esplendor en el
siglo XVI, cuando se produjeron piezas comparables a los mejores modelos
venecianos. Además de los objetos utilitarios, los vidrieros catalanes
hacían infinidad de pequeños objetos decorativos que vendían el primero
de enero de cada año en la feria del vidrio que se celebraba en el paseo
del Borne. La manufactura catalana más importante fue la de Mataró, y
las formas más típicas de vidrios eran el florero de cuerpo oval con dos
pequeñas asas, el confitero con forma de gran copa, los fruteros de pie y
la botella. La decadencia de la industria vítrea catalana y la pérdida
de su alta calidad se iniciaron a mediados del siglo XVII. En Andalucía
fue notable la producción, en la misma época, de la manufactura de Castril de la Peña. En Castilla fueron centros importantes, con
abundantes ejemplos de tipo intermedio entre los catalanes y andaluces, Recuenco, en la provincia de Cuenca, y en la de Toledo, San Martín de Valdeiglesias y, sobre todo, Cadalso de los Vidrios, que en 1645 contaba
con tres hornos que producían gran diversidad de objetos finísimos, de
bellos colores y de forma muy graciosa.
Hacia 1750, algunos decoradores holandeses se establecieron en el
Levante español e iniciaron la producción de vidrio. De producción por
entero valenciana son algunas composiciones escultóricas en pasta de
vidrio de tema religioso como Santa Eulalia y un ángel y La degollación
de un santo que se conservan en el Museo de Barcelona.
Siglos XIX y XX
El desarrollo del vidrio durante el siglo XIX se caracteriza por los
rápidos avances tecnológicos de esta industria y por el redescubrimiento
y adaptación de métodos antiguos.
Hasta 1850 las piezas se moldeaban y decoraban por prensado con
esquemas de complicados encajes que enturbiaban el cristal en el momento
en que éste entraba en contacto con el molde frío. A partir de la
década de 1840 se popularizaron en todo tipo de piezas los diseños más
sencillos, conocidos por vidrio prensado decorado. Al ser más cara la
producción de vidrio tallado que la del vidrio prensado, aquélla
decayó, pero hacia 1880 recobró parte de su antigua popularidad con la
aparición de un elaborado tallado 'brillante', resultado de un gran
virtuosismo técnico que explotaba las propiedades refractarias del vidrio
de calidad.
A finales del siglo XVIII se volvieron a utilizar algunas técnicas
romanas adaptadas al gusto neoclásico. En Europa se fabricó un tipo de
vidrio laminado con panes de oro que se llamó Zwischengoldglas. También
se intentó conseguir el efecto de camafeo con sulfuros incrustados, y los
artesanos vidrieros lograron recuperar la auténtica técnica de tallado y
grabado de cristal de camafeo, que alcanzó su apogeo en las piezas de
Thomas Webb & Sons (fundada en 1837), elaboradas en Stourbridge,
Inglaterra.
A partir de 1845 lograron gran popularidad los pisapapeles con
decoración millefiori (mil flores) semejante al vidrio de mosaico
antiguo, y a finales del siglo XIX el cristal de roca del renacimiento
sirvió de inspiración para una técnica de grabado y pulido.
Bohemia mantuvo la primacía en la decoración tallada a la rueda
gracias a artesanos como Dominik Biemann, y también practicó otras
técnicas, como la del cristal encajado, que copiaron las fábricas
europeas y estadounidenses. Los avances químicos facilitaron el
desarrollo de nuevos vidrios coloreados opacos semejantes a piedras
semipreciosas. Se decoraron piezas con aplicaciones de pintura y esmaltes
transparentes como analogía al renacimiento de las vidrieras góticas.
Inspirados por el resurgimiento de los métodos antiguos de trabajo del
vidrio y estimulados por los logros de la nueva tecnología química, los
artesanos vidrieros comenzaron a crear hacia 1880 nuevos estilos
artesanales que se denominaron vidrio artístico. Solían ser piezas
nuevas con fines decorativos, producto de la reacción contra los objetos
producidos en serie. Los estilos de moda entre 1890 y 1910 reflejaban la
influencia del movimiento Art Nouveau a nivel internacional, y sus
principales exponentes fueron Louis Comfort Tiffany en los Estados Unidos
y Émile Gallé y la empresa Daum Frères (fundada en 1889) en Francia.
Todos ellos producían cristales con formas naturalistas, líneas
sinuosas, colores exóticos y superficies de inusitados efectos, como el
cristal iridiscente favrile inventado por Tiffany.
Después de la I Guerra Mundial surgieron nuevos intereses en las
texturas y formas decorativas, como queda reflejado en los diseños de
René Lalique y Maurice Marinot. En la década de 1930 comenzaron a
adquirir prestigio los cristales de plomo incoloros y de exquisita
transparencia, por lo general con dibujos grabados, producidos por
fábricas escandinavas y estadounidenses.
Con la década de 1960 se inició una nueva época en la elaboración
del vidrio liderada por los estadounidenses Harvey Littleton y Dominick
Labino. Los artesanos empezaron a experimentar con el vidrio como medio
artístico en pequeños hornos instalados en sus estudios, y en la
actualidad se desarrollan técnicas decorativas y formas de escultura
innovadoras en talleres de artistas de todo el mundo.
El vidrio en los países no occidentales.
El vidrio no ha tenido una tradición tan fuerte en los países
islámicos y del Lejano Oriente como en Occidente. Las formas y técnicas
desarrolladas por estos países reflejaban sus propias culturas y, a su
vez, influyeron en las formas occidentales.
El vidrio en los países islámicos.
La historia del vidrio en los países islámicos entre los siglos VIII
y XIV se centra en el Oriente Próximo. La antigua tradición Sasánida de
tallado del vidrio fue continuada por los artesanos musulmanes que
realizaron vasijas en altorrelieve, muchas de ellas con motivos animales.
También fabricaron vidrio incoloro de gran calidad con diseños tallados
a la rueda. Las posibilidades decorativas se incrementaron con la
introducción de la técnica de esmaltado al fuego y con la del dorado, en
las que destacaron los artesanos vidrieros de Alepo y Damasco. De Egipto
proviene el descubrimiento de coloraciones vidriadas que creaban
brillantes efectos metálicos en castaño, amarillo y rojo tanto en
cerámica como en vidrio. Las lámparas de las mezquitas, los cuencos,
tazas y botellas se pintaban con motivos de ritmo geométrico propios del islam. Sus formas y decoraciones influyeron en la producción occidental
posterior, sobre todo en las de Venecia y España.
El vidrio en la India.
Aunque en la India ya se fabricaba vidrio en el siglo V a.C., no se
hizo de manera industrial hasta el periodo mogol y de forma muy especial
en el siglo XVII. Se fabricaron soportes de narguiles (pipas para fumar),
aspersores y fuentes, normalmente dorados o esmaltados con motivos
florales. En el siglo XVIII la Compañía de las Indias Orientales vendió
grandes cantidades de vidrio inglés en el mercado indio que más tarde
fue grabado a la rueda por artesanos locales.
El vidrio en el Lejano Oriente.
Entre los objetos procedentes de las excavaciones arqueológicas de la
dinastía Zhou (1122 a.C.-221 a.C) se han encontrado piezas de vidrio con
la forma característica de globo ocular o incrustaciones de cuentas de
cristal con forma de ojo. Los primeros objetos de vidrio, fundidos a
menudo a partir de panes de vidrio importados, eran pequeños y estaban
tallados del mismo modo que las gemas. La utilización del cristal para
simular piedras semipreciosas para su uso en joyería y más tarde para
frascos de opio, es una práctica recurrente en el vidrio chino. Se
conocen pocas vasijas de cristal anteriores a la construcción del palacio
imperial de Pekín en 1680. Con la influencia de los jesuitas en la corte
pequinesa se fabricaron vasijas de vidrio soplado al estilo occidental
europeo. Sin embargo, el cristal trabajado al modo chino dominó la
producción de los siglos XVIII y XIX con objetos de rico colorido con
decoración tallada y esmaltada. Los chinos dominaron el arte del cristal
de camafeo. Las vasijas chinas de vidrio se caracterizan por tener formas
simples inspiradas en la porcelana y por ser gruesas, multilaminadas y con
superficie con brillo de cera.
No existe ninguna evidencia de que en Japón se fabricara vidrio antes
del año 200 a.C. Se supone que algunas vasijas con forma de relicarios
budistas y algunas urnas cinerarias datan de los periodos Asuka y Nara
(552-784 d.C.), pero parece que la fabricación de vidrio se interrumpió
en el siglo XIII y hasta alrededor de 1750 no se volvió a emprender.
El amplio abanico de aplicaciones de este material ha hecho que se
desarrollara un gran número de tipos diferentes de vidrio.
Vidrio de ventanas.
El vidrio para las ventanas se utiliza desde el siglo I d.C. y al
principio se hacía por colado o soplado de cilindros huecos que luego se
cortaban y apisonaban formando una lámina. El proceso del vidrio de
corona es posterior y consistía en el soplado y moldeado de la masa
vítrea para convertirla en un globo aplastado o corona. Después se
apoyaba la parte plana sobre una base y se retiraba la caña de soplar. El
agujero que dejaba la caña se agrandaba al centrifugar la corona
recalentada sobre la base y se iba ampliando por la fuerza centrífuga
hasta acabar aplastándose y dando paso a una gran lámina circular. Luego
se retiraba la base, que dejaba una marca o diana. Hoy casi todos los
vidrios de ventana se hacen a máquina mediante el procedimiento de
estirado vertical de la masa vítrea procedente de un horno de fusión. En
el procedimiento Foucault la lámina de vidrio se estira a través de un
cilindro refractario encajado por debajo de la superficie de la cuba de
vidrio y después se pasa a una cámara de recocido vertical, para
finalmente emerger en un piso superior donde se corta en hojas.
Vidrio de luna.
El vidrio común de ventana no posee un grosor uniforme debido a su
proceso de fabricación y esas variaciones de grosor distorsionan la
visión de los objetos a través de las hojas de vidrio.
El método tradicional para solucionar tales defectos ha sido utilizar
vidrio de luna esmerilado y pulido. El vidrio de luna se produjo por
primera vez en San Gobain, Francia, en 1668, vertiendo vidrio fundido
sobre una mesa de hierro y alisándolo luego con un rodillo. Después de
una recocción se le daba el acabado final puliendo ambas caras. Hoy se
fabrican mediante un alisado continuo con un doble rodillo laminador
situado al final de un horno de cuba. Al salir de la galería de recocido
ambas caras se someten a un acabado continuo y simultáneo.
En la actualidad, el esmerilado y pulido han sido sustituidos por el
proceso de vidrio flotante, que es más económico. Mediante este proceso
se forman superficies planas en ambas caras haciendo flotar una lámina
continua de vidrio sobre una cuba con estaño fundido. La temperatura es
lo bastante alta como para eliminar las imperfecciones gracias al continuo
fluir del vidrio; y descendiendo gradualmente a medida que el vidrio
atraviesa la cuba de estaño, al final la lámina vítrea entra en una
larga galería de recocido.
Los vidrios laminados sin pulir, que suelen presentar superficies con
dibujos realizados por diseños grabados en los rodillos, se usan en la
construcción arquitectónica. En los vidrios de malla metálica se
introduce la malla en el vidrio fundido antes de que éste pase entre los
rodillos laminadores. Se usan para evitar que el vidrio se haga añicos al
romperse. El vidrio inastillable o de seguridad, que se utiliza en los
parabrisas de los coches, está compuesto de dos placas de vidrio
adheridas de forma hermética a un plástico intercalado entre ambas que
sirve para retener los fragmentos incluso en caso de rotura.
Historia de los
espejos.
En épocas remotas, los espejos eran chapas convexas de plata o de
cobre fundido con estaño. Pero muy pronto estos espejos de metal se
volvían oscuros y opacos por la acción del aire. Los primeros espejos de
vidrio fueron inventados en Murano (Italia)por dos artesanos conocidos con
los nombres de Dominico y Andrea. El invento se habría producido hacia el
año 1507. Fue tal el interés que despertaron los espejos, pese a su
precio elevado que, 57 años después, los fabricantes se constituyeron en
gremio. Durante muchos años los venecianos guardaron muy celosamente el
secreto de su fabricación : de acuerdo con la leyes vigentes de la ciudad
de las lagunas, que entonces era una república, se amenazaba y castigaba
con pena de muerte a todo ciudadano que revelara a un extranjero el
sistema de fabricación de los espejos.
En la actualidad, los espejos tienen aplicaciones que superan
ampliamente el marco estético. Ciencias como la astronomía no hubiesen
podido desarrollarse sin la utilización de los espejos, base estructural
de la mayoría de los telescopios. Estas y otras menos importantes
aplicaciones hacen del espejo un elemento imprescindible, sin el cual el
mundo de fin de siglo presentaría un aspecto verdaderamente diferente del
que hoy vemos.
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