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África
Etnología y Prehistoria
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El continente
africano no ofrece una unidad étnica ni cultural en nuestros
días ni tampoco durante la Prehistoria Los caracteres
geográficos de África siempre han permitido las más variadas
influencias étnicas y culturales, ya que ni sus ríos ni sus
montañas han constituido barerras infranqueables, sino más bien
han facilitado la penetración de los hombres y las culturas. El
hecho de que África esté unida a la masa continental asiática
sólo por el estrecho istmo de Suez, invadido en algunos periodos
pleistocénicos por las aguas del mar Rojo y las del Mediterráneo,
tampoco ha sido un obstáculo insalvable que impidiese la
intercomunicación, sino por el contrario ésta fue la vía que
siguieron las mayores influencias culturales observables en
ÁfricÁfrica
1. Restos homínidos en África Durante el Cuaternario
ninguno de los fenómenos climáticos que alcanzaron Europa y Asia
se registran en África; de ahí una cierta dificultad inicial
para establecer secuencias cronológicas con claridad, pues no es
segura la correlación de los periodos pluviales africanos con
las glaciaciones cuaternarias bien conocidas en EuropÁfrica Los
más sugestivos e importantes hallazgos de la Prehistoria de
África en los últimos tiempos han sido las series de homínidos
que hacen pensar en este continente como probable cuna de la
Humanidad.
Hasta ahora los más antiguos restos fósiles de homínidos
son los del Australopithecus africanus y los del Zinjanthropus
boisei. El hallazgo del Australopithecus africanus realizado por
Dart en 1924 y la elaboración por este investigador de la tesis
de que este homínido poseía industrias a las que denominó
osteodontoqueráticas, planteó el problema de la capacidad
humánida del mismo. Después de los hallazgos de los esposos
Leakey en 1959 en los niveles inferiores del pleistoceno en
Oldoway (Tanganica) de un tipo de australopithecus (Zinjanthropus
boisei) en asociación con industrias líticas arcaicas de
pebelstools, no se puede dudar que se trataba de un ser capaz de
crear culturÁfrica Otros hallazgos parecen confirmar la
capacidad fabril de algunas variedades de australopithecus.
El análisis al potasiumargón de los estratos donde fue
hallado el Zinjanthropus ha dado una cronología absoluta de
1.750.000 años. Otro hallazgo de sumo interés, por hallarse en
asociación con industrias líticas de tipo achelense antiguo y
que debemos situar cronológicamente en una etapa muy posterior,
ha sido el del Atlanthropus mauritanicus, encontrado por
Arambourg en Ternifine. Igual asociación ofrecen los hallazgos
de P. Biberson en Sidi Abderramán en Casablanca
2. Paleolítico. Las más antiguas industrias líticas
africanas son las de guijarros tallados (pebble culture), cuyos
elementos característicos lo constituyen azuelas de mano (handaxes),
cuchillos (choppers) y raederas (scrappers) y otros instrumentos
de tipología imprecisa (choppingtools). Muy pronto aparecen
industrias de hachas de mano de tipo abbevilliense. El
yacimiento de Oldoway en Tanganica constituye un punto de
singular interés para el estudio del Paleolítico africano. Los
niveles arqueológicos, que ocupan un centenar de metros de
espesor, han ofrecido numerosos restos fósiles humanos y
abundantes industrias líticas de guijarros tallados y hachas de
mano. Parece que en este mismo lugar y en la misma época han
existido homínidos y australopithecinos en estadios diferentes
de hominación y portando civilizaciones distintas.
Otros yacimientos de interés son los de Kalambo Falls y el
de Isimilia (Tanzania), que documentan culturas con industrias
de tipo achelense y donde ha sido posible reconstruir los
campamentos de estos primitivos cazadores. Las investigaciones
realizadas por H. Alimen y LeroiGourhan en la zona del Sahara
han establecido las secuencias culturales desde las industrias
de guijarros tallados a las achelenses, señalando su correlación
con algunos estratos de Oldoway y Ternifine. La investigación
del Paleolítico inferior en Marruecos muestra la sustitución
paulatina de las culturas de guijarros tallados por las
industrias del hacha de mano.
Las industrias del Paleolítico medio presentan en África
una sensible homogeneidad, pese a ofrecer particularidades
regionales que arrancan de la obtención de lascas a partir de
núcleos preparados; en África meridional y oriental se
desarrolla la cultura de Stillbay, durante el periodo pluvial
gambliense (equivalente al Würm europeo), precedido de
industrias análogas al micoquiense europeo. La cultura
stillbayense es paralela al levalloisiensemusteriense europeo y
tiene una larga pervivencia hasta el Neolítico, y un desarrollo
peculiar en las industrias aterienses y sebilienses del África
septentrional.
Durante el periodo pluvial gambliense tiene lugar un
proceso de diversificación cultural en el África
sudsaharianÁfrica La cultura de Fauresmith, que representa la
continuación de las tallas de tipo achelense, pero con tamaño
más reducido y la aparición de industrias de hojas de lasca
larga y bolas poliédricas, se extendió por las praderas y
estepas secas y las mesetas de África meridional y occidental,
usándose diversos materiales según el área geográfica. La
cultura de Songoan se extiende por las zonas selváticas,
encontrándose sus yacimientos en los lagos inferiores y cuencas
fluviales del África central; su foco parece ser la cuenca del
Zaire. Dicha cultura supone la adaptación de las industrias de
técnica achelense al habitat boscoso. Su utillaje, apto para
trabajar la madera, lo constituyen pesados picos, toscas hachas
de mano, núcleos de dorso elevado y circular con base aplanada y
raspadores en forma de funda de tetera y bolas aplanadas,
ofreciendo multitud de variantes regionales. Según los análisis
del radiocarbono en Kalambo Falls ofrece una cronología de
4340.000 años.
El Paleolítico superior, cuyas culturas se deben atribuir
al homo sapiens, presenta una serie de problemas todavía por
resolver; por otra parte la pervivencia de las industrias del
Paleolítico medio e incluso de las variedades de homo
neanderthalensis parecen evidentes. La cultura ateriense,
caracterizada por sus típicas puntas pedunculadas, se extiende
desde Egipto al Níger, región que ofrecía mejores condiciones
climáticas, dando lugar a especializaciones regionales.
Los análisis por radiocarbono parecen demostrar el
sincronismo de esta cultura africana con el musteriense tardío y
Paleolítico superior de Europa y Asia. Al ateriense sucederán en
el norte de África las industrias capsienses (v.) con hojas,
raspadores y buriles y que en una etapa más tardía evolucionarán
hacia formas microlíticas con los típicos triángulos, lúnulas y
trapecios destinados a ser enmangados, desarrollándose en el
área egipcia la cultura sebiliense de técnica levalloisiense,
que desembocará en su etapa final en industrias microlíticas
probablemente ya neolíticas. Gran número de yacimientos a lo
largo de las costas de Magrib demuestran la existencia de una
cultura denominada oraniense, representada por industrias de
hojas respaldadas desprendidas de núcleos pequeños aplanados y 'rectangulares;
esta industria se superpone a las musteriense y ateriense,
pudiendo remontarse estas tradiciones al pleistoceno tardío.
Esta cultura se extiende hasta Cirenaica, ofreciendo el análisis
del radiocarbono en este lugar una cronología de cÁfrica el
10000 África C. En Kenia y Tanganica paralelamente al desarrollo
de las industrias tardías de Stillbay aparece una cultura algo
anómala denominada acapsiense de Kenia», cuyas conexiones con el
capsiense norteafricano son dudosas, pero no improbables, aunque
quizá su origen haya de verse en la llegada de cazadores de
origen asiático llegados a través de Arabia Somali África
También se revisa la cronología, dado que las etapas finales son
evidentemente pleistocénicas y sería el verdadero capsiense,
utilizándose para las primeras etapas la primitiva designación
de auriñaciense de Kenia, donde encontramos puntas del tipo
Chátelperron y otros útiles de obsidiana negra procedente del
Rif.
Por medio del radiocarbono se ha podido establecer una
cierta cronología para las culturas de África oriental y
meridional, datándose el inicio del stillbayense (o
protostillbayense) caracterizado por el uso de instrumentos
cortantes no especializados y lascas triangulares cÁfrica el
3000025000. El hombre fósil de Rhodesia (Broken Hill) se asocia
con este primer periodo que parece representar una transición de
las industrias sangoenses al protostillbayense. El stillbayense,
con industrias bien acabadas de magníficas puntas de hojas,
algunas retocadas en sus superficies por presión, puede situarse
cÁfrica el 12000. La cultura magosiense, que se inicia al final
del gambliense derivada del stillbayense y que ocupa casi la
misma área de dispersión, se caracteriza por las puntas de
técnica levalloisiense y la profusión de hojas y microlitos;
dicha cultura perdura después del pluvial gambliense.
Paralelamente al desarrollo de la cultura stillbayense en la
zona del Zaire, Angola, parte de Rhodesia del Norte y d.
oriental se desarrolló la cultura lupembiense, caracterizada por
los útiles evolucionados de tradición sangoense, siendo típica
la punta lanceolada trabajada por ambas caras. El lupembiense
antiguo sería sincrónico del protostillbayense. Una variedad de
esta cultura sería el tshitolienmagosiense del Zaíre, extendida
a la región de Rhodesia del Norte y Uganda En África del Sur y
oriental perduran las industrias de Stillbay, siguiendo una
evolución y perfeccionamiento sin conexión con el área
euroasiáticÁfrica
A fines del periodo pluvial gambliense toda África está
ocupada por pueblos cazadoresrecolectores, cuyas industrias se
caracterizan por núcleos preparados y lascas retocadas por
presión y percusión, penetrando. las industrias microlíticas por
el Valle del Nilo, y disminuyendo su densidad hacia el sur y
sudeste del continente. Parece que los cazadores actuales (pigmeos
(v.) y bosquimanos) son un vestigio de esta época.
El Neolítico (v.), orientado hacia la agricultura,
alcanzará el África occidental hacia el tercer milenio antes de
nuestra era y el África central en el primer milenio, penetrando
más tarde hacia el sur.
3. Neolítico. El Neolítico con puntas de flecha y hachas
pulimentadas abunda en toda África occidental; son muy
frecuentes los molinos fijos, morteros y cerámicas, que
disminuyen hacia el sur. Existen pinturas rupestres en Guinea y
Malí, donde se ven hombres vestidos, caballos y camellos, que
deben ser relativamente recientes. Hacia la región del Congo
encontramos diversos útiles microlíticos, pero la cronología es
incierta y difícil de establecer dada la pervivencia actual de
formas de vida basadas en el Neolítico inicial. En África del
Sur se conocen culturas neolíticas con cerámicas del 5000
A C. (cultura de Smithf1eld con industrias de hojas, hachas
pulimentadas, molinos y bolas horadadas para usarlas como bastón
de cavar, junto con útiles de hueso y huevos de avestruz). Esta
cultura perviviría hasta el 2500 A C., en que se superpone la
cultura wiltoniense con industrias microlíticos y puntas de
flecha, pervivente hasta el 500 África C.
Parte de las pinturas rupestres atribuidas a los
bosquimanos (v. MOISdrnDAS) deben corresponder a esta etapa,
pero son obra de comunidades cazadoras que en parte subsisten en
nuestros días. Posteriores serán las culturas pastoriles
irradiadas desde el grupo C de Nubia y de las tierras de la
orilla occidental, hoy desiertos, en posesión de la gran
ganadería que ocuparán el área occidental del continente, que
parece unida a migraciones más recientes de pueblos de raza
négrida.
La zona sahariana, con mejores condiciones climáticas,
conocerá el desarrollo de formas de vida neolíticas en conexión
con el Próximo Oriente a través del Valle del Nilo, cultura
subneolítica de Jartum con industrias microlíticas y cerámica
decorada con líneas onduladas. Durante esta época existen en el
Sahara comunidades de cazadores, agricultores y pastores. A esta
etapa corresponderían la mayor parte de las pinturas rupestres
del Tassili y Ahaggar. La abundancia de puntas de flecha
halladas junto con útiles de piedra pulimentada muestran la
importancia económica de la caza; también existen útiles de
pesca. El desecamiento progresivo de esta zona empujó hacia el S
a las comunidades agrícolas, a las que pronto seguirán los
pastores nómadas. Es posible identificar algunos de estos grupos
pastoriles con los actuales peules o fulbes de la zona del Níger.
En el norte de África se desarrolló un Neolítico de
tradición capsiense en el área delimitada entre el Atlántico y
Libia. La metalurgia del hierro será introducida en el sur de
África hacia el primer milenio de nuestra era y este fenómeno
parece ir unido a nuevas emigraciones de pueblos negros, pero es
posible que sea más antigua en África occidental. No obstante,
la caza como base económica pervive hasta nuestros días en
numerosos grupos. En el Alto Nilo se formaron en fecha temprana
focos de difusión neolíticos, que recogerán las corrientes
procedentes de la alta cultura egipcia, proyectándolas
desigualmente hacia el interior del continente.
4. Razas africanas. Las fronteras lingüísticas, raciales y
culturales no coinciden en África, que se nos presenta
etnográficamente abigarrada y compleja, África junto a los
grupos raciales más antiguos, pigmeos (v.), que parecen ser los
descendientes de los más antiguos aportes humanos a África,
encontramos una serie de variedades raciales melanoafricanas
pertenecientes al tronco négrido, que ocupan el África
subsahariana, la propiamente llamada África negra. Pese a la
complejidad del panorama racial, podemos enumerar las siguientes
variedades raciales:
Las razas sudanesas, que ocupan las zonas de praderas y
sabanas comprendidas entre el Sahara y la selva ecuatorial. Son
de talla elevada (1,70 m.), cuerpo esbelto, nariz ancha, color
de la piel negro, dolicocefalia moderada y acusado prognatismo.
Las razas guineanas, que se extienden por todo el litoral
del golfo del mismo nombre hasta el Camerún; son de menor talla
(1,64 a 1,68 m.), piel menos oscura, de color castaño, acusando
menor prognatismo; en general son de aspecto más rechoncho que
los negros sudaneses.
Las razas congolesas, que ocupan el Gabón, Congo y Angola,
son de menor estatura (1,60 a 1,63 m.) y aspecto más rudo. La
piel es de color castaño con distintas tonalidades, y muestran
más abundante pilosidad; la cabeza tiende a la mesocefalia, la
cara corta y ancha, con pómulos acentuados; la boca es grande,
con labios abultados; presentan acusado prognatismo; tronco
rechoncho y miembros musculosos.
Las razas nilóticas, que se extienden en la zona de
praderas y pantanos de la confluencia del Nilo y el BahralGazal,
son de estatura elevada (1,78 a 1,82 m.), esbeltos, de piel muy
oscura; cabello crespo y dolicocefalia acusada; nariz ancha,
pero no aplastada, y rostro ortognato.
Las razas sudafricanas ocupan los territorios al S del
Congo entre Angola y el antiguo sudoeste africano alemán, al O y
el océano Indico al E. Estatura media, 1,67 a 1,69 m. Son
dolicocéfalos, con nariz larga y prognatismo moderado.
La raza etiápida, que ocupa la región oriental de África,
está considerada por algunos autores (Vallois, entre ellos) como
intermedia entre los troncos blanco y négrido. De estatura
ligeramente superior a la media (1,65 a 1,67 m.); piel oscura
que oscila del castaño rojizo al castaño negro; presentan
dolicocefalia moderada, cabello rizado o levemente ondulado; la
forma del rostro es oval y los labios son delgados y sin volver
hacia fuera; la nariz saliente, recta o convexa y la ausencia de
prognatismo son caracteres típicos del tronco blanco.
Los grupos pertenecientes al tronco blanco ocupan desde
muy antiguo algunas zonas del desierto del Sahara y África
mediterránea. Modernamente han de ser valorados los aportes
raciales hindúes, en especial en el este africano.
5. Áreas culturales. Etnográficamente y siguiendo a
Herskovits, podemos considerar a África dividida en las
siguientes áreas culturales: área Khoisánida, que por sus
especiales características habría que subdividirla en área
bosquimana y área hotentote; área ganadera africana oriental,
caracterizada por el papel preponderante de la ganadería en el
complejo cultural. En esta área deben incluirse asimismo los
pueblos ganaderos de Angola; área del Cuerno Oriental, cuya
frontera con el área anterior es difícil de trazar; área del
Congo, bien definida ecológicamente; área de la Costa de Guinea,
con culturas muy desarrolladas; área del Sudán oriental, área
del Sudán occidental, área desértica y área de Egipto. Queda
fuera el área norteafricana por su adscripción cultural al mundo
mediterráneo.
6. Cielos culturales. Se puede determinar la existencia de
los siguientes ciclos culturales: ciclo de cultura euroafricana
de cazadores de las estepas, cuyos elementos más característicos
son la utilización para la caza de las siguientes técnicas:
empleo de la jabalina, uso de disfraces, envenenamiento de aguas
para la pesca, colocación de flechas envenenadas en los nidos y
empleo de perros en la caceríÁfrica Entre otros elementos
materiales, poseen arcos, hondas y mazas. Su único vestido lo
constituyen delantales de cuero y estuches fálicos. El
patriarcalismo y la existencia de ritos de iniciación y magia
son los elementos característicos que encontramos entre los
bosquimanos del Kalahari, sandawes, kindigas y noorobos del
África oriental; entre los wata, dume, boni y algunos otros
grupos cazadores entre el Níger y el lago Chad.
Ciclo denominado por H. Baumann, cultura hamítica o
hamítico ganadero, originado en el Próximo Oriente; lo
encontramos en toda la zona de praderas del África oriental,
entre los pueblos nilóticos, masais, nandis, watusis, zulúes,
basutos, bechuanas e incluso algunos de sus elementos han pasado
por aculturación a los hotentotes (khoisánidas). Sus elementos
característicos pueden resumirse en los aspectos culturales
siguientes: papel preponderante de la ganadería de bueyes como
elemento de riqueza y prestigio social; sacrificio de las reses,
sólo en ceremonias de culto o fiestas señaladas; lavado con
orina de vaca de los recipientes usados para la leche;
prohibición de verter leche en recipientes de cerámica o hierro
y de mezclar la leche con agua; sacralidad de los bueyes en
conexión con el caudillaje; organización patriarcal de la
sociedad con clara delimitación de clases sociales. Entre los
elementos de la cultura material es digno de señalarse el uso de
indumentarias y utensilios de cuero y piel y el empleo de la
lanza arrojadiza.
Entre los pueblos pastores, que desarrollan ampliamente la
idea de estratificación social, citaremos a los tuaregs del
Sahara (emparentados racialmente con los beréberes) y a los tubu
o teda de raza négrida, de la región del Tibesti, islamizados y
sometidos a influencias de origen mediterráneo.
El sustrato cultural propio de los pueblos de raza negra
lo constituye la cultura antigua négrida patriarcal, cuyos
rasgos encontramos en el área del Sudán, por lo que también se
ha denominado cultura antigua sudanesa, señalando B. Ankermann,
L. Frobenius (v.) y H. Baumann los siguientes elementos
característicos: gran familia patriarcal bajo la jefatura del
más anciano, culto a los antepasados; practican la horticultura,
básicamente de mijo, para cuyo almacenamiento utilizan un
granero sobre postes; nudismo masculino y femenino o en todo
caso uso de estuche fálico o falda de hojas; perforación de las
orejas y de los labios; mutilaciones consistentes en la
eliminación de cuatro muelas de la mandíbula inferior; chozas de
planta cilíndrica y techo cónico; uso de camastros construidos
de emparrillados de troncos. Aparecen arcos de madera, escudos y
palos defensivos. El caudillaje, no hereditario, lo asume un
anciano que desempeña funciones religiosas como representante de
los antepasados (manismo) y poseedor de prácticas mágicas, en
especial el «hacedor de lluvia». Existe un cierto culto de
carácter telúrico, considerándose a la tierra fuente de toda
vida en conexión con la luna y los antepasados.
Sobre estos elementos culturales antiguos las influencias
de las altas culturas orientales a través de Napata y Meroe y la
aportación de elementos de origen mediterráneo a través del
Sahara determinan la existencia de la cultura neosudanesa,
caracterizada por la vida urbana y la formación de Estados
organizados, que han sido importantes focos de cultura. Así
Kordofán, Darfur, Wadai, Bagirmi, Kanem y Bornu, los Estados
Hausa y Mandingo del Sudán central, y los reinos de Benin,
Yoruba, Ashanti y Dahomey. Los elementos distintivos de estas
altas culturas los señaló Frobenius: rey sacerdote de carácter
sagrado, asistido por numerosos funcionarios, matrimonio del rey
con su hermana; homicidio ritual del monarca y momificación de
su cadáver; organización matriarcal de la familia del monarca;
desarrollo de la artesanía y de las artes, existencia del tejido
artístico, bordado, calado y teñido de las telas, tejidos de
algodón, orfebrería y fundición del bronce, etc.
Ciclo de cultura hileica o cultura de la selva virgen.
Baumann ha señalado las características de esta cultura propia
de las zonas boscosas ecuatoriales, considerando se trata de una
adaptación de la horticultura de raíz neolítica al ambiente poco
propicio de la selva virgen. La base económica se centra en la
roturación de la selvÁfricapor parte del varón, y plantación
subsiguiente de tubérculos (tarea femenina), posesión de
animales domésticos (cabras, gallinas y perros). La organización
social dominante es patriarcal, girando el pensamiento religioso
alrededor del totemismo y la magiÁfrica
La cultura matriarcal de los bantúes del centro, que
encontramos en esta área, posee muchos de los elementos típicos
de la cultura neosudanesa, por lo que hemos de suponer unas
influencias de origen común, cuya reconstrucción histórica no es
posible determinar con exactitud. Ciertos elementos agrícolas (ñames,
taros, colocasias y plátanos); uso de taparrabos de telas de
cortezas y faldas de hierbas; escarificaciones en la piel;
posesión de gallinas y cerdos; uso de máscaras, existencia de
sociedades secretas, la ponen en conexión con ciertas formas
culturales originadas en el Neolítico del sudeste asiático donde
encontramos sorprendentes paralelos. |
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