Individuos
bien dotados
Por
bien dotados entendemos aquí el conjunto de
individuos que por su inteligencia general o bien
por una determinada aptitud sobresalen entre los de
su edad de un modo notable. Frente a una compleja y
equívoca serie de adjetivos, el término bien dotados
permite hacer referencia a todas las situaciones y
no connota ninguna valoración semántica. Es ésta.una
cuestión de extraordinaria importancia en una
sociedad de masas, ya que el descuido de los
mejores, sobre ser una injusticia con ellos, es
también una seria pérdida social. La cuestión se
remonta a fines del s. XIX y principios del XX, es
decir, a los primeros pasos de la Psicología
experimental. Cuando los primeros tests (v.) revelan
la existencia de diferencias individuales, se
observa que, además de unos grupos situados por
debajo de la media aritmética o de los sujetos
considerados como normales, otros aparecen en
situación prácticamente simétrica por encima, de
modo que en grupos muy numerosos se refleja en una
curva de distribución normal o de Gauss. Se toma
conciencia de este hecho estadístico y pronto se
valora su gran significado: en ese o esos grupos se
encuentran los futuros directores de la sociedad,
los grandes intelectuales y los grandes artistas. Y
la genialidad o, si se prefiere, la excepcionalidad,
aparece como algo comparativo frente al total de
sujetos estudiados, pero es algo que se da
regularmente en todo grupo o muestra suficientemente
representativo. El trabajo de Terman (v. BIBL.), que
planificó un detenido análisis de 1,500 niños bien
dotados que serían observados durante 50 años en sus
realizaciones, vida e hijos, es una espléndida
muestra de previsión. En 1947, Terman redactó un
informe sobre este estudio, que fue un verdadero
acontecimiento en este terreno. Además de éste, los
mejores trabajos han sido los de Catherine Cox,
autora del II tomo de Genetic Studies of Genius de
Terman, y del más completo panorama sobre bien
dotados, los de la profesora Hollingworth, de Witty,
Hildreth y otros.
El problema de la denominación. Los términos
con que han venido conociéndose las situaciones de
superioridad intelectual, implican por sí solos toda
una valoración de esta cuestión, además de ceñirse
casi siempre a aspectos parciales. Tradicionalmente
se daba el nombre de genio a la persona que era
capaz de creaciones originales muy importantes en el
mundo de las artes o de las ciencias. Se aplicaba a
poquísimos seres humanos, cuya aparición resultaba
inexplicable. Este término, está claro, no responde
a la idea de que nos ocupamos, aunque por supuesto,
todos los genios son muy bien dotados Otras
expresiones aplicadas ya a mayor número de
individuos, como brillante o superior, no nos sirven
porque, sobre añadir cierta valoración despectiva
del resto, reflejan situaciones en las que acaso no
haya un bien dotados sino tan sólo una manifestación
externa. En los casos de bien dotados para ciertas
especialidades artísticas, deportivas, etc., se usan
expresiones igualmente poco adecuadas como
superclase, fuera de serie, etc., que aluden
únicamente a una distribución estadística. La
palabra anormal, que designaba cualquier situación
alejada de lo habitual, es hoy abiertamente
peyorativa, como sinónimo de torpeza o deficiencia
grave, y ni siquiera se usa, como antes casi en
exclusiva, para los subnormales. Por la razón
contraria también resulta equívoco hablar de sujetos
excepcionales refiriéndose a cuantos están fuera de
lo frecuente, porque es un término sublimado (muy
usado en los Estados Unidos, en ambos sentidos). En
España se ha hablado casi siempre de superdotados, o
sobredotados, como se dice en Argentina y otros
países de habla castellana. Esta denominación parece
aludir también a unas aptitudes de algún modo por
encima de las posibilidades del hombre, y está en la
línea nietzscheana del superhombre. De cualquier
modo es aún término muy usado, incluso por los que
aceptan también el de b.. d., para quienes en una
curva de Gauss, el 20 ó 25% de alumnos de
aprendizaje (v.) rápido, por encima de la media, con
un cociente intelectual de 110 a 125 ó 130, serían
bien dotados, reservando un 2% para los superdotados
y menos de un 1 % para lo que llaman genios. Como
vemos, la clasificación es meramente estadística y
caprichosa. Es más: hasta hace poco, los niños que
hoy son considerados como bien dotados o de
aprendizaje rápido, grupo, en realidad, opuesto al
de insuficientemente dotados o lentos, eran vistos
como normales, en un criterio, común a otros campos,
según el, cual lo bueno, es decir lo normal, estaba
en un polo y la imperfección era mayor conforme se
alejaba el sujeto de ese polo. Hoy se parte de una
base distinta: la normalidad que da la mayoría. Una
solución práctica, que sortea el sentido de
privilegio del superdotado, es la que se da en
varias zonas de Estados Unidos (Cleveland, Detroit)
que llaman a los grupos especiales «clases de
trabajo mayor». Lo cual sirve para la escuela mas no
para el individuo, por lo que adoptamos como término
genérico que conviene a cada situación particular e
individual el de bien dotados
Clases de superioridad. Aunque generalmente se
hace referencia a una superioridad intelectual,
consideramos bien dotados a todo sujeto con
manifiesta superioridad en algún factor físico,
sensorial y artístico, habilidades y disposiciones
especiales, cualidades sociales, etc., aunque en
este caso se habla de «bien dotados para... tal o
cual faceta». También se habla de buena disposición
en ese sentido. Lo más uni. versal del término bien
dotados es la inteligencia, aunque según Scheifele,
no se puede identificar al bien dotados sólo por lo
intelectual, sino también por las características
física, social y emocional. Para Thorndike, las
diferencias individuales pueden expresarse por lo
menos en tres maneras: de nivel, de amplitud y de
velocidad. En general se toma como prueba de
superioridad la capacidad creadora. Y en realidad no
hay lo que algunos llaman compensaciones, sino que
es frecuente encontrar correlación en varios tipos
de superioridad. C. Cox, tras revisar numerosos
estudios, concluye que los niños bien dotados
sobrepasan físicamente en mucho al término medio de
los niños de su comunidad. Cada vez se va
extendiendo más la idea de una distinción entre bien
dotados individualmente, bien dotados socialmente y
bien dotados en aptitudes específicas: música,
pintura, habilidad manual, etc. Una cuestión que no
debe confundirse con ésta es la de los llamados
niñosprodigio, en que con frecuencia se da una
precocidad mental, o aún más en determinadas
habilidades artísticas, que se han desarrollado por
un sobreaprendizaje y un condicionamiento ambiental
favorable. El bien dotados, al hacerse adulto, sigue
siendo un sujeto destacado; no así el que sólo era
precoz, que al pasar de adulto a una mediocridad o
normalidad, en contraste con las ilusiones y
esperanzas alimentadas, sufre una fuerte
frustración. Se han dado muchos de estos casos en el
mundo del cine: Shirley Temple, o Pablito Calvo.
Herencia o ambiente. Cada individuo, al nacer,
tiene impresas, por herencia, una serie de
posibilidades. Por el momento no es posible
modificarlas a favor. Es más: rara vez llegan a
potenciarse por completo. En el caso de los bien
dotados parece claro que esa circunstancia no es
fortuita. Estadísticamente se da mucho mayor número
de bien dotados entre los sujetos nacidos en
familias económicamente fuertes y con padres de
profesiones liberales, como demuestran los estudios
de Galton, Cattell y Terman. Pero ello deja las
cosas casi como estaban, ya que al parecer podemos
pensar que son muchachos bien dotados con un
ambiente favorable al desarrollo de sus dotes, cosa
que otros acaso no han tenido. Aunque psicólogos
racistas han pretendido atribuir a la raza blanca
mejores condiciones que a las restantes, los
estudios hasta hoy son parciales e incompletos,
invalidados por largas series de condicionamientos.
Lo mismo podríamos decir de la vieja y apasionada
polémica sobre si el hombre está mejor dotado que la
mujer: ésta ha estado secularmente tan condicionada,
que un estudio comparativo objetivo es absolutamente
inviable hoy por hoy.
Diagnóstico y clasificación. Tras lo expuesto,
se comprenderá que no siempre es fácil detectar la
existencia de una situación excepcional. Por una
parte, porque la «frontera» entre normalidad y
excepcionalidad no existe: no hay un salto
cualitativo, los bien dotados no son una raza
aparte. Tampoco los rasgos externos lo denotan, ni
siquiera el aprovechamiento en clase, aunque es
relativamente escaso el muchacho bien dotados que al
escolarizarse no lo manifiesta. Otra cosa es que el
educador sepa apreciarlo. Los tests mentales
presentan el grave inconveniente de que son casi
todos de tipo verbal, con lo que se requiere una
cultura previa, al menos de tipo instrumental. Según
Scheifele se necesita amplia información subjetiva y
objetiva, para identificar a un niño bien dotados
Este autor señala los siguientes datos: a) rasgos
personales y mentales; intereses; talentos
especiales; actitudes y valores; otras técnicas:
diarios, sociodrama, reacciones, etc.;
b) tests de inteligencia; tests de ejecución;
tests de aptitud; tests especiales: de talento
musical de Seashore; de aptitud artística, de Mayer;
de artes visuales, de Lewerenz; de destreza, de
Minnesota y Stenquist; inventarios de personalidad,
y escala Vineland de madurez social. Es curioso que,
aunque en todos los órdenes: profesorado, política,
negocios, etc., la sociedad busca, al menos en
teoría, a los «mejores», los métodos de selección
sean muy poco prospectivos: designación a dedo,
oposición memorística, preferencia por el curriculum
de estudios y publicaciones, es decir, por el éxito
obtenido más que por las aptitudes en sí. No
olvidemos que, según riguroso estudio de Terman y
Oden, la previsión para el futuro del bien dotados
no es algo definido: «el éxito en la vida está
principalmente determinado por factores tales como
la adaptación social, la estabilidad emocional y la
tendencia a la realización. Nadie puede decir hasta
qué punto estas cualidades, son el producto de
influencias ambientales y en qué extensión tienen
una base genética».
Actitudes ante el bien dotado: su educación.
Hay personas que, sencillamente, no se interesan por
esta realidad. Otras la niegan y combaten, como
debida a una situación ambiental, socioeconómica.
Otras, aun admitiendo el hecho, le dan poca
importancia frente a la deprimente y más numerosa
situación aparente de los infra o subdotados. Por
último, determinadas actitudes espirituales o
regímenes sociopolíticos sobrevaloran al bien
dotados desde un punto de vista económico, de
rendimiento social y también para la selección de
líderes. La actitud más ponderada es la de atender a
cada cual según sus necesidades, y no cabe duda que
las necesidades del bien dotados son distintas a las
del resto. La parábola de los talentos (Mt 25, 1430;
Lc 19, 1227) insiste en que cada cual debe potenciar
al máximo las dotes con que se encuentra. Hoy se
abre paso un nuevo concepto sobre las dotes
intelectuales superiores, que valora más la
potencialidad que las mediciones aisladas de las
aptitudes. Lo que preocupa, además, es el desarrollo
integral del hombre y no de un tipo de dotes. El
mayor problema sigue estando en convencer a la
opinión pública de la necesidad de atender a los
individuos bien dotados Como señala Arch. O. Heck,
la sociedad, aunque ha reconocido rápidamente a
quienes demuestran talentos especiales, ha tardado
en proporcionar a todos los niños la oportunidad de
desarrollarlos. La mayoría de autores está de
acuerdo en que un niño bien dotados trabajará por
debajo de sus posibilidades si se le coloca junto a
niños normales y especialmente a los lentos. Por lo
tanto, y aunque no se ignora su dificultad, se
orientan hacia la selección y educación especial de
este tipo de personas. Es tema que ha preocupado
siempre a políticos y pedagogos, aunque demasiado
mezclado con el del artificial cuidado de la
«educación de príncipes» o de los hombres
predestinados por sus padres a determinadas misiones
para las que se les prepara en condiciones
ventajosísimas. Claro está que, hoy por hoy, en la
mayoría de los países la oportunidad de continuar
estudios superiores y aun medios sólo es de los
sujetos bien dotados o, a lo sumo, de los
pertenecientes a un nivel económico alto, por lo
que, de algún modo, la selección queda hecha
automáticamente. Las soluciones propuestas para la
mejor preparación de los bien dotados con arreglo a
sus dotes superiores se plantean en dos campos. los
que proponen separar a estos sujetos de los
restantes y darles un trato especial de grupo, y los
que, en desacuerdo con esa separación, buscan otras
soluciones. Es indudable que la segregación facilita
el aprendizaje rápido; pero es antinatural y aun
antisocial para algunos, mientras no haya un mínimo
decoroso para todos. Las objeciones a estas clases
especiales son, según Heck, la vanidad que fomentan,
el ser antidemocráticas y crear una aristocracia
intelectual, el obligar a un trabajo excesivo a los
bien dotados, la inadecuación de los métodos
selectivos y el costo prohibitivo de estas
instituciones. Frente a esto, las ventajas más
destacables son: el niño bien dotados trabaja entre
iguales y se estimula, la instrucción se adapta a
sus necesidades, no hay saltos en los estudios,
previene la inadaptación social, permite el uso de
métodos adaptados a la capacidad individual. Una
solución intermedia es, para algunos, la de un ritmo
más rápido, o la de suplementos adicionales o de
enriquecimiento, para los bien dotados Pero una
promoción acelerada les desencaja socialmente, al
igual que los grupos privilegiados, ya que la
sociedad que les espera no es así. La cuestión no
está del todo decidida, ya que el grupo homogéneo
disminuye la sensación de superioridad, la rivalidad
en desigualdad de condiciones. Es importantísimo, en
estos casos, que nadie le recuerde que está en un
«pelotón de los listos». Por lo demás, contra lo que
se cree, el bien dotados no está destinado al
desajuste, siempre y cuando se le pueda orientar a
conseguir una estabilidad emocional y un desarrollo
social adecuado. El problema debe resolverse con una
educación personalizada y que desarrolle la
creatividad. Los modernos métodos de la nueva
educación, p. ej., el Plan Dalton, y las nuevas
técnicas: enseñanza programada, máquinas de enseñar,
etc., facilitan ese aprendizaje individualizado, en
el que se respeta el ritmo e intereses de cada
alumno. Lo importante es facilitar medios de
trabajo, gratuidad en el estudio y ayuda económica
en concepto de salario. En este sentido, la
legislación española contemporánea se preocupa por
que ningún talento se malogre por falta de medios
materiales (Fuero de los Españoles). En 1944 se
promulgó la Ley de Protección Escolar, desarrollada
por disposiciones complementarias y, especialmente,
por la Ley de 1960 que creó el Fondo Nacional para
el Fomento del Principio de Igualdad de
Oportunidades. En 1969 se han recogido por primera
vez datos sobre los niños con mejores resultados en
las pruebas de promoción.
Pero la «igualdad de oportunidades» es uno de
los mayores mitos de nuestra sociedad por cuanto la
desigualdad, a menudo insalvable, comienza ya antes
de la cuna. No es justo valorar y decidir sobre la
educación de una persona por su situación escolar a
los 10, 14 ó 16 años, puesto que ya en esos momentos
han incidido demasiados factores ambientales,
socioculturales, en su configuración. La igualdad
para la cultura no existe hoy: el prof. Perea
Morales ha denunciado la inadecuación entre ese
enunciado y la realidad: «El hecho de nacer en una
determinada familia, en una determinada región, y en
un determinado lugar, condiciona casi totalmente el
futuro del individuo». En parecido sentido escriben
P. Bordieu y J. C. Passeron en Les Héritiers, que
abordan de frente la cuestión de los problemas del
nacimiento en un ambiente cultural intelectualizado
o refinado, y la falta de ética de una Escuela que
evalúa en contra de la formación que ella misma da,
es decir, que califica lo que ya se lleva y no el
rendimiento objetivo. Y es que, realmente, el
cociente intelectual es una entelequia. Refleja algo
confuso, inseparable prácticamente del nivel de
instrucción y del ambiente, escolaridad, salud,
personalidad y todo el curriculum personal.
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