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Ecosistemas
El
medio ambiente depende de todos
- Nuestro
planeta está conformado por una serie de ecosistemas interrelacionados
y dependientes unos de otros. Cuando algo cambia en uno de ellos,
todo el resto es afectado. Por eso es primordial respetar y contribuir
con el cuidado de nuestro medio ambiente.
Sin considerar su tamaño o aspecto, cada especie es importante,
así como también es vital que los ambientes donde
se desarrollan aire, agua y tierra estén libres
de elementos nocivos para la vida.
Como
ya sabemos alrededor de 71 por ciento
de la superficie de la Tierra está cubierta de agua. El resto
corresponde a los continentes e islas.
Respecto
a las características de la superficie terrestre, podemos
decir que: alrededor de treinta por ciento de ella corresponde a
zonas áridas o semiáridas; once por ciento se encuentra
permanentemente bajo el hielo; un diez por ciento es tundra
(terreno plano, pantanoso, cubierto de musgos y líquenes,
sin árboles y muy fría); solo once por ciento, alrededor
de 1500 millones de hectáreas, no presenta graves obstáculos
para el cultivo, aunque prácticamente todo está explotado;
en la mayor parte de la superficie restante, el suelo es demasiado
delgado, demasiado pobre o demasiado húmedo para ser de alguna
utilidad para el hombre.
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El
suelo del Parque Nacional Bosque Fray Jorge, ubicado en la IV
Región, está cubierto de abundantes helechos.
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En
cada uno de estos paisajes vive una serie de organismos. Cada especie,
ya sea vegetal (flora), animal (fauna), hongo (hongos), bacterias
(moneras), virus, etc., está agrupada en una población,
la que convive e interactúa con otras poblaciones, integrando
una comunidad. Así, por ejemplo, una planta se alimenta
gracias a la luz solar, por medio de un proceso llamado fotosíntesis
que le permite transformar en almidón los nutrientes y el
agua que absorbe de la tierra a través de sus raíces;
un conejo se alimenta de esa planta y a su vez es comido por un
zorro; cuando este muere, es alimento de las aves carroñeras.
El resto será consumido por los descomponedores (bacterias
y otros organismos microscópicos), que devuelven los elementos
básicos a la tierra, alimentando a una nueva planta.
El
estudio de esta serie de interrelaciones, que por cierto son mucho
más complejas que en el ejemplo, es motivo de estudio de
la ecología. Esta ciencia surgió alrededor
de 1870, cuando el biólogo y naturalista alemán Ernst
Haeckel utilizó el término Ecología
para referirse al estudio de las relaciones entre los organismos
y su entorno.
Haeckel
concluyó que los seres vivos forman una unidad junto a
su entorno, ya que para entender sus funciones y características
es preciso conocer su modo de vida, entender cómo se adaptan
a lo que los rodea, cómo se organizan con los organismos
de su misma especie y las interrelaciones con poblaciones de otras
especies.
Entonces,
la ecología es la ciencia
encargada del estudio de los organismos en su medio ambiente y el
conjunto de relaciones mutuas que establecen. El
término viene de las palabras griegas oikos, que significa
casa, y logos, que quiere decir estudio. Por lo tanto, etimológicamente
se refiere al estudio del lugar donde viven los organismos.
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Paisaje
desértico
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Bosque
de coihue, con su característico follaje en capas.
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Pese
a que se hacen esfuerzos para salvar a los animales enfermos
o heridos. La incidencia de este cuidado con relación
al total de afectados es mínima. |
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Los
ríos que cruzan las ciudades llevan las aguas servidas
hasta el mar. |
El
medio ambiente depende de todos
Nuestro
planeta se enfrenta a peligros que afectan al medio ambiente y al
ajuste ecológico.
Los
problemas son básicamente los siguientes:
la contaminación de los océanos, lagos, ríos,
aire, alimentos y suelos. La contaminación puede ser acústica,
química y radiactiva.
la desertificación, por la degradación de suelos,
erosión, sobrepastoreo, deforestación, sobreexplotación
de la tierra, salinización, escasez de agua.
la eliminación de especies de fauna y flora, producto
de la caza o corta indiscriminada, caza ilegal de especies protegidas,
destrucción de hábitat, competencia con especies introducidas,
etc.
la destrucción del bosque nativo, por incendios, sobreexplotación,
propagación de especies foráneas, como el pino insigne
o el eucaliptus. También se debe a la introducción
involuntaria de especies que constituyen plagas, construcción
de represas, caminos y otras obras, crecimiento urbano, contaminación.
la sobreexplotación de flora y fauna marina, como
las algas, moluscos, peces, crustáceos u otros.
la explosión urbana, que provoca hacinamiento, pérdida
de tierras fértiles, congestión vehicular, contaminación
atmosférica, acústica y de aguas, acumulación
de desechos sólidos.
Además,
tenemos diversos problemas globales, como son: el recalentamiento
de la Tierra, más conocido como efecto invernadero,
que lentamente está provocando el derretimiento de los hielos
polares; el adelgazamiento y agujero de la capa de ozono,
que afecta especialmente a los países más australes
del hemisferio sur, como Chile, permitiendo el paso de los rayos
solares ultravioletas, que debido a su intensidad dañan nuestra
piel y vista, y que en casos de alta exposición pueden producir
cáncer a la piel y ceguera; y la lluvia ácida,
que se produce por la disolución de algunos gases (NO2, SO3,
etc.) en el agua, formando ácidos que dañan la vegetación,
las viviendas y la infraestructura, entre otros.
En
este primer número del ciclo hablaremos sobre la ecología
de los océanos, las características del ecosistema
marino y las perturbaciones y daños que ha provocado la intervención
humana.
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Biocenosis:
es la parte viviente del ecosistema, compuesta por todas las
poblaciones de seres vivos que habitan en ella.
Biodiversidad:
se refiere a la variedad de organismos en sus niveles poblacionales,
individuales y genéticos que habitan un determinado
lugar.
Biosfera: todos
los lugares de la Tierra en que existe vida. En otros términos,
es la delgada capa o cáscara exterior que incluye los
océanos y la atmósfera en que existe vida.
Biotopo:
es la parte no viviente del ecosistema, y comprende el clima,
suelo y agua.
Comunidad: es el conjunto
de las poblaciones de animales y plantas que habitan un determinado
lugar.
Ecosistema: es la unidad que integran la biocenosis
(comunidad) y el biotopo (entorno) que ocupa. En otras palabras,
es una comunidad de seres vivos y el espacio físico
donde vive y se relaciona.
Hábitat:
es el lugar donde vive una especie en un ecosistema.
Medio ambiente o ambiente natural:
es
todo lo que rodea a un ser vivo. Incluye el espacio donde
habita, la energía que utiliza, el clima, los minerales,
otros seres vivos; en fin, todos los factores involucrados
en sus actividades vitales.
Nicho ecológico:
es la posición que ocupa una especie dentro de su comunidad
y ecosistema.
Población:
son todos los organismos pertenecientes a una misma especie.
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Considerando
la distancia respecto a la costa, se distingue entre la
zona nerítica y la pelágica: |
Zona
nerítica o litoral
Zona
pelágica o de al mar |
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El
ecosistema marino
Más
del 97 por ciento del agua del planeta -que en total cubre el 71 por ciento
de la superficie terrestre- corresponde a las aguas saladas de océanos
y mares, por lo que estamos hablando del ecosistema más grande
de la Tierra.
El biotopo marino o, en otras palabras, el ambiente o entorno en el cual
se desenvuelven las especies marinas, recibe distintas denominaciones
de acuerdo a la profundidad y la distancia que esté de la costa.
Con relación
a la profundidad, el océano se divide en la zona fótica,
que es aquella que permanece iluminada por el sol y que llega a alrededor
de los doscientos metros de profundidad, y la zona afótica,
que es oscura, porque no recibe los rayos solares. Se inicia en los doscientos
metros de profundidad.
En
la zona afótica hay una nueva división: la zona batial,
que llega a alrededor de los dos mil metros de profundidad y que está
influida por los movimientos ascendentes y descendentes de las masas de
agua; y la zona abisal, zona más profunda que sigue a la
batial, en la que las aguas permanecen tranquilas.
Considerando
la distancia respecto a la costa, se distingue entre la zona nerítica
y la pelágica.
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La
anémona es un animal que tiene forma de flor y que no
puede movilizarse. |
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La
simbiosis de limpieza es un ejemplo de beneficio mutuo. Aquí,
un pez cirujano deja que un pez limpiador lo libere de parásitos.
Mientras este se libera de sus parásitos, el limpiador
obtiene una rica oferta alimenticia. |
PARA
INVESTIGAR |
¿A
qué llamamos mariscos? |
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Zona
nerítica o litoral
Comprende
toda el agua que está sobre la plataforma continental y se
subdivide en:
Supralitoral:
está
situada por encima de las altas mareas; no es bañada por
el agua de mar.
En
Puerto Rico por ser isla habitan esta zona plantas adaptadas al agua salada
y aves marinas, que son aquellas que desarrollan gran parte
de sus actividades en el mar (gaviotas, gaviotines, pelícanos,
alcatraces entre otros).
Mesolitoral:
es aquella que se encuentra entre las líneas de marea más
alta y la más baja. En esta zona se produce un ecotono,
es decir, que limitan dos ecosistemas, el terrestre y el marino,
por lo que hay una gran biodiversidad.
En
nuestro país la zona mesoliteral está ocupada principalmente
por diversas especies de algas, como el cochayuyo, luche,
huiro, chascones y el alga calcárea rosada; moluscos,
como los caracoles (grupo en el que se incluyen la lapa, el loco
y diversas especies de caracolillos), los bivalvos (como los choritos,
almejas, machas, culengues, choros zapatos, cholga, choro, ostiones
y ostras, entre otros), y otros moluscos (como los apretadores o
chitones, de un grueso caparazón compuesto de varias placas,
que se alimenta de algas, y los pulpos).
También
se pueden observar actinias o potitos de mar, que despliegan
sus coloridos tentáculos para atraer a incautas presas; poliquetos,
que son un grupo de gusanos marinos; numerosos crustáceos,
como las jaibas, camarones, gambas, langostas, pulgas de arena o
limanches, picorocos, centollas, cangrejos y langostinos; los equinodermos,
que son grandes depredadores de moluscos, como las estrellas y soles
de mar, o tranquilos herbívoros como los erizos, pepinos
de mar, ofiuros y lirios de mar; y los cordados, entre los
que están el piure y algunos peces como el pejesapo, el chancharrfo
y el bagre.
Diversas especies de aves y mamíferos se alimentan en esta
zona, aprovechando la riqueza de los recursos de flora y fauna existentes.
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Langosta
del archipiélago de Juan Fernández
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Sublitoral o infralitoral: esta
zona está más allá del límite de la
marea más baja y continúa hasta el término
de la plataforma continental.
En
esta parte de las costas encontramos fauna del fondo del
mar, o bentos, y organismos acuáticos que nadan libremente,
o necton, y en la superficie el plancton, que sustenta
en gran medida el ecosistema marino.
Entre
las especies bentónicas están las esponjas, corales,
vermes o gusanos marinos (planarias, nemertinos, nematodos y poliquetos),
algunos moluscos como el loco, equinodermos como el erizo rojo y
también holoturias o pepinos de mar.
Entre
los vertebrados de esta zona encontramos peces, que en el litoral
chileno superan las mil especies, como los congrios dorado, colorado
y negro, distintas especies de merluzas, jurel, sardina, anchoveta,
sierra, cojinovas del norte, sur y moteada, corvina, albacora y
tollo; aves marinas que suelen seguir a los barcos pesqueros, como
los petreles, albatros, golondrinas de mar y fardelas; reptiles,
cinco especies de tortugas de mar que suelen llegar de vez en cuando
a este litoral, y la curiosa y muy venenosa víbora de
mar de origen tropical, que en Chile solo se encuentra en las costas
de la Isla de Pascua; y mamíferos, como nutrias, lobos de
mar, focas, cetáceos con dientes u odontocetos (delfines,
toninas, calderones y cachalotes) y con barbas o misticetos (ballenas
y rorcuales).
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El
pez payaso vive dentro de las anémonas de mar. Ambos
tienen una relación simbiótica, ya que se protegen
mutuamente. |
Zona
pelágica, oceánica o de alta mar
Va
desde donde termina la plataforma continental y comienza el talud
continental hacia el interior. De acuerdo a la profundidad se divide
en cuatro subzonas:
Fótica o epipelágica: desde la superficie
hasta cerca de los cien metros de profundidad. Es donde se concentra
la mayor parte de la vida marina.
Mesopelágica:
va desde los cien metros hasta los mil. En esta zona la luz escasea
hasta llegar a la oscuridad. La presión es de cien atmósferas
en la parte más profunda. Es habitada por grandes calamares,
perseguidos y comidos por los cachalotes que bajan desde la superficie,
y peces de profundidad, dotados de órganos bioluminiscentes
(brillan produciendo luz) y grandes bocas con dientes afilados.
Batipelágica: se
encuentra entre los mil y los cuatro mil metros. La oscuridad es
total y la vida es escasa y poco conocida. Hay muy poco oxígeno
disuelto y la temperatura es baja y constante.
Abisopelágica:
bajo los cuatro mil metros hasta el fondo de las fosas oceánicas.
La ausencia de oxígeno es mayor. En esta zona solo pueden
sobrevivir animales de metabolismo lento, como las holoturias y
ciertas bacterias descomponedoras que no necesitan oxígeno
para sobrevivir.
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Biomas
La
interacción de diversos factores físicos, como el
clima, la estructura de la corteza terrestre, los tipos de suelo,
los recursos hídricos, la latitud, altitud, exposición
al Sol, salinidad y muchos otros, determinan la clase de vida que
se da en los diferentes lugares.
Los biomas son las regiones ecológicas definidas en términos
de la vida animal y vegetal (fauna y flora) que albergan. Se identifican
fundamentalmente por el tipo de vegetación que prevalece,
dependiendo de la zona climática en la que se encuentre.
Los
principales biomas terrestres son:
Tundra:
comprende
las áreas del globo situadas a latitudes mayores a los 70°
norte y sur. Son zonas muy frías donde dominan los musgos
y líquenes, acompañados de escasos arbustos y pastos.
Bosque de coníferas o taiga:
ocupa las áreas desde aproximadamente los 60° de latitud
hasta donde empieza la tundra. Principalmente está constituido
por bosques de coníferas.
Estepa:
se
sitúa en zonas de latitud similar a la taiga pero de clima
más extremo, con veranos calurosos e inviernos fríos.
Tiene escasa vegetación, constituida básicamente por
plantas herbáceas.
Bosque caducifólio:
constituido por árboles que pierden sus hojas en otoño.
Conforman una espesa cubierta vegetal que dificulta el desarrollo
del sotobosque o arbustos.
Sabana: ocupa
zonas intertropicales. La vegetación muestra abundantes praderas
con árboles, arbustos y pequeños bosquecillos aislados.
Bosque mediterráneo:
es propio de áreas con inviernos benignos y veranos calurosos.
Tiene hierbas, arbustos y árboles.
Selva ecuatorial:
corresponde a zonas de climas muy lluvioso y cálido. Los
árboles están muy juntos y forman sucesivos estratos.
En su interior crecen numerosas plantas trepadoras y epifitas.
Desiertos:
se caracterizan por la escasez de lluvias. El suelo está
desprovisto de plantas y si las hay están muy dispersas.
Bentos,
necton y plancton
Bentos:
son las numerosas especies de plantas y animales que viven
en el fondo marino, ya sea desplazándose por este, adheridas
a un sustrato o inmersas en las arenas o lodos del fondo marino.
Entre estas especies están la mayoría de las algas,
los moluscos, muchos vermes (gusanos marinos), crustáceos
(picorocos, jaibas y camarones), equinodermos (erizos, estrellas
de mar, holoturias) y celenterados (medusas), entre muchos otros.
Necton:
son todos aquellos organismos capaces de nadar y desplazarse por
sus propios medios, como los peces, calamares (moluscos cefalópodos
de grandes dimensiones) y los cetáceos (enormes mamíferos
marinos que respiran por una abertura dorsal llamada espiráculo).
Plancton:
grupo heterogéneo de seres que incluye gran variedad de organismos
y larvas que van a la deriva por la superficie de las aguas, debido
a que no pueden desplazarse contra la corriente. Su movimiento depende
de las corrientes marinas, las mareas y el oleaje.
El
plancton vegetal o fitoplancton es el encargado de producir la mayor
parte del oxígeno de la atmósfera.
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Los
corales son los arquitectos del océano. Una colonia
como esta puede crecer en promedio diez centímetros
anualmente.
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Profundidades
frías y cálidas
El
océano Ártico es uno de los más ricos en peces.
Sus aguas no son tan heladas como se pudiera pensar, ya que pese a que
sobre la superficie las temperaturas pueden superar los cuarenta grados
Celsius bajo cero, en el agua el promedio es cero grado, lo que evita
su congelamiento.
En
primavera miles de mamíferos marinos (ballenas, focas y morsas)
cruzan el estrecho de Bering -ubicado entre Alaska y el extremo oriental
de Asia- para pasar el verano en las ricas aguas del Polo Norte. Mientras
tanto, millones de aves marinas vuelan para nidificar en los deltas de
los ríos Yukón y Kuskokwim, en Alaska.
La
Antártida es cincuenta por ciento más grande que
Estados Unidos y ocupa diez por ciento de la superficie terrestre del
planeta. Está cubierta de hielo, de un grosor de hasta tres kilómetros,
que contiene setenta por ciento de los recursos de agua dulce del planeta.
Tiene el récor de la temperatura más baja del mundo, 82
grados Celsius bajo cero registrados en 1983, así como el de la
velocidad del viento, 322 kilómetros por hora.
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El
preciado coral rojo
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Solo
dos por ciento de su superficie no es hielo. En invierno los mares se
congelan y el tamaño del continente se duplica.
Al
contrario de sus zonas superficiales, donde la vida es escasa, en las
aguas habita un gran número de organismos. Grandes cantidades de
fitoplancton, que crecen con la luz en primavera y verano, son la fuente
primaria de alimento para el krill, un pequeño
crustáceo similar al camarón.
El
krill constituye la principal fuente de alimentación de cinco especies
de ballenas, tres especies de focas, tres especies de calamares y muchas
aves, incluyendo los pingüinos.
En
la Antártida existe una gran abundancia de peces, muchos de los
cuales pertenecen al suborden Notothenioidea, cuyos fluidos corporales
contienen moléculas anticongelantes, lo que les permite vivir a
temperaturas cercanas al punto de congelamiento.
Durante
los meses de invierno, las focas de Weddell viven permanentemente bajo
el hielo, utilizando una especie de sonar para localizar su comida y regresar
a los huecos en el hielo donde respiran. El pingüino emperador se
reproduce a finales del verano, cuida sus huevos durante el invierno y
las crías nacen en primavera, con lo que los polluelos se hacen
independientes en el verano, cuando la comida es más abundante.
El
número de focas y ballenas es mucho menor que hace unas décadas
atrás.
A
todo color
Los
arrecifes de coral ubicados en los mares cálidos, donde la temperatura
media anual del agua es superior a los 20° C, constituyen verdaderas
barreras frente a las costas, dando origen a un ecosistema formado por
una gran variedad de especies de gran colorido.
Los
arrecifes están formados de corales, que son invertebrados marinos
muy primitivos pertenecientes al grupo de los celenterados, y que se caracterizan
por tener un exoesqueleto o esqueleto externo de carbonato de calcio.
Los corales suelen vivir en grandes colonias que agrupan a
numerosos organismos denominados pólipos, que poseen ocho o seis
tentáculos que les permiten capturar a sus pequeñas presas,
pertenecientes al fitoplancton. A su alrededor, suelen tener algas pardas
unicelulares llamadas zooxantelas, que proveen al coral de carbonato de
calcio y almidones. A cambio, reciben de este nitrógeno y fósforo.
El
crecimiento del arrecife está condicionado a la luz que reciba,
que permite a las zooxantelas realizar la fotosíntesis. Las nuevas
colonias de corales se desarrollarán sobre los esqueletos calcáreos
(duros) de los anteriores, manteniéndose siempre en profundidades
óptimas con relación a la temperatura del agua y la luminosidad.
Los
arrecifes tienen dos vertientes: la que da a mar abierto, que es la zona
de crecimiento, y la vertiente de la costa, de aguas tranquilas, donde
se acumulan sedimentos que pueden dar lugar a otro tipo de sucesiones.
La
intervención humana: contaminación
Los
océanos reciben la gran mayoría de los desperdicios humanos,
ya sea por vertido deliberado (desagües de aguas servidas domiciliarias
e industriales) o por su arrastre natural desde la superficie terrestre
(ríos o corrientes subterráneas), lo que repercute directamente
en las especies marinas.
Las
principales fuentes de contaminación marina que afectan, dañan
e incluso destruyen el ecosistema marino son:
Residuos agrícolas: los biocidas, sustancias químicas
utilizadas para eliminar diversas especies consideradas plagas, tales
como los insecticidas (eliminan insectos), los herbicidas (que impiden
el desarrollo de malezas), los fungicidas (que previenen la aparición
de hongos), los nematicidas (que eliminan nemátodos, una clase
de gusanos) y muchos otros, que no se biodegradan o descomponen fácilmente,
convirtiéndose en contaminantes que permanecen afectando el ambiente
por mucho tiempo.
Los residuos de los fertilizantes, tales como nitritos, nitratos, fosfatos
y muchos otros, llegan al mar a través de los ríos, enriqueciendo
excesivamente las aguas, produciendo una sobreabundancia de algas y una
disminución en la concentración de oxígeno.
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Una
de las miles de alcantarillas, que arrojan en el mar las aguas servidas
provenientes de los centros urbanos. |
Residuos urbanos:
los sistemas de alcantarillado vierten las aguas residuales domésticas
al mar. Estas contienen desechos orgánicos, como son los restos
de comidas, desechos fecales que pueden contener bacterias dañinas,
sustancias químicas tóxicas, como el cloro, detergentes
u otros elementos que se utilizan para desinfectar baños y cocinas,
o elementos de descomposición difícil, como el aceite.
Residuos industriales: gran parte de
los residuos de los procesos industriales acaban en el mar. Puede tratarse
de restos de alimentos relativamente biodegradables, pero también
pueden contener metales pesados y una serie de sustancias químicas
más o menos peligrosas.
Residuos radioactivos:
debido a escapes de material radioactivo desde centrales nucleares o buques
que trasladan este tipo de material en alta mar y también por los
residuos nucleares productos de las pruebas de bombas, como las realizadas
por Francia en el Atolón de Mururoa, ubicado en el Pacífico
Sur.
Residuos de petróleo:
las refinerías tienden a situarse en las costas, cerca de estuarios
productivos, por lo que comúnmente sus desechos llegan al océano.
En
alta mar, los barcos derraman petróleo, ya sea por pérdida
fortuita, como ha ocurrido cuando algún barco se ha accidentado,
o intencionalmente. Por ejemplo, por el lavado de sus estanques en medio
del océano.
Las plataformas que extraen gas y petróleo desde el fondo submarino
y el aceite de motor de lanchas y embarcaciones menores también
contribuyen a contaminar el ecosistema marino.
Basuras:
lamentablemente, es bastante común que el hombre arroje todo tipo
de desperdicios y basura directamente al mar, en las playas y bordes costeros.
Muchos de estos elementos no son biodegradables o lo son a muy largo plazo.
Contaminación atmosférica:
muchos elementos químicos contenidos en el esmog también
llegan al mar, constituyéndose en una gran fuente contaminante.
Estas sustancias son precipitadas por la lluvia y acarreadas por los ríos
hasta el mar.
Minerales: como
consecuencia de la explotación minera, muchos residuos (cobre,
mercurio, cadmio, níquel, zinc) son desechados a los ríos
o directamente al mar.
La
contaminación es más alta en las desembocaduras de los ríos,
bahías y puertos, ya que es en esas zonas donde llegan los alcantarillados
y los ríos con los distintos tipos de residuos. Por lo tanto, las
aguas costeras están más sucias que el mar abierto, debido
a que sobre la superficie de la plataforma continental es más fácil
la acumulación de las sustancias contaminantes, debido a que la
profundidad es mucho menor.
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Aquí
vemos el accidente del petrolero Jessica ocurrido el 24 de enero
pasado en el archipiélago de las islas Galápagos.
Más de 160 mil galones de petróleo terminaron
en el mar. |
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PARA
INVESTIGAR |
¿Qué
es la relación de mutualismo? |
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Los
efectos de los contaminantes
Los
compuestos nitrogenados y fosforados procedentes de las descargas
de aguas servidas, los fertilizantes y algunos residuos industriales
sirven de abono a las algas, las que proliferan provocando serios
problemas. Pueden liberar toxinas o venenos que contaminan los mariscos
produciendo distintos males en el hombre: tales como asfixias por
envenenamiento, parálisis, problemas cardiovasculares, neurológicos
y gastrointestinales.
Los
productos químicos también son muy nocivos, debido
a que son altamente tóxicos y duraderos. Por ejemplo, la
presencia de mercurio (procedente de procesos industriales) u otros
metales pesados, como plomo y cadmio (provenientes de los escapes
de los vehículos y la contaminación fluvial, respectivamente),
en alimentos marinos puede ser fatal, tanto para los habitantes
del mar como para el hombre que los consume.
Para
evitar el vertido de productos químicos nocivos al mar, es
vital el tratamiento de las aguas contaminadas provenientes de las
ciudades, terrenos agrícolas o las industrias, porque todo
lo que estas contengan daña los ecosistemas marítimos,
costeros y también al ser humano, ya sea mediante el contacto
físico al ir de paseo a una playa o al ingerir alimentos
marinos contaminados (peces, crustáceos o mariscos). Bañarse
en una playa con residuos fecales produce infecciones gastrointestinales.
Los
derrames de petróleo también impactan gravemente el
ecosistema marino, porque permanecen y se expanden sobre la superficie
de las aguas impidiendo el intercambio de gases necesario para el
desarrollo del plancton, que es la base de la pirámide alimenticia
de los océanos. Además, provoca la muerte de muchas
aves marinas y peces, y las playas quedan bañadas de petróleo.
Otro
elemento dañino es la basura que está depositada en
el fondo de los océanos, que no se degrada o lo hace muy
lentamente, desde los desechos industriales, hasta los hilos y redes
plásticas de los pescadores.
La
fauna marina ingiere o se enreda en estos elementos, por lo que
mueren muchas aves, ballenas, delfines y focas.
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La
pesca
Cuando
la captura de un animal o la recolección de un vegetal supera a
su tasa de reproducción, las poblaciones de la especie comienzan
a declinar y con el tiempo pasa a estar en riesgo de extinción.
Esto sucede con las grandes ballenas y con recursos como el loco,
el erizo rojo, el pulpo o el cochachuyo, entre muchos otros. Incluso hay
especies que han desaparecido debido a la denominada sobrepesca.
Anualmente
se capturan alrededor de la mitad de las 20.000 especies conocidas de
peces, pero solo 22 de ellas son cazadas en grandes cantidades. La
mitad de la captura está compuesta únicamente por cinco
grupos de especies: arenques, bacalaos, carángidos, salmones y
caballas.
Se
estima que las flotas pesqueras del mundo no deben capturar más
de 100 millones de toneladas al año de estas especies más
cotizadas sin reducir sus poblaciones a niveles críticos. Todos
los bancos de peces del nordeste del Atlántico ya han sido sobreexplotados.
Para
defender a las especies en peligro se han establecido prohibiciones totales
de pesca, cuotas máximas de extracción o períodos
de veda, como sucede con el loco en Chile, que solo se puede comercializar
durante un corto período del año.
Otra
medida de conservación es el cuidado en cautiverio. En acuarios
con personal especializado se trata a animales enfermos (heridos, bañados
en petróleo) que tras su recuperación son devueltas al mar.
Lamentablemente, la incidencia de este cuidado con relación al
total de animales afectados es mínima.
Por
otra parte, el cultivo de ciertas especies, como salmones y moluscos,
ha disminuido la presión de captura que amenaza estos recursos.
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