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L a G r a n E n c i c l
o p e d i a I l u s t r a d a d e l P r o y e c t
o S a l ó n H o g a r
Los
antepasados del hombre
Por: La Sociedad Biblíca
Internacional
www.sobicain.org
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La
especie humana se presenta como una última rama del
árbol de la vida, y nunca se debe olvidar que la cadena
de sus antepasados remonta a la primera materia viva de
la que salieron todas las especies. Pero todos sabemos
que los monos, o simios, son los animales más parecidos
a nosotros. De ahí las preguntas:
-
Si
descendemos de alguno de ellos, ¿de cuál será?
-
Y
si no son más que primos nuestros, ¿cómo y cuándo
nuestros antepasados se apartaron de ellos?
Para
empezar, es totalmente seguro que los grandes primates
actuales, el gorila y el chimpancé, no son más que
primos nuestros. Y no representan al antepasado común,
porque mientras el hombre se iba transformando en todo
su cuerpo, también los primates, de los que se había
separado para empezar esta evolución original, se
especializaron en una dirección diferente, caracterizada
por el desarrollo de los dientes, de la mandíbula y de
los brazos. Los más inteligentes de los actuales
primates son más “bestiales” que sus antepasados del
tiempo en que nos apartamos.
¿Cuándo
se hizo la separación? La ciencia actual no puede
precisar la fecha entre dos extremos que serían unos
diez o quince millones de años atrás.
¿En qué
lugar sucedió ? Hace unos años atrás, todos habrían
contestado: en la parte oriental de África, de Etiopía a
Tanzania, pues es ahí donde se sitúa la evolución
posterior de la rama en la que se origina el hombre.
Ahora, a raíz de nuevos descubrimientos en China, parece
que la separación se hizo en Asia del este, y que
nuestra rama se desplazó posteriormente hacia África
donde se humanizó.
¿Cómo
sucedió? |
Los primeros pasos del
hombre, o ¿cómo sobrevivir? |
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Hace
unos diecisiete millones de años, toda la parte oriental
de Africa, de Etiopía a Tanzania, estaba cubierta de
selvas ecuatoriales donde prosperaban gran cantidad de
primates (los primates son el grupo
zoológico que abarca a los monos más cercanos a nosotros).
Esos vivían en los árboles y saltaban de rama en rama,
con su larga cola que les hacía de balancín. Eran de
tamaño pequeño y se alimentaban de frutas y hojas.
Fue
entonces cuando la deriva de los continentes y el choque
de la placa “Africa-Arabia” con la placa asiática
anteriormente separada, produjo un cataclismo geológico.
Se hundió una larga falla norte-sur, desde Palestina
(con la depresión del Jordán y del mar Muerto) hasta los
grandes lagos africanos de Kenya. Tal vez fue ésta la
razón por la cual se inició un cambio climático. La
humedad disminuyó paulatinamente y las selvas se
hicieron menos espesas, dejando lugar poco a poco a la
sabana, interrumpida por bosques cada vez más reducidos.
Una
parte de los primates se replegaron hacia el oeste,
donde todavía subsisten las inmensas selvas. Su
evolución los llevó a producir especies más grandes y
fuertes, como son el chimpancé y el gorila, que se
desplazan preferentemente sujetándose de las ramas con
sus brazos largos y atléticos.
En
cuanto a los de la parte oriental, tuvieron que
adaptarse a una tierra donde por falta de árboles era
más difícil defenderse de los carnívoros y donde ya
escaseaban las frutas. Para alimentarse de semillas, de
raíces y otras fibras vegetales duras, que desgastaban
sus dientes, se reforzaron las mandíbulas, el esmalte de
los dientes se hizo muy espeso. Para disuadir a los
enemigos tuvieron que vivir en sociedades y crecieron en
tamaño y fuerza. Ya eran capaces de mantenerse casi en
postura erecta. Se afianzaron en esta manera de caminar,
valiéndose de sus manos para agarrar la comida que
llevaban a su boca y también para defenderse usando
bastones y tirando piedras. Es probable que esos
antepasados supieron labrar piedras en forma muy
rudimentaria para hacerlas cortantes.
Lo que
acabamos de exponer no es más que una visión global, un
panorama del sector de Africa en que se han encontrado
los más numerosos testigos de las especies en que ya se
notan las dos alternativas de la vida: desarrollar las
herramientas de que ya se dispone para sobrevivir, o
superar un desafío creando algo nuevo. Durante los
últimos años el examen de algunos esqueletos muy bien
conservados tanto en Etiopía y Tanzania al este, como en
el Chad al oeste de la gran falla africana han
confirmado que durante un tiempo relativamente corto –
unos pocos millones de años – las especies de los
primates han demostrado una creatividad continua, como
si estuvieran en busca de una superación. |
Los primates |
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Se debe
mencionar, en especial, un grupo de estos primates
conocidos como los Australopítecos (monos del
sur), que tenían la misma capacidad cerebral que los
actuales gorilas, a pesar de ser mucho más pequeños. Los
más antiguos eran más pequeños (como 1,20 m) y delgados,
pero posteriormente aparecieron australopítecos
“robustos” que alcanzaban 1,50 m y pesaban unos 50 kg,
con unos músculos masticadores impresionantes.
Nuestros antepasados escogieron otra solución para
superar el desafío de su supervivencia: en vez de
reforzar los dientes y la musculatura, se enderezaron,
desarrollaron el cerebro y aceptaron cambiar su menú.
Esta familia, que los científicos incluyen en el mismo
género que los hombres actuales al llamarlos
Homo habilis , o sea el hombre artesano fue la
primera en tallar piedras. Y es clasificado homo por su
semejanza con nosotros. Pero precisemos que esta
calificación de “hombre” sólo tiene valor biológico, o
sea que se refiere a su cuerpo, y deja entera la
cuestión de saber si tenía personalidad y espíritu como
tenemos nosotros.
Mientras su primo australopíteco masticaba
concienzudamente sus raíces, él, menos atlético pero más
pillo, aprovechaba de toda ocasión para hurtar y poner
trampas. Comía caracoles, ratones e insectos, pero
también atacaba en bandas la caza mayor: antílopes,
bovinos, jabalíes y hasta elefantes. Labraba piedras y
construía refugios con postes y ramas de árboles.
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Cuando el hombre esperaba
el espíritu |
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Homo
habilis había aparecido hace unos cuatro millones de
años. Se quedó largo tiempo en Africa oriental y luego
caminó hacia tierras desconocidas. A los dos millones de
años había alcanzado Indonesia y sus familias se
desplazaban por toda África, Asia y Europa, menos en las
partes septentrionales, cubiertas por inmensos témpanos.
Entonces empezó a modificarse su apariencia: crecimiento
en tamaño y peso, alargamiento de la cabeza y desarrollo
del cerebro. Hace un millón y seiscientos mil años atrás,
toda la especie había progresado, alcanzando una nueva
forma, llamada Homo erectus (el hombre
enderezado) que quedó bastante estable, así se mantuvo
durante más de un millón de años.
Entre
los años doscientos mil y cien mil antes de nosotros
empezó una nueva evolución, afectando principalmente la
cabeza, con nuevo aumento de la capacidad del cerebro,
que llevó la especie a la forma Homo sapiens. En África
del Norte, Asia y Medio Oriente, este Homo
sapiens era casi idéntico a las razas actuales.
En Europa en cambio, Homo sapiens adquirió caracteres
más rústicos y bestiales, aunque su capacidad cerebral
fuera la misma que la nuestra: éste fue el
hombre de Neandertal , el que duró hasta los
años treinta mil antes de Cristo, siendo sustituido
lentamente por un Homo sapiens de la otra clase venido
de Oriente, el llamado hombre de Cro-Magnon
.
Con
esto se termina la evolución biológica del hombre,
teniendo presente que su evolución seguiría en adelante
en el plan social y cultural. En el lapso que va de los
primates arborícolas hasta el hombre, o sea, durante los
últimos treinta millones de años, lo que llama más la
atención es el crecimiento del cerebro. Pero la
correlación entre las diversas funciones del cuerpo es
tal que este crecimiento exigía una reordenación de todo
el equilibrio y la estructura del individuo. Cuatro
factores fueron igualmente necesarios para la
hominización de los primates:
-
Desarrollo del cerebro.
No puede haber pensamiento y
decisiones libres si la mente no dispone de una
computadora de primera clase, con millones de
millones de circuitos. Los especialistas consideran
que no puede haber lenguaje mientras el cerebro no
alcanza los 600 cm3 de capacidad. Pero no se trata
solamente de un crecimiento cuantitativo. En el
cerebro humano se ha desarrollado en forma
privilegiada el cortex, o sustancia gris, y se han
multiplicado las circunvoluciones. Las áreas
laterales, responsables del lenguaje, de los
movimientos de la mano, de la faringe y de los
músculos de la cara, crecen y se organizan.
-
Reducción de la mandíbula.
El hombre tiene manos
para defenderse y desgarrar las presas; la mandíbula
ya no tiene tanto que hacer para masticar y morder.
La estructura de la cabeza ya no está calculada
primeramente para soportar los músculos poderosos de
la masticación y, al reducirse la mandíbula, el
cerebro puede enrollarse y aumentar de volumen. La
reducción de dichos músculos permite que se
desarrollen los numerosos músculos superficiales de
la cara que reflejan las emociones y permiten la
comunicación.
-
Perfeccionamiento de la mano.
Anteriormente, los
animales transformaban partes de su cuerpo para que
se adaptaran mejor a tal o cual función: patas para
correr, o para cavar el suelo, o para agarrar las
presas ; dientes para masticar, para morder, para
roer. Ahora la mano fabrica instrumentos distintos
del cuerpo, el cual no necesitará alienarse en forma
irreversible a tal o cual trabajo, sino que estará
siempre disponible para nuevas tareas. La mano, con
sus herramientas, alivia los trabajos de la
mandíbula, permitiendo que se reduzca ésta y se
desarrolle el cerebro.
-
La postura erecta.
Al enderezarse totalmente el
hombre, los miembros anteriores dejan de ser motores
y la mano puede formarse. El desplazamiento del
punto de articulación de la cabeza sobre la columna
vertebral favorece el enrollamiento del cerebro. La
postura vertical cambia totalmente la manera de
relacionarse entre individuos y, en especial, las
relaciones sexuales: juegos de la cara, intercambio
de las emociones y caricias. La unión sexual cara a
cara permitirá que surja el amor. El desplazamiento
de los senos del vientre al pecho, consecutivo a la
postura erecta, transforma la relación de la madre
al niño durante el período de lactancia, haciendo
que el despertar de su espíritu se haga a partir de
la mirada y la sonrisa de la madre.
El
desarrollo de la capacidad cerebral ha permitido la
emergencia del espíritu, pero hacía falta mucho más que
un cerebro de calidad superior para que se diera el
salto de la inteligencia animal al espíritu. El mismo
crecimiento del cerebro respondía a una exigencia
profunda de su ser mientras progresaban sus actividades,
su vida social y su lenguaje. En ese sentido, el paso de
Homo habilis a
Homo erectus y de éste a Homo
sapiens , con un aumento considerable de
la capacidad cerebral, se debe en primer lugar a su
promoción cultural mediante la vida en sociedad. El
desarrollo psicológico es el que arrastra el progreso
biológico. |
¿A partir de qué momento
el hombre tuvo “alma”? |
|
Respecto a eso de tener alma, o espíritu, debemos
precisar tres cosas:
-
Según la fe cristiana – y la mayoría de los
científicos y filósofos consienten en este punto –
el espíritu del hombre no es solamente una forma
superior de la inteligencia animal, sino que es
diferente de cualquier alma o principio de vida que
estén en los animales. La Biblia lo dice a su manera
al expresar que el hombre fue hecho a imagen de Dios
(Gén 1,26) y, por tanto, participa de todo lo que
hay en Dios. El hombre es capaz de reflexión y de
amor ; el hombre es capaz de ver la belleza y de
crear arte. Es capaz de descubrir el orden del mundo
y de reconstruirlo a su manera. Una inquietud en él,
nunca satisfecha, hace que constantemente vuelve en
sí, mide sus alienaciones y trata de superarse.
-
Damos por entendido que el espíritu no viene poco a
poco. Hay o no hay espíritu, y uno no puede estar a
medio camino entre la inteligencia animal y el
espíritu reflexivo y libre. Solamente se dan etapas
intermedias en el desarrollo psicológico que, en el
animal, pudo preparar la llegada del espíritu. Y
luego, también hay progreso en la capacidad del
espíritu para renovar las reacciones psicológicas,
la manera de pensar, los proyectos y los actos. Un
hombre determinado, o toda una sociedad, puede
evolucionar lentamente por tener el espíritu dormido,
Pero el espíritu está o no está.
-
En
el mundo animal o vegetal no cuenta el individuo,
sino la especie que vive y crece a través de los
individuos. Ahora bien, si unos de ellos llegan a
“tener alma” (la palabra espíritu convendría mucho
más), se puede hablar de una nueva creación. Esta
vez el individuo existe y vale para sí mismo y para
Dios: es persona. Y la persona empieza a existir por
don de Dios. Es falsa en todo sentido la expresión:
el hombre desciende del mono. En especial da a
pensar que el hombre llega un poco por casualidad.
En cambio, para el cristiano, desde el principio de
la creación, Dios la ha ordenado para que de ella
surgieran personas humanas, y dispuso que el
universo tendría finalmente por centro y cabeza a
uno de esta raza: el Verbo de Dios hecho hombre (Ef
1; Jn 1,1-14).
Las
ciencias naturales no pueden fijar la frontera entre el
animal y el hombre, pues solamente los observan desde lo
exterior. Pero los científicos, usando como nosotros los
criterios de la sabiduría común, se fijan en esas
adquisiciones del hombre: la fabricación y el uso de las
herramientas, la aparición del lenguaje y las
manifestaciones del sentimiento religioso y artístico.
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El misterio del hombre |
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Durante
muchos años el uso de herramientas fue considerado como
algo propio del hombre. Pero ahora la observación de los
primates ha mostrado que usan palos como verdaderas
herramientas, y es casi seguro que los australopítecos
tallaban piedras en una forma rudimentaria.
Homo habilis tallaba piedras y además
conservaba la piedra para golpear y dirigía el impacto
mediante un percusor. Pero también debemos considerar
que no progresó en sus técnicas durante dos millones de
años. No veinte siglos, ni diez veces veinte siglos, ni
cien veces, sino mil veces veinte siglos… ¿Puede el
espíritu ser tan lento?
También
muchos pensaron que era propio del hombre no temer el
fuego y saber producirlo y conservarlo. En ese caso
habría habido hombres verdaderos desde los comienzos de
Homo erectus , el que usó el
fuego, o sea, un millón y medio de años atrás. También
muchos piensan que Homo erectus fue el primero en tener
desarrollada la parte del cerebro que contiene el centro
del lenguaje, y eso sería una prueba de que hablaba. Se
ha notado que Homo erectus
escogía sus piedras por sus calidades no solamente
técnicas, sino también estéticas. Más todavía, el examen
de los cráneos del sinantropo (o sea: hombre de China),
que era un homo erectus ,
restos que datan de unos cuatrocientos mil años, hace
sospechar a algunos que hayan sido sometidos a ritos
religiosos.
Estos
últimos hechos, si se confirmaran, serían una prueba de
que ya en esos tiempos lejanos hubo hombres verdaderos.
Pues las manifestaciones del sentimiento religioso,
habitualmente en la sepultura de los muertos, son
consideradas por todos como una prueba inequívoca de que
se ha despertado el espíritu. En realidad, los
testimonios más antiguos de este sentimiento que están
seguros son las sepulturas del hombre de Neandertal, un
Homo sapiens, en los años treinta mil a cuarenta mil
antes de Cristo. Y luego se fueron multiplicando las
manifestaciones del arte. Esta es, pues, la fecha más
tardía en que se pueda ubicar la aparición del hombre
verdadero.
Pero,
tal vez la aparición del hombre verdadero, dotado de
espíritu, no coincida con tal o cual etapa de la
clasificación en homo habilis, homo erectus, homo
sapiens. Estas denominaciones se fundamentan en las
características de los esqueletos que se han encontrado
y no son más que etapas aproximadas dentro de la
evolución biológica. Mientras tanto el progreso real de
nuestra raza era de orden cultural y psicológico.
El
despertar del espíritu puede haber tenido lugar dentro
de una de estas especies sin afectar a todos los
individuos de esta especie. Posiblemente se produjo
dentro de grupos prehumanos a raíz de crisis que
conmovieron profundamente a varios individuos, y
posteriormente la propagación de esta chispa pudo
asemejarse a la de ciertas tomas de conciencia dentro de
la historia. ¿Quién sabe, y cuál fue la intervención del
Dios que hace milagros y resucita a los muertos? Si,
como lo observa la Biblia, no sabemos por qué camino la
persona humana se introduce en la mujer embarazada (Pr
30,19), menos todavía sabemos por qué caminos vino a
alojarse en los primeros seres humanos. |
Enderezado, erecto,
liberado, despierto, resucitado |
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En
tiempos pasados se ha dado mucho énfasis al desarrollo
del cerebro como factor esencial de la evolución humana:
teniendo cada día más inteligencia y capacidad cerebral,
el animal habría llegado naturalmente al espíritu. El
hombre, en fin de cuentas, sería solamente el más dotado
de los animales. Otra es la conclusión que se saca ahora
de los datos paleontológicos y arqueológicos. El factor
que separó los antepasados del hombre de sus hermanos
animales fue la postura erecta, es decir, una manera de
pararse, de vivir y de caminar que transformaba las
relaciones entre individuos y les permitía levantar la
mirada. Luego empezó el progreso cultural, fruto de la
vida comunitaria, y la transmisión a los jóvenes de las
experiencias del pasado. El crecimiento del cerebro
acompañó la promoción del hombre sin ser la causa
verdadera.
El
enderezamiento ha dado la pauta del proceso; ha sido el
primer gesto liberador, fuente lejana de actitudes
libres y de relaciones personales. Como tal se ubica
perfectamente dentro de la gran revelación bíblica que
presenta la historia divina del hombre como hecha de
liberaciones y rupturas, mediante las cuales el hombre
se salva , o sea conquista plenamente su
persona - aunque nunca sin una mirada ajena en la
que descubrió el amor. |
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Fundación Educativa
Héctor A. Garcia |