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En este paisaje se
observan grandes pliegues que se han elevado sobre terrenos
más nuevos. |
¿Conoces la Tierra
que pisas?
- Basta con que te pares
arriba de un cerro para comprobar que la Tierra tiene en su superficie
una formación irregular y muy accidentada. Esto
constituye lo que se conoce como formas del relieve, y en Geografía
son estudiadas por una rama llamada geomorfología;
es decir, la ciencia que estudia las formas de la Tierra.
Hasta
finales del siglo XIX, los geógrafos pensaban que los acontecimientos
geológicos tenían su origen en fenómenos violentos.
El científico William Morris Davis fue el primero en desarrollar
la idea de que el relieve experimentaba una evolución lenta,
a lo largo de miles de años. Su teoría afirmaba que
las formas del relieve siguen siempre un mismo ciclo, desde una
fase de juventud a otra de madurez y una final de vejez. Pero esta
hipótesis se sustituyó por la de los ciclos morfoclimáticos,
de acuerdo a la cual las condiciones exógenas o
externas, tales como fenómenos de erosión, transporte
de materiales y sedimentación, actúan de diferentes
maneras según el clima, para configurar los distintos relieves.
Estos, a su vez, son generados básicamente por factores
endógenos o internos, como levantamientos o dislocaciones
de la corteza que se producen por movimientos propios.
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La niña de
la foto observa cómo fueron separándose los continentes
(Museo de Ciencia y Tecnología). |
La estructura terrestre
Mediante
el estudio que realiza la Geofísica a través de la
propagación de las ondas sísmicas, magnetismo terrestre
y fuerza de gravedad, se ha podido deducir que la Tierra tiene tres
capas de distinta densidad. La primera de ellas es la corteza,
que comprende desde la superficie hasta unos treinta y tres kilómetros
de profundidad, donde se encuentra un punto denominado discontinuidad
de Mohorovic o Moho. Este nombre se debe al investigador
que la descubrió, el checo Andrija Mohorovic, quien observó
que las ondas sísmicas cambiaban al pasar a través
de las dos capas.
La corteza terrestre
está formada, a su vez, por dos capas: una capa granítica
cristalina o sial, donde predominan el silicio y el aluminio,
que forma los continentes; y una inferior continua que forma una
capa basáltica o sima, donde abundan el silicio y
el magnesio.
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La
formación de grandes cadenas montañosas es un
síntoma de la gran actividad que existe en el interior
de la Tierra. |
El manto terrestre
es la capa intermedia que se ubica entre la corteza y el núcleo.
Posee unos 2.895 km de espesor, y se encuentra compuesto por una
materia en estado viscoso, probablemente silicato de hierro y magnesio
El
núcleo es la parte central de la estructura terrestre, una
zona esférica de unos 3.500 km de radio. Basándose
en el comportamiento que experimentan las ondas sísmicas
al alcanzar este lugar, se ha podido deducir que su parte interna
posee propiedades líquidas.
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Según la hipótesis
de la isostasia, el espesor de la capa siálica es variable,
aumentando en los relieves como montañas y disminuyendo
en los mares. |
El relieve
Corresponde
a la configuración que adquiere la superficie terrestre,
en la que están presentes las diferencias de altura, pendiente,
volumen y muy especialmente la forma de ella. El
proceso permanente de construcción y destrucción del
relieve terrestre a lo largo de millones de años se denomina
ciclo geológico.
Las formas resultantes que
muestra el relieve de la superficie terrestre pueden agruparse en
tres grupos: de primer orden, de segundo orden y de tercer orden.
Las de primer orden
son los continentes y las cuencas oceánicas. Las de segundo
orden están constituidas por aquellos relieves menores
que se encuentran formando tanto las cuencas oceánicas (borde
de los continentes, fondo de las cuencas oceánicas, dorsales
o cordilleras marinas y fosas abisales), y las continentales (mesetas,
llanuras, planicies, cuencas, alineaciones montañosas, tales
como los Apalaches, los Urales, la Cordillera de los Andes y los
Himalaya). Las de tercer orden son los rasgos de menor magnitud,
es decir, detalles en el relieve de segundo orden, los cuales son
producto de la acción de erosión y sedimentación
de los distintos agentes del modelado (valles glaciares y fluviales,
cuencas, mesetas, llanuras sedimentarias, aluviales, glaciares y
costeras).
Las
formas del relieve
El relieve terrestre que
podemos observar viene a ser la consecuencia de una serie de modificaciones
que afectan continuamente la superficie de la litosfera (corteza
terrestre).
La estructura de una región
depende de cómo se dispongan las rocas en la litosfera como
consecuencia de la acción de las fuerzas internas o endógenas
del diastrofismo o tectonismo y el vulcanismo.
Es así como esta estructura puede ser horizontal, formada
por rocas sedimentarias, o bien deberse a pliegues o fallas, que
son fenómenos de origen interno. En resumen, el relieve no
se mantiene siempre igual porque mientras se va formando por procesos
internos, es modificado por fuerzas que actúan desde el exterior.
Las fuerzas externas son el viento, el agua, las olas, los glaciares,
las aguas de infiltración, la gravedad y los cambios de temperatura.
Los efectos de estos factores en su conjunto reciben el nombre de
modelado, al que nos referiremos más adelante.
Las
fuerzas constructivas del relieve
Ya
sabes que el relieve es una formación variable, donde se
observan movimientos de ascenso y descenso cuyos orígenes
son poderosas fuerzas que actúan en el interior de la Tierra.
Estas fuerzas son conocidas como diastrofismo y vulcanismo.
El diastrofismo posee
una gran importancia, por cuanto si no existiera no habría
tierras emergidas y nuestro planeta quedaría cubierto por
el mar. Esta fuerza -que puede ser vertical o lateral- genera movimientos
que a veces ni siquiera se perciben, pero también es la causante
de los violentos terremotos.
Aunque todavía no
se conocen con certeza las causas del diastrofismo, por mucho tiempo
predominó la teoría de que las capas situadas debajo
de la litosfera, al irse enfriando, iban sufriendo una reducción
en su volumen, lo que generaba los pliegues de la superficie terrestre.
Otra teoría explicativa fue la isostasia, según
la cual las rocas más livianas que forman los continentes
flotan sobre las rocas más densas que forman los fondos oceánicos,
produciéndose un equilibrio entre las secciones de la litosfera.
Sin embargo, hoy día predomina la teoría de la tectónica
de placas, formulada a mediados del siglo XX por Harry Hess,
que permite dar una explicación más actualizada de
los movimientos terrestres, especialmente los diastróficos.
Entre los movimientos endógenos
están los denominados movimientos epirogénicos
o formadores de continentes, que son lentos e imperceptibles y que
se producen siempre en sentido vertical. Cuando los movimientos
tectónicos se tornan violentos, se llaman orogénicos
o formadores de montañas, y pueden dar origen a plegamientos,
fallas y terremotos.
Los plegamientos
y las fallas
Si
las fuerzas diastróficas ejercen una presión lateral,
se originan los plegamientos, que ocurren en zonas de rocas sedimentarias
que poseen la suficiente plasticidad como para doblarse.
En los plegamientos es posible
observar estratos deprimidos, que se sienten hacia la parte media
y reciben el nombre de sinclinales.
Las fallas
Cuando las rocas tienen escasa
plasticidad, al verse afectadas por las fuerzas diastróficas
en vez de presentar plegamientos van a fracturarse. Es por
esta razón que hay áreas donde se presentan fracturas
de nivel debido a fuerzas diastróficas verticales, que en
geografía se conocen como fallas. Esto provoca una
parte elevada y una parte hundida. El plano de ruptura se denomina
falla y el valor de desnivelación es el salto de falla.
Dependiendo de la forma en
que se produzca el desplazamiento de los bloques fracturados, las
fallas pueden ser normales, escalonadas, horizontales e invertidas.
Si hay un bloque estrecho elevado entre dos fallas normales, el
fenómeno se llama horst o pilar. Si
se trata de un bloque estrecho hundido entre dos fallas normales
se denomina graben o fosa.
Los terremotos y el volcanismo
Los
terremotos son movimientos violentos de la corteza terrestre,
y se producen básicamente a causa de dos fenómenos:
el volcanismo y la actividad diastrófica. Si los estratos
señalan direcciones opuestas en relación a la parte
media, se denomina anticlinal. Se debe destacar que tanto
los sinclinales como los anticlinales no constituyen formas de relieve
sino que son maneras de disponerse de las capas sedimentarias o
estratos.
Aunque la erupción
de un volcán puede provocar movimientos sísmicos,
estos por lo general son localizados y menos intensos que los de
origen diastrófico.
Los terremotos ocurren en
forma de sacudidas. La principal puede ser más extensa y
durar desde varios segundos hasta dos minutos. Antes de esta puede
haber pequeñas sacudidas de menor intensidad. Si estas se
producen después de la sacudida principal se les llama réplicas.
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Esta imagen muestra
un detalle de los daños dejados por el terremoto ocurrido
en Turquía en noviembre de 1999. |
El
punto donde se origina el terremoto -en el interior de la Tierra-
se denomina hipocentro, y el punto que está encima del hipocentro,
pero a nivel de la superficie terrestre, epicentro. Desde
el epicentro surgen las ondas sísmicas superficiales
causantes de las mayores catástrofes.
Es importante señalar
que un sismo es un movimiento de tierra producido por el acomodamiento
de las rocas de la litosfera. Cuando el
sismo sacude con gran intensidad la Tierra se denomina terremoto.
Los terremotos pueden ocasionar
grandes alteraciones en el relieve, como grietas y avalanchas, pero
también variaciones en los cursos de agua. Por ejemplo, cuando
los terremotos se producen en los fondos oceánicos o cerca
de la costa se pueden originar grandes olas conocidas como tsunamis,
que devastan enormes zonas, e incluso pueden recorrer grandes distancias
hasta llegar a territorios que normalmente no son alcanzados por
el mar.
Los sismos se miden según
dos escalas: de Mercalli, que mide los efectos de
un sismo y cuya escala va de 1 a 12 grados; y la de Richter,
que mide la energía liberada por un sismo.
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El volcán Villarrica,
ubicado en la Novena Región, es uno de los cráteres
más activos de
suramerica |
Las erupciones volcánicas
ocurren cuando, a través de aberturas o grietas de
la corteza terrestre, ascienden hasta la superficie materias incandescentes,
gases y cenizas. En el interior de la Tierra hay rocas que se encuentran
a una alta temperatura, denominadas magma. A pesar de esto,
el magma se encuentra en estado sólido por acción
de la fuerte presión ejercida por las capas superiores de
la litosfera, pero puede ocurrir que algún movimiento diastrófico
haga variar esta presión, con lo que el magma recupera su
estado líquido y tiende a subir. Como la temperatura que
posee es tan alta, en su ascenso funde las rocas de las capas superiores
de la litosfera, pudiendo llegar a la superficie y provocar una
erupción volcánica. El magma sube a través
de una chimenea, cuyo extremo superior se llama cráter.
El volcán,
entonces, puede definirse como una abertura de la superficie terrestre
por la cual se expulsan rocas fundidas (lava), cenizas, polvo volcánico,
vapor de agua, y gases como sulfuro y amoníaco, que forma
un cerro producido por la acumulación de material surgido
desde el interior de la Tierra.
Los volcanes pueden clasificarse
en activos cuando entran en erupción con relativa
frecuencia; durmientes, con ciertos signos de actividad eruptiva,
y los extintos, que registraron actividad en períodos
muy lejanos, pero que no muestran indicios de volver a reactivarse.
Las placas tectónicas
Luego
de investigaciones en las cordilleras oceánicas y retomando
las ideas del científico alemán Alfred Wegener, apareció
la teoría de la tectónica de placas. Esta sostiene
que la parte superior de la Tierra (litosfera) está formada
por bloques denominados placas, y pueden ser continentales
u oceánicas. Las placas se mueven entre sí sobre una
capa de rocas más blanda y viscosa (astenosfera), por efecto
de corrientes de convección que se originan en el interior
de la Tierra.
Debido a que las corrientes
en la astenosfera poseen diferentes características, la forma
de interacción entre placas varía, dependiendo del
tipo de corteza en sus límites y de su movimiento. De acuerdo
a lo anterior, se generan los siguientes fenómenos:
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La deriva hacia el
oeste de América, según Wegener, comprimió
los sedimentos que se habían acumulado en el borde Pacífico
del continente determinando la formación de cadenas montañosas
como las Rocosas y los Andes. |
Separación
o zonas de abducción: el material magmático
sale y se extiende sobre el fondo marino, donde se enfría
y solidifica. Se forma un nuevo suelo en ambas direcciones, lo que
provoca que las placas se alejen de las dorsales.
Acercamiento o zonas de subducción:
ocurre cuando una placa se hunde debajo de otra. La placa que se
sumerge se transforma hasta fundirse en el interior de la Tierra.
Son áreas de intensa actividad volcánica y sísmica.
Desplazamientos laterales:
se produce un movimiento relativo entre dos placas con rozamiento
en la falla. Estas pueden situarse tanto en la litosfera oceánica
como en la continental. Un ejemplo de este tipo es la falla de San
Andrés, que separa la placa de Norteamérica de la
del Pacífico. El roce que se produce entre las placas provocan
actividad sísmica.
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Este paisaje se halla
modelado por numerosas franjas en terrenos formados por material
de origen sedimentario. |
Los agentes del modelado
El
proceso del modelado del relieve incluye tres procesos geológicos:
meteorización, transporte y sedimentación.
La denudación (proceso
de degradación de la superficie terrestre) contempla dos
fenómenos: la meteorización y la erosión.
La principal diferencia entre ambos radica en que la meteorización
solo desintegra y descompone las rocas; mientras que la erosión,
además de desmenuzarlas, las transporta y las deposita.
Los materiales transportados
se depositan en las áreas bajas de la superficie terrestre,
o sobre la plataforma continental o insular. Esta etapa se conoce
como sedimentación.
La meteorización,
la erosión, el transporte (acarreo de materiales) y la sedimentación
son efectuadas por los agentes del modelado, que son los ríos,
las olas, los vientos y los glaciares.
Meteorización
El proceso de desintegración
física y química de los materiales sólidos
de la superficie de la Tierra bajo la acción de los agentes
atmosféricos se denomina meteorización.
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Los efectos combinados
de los agentes meteorológicos dan como resultado impresionantes
formas rocosas. |
Existen dos tipos de meteorización:
la mecánica o física, y la química. Mediante la acción física
se desintegran los pedazos de roca en fragmentos cada vez más
pequeños; mientras que por la acción química
se descomponen los complejos minerales que forman las rocas. Los
principales agentes mecánicos de la meteorización
son los cambios de temperatura, la congelación y descongelación
del agua, los cristales de sal y las raíces de las plantas.
Estos agentes inciden más fuertemente en aquellos lugares
de clima seco y en las altas montañas, donde las condiciones
de temperaturas son extremas.
Se conoce como exfoliación
al proceso por el cual las rocas van perdiendo sus capas exteriores
por efecto de los cambios de temperatura.
Por otra parte, en las regiones
donde la temperatura baja a menos de cero grados, el agua contenida
en las grietas se congela, y como su volumen aumenta, la presión
ejercida sobre las rocas es muy grande y termina desintegrándolas.
En zonas donde el viento
es fuerte, el transporte de partículas de rocas y arena corroe
la superficie de las rocas.
En cuanto a la meteorización
química, ésta se desarrolla por acción del
agua, los gases presentes en ella, las plantas y los animales. Estos
agentes se potencian en climas húmedos, donde inciden, por
ejemplo, hidratando las rocas y liberando ácidos que actúan
químicamente en estas estructuras.
La erosión y la sedimentación
La
erosión es el desgaste del relieve y se produce cuando el
agua, el hielo o el viento
arrastran la tierra o la roca meteorizada. La
roca blanda es más susceptible de ser fragmentada y llevada
luego por acción de la gravedad, que la roca dura.
Los agentes erosivos como
el agua y el viento actúan mayormente cuando las condiciones
del terreno son favorables, es decir, en regiones que registran
un alto porcentaje de humedad o por el contrario donde son muy secas.
Pero no solo los factores naturales pueden aumentar el riesgo erosivo,
el hombre al intervenir el paisaje natural, también tiene
mucha responsabilidad al respecto, especialmente cuando se deforestan
amplias zonas de vegetación o se construye en lugares inapropiados.
El agua, el viento y el hielo
transportan los fragmentos rocosos que acaban por depositarse sobre
la superficie terrestre, con lo que se van creando otras formas
de relieve, o bien llegan al mar y se acumulan como sedimentos en
capas llamados estratos.
A pesar de lo negativo que
puedan parecerte los procesos de meteorización y erosión,
la verdad es que su incidencia en el relieve es importantísima,
por cuanto hacen posible la conformación del manto rocoso
llamado regolito, y además crean nuevas formas de
relieve.
Agentes erosivos y su acción
en el relieve
Agua:
los ríos transportan fragmentos rocosos y erosionan el relieve
de la zona por donde corren, modificándolo. Las aguas subterrá-neas
dan origen a cavernas, puentes naturales y sumideros. Las lluvias
provocan cambios en la superficie terrestre dando origen a dos principales
relieves: las cárcavas (grietas) y los bad-lands (laberintos
de crestas y cárcavas).
El agua de mar, con su incesante movimiento, es un importante agente
modificador del relieve costero, a través de un proceso de
abrasión.
Glaciares: forman las morrenas y pueden excavar valles
en forma de U en las regiones montañosas.
Viento:
al depositar grandes capas de polvo (llamado loess) origina suelos
fértiles en zonas húmedas. Contribuye a la erosión
marina al lanzar contra las costas las olas provocadas por su impulso,
con lo que se forman acantilados y playas. La erosión eólica
es frecuente en climas áridos y secos, y se desarrolla bajo
dos procesos: deflación, en que el viento barre o levanta
las partículas sueltas de una superficie o terreno; y corrosión
o abrasión: la roca se desgasta a causa del continuo choque
de las partículas arrastradas por el viento, produciendo
alveolos o cavidades en las rocas .
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Roca
de tipo metamórfico
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PARA
INVESTIGAR |
¿En cuál de los tres
tipos de rocas crees que se han encontrado los
fósiles? |
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Las rocas
Dependiendo
de cuál sea su origen, se distinguen tres tipos de rocas
en la corteza terrestre:
rocas magmáticas
o ígneas
rocas metamórficas
rocas sedimentarias
Las primeras se forman por
la solidificación de un magma, que es una porción
de material terrestre que se encuentra mayoritariamente en estado
líquido. Este proceso por el cual el magma se endurece se
denomina magmatismo. Dependiendo de la manera en cómo
ocurra el magmatismo, las rocas ígneas que se forman se pueden
clasificar en extrusivas, cuando la roca fundida llega a
la superficie y se enfría con rapidez (lavas, cenizas, basalto);
y en intrusivas, que son las que se solidifican en el subsuelo
y se enfrían con lentitud para producir rocas de grano grueso
o grandes masas llamadas batolitos.
Las rocas metamórficas
se producen por un proceso de transformación mediante el
cual su composición mineral, su textura o ambas, cambian,
creando una nueva roca por efectos de presión, temperatura
y fluidos químicamente activos. En su origen las rocas metamórficas
pueden ser ígneas o sedimentarias.
Las rocas sedimentarias,
tal como su nombre lo indica, se forman de sedimentos. Esto
es, de pedazos de otras rocas, e incluso de restos de animales,
que se van acumulando en formas de capas o lechos de sedimentos.
Con el paso del tiempo, estas capas se van comprimiendo hasta formar
una masa sólida que origina las rocas sedimentarias.
Los fósiles |
Por si no lo sabes,
los fósiles son partes de un ser vivo
que se conservó petrificado mediante el proceso
de llenar gradualmente sus poros con minerales transportados
por las aguas subterráneas. Estos asombrosos
hallazgos poseen una enorme importancia para la investigación
científica, por cuanto informan sobre la vida
en el pasado, y ayudan a datar las rocas y ambientes.
Por ejemplo, si una roca contiene el fósil de
un animal que vivió en un determinado tiempo,
se presume que esa roca también corresponde a
ese período.
Para establecer
la edad de los fósiles encontrados se utilizan
distintos procedimientos, como el uranio-238 y el carbono-14,
que es la forma radiactiva del carbono.
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Formas superficiales del
relieve
Los
procesos internos de la Tierra se han encargado de crear las grandes
formas del relieve terrestre, como los continentes, los sistemas
montañosos o las depresiones oceánicas. Los procesos
externos, relacionados con el clima y la fuerza de gravedad, nivelan
este relieve y van dando paso a lo que podemos conocer como formas
superficiales del relieve. Las más conocidas son las
montañas, las mesetas, las colinas y las llanuras.
Las
montañas son las formas del relieve de mayor elevación,
con un tamaño establecido superior a los 1.000 metros sobre
el nivel del mar. Sus laderas pueden ser abruptas o moderadas. El
paisaje montañoso se caracteriza por los cambios significativos
en el nivel del relieve.
En las mesetas el
relieve se presenta llano y elevado. Es posible encontrar en este
tipo de relieve valles estrechos y profundos que originan grandes
desniveles. Las mesetas también se denominan altiplanicies
o altiplanos.
Las colinas son parecidas
a las montañas, pero las diferencias de nivel son menos marcadas.
El relieve quebrado predomina sobre el llano, pero las formas son
más pequeñas o redondeadas.
Las llanuras poseen
un relieve casi horizontal, con irregularidades muy ligeras. La
mayoría de estas formas de relieve se encuentran a poca altura
sobre el nivel del mar. Hay llanuras creadas por los depósitos
de los ríos, denominadas llanuras aluviales; otras
son fondos de lo que fueron mares y lagos, y las terceras son las
penillanuras, provocadas por agentes erosivos.
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El hielo que fluye
a partir del circo forma la denominada lengua glaciar, que se
comporta como un río congelado. |
Los glaciares
Los
glaciares pueden definirse como enormes masas de hielo que se mueven por
efecto de la gravedad, siendo activos agentes en el modelado del relieve.
Constituyen además una importante reserva de agua dulce.
El caudal de muchos ríos originados en glaciares se utilizan para
la producción de energía eléctrica.
La formación
de los glaciares ocurre en las regiones de las nieves perpetuas; es decir,
en aquellas zonas donde cae más nieve de la que se evapora, y que
por tanto posee una capa permanente de nieve. Primero cae una neviza o
hielo granular, el que finalmente se transforma en hielo compacto.
En las regiones polares
las gruesas masas de hielo cubren las tierras casi por completo y son
llamadas glaciares continentales.
En las altas montañas,
el peso de la nieve y la acción del agua que se expande al congelarse
forman depresiones semicirculares o circos, donde se deposita la nieve.
El circo es el lugar de origen de los glaciares de valle, llamados
así porque cuando se deposita un exceso de hielo comienza a descender
y forma algo parecido a una lengua de hielo que se ensancha en su avance.
Los iceberg
son témpanos o masas flotantes de hielo que pueden tener dos orígenes:
la alimentación de los glaciares semipermanentes y el hielo marino
que se funde después de cada invierno.
La erosión de
los casquetes glaciares puede redondear las rocas duras o formar valles
en U sobre las rocas blancas o en los fondos de los valles de los ríos.
Los depósitos glaciares se denominan drift y pueden ser
estratificados, que son sedimentos depositados por las aguas de los
lagos y ríos que originan un glaciar; y tilitas o mezcla
de fragmentos rocosos depositados directamente en el glaciar, como las
morrenas.
El poder erosivo de
los glaciares es muy grande, no tanto por el hielo sino por los pedazos
de roca que contiene. Su enorme capacidad de transporte hace que gran
cantidad de material pueda ser arrastrado y formar las morrenas
o acumulaciones de piedra.
En la actualidad los
glaciares muestran una tendencia a disminuir, debido al fenómeno
de calentamiento global de la Tierra, que ha significado el ascenso en
la temperatura promedio de la atmósfera, y por lo mismo el derretimiento
de los hielos.
El suelo
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El
suelo es la base de la vida humana. Por eso resulta imprescindible
mantenerlo en condiciones adecuadas. |
Uno
de los principales recursos que brinda la naturaleza al hombre es
el suelo, donde crecen los vegetales que se utilizan para
servir de alimento al hombre y a los animales.
Pero para que esta formación
exista, es necesario un largo y complejo proceso de descomposición
de las rocas, en el cual intervienen factores físicos, químicos
y biológicos. La interacción de estos provoca la desintegración
de los minerales que, unidos a los restos de animales y plantas
en forma de materia orgánica, originan el suelo.
Los seres vivos, además
de aportar materia orgánica, contribuyen a destruir la roca
madre, y junto con los agentes climáticos toman parte en
la mezcla de sustancias del suelo y en su distribución horizontal.
Las sustancias de desecho,
tanto de animales como de vegetales (incluidos sus cuerpos al morir),
son las únicas fuentes de materia orgánica del suelo,
que le proporciona componentes esenciales para el crecimiento de
la fauna y la flora. Esta materia orgánica incorporada al
suelo almacena mayor cantidad de energía (obtenida del sol
por la fotosíntesis) que la materia inorgánica a partir
de la cual se sintetizó. Por tanto, los seres vivos contribuyen
a la formación del suelo aportando no solo materiales sino
también energía.
Algunos factores, como la
presencia de distintos tipos de minerales, las variaciones climáticas,
la altura sobre el nivel del mar y la latitud geográfica,
determinan una gran diversidad de suelos, la cual se manifiesta
en las características físicas y químicas de
éstos. Otros fenómenos que se presentan en el suelo
son el exceso de acidez y la salinidad, que imposibilitan su adecuado
aprovechamiento.
Un suelo óptimo |
El
suelo debe poseer ciertas características para
poder ser fértil y proporcionar de este modo
las condiciones adecuadas para la vida. Por lo mismo,
hay acciones que pueden contribuir a su óptimo
mantenimiento. Se debe
restituir, por medio de la fertilización, los
nutrientes que las plantas o el agua van extrayendo
desde el suelo.
Evitar las talas y los desmontes desmedidos,
así como las quemas, fundamentalmente en las
laderas, ya que la erosión es el mayor peligro
que puede amenazar a un suelo.
Los surcos, en las zonas de alta pendiente, se
deben hacer en forma perpendicular a ésta, de
manera que el agua, al correr, no arrastre el suelo.
Proporcionar al suelo la cobertura vegetal necesaria
para evitar la erosión, con el fin de impedir
la destrucción de la vegetación natural,
que acelera los procesos erosivos artificiales. El abuso
continuo de la Tierra por exceso de explotación
del suelo conducen a la ruina total e irremediable del
planeta.
Evitar la contaminación que provoca el
uso indiscriminado de productos químicos en la
actividad agrícola.
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