L
a G r a n E n c i c l o p e d i a I l u
s t r a d a d e l P r o y e c t o S a
l ó n H o g a r
Tras las glaciaciones del
anterior periodo, durante el Cámbrico parece que el clima se
hizo más cálido. Prueba de ello son los depósitos de calizas de
origen arrecifal.
A finales del Ordovícico y en
el Silúrico se produjo una glaciación que afectó al Norte de
África y otras zonas de Gondwana. En el Carbonífero ya existen
huellas de una gran glaciación, tras un paulatino enfriamiento
de la atmósfera, en los distintos continentes que formaban parte
de Gondwana. Hecho constatable por medio por los importantes
depósitos de tillitas que desarrollaron (en Brasil, los
depósitos de tillitas alcanzan los 1.500 m).
La glaciación carbonífera
está constituida por una sucesión de períodos cálidos (a los que
corresponden los mayores depósitos de carbón), con otros más
fríos que van perdiendo intensidad hacia el pérmico. En el
Pérmico Superior se alcanza un clima de extremada aridez, en el
cual se han formado los depósitos evaporíticos más importantes
de zonas continentales interiores. De tal forma que el Pérmico
constituye el periodo de mayores extremos climáticos en la
historia de la Tierra, lo que podría explicar las grandes
extinciones que tuvieron lugar al final de
este período. La extinción a finales del Pérmico eliminó un gran
número de invertebrados (blastoides, fusulínidos
y trilobites), mientras que otros
grupos también de invertebrados (amonoideos, braquiópodos,
corales, crinoides) quedaron
diezmados. Se ha estimado que el 95% de los invertebrados
marinos pudieron desaparecer en esta extinción pérmica, mientras
que en el caso de plantas y vertebrados (tanto acuáticos como
terrestres) la reducción no llegó a ser tan drástica.
La extinción del Pérmico fue
la de mayor magnitud en la Era Paleozoica, aunque no llegó a ser
la única. Otras de menor magnitud a finales del Ordovícico y
durante el Silúrico, produjeron sendas extinciones masivas.
Durante el comienzo del
Paleozoico la vida animal se encontraba restringida a los
océanos, ya que las plantas terrestres aún no habían aparecido
en las superficies continentales. Los organismos provistos de
conchas o esqueletos mineralizados, se originan a partir del
Cámbrico, periodo durante el cual se produce un aumento
rapidísimo en la diversidad de organismos adaptados al ambiente
marino, conocida como la explosión cámbrica.
La radiación de especies
paleozoicas alcanza su máximo durante el periodo Ordovícico, a
partir del cual se mantienen constantes durante el Paleozoico.
Los trilobites resultan ser los fósiles dominantes en el periodo
Cámbrico, mientras que desde el Ordovícico al Pérmico los
braquiópodos son los más comunes.
Por último, durante la Era
Paleozoica destaca la aparición de los primeros organismos
adaptados para la vida sobre la superficie de los continentes:
aparecen las plantas vasculares y organismos invertebrados (como
los artrópodos) durante el Silúrico, así como los vertebrados (anfibios)
durante el Devónico.
Los fósiles que
corrientemente se encuentran asociados a las rocas paleozoicas,
corresponden a grupos biológicos desaparecidos, sobre todo
invertebrados marinos: trilobites,
braquiópodos, cefalópodos (Nautiloideos
y Goniatites); ciertos equinodermos
(Cistideos, Carpoideos y Crinoides);
arqueociáticos, coralarios,
graptolitos, gigantostráceos, briozoos y
fusulinas.
Los primeros vertebrados
fósiles pertenecen al Ordovícico. Se trata de un tipo de
peces acorazados, con el cuerpo recubierto de placas óseas (normalmente
los únicos restos que fosilizan) y un endoesqueleto
cartilaginoso. A este grupo pertenecen tanto ostracodermos
(presentes únicamente en el Silúrico), fósiles sin
mandíbulas, considerados como auténticos agnatos, como
placodermos, que presentan mandíbula y considerados como
auténticos peces.
Respecto a la evolución de la
biosfera en tierra firme, los primeros organismos que aparecen
en el registro fósil son invertebrados. A partir del Silúrico
superior, existen restos fósiles de artrópodos adaptados
a la vida continental (insectos sin alas); pero su gran
profusión no se consigue hasta el Carbonífero, periodo en el que
se desarrollan los primeros insectos alados (libélulas,
hormigas-león y análogos a cucarachas), caracterizados por
presentar dos pares de alas iguales, tener una metamorfosis
sencilla y ser masticadores. También en el Carbonífero aparecen
arácnidos semejantes a los actuales, pero con el cuerpo
segmentado.
La aparición de los Vertebrados terrestres no es posible
hasta finales del Devónico cuando la adaptación de los Anfibios
a la respiración pulmonar permite su supervivencia fuera del
agua. Los anfibios primitivos eran de
aspecto muy tosco, con la cabeza protegida por placas óseas muy
gruesas, a las que se debe la denominación de estegocéfalos.
Los anfibios fueron muy
numerosos y variados en el Carbonífero, pero la verdadera
conquista del medio terrestre por parte de los vertebrados se
produjo a finales de esta Era (Carbonífero superior - Pérmico),
con la aparición de los reptiles. Éstos,
no sólo tienen un perfecto aparato respiratorio pulmonar, sino
que, al proteger sus huevos con una cubierta calcárea, pueden
reproducirse fuera del agua sin temor a la desecación.
En el Cámbrico y en el
Ordovícico sólo se conocen restos fósiles de algas "calcáreas",
pero ya en el Silúrico superior se inicia la invasión de los
continentes por vegetales aéreos inicialmente de carácter
palustre, con caracteres ambiguos entre algas, briofitos y
pteridofitos: las Psilofitales, que se
desarrollan ampliamente en el Devónico, época en la que también
aparecen las primeras criptógamas vasculares.
La vegetación continental
llega a su máximo apogeo en el Carbonífero, con desarrollo
exuberante de licopodiales gigantescas:
Lepidodendros y Sigillarias;
Equisetales de porte arbóreo,
Calamites y helechos arborescentes,
que forman espesos bosques en las regiones pantanosas. Asociadas
a estas Criptógamas vasculares, se encuentran también las
primeras plantan con semillas, las Pteridospermas, que
tienen porte de helechos, pero que presentan fructificaciones.
Existían además auténticas
Espermafitas, como por ejemplo los Cordaites
(árboles de gran porte, con hojas acintadas), y hacia el finales
de esta Era (en el Pérmico) se desarrollaron las primeras
Coníferas.
Esta explosión de la flora
durante la segunda mitad del Paleozoico, propicia la génesis de
los importantes yacimientos de carbón de los períodos
Carbonífero y Pérmico.
La Era Secundaria conserva
esta denominación, dada a sus terrenos porque se consideraban en
posición intermedia entre los que forman la corteza terrestre.
También recibe el nombre de Mesozoica (o de los "animales
intermedios"), así como "Era de los Amonites" o bien "Era de los
Reptiles".
Tras el cierre de los Urales
en el Paleozoico (finales del Pérmico), queda constituido el
macrocontinente Pangea2 durante 50 m.a., tras los cuales
comienza su prolongada fragmentación durante 140 m.a. La
dispersión de las nuevas unidades continentales con la apertura
del Atlántico (200 m.a.) lleva consigo colisiones entre placas
continentales (caso del Himalaya), entre microplacas (como los
Alpes), o colisiones entre litosferoclastos (en los Andes y la
Cordillera Norteamericana), que producen la orogénesis de
cordilleras en lo que se ha denominado la Orogenia Alpina.
Las rocas de la Era
Secundaria han sufrido las consecuencias de la orogenia
Alpina, que, en general, no alcanza la violencia de las
orogenias anteriores. Este hecho permite que las rocas conserven
su carácter sedimentario, al no haber sufrido episodios
metamórficos tan significativos como en las orogenias
precedentes. Sin embargo en algunos casos, cuando la tectónica
alpina se ha manifestado en toda su intensidad y genera amplios
mantos de corrimiento, los materiales mesozoicos pueden llegar a
sufrir un importante metamorfismo dinamotérmico (o regional),
hasta adquirir características semejantes a los materiales
paleozoicos. De una manera general, las rocas mesozoicas
presentan colores vivos y variados.
Abundan en el Mesozoico los sedimentos marinos: calizas,
areniscas, calizas dolomíticas, calizas margosas y margas. Las
facies continentales están representadas por conglomerados,
areniscas y arcillas asociadas a depósitos yesíferos y salinos;
eventualmente se encuentran también lignitos, sobre todo en el
Cretácico, que pueden ser explotables; y una buena parte de los
yacimientos petrolíferos se encuentran también relacionados con
terrenos de esta Era. Estos últimos relacionados con la elevada
proliferación organismos microscópicos (algas, bacterias,
plancton, etc.) cuya sedimentación ha sido decisiva para la
obtención de este tipo de depósitos.
La Era Mesozoica divide en
tres períodos distintos: Triásico (248-213
m.a.), Jurásico (213-144 m.a.) y
Cretácico (144-65 m.a.). El
Triásico a su vez se encuentra dividido en tres Épocas:
Inferior, Medio y Superior (en el triásico germánico:
Bundtsandstein, Muschelkalk y Keuper),
constituidas por la sucesión de tres formaciones clásicas de
areniscas, calizas y margas irisadas. El Jurásico a su vez se
encuentra dividido en otras tres Épocas que reciben el nombre de
Lias, Dogger y Malm; en las cuales
predominan los materiales calcáreos con alternancias de calizas
y margas de tonos oscuros. Por último, el Cretácico presenta
únicamente una división en dos épocas: Inferior (con facies
continentales, ejemplo: arenas de utrillas) y Superior
(con potentes bancos de calizas y dolomías).
Si bien en la primera mitad
de esta Era la distribución de mares y tierras emergidas era
bastante similar a la de la era primaria, en la segunda mitad se
produce un cambio de gran trascendencia. La escisión en dos
mitades de Pangea2 produce un continente africano-brasileño y un
continente australiano, que no volverá a estar en contacto con
el resto de las tierras emergidas. En esta disgregación
disminuye Pantalasa y el Tetis, para dar origen respectivamente
a la placa pacífica (con un sistema de dorsales que se establece
desde hace 140 m.a.) y el Neotetis.
La escisión del
macrocontinente comienza en el Jurásico Inferior (hace
aproximadamente 200 m.a.), con la separación de Norteamérica del
continente Africano. Durante el Jurásico Medio e Inferior sigue
con la separación de la India, la Antártida y Australia; con el
inicio de la formación del Atlántico meridional y del Océano
Indico. En el Continente Nor-atlántico se produce una gran
transgresión marina, consecuencia de la cual Europa occidental
queda reducida a un gran archipiélago, en el Jurásico superior.
En el Cretácico, progresa la
separación de dichos continentes y prosigue la formación del
Atlántico Sur, que desde este momento formará una barrera
geográfica infranqueable para la migración de faunas entre
África y Suramérica. Al final de este período se establece un
puente intercontinental (actual estrecho de Bering), que permite
las migraciones entre Eurasia y Norteamérica.
La flora de Glossopteris
que predomina al principio del Triásico en el Continente
Gondwana, indica un clima frío, que luego evoluciona hacia más
cálido, con lo que cambia la flora, que ahora contiene
Tacniopteris (taeniopteris). Toda Europa queda
comprendida entre el Ecuador, que pasa por el Norte de África, y
el paralelo 40º Norte, lo que condiciona un clima subtropical.
En el Jurásico en Europa
occidental y en Norteamérica, el clima debió de ser de carácter
tropical, cálido y húmedo, a juzgar por la vegetación
predominante, lo cual favoreció el desarrollo de los dinosaurios.
El clima favorece también la formación de evaporitas
y bauxitas.
Al final del Jurásico, el
clima se hace más templado; se produce la emigración hacia el
Sur de ciertas faunas de Ammonites y
Rudistas, Corales, etc. En el continente de Angara,
el clima es templado, la flora evoluciona hasta llegar a
originar depósitos de carbón en Siberia.
El clima en el Cretácico no
debió de ser muy diferente del Jurásico; se acusa una
diferenciación de estaciones que repercute en la vegetación.
Predominan las coníferas, y se inicia el desarrollo de
las Angiospermas.
En las regiones de clima
tropical, se mantiene la fauna de dinosaurios, pero ya no fueron
capaces de soportar los cambios climáticos acaecidos al final
del Cretácico (especialmente la aparición de estaciones frías),
lo que acarreó su extinción al finalizar este periodo.
La creación de Pangea2
origina una multitud de hábitats nuevos tanto oceánicos como
continentales que permite el desarrollo de nuevas adaptaciones
por parte de la fauna fósil. Tras la importante extinción
producida en el Pérmico, el Mesozoico se caracteriza por una
nueva explosión de organismos marinos (equinodermos, moluscos,
crustáceos, peces y microplancton), que comienza en el Jurásico
medio y continúan a lo largo de toda la Era.
En el caso de las superficies
continentales se caracterizan por la espectacular fauna de
reptiles, el predominio de las angiospermas durante el Cretácico
Superior y la radiación adaptativa de los insectos polinizadores
respecto al nuevo conjunto de plantas.
Esta Era se caracteriza por
el neto predominio de los moluscos, entre los que destacan:
Amonites, Belemnites
(Belemnopsis), y diversos
grupos de gasterópodos y
pelecípodos. Siguen en importancia los
braquiópodos y las faunas arecifales, así como los
equinodermos, ciertos briozoos
(Véase el apartado correspondiente en el
artículo fósil) y
foraminíferos.
El carácter fundamental de la
Era Mesozoica, en cuanto a los Vertebrados se refiere, es
el desarrollo inusitado que durante esta época tuvieron los
reptiles, adaptándose a diversos medios
ecológicos tanto continentes (estegosauros,
tyrannosaurus, triceratops),
como marinos (plesiosaurios, ictiyosaurios,
mosasaurios), y aéreos (pterosaurios), donde llegaron
a desarrollar grandes dimensiones. Se inicia entonces el
desarrollo de todo el conjunto de reptiles que llegan hasta la
actualidad (cocodrilos,
quelonios, saurios,
ofidios), así como el grupo de los
terápsidos, que son los precursores de los mamíferos. La mayoría
de estos grupos aparecen entre el Pérmico y el Triásico, que son
los periodos de máxima expansión reptiliana.
Los peces ganoideos
fueron muy abundantes y algunos como el Lepidotes
llegan a ser frecuentes en el Cretácico inferior de facies
continental. Ya desde el Cretácico se empiezan a encontrar
teleósteos de tipo moderno.
En cuanto a los anfibios,
en el Triásico se encuentran los últimos estegocéfalos
que alcanzan tamaño descomunal. En general, los fósiles de
anfibios, en el Mesozoico, son muy escasos. Las primeras ranas
fósiles, proceden del Jurásico superior.
Las primera aves se
han encontrado fósiles en el Jurásico superior, el famoso
Archaeopteryx, con indiscutibles
afinidades reptilianas. Luego no se vuelven a encontrar fósiles
de aves hasta el Cretácico superior de Norteamérica, donde ya
presentan caracteres "modernos", a pesar de conservar dientes en
las mandíbulas y el vestigio de una cola.
Los restos más antiguos de
mamíferos, proceden del Triásico superior. En el Mesozoico
los fósiles de mamíferos son escasos, en general, grupos
especiales de organismos no placentados (marsupiales). Los
primeros registros fósiles de mamíferos placentados corresponden
con materiales de finales del Cretácico (en Mongolia), que
corresponden a organismos de pequeña talla, tipo de los
Insectívoros y con caracteres muy primitivos.
La flora Mesozoica se
caracteriza por un neto predominio de las gimnospermas,
que comprenden grupos exclusivos de esta época, como las
Bennetitales. Son muy abundantes las
cicadales, y se inicia el
desarrollo a gran escala de las coníferas (Araucaria,
Sequoia, Ginkgo),
aunque persisten numerosas criptógamas vasculares o
Pteridofitas.
En el Cretácico inferior se
inicia el desarrollo de las angiospermas,
plantas con flores, que ya en el Cretácico superior predominan
sobre las Gimnospermas. Las primeras en aparecer son las
dicotiledóneas (magnolia, Laurus,
Populus, Salix), y posteriormente, las
monocotiledóneas, principalmente las
Palmeras.
La Era Terciaria recibe este
nombre por la posición que ocupaban sus terrenos en la corteza
terrestre, ya que se trata de la tercera y más moderna Era de
Fanerozoico, que comienza hace aproximadamente 65 m.a. y se
extiende hasta nuestros días.
Esta división de la historia
geológica terrestre fue introducida en 1840 por John Phillips,
con el término kainozoico, cuya etimología significa
´animal nuevo´. El Cenozoico constituye la división más reciente
de las tres subdivisiones más importantes que presenta el
registro fósil y se caracteriza por el considerable desarrollo
de las formaciones continentales respecto a las Eras precedentes.
Por el enorme desarrollo que, en esta época alcanzan los
mamíferos, también se le ha dado el nombre de "Era de los
mamíferos".
El Cenozoico se encuentra
dividido por dos Periodos: el Terciario
(65 - 1,64 m.a.) y el Cuaternario
(1,64 m.a. - actualidad), términos relictos que proceden de la
clasificación estratigráfica del siglo XVIII, en la cual se
introdujeron los términos "Primaria" y "Secundaria".
La división y nomenclatura
actual del Terciario y Cuaternario es adoptada de los trabajos
realizados por Charles Lyell (Pleistoceno,
Mioceno y Plioceno) y Moritz Hórnes, quien
introdujo en 1856 los términos Neógeno y Paleógeno.
El Terciario queda dividido
en el calendario cronoestratigráfico actual en dos Subperiodos,
el Paleógeno (65-24,6 m.a.) y el
Neogeno (24,6-1,64 m.a.); que son
equivalentes respectivamente al Terciario Inferior y Superior.
El Paleógeno se divide a su vez en tres épocas: Paleoceno
(65-54,9 m.a.), Eoceno (54,9-38 m.a.)
y Oligoceno (38-24,6 m.a.),
mientras que el Neogeno lo hace en dos: Mioceno
(24,6-5,1 m.a.) y Plioceno
(5,1-1,64 m.a.).
El Cuaternario se encuentra
dividido igualmente en dos Series: el Pleistoceno
(1,64-0,01 m.a.) y el Holoceno
(0,01 m.a. - actualidad).
La orogénesis Alpina (cuyos
inicios se encuentran ya en el Mesozoico) ha generado la gran
parte de las cadenas montañosas de mayor trascendencia en
nuestra época (Pirineos, Béticas, Ibérica, Cantábrica, Atlas,
Cárpatos, Alpes, Himalaya, Montañas Rocosas, Andes)
paralelamente a la dispersión de Pangea2, como consecuencia de
los procesos existentes entre los bordes de las respectivas
placas, por ejemplo: la colisión de litosferoclastos (caso de
las Montañas Rocosas y los Andes), por colisiones entre
microplacas (caso de los Alpes) y colisiones entre placas
continentales (como la en cordillera del Himalaya).
Las rocas cenozoicas se
encuentran presentes de forma extensiva en todos los continentes.
Se trata generalmente de rocas que presentan una consolidación
menor que las originadas durante eras precedentes. Las rocas más
comunes son de origen sedimentario, y más de la mitad de los
yacimientos petrolíferos pertenecen a esta era. En cuanto a las
rocas de origen ígneo, a principios del Cenozoico se produce la
extrusión de importantes coladas basálticas, que actualmente
constituyen la parte Este de Groenlandia y la Meseta del Decán,
mientras que durante el Cenozoico tardío las emisiones
basálticas se localizan en los márgenes del océano Pacífico, o
bien consolidando las islas oceánicas (como el archipiélago de
Hawai, y las Canarias).
La falta de continuidad en
las formaciones continentales dificulta extraordinariamente la
estratigrafía del Cuaternario, de forma que su columna
estratigráfica debe ser establecida mediante el empleo de otros
criterios con mayor amplitud, como son los cambios climáticos y
los fenómenos geológicos que los han originado. Por esta razón
los estudios de depósitos volcánicos cuaternarios son de gran
interés, tanto desde un punto de vista paleontológico, como
estratigráfico y geocronológico (en dataciones de cronología
absoluta).
A lo largo de esta Era se
produce un notable cambio climático que da origen a una serie de
períodos glaciales, separados entre sí por períodos de clima
suave (o periodos interglaciales). En estas condiciones
climáticas se desarrolla la fauna predecesora de la actual, que
en su mayoría aún persiste.
Al principio de la Era
Terciaria subsiste todavía el Continente Nor-atlántico, unido
incluso, por su parte septentrional, con el Norteamericano, como
lo prueban los elementos comunes de flora y fauna, En cambio por
el Este, Europa y Asia estaban separadas por un amplio brazo de
mar.
Durante la mayor parte del
Terciario, Norte y Sur-américa han estado separadas. Estuvieron
unidas en el Paleoceno, pero el istmo de Panamá, en su forma
actual, no llega a formarse hasta el Plioceno.
En el Eoceno y Oligoceno, se
produce la progresiva separación de los continentes Europeo y
Norteamericano, abriéndose definitivamente el Atlántico Norte.
En el hemisferio Sur, el Atlántico separa ya ampliamente África
de Sur-América, el Indostán y Madagascar forman dos islas, y
Australia ocupa una posición más occidental de la que tiene
actualmente.
A lo largo del Terciario, las
masas continentales se desplazan hasta alcanzar su posición
actual, lo que produce la paulatina destrucción del Tetis por
subducción, así como la formación de las cadenas montañosas
correspondientes a este orógeno.
El Tetis queda destruido casi
totalmente cuando África, Arabia, India y Australia se desplazan
hacia el Norte. De tal forma que los únicos vestigios de los
sucesivos Tetis lo constituyen: la corteza del Mar Negro (de
edad paleozoica), la existente en el Mediterráneo oriental (correspondiente
con el Jurásico y Cretácico) y la del Mediterráneo occidental (generada
durante el Mioceno).
En Europa la máxima
transgresión marina ocurre durante el Oligoceno, quedando
reducida a una enorme isla. En el Mioceno, por el contrario, la
superficie de las tierras emergidas llegan a su máxima extensión.
En el Plioceno tiene lugar el
hundimiento del eje de la cadena montañosa Atlas-Bética,
formándose la fosa que separa la Península de Marruecos. En esta
época, se abre también la fosa del Mar Rojo, como consecuencia
de la separación de las dos placas continentales actuales (africana
y arábiga).
De la espectacular fauna
reptiliana mesozoica, se pasa a la aparición de numerosos
mamíferos que en ocasiones llegan a desarrollar un enorme tamaño
(ejemplo: las grandes ballenas que aparecen durante el Neogeno).
La fauna marina
característica desarrollada durante esta Era, se encuentra
constituida por Numulites y ciertos grupos
de Equínidos, junto con los
Pelecípodos, Gasterópodos,
Coralarios, y numerosos Microforaminíferos
planctónicos.
Las aves modernas (aves
con caracteres netamente separados de los reptilianos) tienen su
origen en el Eoceno, periodo durante el cual se supone debieron
ser relativamente abundantes. Es también la época en la cual se
desarrollan los peces teleósteos, que alcanzan una neto
dominio sobre el resto de los peces. Por otra parte, los
Anfibios y los Reptiles, después de la desaparición
de los grupos que caracterizan la Era Mesozoica, quedan
reducidos a su condición actual.
En la evolución de los
mamíferos, han tenido gran importancia las conexiones
intercontinentales establecidas en ciertas épocas del Terciario:
Los Ungulados
cuyo origen se encuentra en Asia central, emigraron ya en el
Eoceno a Norteamérica; lugar donde su evolución continuó durante
todo el Terciario extendiéndose hasta el continente Suramericano.
Los Proboscídeos, oriundos del Norte de África, siguieron
el mismo camino en dos oleadas sucesivas (los Mastodontes
en el Mioceno, y los Elefantes en
el Plioceno), extendiéndose por ambos continentes americanos.
Durante el Cuaternario la
fauna era muy similar a la actual, si bien algunas especies se
encuentran hoy totalmente extinguidas. En Europa los
Proboscídeos alcanzaron una amplia distribución geográfica,
como puede observarse en los restos fósiles originados hasta su
extinción: Mamut en las regiones heladas de Siberia, y las
especies Elephas (antigus y
meridionalis) en las partes del Sur de Europa; acompañados
por el rinoceronte lanudo, el reno y el oso de
las cavernas. En resumen, durante los períodos glaciales se
dio una fauna de tipo boreal, mientras que en los períodos
interglaciares Europa contaba con una fauna casi tropical.
Uno de los aspectos más
importantes en el estudio del Cuaternario lo constituye el
registro fósil de los homínidos, mediante
el cual se pretende establecer la filogenia humana y sus
relaciones con el tronco de los demás primates.
El registro fósil permite
comprobar que el origen de nuestra estirpe tiene lugar en África.
Los restos fósiles más antiguos datan del Plioceno. Parece ser
que los homínidos se separaron de unos antropoides del género
Dryopithecus o bien de formas muy próximas filogenéticamente
durante el Mioceno, de modo que en el Plioceno constituían una
línea evolutiva clara e independiente.
Uno de los homínidos más
primitivos pertenece al género Rhamapithecus (el
Rhamapithecus punjabicus), cuya extensión ocupaba
varias regiones de Eurasia y África Oriental. Las siguientes
fases en el desarrollo de los homínidos pueden esquematizarse
mediante la paulatina aparición de nuevos homínidos:
Australopitecus afarensis (finales del Plioceno),
Australopitecus africanus (comienzos del Pleistoceno),
Homo hábilis (Pleistoceno Inferior), Homo sapiens
neardentalis (Pleistoceno Medio-Superior) y Homo sapiens
sapiens, que apareció hace aproximadamente 100.000 años (límite
entre el Pleistoceno y Holoceno).
Para más información sobre este
tema, véase el artículo correspondiente a:
Evolución Humana.
El Cenozoico se caracteriza
por el neto predominio de las plantas fanerógamas, y dentro de
este grupo especialmente la clase de las Angiospermas (plantas
con flores), aunque los restos fósiles manifiestan la
coexistencia con bosques de Coníferas. De estas plantas,
lo único que se suele conservar fósil son las hojas y los frutos,
que se identifican fácilmente por tratarse de los mismos géneros
conservados en la actualidad.
Durante el Cuaternario y en
líneas generales, se puede afirmar que en los períodos glaciares
la fauna y la flora típica de las regiones frías se extendieron
hacia las latitudes medias, mientras que en los períodos
interglaciares la fauna y la flora de carácter tropical se
desplazaron hacia latitudes más altas; otras especies sin
embargo, desaparecieron durante las oscilaciones térmicas. En
los períodos glaciares, las tierras libres de hielos estuvieron
cubiertas por musgos y por la llamada flora de las Dryas,
constituida por toda una gama de sauces y helechos de
dimensiones pequeñas, propias de las tundras árticas (Dryas
octopetala, Betula nana, Salix memoralis, Salix herbacea,
Salix retura y Saxifraga oppositifolia). En las zonas
del Mediterráneo y Atlántico se desarrollaron bosques de
coníferas y hayas. En los períodos interglaciares se extendieron
por Europa central y occidental el arce, el nogal, el tilo (Tilia
Platyphylla), el boj y la higuera, así como el Quercus
mammuthi. Otras especies abundantes en diferentes regiones
fueron el Zonites acieformis, Zinites sequanicus,
Helix cintella, Clausilia filograna, Laurus
canariensis o Fraxinus, aparte de un gran número de
piceas y bojes.
a. Origen del Universo
(20.000 m.a.)
b. Origen de la Vía Láctea
(16.000 m.a.)
c. Formación de la Tierra y
otros componentes del Sistema Solar (4.600 m.a.)
d. PRECÁMBRICO (4.600 - 570
m.a.)
Arcaico (4.600 - 2.500 m.a.)
- Formación de los mares primitivos y en estos moléculas
orgánicas cada vez más complejas. Origen de la vida.
Proterozoico o Algónquico (2.500 - 570 m.a.)
- Aparecen organismos fotosintéticos.
- Aumenta la población de organismos unicelulares.
- Aparecen los primeros seres pluricelulares marinos.
e. FANEROZOICO (570 m.a.-
actualidad)
PALEOZOICO O ERA PRIMARIA
(570 - 248 m.a.)
Cámbrico (570 - 505 m.a.)
- Aparecen en los océanos los antepasados de todos los grupos de
invertebrados.
Ordovícico (505 - 438 m.a.)
- Abundancia de algas.
- Los cefalópodos dominan el mar.
- Primeros fósiles de vertebrados.
Silúrico (438 - 408 m.a.)
- Aparecen las primeras plantas e invertebrados terrestres.
- Dominio de los primitivos peces.
Devónico (408 - 360 m.a.)
- Las plantas se extienden. Primeros bosques.
- Gran diversidad de peces de agua dulce.
- Aparecen los primeros anfibios.
Carbonífero (360 - 286 m.a.)
- Grandes bosques y pantanos de helechos.
- Primera diseminación de los insectos.
- Diseminación y dominio de los anfibios.
- Primeros reptiles.
Pérmico (286 - 248 m.a.)
- Aparecen insectos modernos.
- Extinción de peces e invertebrados primitivos.
MESOZOICO O ERA SECUNDARIA
(248 - 65 m.a.)
Triásico (248 - 213 m.a.)
- Aparición de los primeros mamíferos.
- Dominio de las coníferas.
- Primeros dinosaurios.
Jurásico (213 - 144 m.a.)
- Dominio de los dinosaurios.
- Aparición de las aves.
Cretácico (144 - 65 m.a.)
- Extinción de los grandes reptiles.
- Las plantas con flores empiezan a diseminarse.
- Se genera la mayor parte del petróleo conocido.
CENOZOICO (65 m.a. -
actualidad)
Terciario (65 - 1,64 m.a.)
- Evolución de las plantas y los mamíferos superiores.
- Diversificación de los primates.
- Aparición de los primeros homínidos.
- Desarrollo de los primeros casquetes glaciares durante el
Fanerozoico, en el hemisferio Norte.
Cuaternario (1,64 m.a.- actualidad)
- Cuatro períodos de glaciación.
- Extinción de muchas especies y desarrollo de fauna y flora
actual.
- Aparición del Hombre.