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Medicina:
(Del
lat. medicina); sust. f.Conjunto
de conocimientos cientificos y actividades tecnicas destinadas a
lograr el diagnostico, curación y prevención de las enfermedades.
Sinónimos
Fármaco, específico, preparado, medicación, droga, remedio,
panacea, reconstituyente, elixir, mejunje, bebedizo.
Ciencia que se ocupa de prevenir,
diagnosticar y curar las enfermedades del cuerpo humano.
Su objetivo primordial es erradicar la enfermedad humana, ya sea de
forma individual en un solo paciente, o en una colectividad en la
que se ha producido un brote epidémico. Para ésto es necesario
realizar un diagnóstico y pronóstico de la enfermedad,
así como establecer un tratamiento terapéutico en los enfermos que
trata. El diagnóstico o reconocimiento de la enfermedad debe ser lo
más completo posible, lo que exige una precisión pluridimensional,
afrontada desde diversos puntos de vista y, a la vez,
individualizada en el paciente, es decir, referida a la forma
clínica y características especiales que definen a la enfermedad en
el enfermo correspondiente. Todo ello posibilitará una mejor
predicción del curso de dicha enfermedad, su gravedad y sus
posibilidades de curación. El plan terapéutico puede ser de muy
diversos tipos: tratamiento medicamentoso, quirúrgico,
fisioterapéutico, etc., y en muchos casos, también psicoterapéutico.
Todos estos constituirían los objetivos inmediatos de la medicina
asistencial o clínica.
Sin embargo, el objetivo de la
medicina no es sólo la curación una vez contraída la enfermedad,
sino también la prevención de ésta, para lo cual es la medicina
preventiva la encargada de ofrecer los consejos oportunos sobre
higiene, alimentación, actitudes personales, etc.
En los últimos años, la medicina ha
progresado de forma espectacular, hecho al que han contribuido de
forma extraordinaria otras ciencias, como la biología o farmacología.
Para la primera, que busca un conocimiento general de las cosas, es
primordial la investigación básica, que permite que ese conocimiento
sea utilizado en la investigación aplicada, es decir, aquella que
busca algo que tenga una utilidad, que sirva para mejorar la salud u
otros aspectos de la vida. Pero el progreso de la medicina no se
debe sólo al desarrollo científico; el desarrollo tecnológico,
especialmente en la última década, ha contribuido de forma notable a
los avances médicos. De hecho, la rápida adquisición de los nuevos
conocimientos por parte de los profesionales de esta ciencia, hace
que los textos de medicina que publican en las revistas científicas
caduquen muy rápidamente después de su aparición.
Así, el siglo XX ha asistido al
descubrimiento de vitaminas que curan las enfermedades carenciales,
al hallazgo de antibióticos como la penicilina, a la fabricación de
vacunas contra agentes bacterianos muy específicos, a la
inmunización frente a enfermedades víricas, a los avances en el
tratamiento de afecciones endocrinas y metabólicas y, gracias a las
aportaciones de la genética y de la inmunología, se ha progresado
mucho en el campo de los transplantes de tejidos y órganos.
Para la adecuada práctica de la
medicina se hace necesario la existencia de instituciones adecuadas,
tales como hospitales y otros centros públicos de salud, clínicas
privadas, centros de planificación familiar, administrativos, de
investigación, etc., todos ellos distribuidos en diferentes pueblos
y ciudades. También son muy importantes los aspectos relacionados
con la educación médica, de modo que cada país posee una serie de
requisitos, determinados por los comités y consejos, para conseguir
los títulos y licencias que hacen posible practicar esta ciencia,
aunque en los países desarrollados suelen ser bastantes similares.
Por otra parte, los grandes avances científicos han llevado a
considerar de forma distinta a como se hacía años atrás, la ética de
los médicos en su labor profesional. Una nueva disciplina denominada
bioética se ocupa de estos aspectos y afronta temas tan
discutidos como el mantenimiento de enfermos terminales, la
interrupción voluntaria del embarazo, la manipulación genética que
permite elegir el sexo y otros caracteres de nuestros hijos, o la
posibilidad de crear animales genéticamente idénticos mediante
procedimientos de clonación.
Historia de la medicina
En los últimos ciento cincuenta años la medicina ha pasado a ser
dominio de la ciencia; antes de esto, la curación era cosa de la
tradición y la magia, actitudes precientíficas que, en muchos casos,
han persistido hasta nuestros días.
La más primitiva evidencia de la
práctica de la medicina apareció durante la Edad de Piedra, en el
período Neolítico, como prueban algunos cráneos encontrados en
excavaciones, que tenían practicadas perforaciones, presumiblemente
para que salieran los espíritus demoníacos; esta práctica era, y es,
llamada trepanación.
Los tratamientos médicos en las
culturas primitivas se encontraban a medio camino entre lo empírico
y lo mágico. Los tratamientos del primer tipo incluían extracciones
de sangre (sangrías), dietas, cirugía -por supuesto muy poco
desarrollada-, y la administración de numerosas pociones, lociones y
remedios de hierbas -algunos de los cuales se utilizan también en la
moderna medicina. El segundo tipo de tratamientos se reservaba para
las dolencias más graves; en éstos había que contar con la
disponibilidad propiciatoria de los dioses, y era preciso que una
persona -que encarnaba las figuras del doctor y del sacerdote-
realizara rituales especiales con provisión de amuletos. La práctica
de los exorcismos -sacar el diablo del cuerpo, u obtener la salud
por medio de la fe- es aún práctica vigente en determinados rituales
en nuestra sociedad. Otras ciencias empíricas, como la acupuntura o
la homeopatía son también conocidas desde tiempos remotos.
El desarrollo de la ciencia de la
medicina comenzó con la filosofía natural griega.
Hipócrates,
justamente considerado en la historia como el padre de la medicina,
fue el gran médico de la Antigüedad clásica, cuyo nombre ha pasado a
ser casi sinónimo de todo aquello que implique o tenga relación con
la medicina. Se asocia el término hipocrático, ("juramento de
Hipócrates") a códigos de conducta moral que rigen en la actualidad
las pautas de los profesionales de la medicina en su servicio de la
humanidad.
Galeno de Pérgamo,
una autoridad de la medicina clásica, ya dejó claros los términos
anatomía y fisiología, y toda la medicina medieval se
basaba en los textos del griego, si bien algo adulterados.
En los siglos XVI y XVII se ponen
los cimientos de la medicina moderna; hombres como Fabricio Vesalius
y
William Harvey
renovaron la crítica, dieron los primeros pasos en la investigación
médica y, tal vez, hayan sido los más innovadores en medicina
preventiva, anestesia y terapia con medicamentos.
La medicina preventiva se comenzó a
practicar en época medieval cuando los barcos trajeron a Europa la
peste negra, y se instauró la llamada cuarentena, que
consistía en el aislamiento de los posibles afectados durante un
período de cuarenta días, al cabo de los cuales, si no se
desarrollaba la enfermedad, las personas podían salir de la nave.
La anatomía ha constituido una de
las principales áreas de estudio a lo largo de toda la historia de
la medicina, lo que es posible apreciar en los estudios iniciados
por Aristóteles y Galeno, entre otros. En la época renacentista
destaca la figura de
Leonardo da Vinci
y, posteriormente, en el siglo XVII,
Marcello Malpighi,
que fue el fundador de la anatomía microscópica.
Estudios más próximos a nosotros
fueron las investigaciones de
Edward Jenner
sobre vacunación, y la teoría de los gérmenes en las enfermedades,
propuesta por
Louis Pasteur
y desarrollada por
Robert Koch.
Importantes investigaciones sobre la anestesia y la asepsia, de
Joseph Lister,
contribuyeron al avance de la cirugía, y Crawford Long y
James Simpson
fueron los pioneros en su uso. Las terapias con drogas tienen un
claro origen en los remedios con hierbas; dos de los descubrimientos
más importantes en el siglo XX con respecto a este campo fueron la
insulina (Frederic
Banting y Charles Best) y la
penicilina (Alexander
Fleming), principios sobre los que
se derivaron todos los antibióticos, la quimioterapia, drogas,
sulfamidas, etc.
En el siglo XX, la medicina ha
sufrido una transformación radical, especialmente en lo que se
refiere a la capacidad de actuación de los profesionales de esta
ciencia que, en nuestros días, pueden curar enfermedades que antes
eran mortales, creando unas expectativas de vida muy grandes. Estos
avances se manifiestan en los métodos de diagnóstico, en la
terapéutica médica y quirúrgica, e incluso en la medicina preventiva.
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Enlaces de
interés
[Evolución
de la Medicina]
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Entre los elementos de diagnóstico
más sofisticados se encuentran las modernas técnicas de
reconstrucción de modelos tridimensionales del cuerpo (tomografías
tradicionales, ecografías, tomografía axial computarizada y
resonancia magnética), además de las visiones directas del interior
del organismo (artroscopia, cirugía endoscópica, cirugía cardíaca
teledirigida, etc.). La exploración mediante analítica bioquímica e
imagen permite conocer hoy día cualquier rincón y reacción del
cuerpo humano.
Los avances de la cirugía son
también espectaculares. La utilización del microscopio, el rayo
láser como elemento disector, las técnicas de los transplantes -que
han posibilitado salvar miles de vidas gracias a la implantación de
órganos completos (corazón, riñón, hígado...) en enfermos
desahuciados-, las técnicas de cirugía endoscópica, las múltiples y
finísimas intervenciones guiadas sobre áreas muy reducidas del
cerebro, e incluso los ensayos actuales de cirugía robotizada y
controlada por ordenador sin que intervenga prácticamente nada la
intervención de la mano humana, sumado todo ello a mejores suturas,
sistemas de hemostasia, de corte y disección, han creado un panorama
muy satisfactorio en la cirugía.
Uno de los campos quirúrgicos más
importantes es el referente al corazón y los grandes vasos. Las
técnicas de dilatación de válvulas (hoy por vía endovenosa),
recanalización de coronarias, y otras consecuciones a corazón
abierto, inimaginables hasta hace poco, han posibilitado la
continuación de la vida a numerosos pacientes.
Por desgracia, esos avances de la
medicina no se manifiestan por igual en todos los países del planeta,
de tal modo que, aún existiendo un avance general en todas las ramas
de la actuación médica, unos sectores de la población tienen mejor
acceso a ella, y por tanto están mucho mejor protegidos que otros,
especialmente los de países marginados y pobres. Asignatura
pendiente, ya en los albores del siglo XXI, que tienen pendiente
tanto la medicina como los dirigentes políticos que estructuran la
dinámica social y económica del mundo.
Pero todavía la medicina tiene que enfrentarse a numerosos retos,
entre los que se encuentran el cáncer, el tratamiento de muchas
enfermedades mentales como el Parkinson y la enfermedad de
Alzheimer, y numerosas enfermedades infecciosas como la hepatitis y
el SIDA (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida). Aunque la ciencia
ha conseguido importantes logros en su lucha contra las enfermedades
infecciosas, existen otras para las que no se conoce un método de
combate eficaz.
En el caso del SIDA, por ejemplo,
aunque la terapia farmacéutica presenta cada vez mejores resultados,
hace tiempo que se intenta encontrar una vacuna que ponga freno a
esta plaga de nuestros días. El virus de la hepatitis B (VHB),
además de producir enfermedades hepáticas, origina una forma común
de cáncer, y es el carcinógeno humano más importante, después del
tabaco. En este sentido, el progreso de la biología molecular del
VHB ha encontrado interesantes aplicaciones médicas, entre las que
se encuentran la prevención de las infecciones por medio de las
vacunas. Se han depositado muchas esperanzas en las nuevas vacunas
creadas mediante ingeniería genética, para la erradicación de este
tipo de enfermedades.
El cáncer, por su parte, se trata
con muy distintos métodos según el tipo, pero en la actualidad se
sigue buscando un sistema de inmunoterapia, es decir, un tratamiento
que permita incrementar el potencial innato del sistema inmune, que
constituye la principal defensa natural del cuerpo contra virus y
otros invasores extraños, incluido el transplante de órganos, para
eliminar las células cancerosas. Y, en cualquier caso, la
inmunoterapia constituye un buen complemento de los tratamientos ya
existentes.
Gracias a las modernas técnicas de bioquímica y genética molecular
se ha abierto un campo enorme de futuras posibilidades para
controlar las enfermedades hereditarias. Existe un proyecto mundial,
el Proyecto Genoma, coordinado por numerosas instituciones y que
tiene por objetivo obtener el genoma humano completo. Los mapas que
se obtengan serán de gran valor en investigaciones acerca de la
organización génica y cromosómica, así como en la identificación de
genes implicados en ciertas enfermedades genéticas.
Los progresos médicos prometen más
salud en un futuro, mediante el empleo de nuevas terapias, la
manipulación genética, la construcción de órganos artificiales, el
empleo de fármacos de diseño y la aplicación de otras ingeniosas
técnicas para restaurar las funciones orgánicas. Igualmente se
combatirán muchos más agentes infecciosos. No obstante, todos estos
conocimientos deben ser aplicados para permitir una mejor calidad de
vida, y habrá que tener muy en cuenta los aspectos éticos que cada
caso conlleve.
La medicina natural se fundamenta
en el empleo de las plantas medicinales. Durante mucho tiempo los
remedios naturales, y principalmente las plantas medicinales, fueron
el principal y único recurso de que disponía el médico para intentar
las curar enfermedades.
El desarrollo científico y
tecnológico permite a la industria farmacéutica y muchos equipos de
investigación utilizar y extraer de las plantas aquellas materias
primas necesarias para la fabricación de medicamentos elaborados. A
pesar de ello, todavía en nuestros días no se ha perdido el uso de
estas plantas de forma natural; de hecho, la gente intenta saber
cada vez más sobre la utilización de éstas, sus principios activos y
su aplicación en el tratamiento de diversas enfermedades. Incluso la
venta de estos productos en los herbolarios se ha visto incrementada
en los últimos tiempos.
Muchos especialistas afirman que
los remedios a base de plantas tienen grandes ventajas en
comparación con los tratamientos químicos, debido a que sus
principios activos se encuentran biológicamente equilibrados porque
existen sustancias agregadas unas a otras con cierto grado de
dependencia y por sus recíprocas conexiones, de tal forma que éstas
no se acumulan en el organismo y sus efectos contraindicativos son
muy limitados. Las sustancias activas de las plantas medicinales
suelen ser principalmente productos del metabolismo primario,
formados gracias a la fotosíntesis, tales como sacáridos; así como
sustancias resultantes del metabolismo secundario, formadas por
asimilación del nitrógeno, entre los que se encuentran aceites
esenciales, resinas y alcaloides.
Son numerosas las técnicas de
recolección, preparación, secado y conservación que permiten
utilizar correctamente las plantas medicinales, pero la manera más
sencilla de emplearlas es mediante infusiones simples o compuestas,
o en forma de preparaciones. Sus efectos pueden ser muy diversos -estimulantes,
diuréticos, laxantes, estomacales, antisépticos, antirreumáticos,
digestivos, etc.-, lo que, en ocasiones, depende de cuál sea la
parte de la planta utilizada -hojas, raíces, rizomas, semillas,
pétalos, tallos o frutos-. De todas formas, conviene recordar que
como muchas plantas contienen sustancias venenosas, no deben ser
empleadas con ningún fin sin contar con la opinión y correcta
prescripción del médico o farmacéutico.
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