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Al morir un molinero, dejó por herencia a
su hijo tan solo un gato. Pero éste dijo a su amo. -No te
parezca que soy poca cosa. Obedéceme y verás. |
Venia la carroza del rey por el camino.
-Entra en el río -ordenó el Gato con Botas a su amo, y gritó:
-¡Socorro. ¡Se ahoga el Marqués de Carabás! |
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El Rey y su hija mandaron a sus criados
que sacaran del río al supuesto Marques de Carabás, y le
proporcionaron un traje seco, muy bello y lujoso. |
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Le invitaron a subir a la real carroza,
y adelantándose el Gato por el camino, pidió a los segadores que,
cuando el rey preguntara de quien eran aquellas tierras
contestaran «del Marqués de Carabás».
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Igual dijo a los vendimiadores, y el
rey quedó maravillado de lo que poseía su amigo el Marqués. |
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Siempre adelantándose a la carroza,
llegó el gato al castillo de un gigante, y le dijo: -He oído que
podréis convertiros en cualquier animal. Pero no lo creo. |
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¿No? Gritó el gigante. -Pues convéncete.
Y en un momento tomó el aspecto de un terrible león. -¿A que no
eres capaz de convertirte en un ratón? |
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¿Cómo que no? Fíjate. -Se transformó en
ratón y entonces ¡AUM! el Gato se lo comió de un bocado, y
seguidamente salió tranquilo a esperar la carroza. |
¡Bienvenidos al castillo de mi amo, el
Marqués de Carabás! Pase Su Majestad y la linda princesa a
disfrutar del banquete que está preparado. |
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El hijo del molinero y la princesa se
casaron, y fueron muy felices Todo este bienestar lo
consiguieron gracias a la astucia del Gato con Botas.
F I N |
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