Uno de los aspectos más característicos de la historia antigua de España es la sucesión de oleadas de diferentes pueblos que se extendieron por toda la península. Los primeros en llegar fueron los Iberos, un pueblo del norte de Africa. Después llegaron los celtas, un pueblo típicamente ario, y de la fusión de los dos surgió una nueva etnia, los celtíberos, que se agruparon en varias tribus (cántabros, astures, lusitanos) que dieron nombre a sus respectivos territorios. Los siguientes en llegar, atraídos por la riqueza minera, fueron los fenicios, que fundaron varias plazas comerciales a lo largo de la costa, la más importante de las cuales fue Cádiz. Después vinieron los griegos, que fundaron varias ciudades, entre las que se encontraban Rosas, Ampurias y Sagunto. En su lucha contra los griegos, los fenicios llamaron a los cartagineses, quienes a las órdenes de Amílcar Barca, se apoderaron de la mayor parte de España. Fue en esta época cuando Roma inició una disputa fronteriza en defensa de las zonas de influencia griega: Y así comenzó en la península la segunda guerra púnica, que decidió el destino del mundo de entonces. Tras la victoria de Roma, Publio Escipión, "El Africano", comenzó la conquista de España, que iba a estar bajo dominio de Roma durante seis siglos.
Una vez que la península fue completamente sometida, hubo
una romanización de tal magnitud, que produjo escritores
de la estatura de Séneca y Lucano y emperadores tan eminentes
como Trajano y Adriano.
Roma legó a España cuatro grandes instituciones
sociales: la lengua latina, el Derecho romano, los municipios
y la religión cristiana.
Tras la caída del Imperio Romano los suevos, los vándalos
y los alanos entraron en España, pero fueron derrotados
por los visigodos, que a finales del siglo VI ocuparon prácticamente
toda la península.
A comienzos del siglo VIII los árabes se introdujeron por
el sur. Conquistaron el país rápidamente excepto
un pequeño baluarte del norte que se convertiría
en el trampolín para el inicio de la Reconquista, que no
culminó hasta ocho siglos más tarde. La época
de dominación musulmana se divide en tres periodos: el
Emirato (del 711 al 756), el Califato (756-1031) y los Reinos
de Taifas (pequeños reinos independientes) (1031-1492).
En 1492 el matrimonio de los Reyes Católicos, Isabel de
Castilla y Fernando de Aragón, preparó el camino
para la unión de los dos reinos y marcó el comienzo
de un período de creciente éxito para España,
ya que durante su reinado Granada, la última fortaleza
de los árabes en España, fue conquistada y a la
vez, en el mismo año histórico de 1492, las carabelas
enviadas por la Corona de Castilla bajo el mando de Cristóbal
Colón descubrieron América. Las Islas Canarias se
convirtieron en territorio español (1495), se afirmó
la hegemonía de España en el Mediterráneo
en detrimento de Francia con la Conquista del Reino del Nápoles,
y Navarra se incorporó a la Corona.
Los dos siglos siguientes, el XVI y el XVII, fueron testigos de
la construcción y el apogeo del Imperio Español,
a resultas de lo cual, el país se convirtió en la
primera potencia del mundo bajo la égida de los austrias
y la política europea giró en torno a él.
La Guerra de Sucesión a la Corona de España (1701-1714)
marcó el fin de la dinastía de los Habsburgo y el
comienzo de los Borbones. El Tratado de Utrecht de 1713 formalizó
la ocupación británica del Peñón de
Gibraltar, dando lugar a una situación colonial anacrónica
que todavía persiste hoy y constituye la única disputa
entre España y el Reino Unido.
En 1808 José Bonaparte se instaló en el trono de
España tras la invasión napoleónica, aunque
la fiera resistencia del pueblo culminó con la restauración
de los Borbones en la persona de Fernando VII.
En 1873 el breve reinado de Amadeo de Savoya terminó con su abdicación y se proclamó la I República. Sin embargo, un pronunciamiento militar restauró la monarquía en 1875 y Alfonso XII fue proclamado rey de España. Su hijo Alfonso XIII le sucedió en 1886, aunque su madre Reina María Cristina de Habsburgo actuó como Regente hasta 1902, cuando fue coronado el Rey.
Antes de esto una breve guerra contra Estados Unidos concluyó con la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas en 1898, completando así la disolución del Imperio Español.
En las elecciones municipales de 12 de abril de 1931 quedó
claro que en todas las grandes ciudades españolas, los
candidatos que apoyaban la monarquía habían sido
derrotados. La magnitud del voto a los republicanos fue enorme
en ciudades como Madrid y Barcelona. En las circunscripciones
rurales los monárquicos obtuvieron suficiente poder como
para asegurarse una mayoría en el conjunto de la nación.
Pero, estaba claro que en el campo los caciques tenían
todavía suficiente poder para impedir unas votaciones limpias.
En la noche del día siguiente a las elecciones se congregaron
en las calles de Madrid grandes multitudes. Los amigos en los
que el Rey confiaba más le aconsejaron que abandonara la
capital sin demora para evitar un baño de sangre. En consecuencia
Alfonso XIII se marchó de España y se estableció
la Segunda República el 14 de abril de 1931. A lo largo
de sus cinco años de vida atravesó por todo tipo
de conflictos políticos, económicos, y sociales,
inexorablemente dividieron a la opinión en dos partes irreconciliables.
El clima de violencia creciente culminó el 18 de julio
de 1936 con un levantamiento militar que condujo a una trágica
guerra civil que no terminó hasta tres años más
tarde.
El 1º de octubre de 1936 el general Franco se aupó
al poder como Jefe del Estado y comandante supremo de los ejércitos.
El Estado Español se embarcó en un periodo de cuarenta
años de dictadura, durante la cual la vida política
del país se caracterizó por la ilegalidad de todos
los partidos políticos con la excepción del Movimiento
Nacional. Franco murió en 1975 poniendo fin a un periodo
de la historia de España y abriendo camino a la restauración
de la monarquía con la subida al trono del actual Rey de
España, Juan Carlos I de Borbón y Borbón.
El joven monarca se estableció pronto como un resuelto
motor del cambio hacia una democracia de estilo occidental a través
de un cuidadoso proceso de reforma política que derogó
las estructuras legales del franquismo. Aldolfo Suárez,
Presidente del segundo gobierno de la monarquía (julio
de 1976) condujo con determinación y destreza con la ayuda,
ciertamente, de un amplio consenso social-la llamada transición
a la democracia que, después de atravesar diversas etapas
(reconocimiento de las libertades fundamentales, partidos políticos,
incluido el Partido Comunista, los sindicatos, una amnistía
de los delitos políticos, etc.), culminó con las
primeras elecciones parlamentarias democráticas en 41 años
el 15 de junio de1977. Las Cortes elegidas decidieron comenzar
un proceso constituyente que concluyó con la aprobación
de una nueva Constitución, ratificada en referéndum
el 6 de diciembre de 1978.
Entre 1980 y 1982 las regiones de Cataluña, el País
Vasco, Galicia y Andalucía aprobaron estatutos de autonomía
y eligieron sus respectivos parlamentos. En enero de1981 el presidente
del Gobierno Aldolfo Suárez dimitió y fue sustituido
por Leopoldo Calvo-Sotelo.
El 27 de agosto de 1982 Calvo-Sotelo presentó al Rey el
decreto de disolución del Parlamento y convocatoria de
elecciones generales para el 28 de octubre. La victoria en las
urnas fue para el Partido Socialista Obrero Español y su
secretario general Felipe González. Los socialistas obtuvieron
202 escaños de los 350 que tiene la Cámara Baja
y aproximadamente el 48% del voto popular. Felipe González
fue elegido Presidente del Gobierno (2 de diciembre) por el voto
de investidura parlamentario. Los grandes perdedores fueron la
Unión de Centro Democrático-que se dividió
tras la marcha de varios de sus miembros-y el Partido Comunista
de España (PCE). Alianza Popular, cuyo presidente era Manuel
Fraga Iribarne, consiguió un considerable aumento (106
escaños y aproximadamente el 26% de los votos).
El Partido Socialista Español ganó también
las elecciones de 1986, 1989 y 1993 y se consolidó la posición
del Partido Popular, encabezado por José María Aznar,
como la segunda fuerza política del país.
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