1898 Los Documentos de Puerto Rico
O b r a d i s e ñ a d a y c r e a d a p o r H é c t o r A. G a r c í a
Llegaron al anochecer del 5 de agosto a las playas de la isla caribeña. Con un insospechable silencio para no alertar a las tropas españolas, desembarcaron del bergantín el Indio Libre. Venían hambrientos y exhaustos de una peligrosa y extensa travesía. Eran miembros de una complicada expedición libertadora que había comenzado hace cinco meses en Haití.
Quien comandaba la quijotesca expedición era el hombre que se propuso quitarle la América a la monarquía española. Recientemente había cumplido 33 años. Su nombre, Simón Bolívar.
Bolívar venía navegando desde la costa norte venezolana donde había sufrido la derrota de sus aspiraciones de reconquistar el territorio. Traía en su tripulación mujeres, niños y unos cuantos ancianos, por lo cual decidió dejarlos en la isla danesa de San Thomas, ya que no podía seguir siendo responsable de sus destinos en momentos tan precarios.
Bolívar estaba en una posición desesperada; sin dinero, deprimido de su propio fracaso, sin víveres, sin agua y es cuando concibe la idea de desembarcar en la pequeña isla de Vieques.
Cerca de la isla, su bergantín encalla, ya que nadie conocía las aguas del lugar, en el momento que se aproxima un velero español. Cuando el capitán de la embarcación sube en el Indio Libre para examinar su documentación, cae en manos de Bolívar. El Libertador le pide al capitán que lleve a las damas hacia San Thomas, de ayudarlo a desencallar su nave, un pequeño bote y que no volviera por esos mares porque él estaría esperándolo, a cambio de dejarlo con vida y a todos sus tripulantes. El capitán acepta.
Vieques en esos días era una isla visitada constantemente por piratas y corsarios por lo que el gobierno español apenas se mostraba interesada en ella.
Fue por el litoral occidental de la isla por donde comenzaron a andar en aquella región desconocida, donde la luz de la luna era su única iluminación en aquella obscuridad absoluta.
Los miembros de la expedición provenían de diferentes regiones; eran granadinos, haitianos, franceses, españoles, ingleses y venezolanos, desterrados como su jefe supremo. Algunos de ellos, eran corsarios de Luis Brión, un singular personaje nacido en Curazao que admiraba a Bolívar y quien ayuda económicamente en la intrépida expedición.
En aquella pequeña isla, vivía un ciudadano con título de comandante llamado Juan Roselló. A las ocho de la noche según su mismo testimonio, la "partida de ynsurgentes" como los describió, interrumpieron en su casa, situada a una milla de la playa. En su relato cuenta que "le mataron cuatro bueyes, todas las gallinas, le robaron dos barriles de sal, uno y medio de harina, el baúl con ropa y papeles que contenía, con 186 pesos metálicos, unos pocos del que da el parte y el resto lo tenía guardado de particulares. También un esclavo de su propiedad, hachas y demás instrumentos del trabajo; una carabina, un par de pistolas, con cuanto contenía la casa...". Los expedicionarios estuvieron cinco días en Vieques según el informe del comandante. Este informe, es el único documento existente en el Archivo General de Puerto Rico sobre la visita, "según noticias de varios sugetos de la ysla con quienes se entendieron....a bordo del referido bergantín venía el Bolívar mentado de la Costa Firme....".
Una vez abastecidos, dejan las aguas borinqueñas.
No le quedaba más remedio que regresar nuevamente a Venezuela a continuar la lucha, y después de treinta y tres días de navegación desde que partió de la isla holandesa de Bonaire hacia San Thomas, llega al puerto de Güiria situado en el oriente del país donde espera reunir las tropas revolucionarias.
Pero habría de sufrir un amargo desengaño. A su llegada, José Bermudez y Santiago Mariño, oficiales de la expedición no solamente desconocen su autoridad debido al fracaso de la expedición, sino le hicieron abandonar el puerto después de intentar herirle y asesinarle con un grupo de amotinados.
Bolívar se defiende con su espada, retrocediendo a su embarcación y no tiene otra alternativa que regresar al único lugar donde puede sentirse fuera de peligro, Haití.
La expedición estuvo llena de dificultades: constante presencia de flotas españolas en las aguas del Caribe, y las costas suramericanas, falsa información, deserciones, confusión, la población no respondió a su ayuda como él esperaba, la propaganda del gobierno anunciaba que Bolívar traía una invasión negra de ex-esclavos, y todo el equipo militar se abandonó en las playas venezolanas.
A su regreso rumbo Haití una tormenta los azota por tres días, llegando al pequeño puerto de Jacmel casi como náufragos. Bolívar no se desilusionaba fácilmente ante cualquier fracaso, él tiene una misión que cumplir. Más de una vez dijo que él era "el hombre de las dificultades".
Gracias a Alejandro Petíon, el generoso presidente de Haití quien nuevamente lo ayuda en una nueva expedición, Bolívar se puso rumbo a Venezuela a mediados de diciembre, para iniciar su épica obra de reconquistarla por tercera vez.
Después de la visita de Bolívar a Vieques, el gobernante de Puerto Rico, Salvador Meléndez Bruno ordena la contrucción de un fortín militar en donde se presume que desembarcó la expedición, en las costa de Puerto Real, que se termina en 1824. Hace 184 años que Vieques tuvo la presencia de Simón Bolívar, el hombre que pensaba en términos de continentes, de nueva y poderosas instituciones, de humanidad, de libertad para los hombres, de justicia, en la unión de los países americanos, en la creación de un nuevo derecho, de poder verdadero y respetable para las nuevas naciones. Deseaba más que nadie en ese momento un nuevo y más justo equilibrio del mundo con una América libre y rica que "pudiera mostrar al Mundo Antiguo la majestad del Mundo Moderno".
Vieques desempeñó su parte para que el continente tuviera un porvenir libre del poder militar, social y político del Imperio Español al dar al Libertador, en uno de sus momentos más difíciles, sus playas y sus recursos.
Un año antes de su presencia en Vieques, Bolívar se encontraba en Jamaica exiliado por segunda vez y donde escribe: "Las Islas de Cuba y Puerto Rico que entre ambas puedan formar una población de setecientas a ochocientas mil almas, son las que más tranquilamente poseen los españoles, porque están fuera del contacto de los independientes. Mas ¿no son americanos estos insulares? ¿no son vejados? ¿no desean su bienestar?"
Fuentes Consultadas:
Simón Bolivar. Gerhard Masur (Editorial Grijalbo, México, 1960)
Bolívar en Vieques. Juan Augusto y Salvador Peria (Ateneo Puertorriqueño,
Sociedad Bolivariana de Puerto Rico, 1970)
El Libertador. Augusto Mijares (Academia Nacional de la Historia, Venezuela,
1987)
Luis Brión Almirante de la libertad. Manuel Díaz Ugueto (Monte Avila, Venezuela,
1993)
Bolívar. El Libertador. Gilette Saurat (Oveja Negra, Colombia, 1987)
Simón Bolívar. Tomas Polanco Alcantara (Venezuela, 1994)
Escritos del Libertador. Vicente Lecuna (Caracas, 1948)
Bolívar en Las Antillas. Demetrio Ramos Pérez (Real Academia de la Historia,
Madrid, 1986)
Documento: Transcripción y Nota, Bolívar en Vieques. Luis de la Rosa Martínez (Revista
Caribe,1983-84) y la asistencia de Brunilda García.
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