O b r a    d i s e ñ a d a   y   c r e a d a   p o r   H é c t o r  A.  G a r c í a

 

María Teresa Babín, escritora  Escritores de Puerto Rico

Nació en Ponce en 1910 y falleció en Río Piedras en 1989. Efectuó sus primeros estudios en Yauco y los secundarios en Ponce. Ingresó en la Universidad de Puerto Rico en donde obtuvo el grado de bachiller (1931) y el de maestría en Artes (1939), con concentración en Estudios Hispánicos. Más tarde, se recibió de doctor en Filosofía y Letras por la universidad neoyorquina de Columbia (1954).

Durante su vida académica, se desempeñó como catedrática de literatura en varias instituciones superiores de Puerto Rico y Estados Unidos. Sus artículos y ensayos literarios, en adición a los de carácter educativo y político, aparecieron en importantes revistas y periódicos del país y de Hispanoamérica.

Su tesis doctoral, El mundo poético de Federico García Lorca, se publicó en 1954 y fue premiada por el Instituto de Literatura Puertorriqueña. El resto de sus obras de tema lorquiano: Federico García Lorca y su obra (1939), García Lorca: vida y obra (1955), La prosa mágica de García Lorca (1962) y Estudios lorquianos, la sitúan en un lugar preponderante entre los críticos de dicho personaje.

Aparte de su libro Introducción a la cultura hispánica (1949), de carácter didáctico, María Teresa Babín presenta su faceta propiamente literaria en su colección de ensayos Fantasía boricua (1956), Panorama de la cultura puertorriqueña (1958), la fábula teatral La hora colmada (1960), La gesta de Puerto Rico (1967), y los poemarios Las voces de tu voz (1962) y La barca varada (1982).

La doctora Babín fue honrada con la distinción de 'Profesora Emeritus' del Herbert H. Lehman College de Nueva York (1978), en donde ejerció su labor docente desde, 1969 a 1978, y dirigió el departamento de Estudios Puertorriqueños de dicha institución. Además, recibió un doctorado 'Honoris causa' de la Universidad de Puerto Rico (1984).

La pasión lorquiana de María Teresa Babín, que se remonta al año 1937 y ha seguido ininterrumpida hasta nuestros días, queda ahora registrada en este libro, que ordena y recopila los trabajos de crítica que la estudiosa puertorriqueña ha dedicado al insigne poeta español muerto trágicamente en 1936.

Estudios Lorquianos, que publica hoy la Editorial de la Universidad de Puerto Rico, recoge los siguientes trabajos, que van de 1939-1974:

Federico García Lorca: Vida ; Federico García y su Obra; El Mundo Poético de Federico García Lorca ( tesis doctoral): La Prosa Mágica de García Lorca ; Repertorio de Cosas en la Obra de García Lorca; García Lorca: Poeta del Teatro; La Mujer en la Obra de García Lorca, y La Poesía Gallega de García Lorca.

En su Prefacio, María Teresa Babín evoca cómo al amparo de la figura inolvidable de Antonio S. Pedreira, se inició en el estudio de Lorca en sus años de estudiante universitaria, lo que produjo su primer trabajo sobre el poeta granadino: Federico García Lorca y su Obra, tesis de maestría de 1939, hasta hoy inédita.

" Las observaciones y comentarios - señala la autora - cuando estaba tan reciente la desaparición del poeta y en Puerto Rico había escasas fuentes de consulta sobre su obra, me sirvieron luego para otras incursiones por la poesía, la prosa y el teatro del autor. Se publica íntegramente, sin embargo, por ser sin duda alguna uno de los primeros intentos de estudiar la obra de García Lorca , además de ofrecer datos de importancia en cuanto al estado de la crítica a raíz de la muerte del poeta ".

En este mismo Prefacio, la doctora Babín ofrece un lúcido resumen sobre la creciente bibliografía que se ha venido acumulando alrededor del poeta, y exhorta a " deslindar aquellas obras en lo que lo esencial ha sido la circunstancia política alrededor de la muerte de Lorca , separándolos de los estudios críticos inspirados en las ideas estéticas y la creación del poeta ". Cree que deben tenerse en cuenta además, en el deslinde entre lo estético y los extra-estético, las especulaciones de algunos ensayistas europeos sobre " la hipotética relación entre la intimidad psicológica del poeta y su desgraciado fin existencial".

En una clara apreciación autocrítica María Teresa Babín enjuicia su contribución lorquiana y comenta en parte; " creo haber acertado en el enfoque crítico fundamental de sus temas y su lenguaje lírico y dramático, además de haber visto su prosa como expresión significativa de su estilo con anterioridad a otros lorquistas".

Además de estos Estudios Lorquianos, María Teresa Babín es autora de: Introducción a la Cultura Hispánica, Panorama de la Cultura Puertorriqueña, La hora Colmada, Las Voces de tu Voz, La Cultura de Puerto Rico, Jornadas Literarias, Siluetas Literarias, y Borinquen: An Anthology of Puerto Rican Literature (con Stan Steiner).

La autora es profesora de Estudios Puertorriqueños en el Herbert H. Lehman College de la City University of New York y profesora de Español en el Graduate Center of CUNY. Recientemente, el Alcalde de Nueva York la designó para formar parte de la Comisión sobre Asuntos Culturales. Es también miembro del Consejo Asesor sobre Archivos de la Región 2 y preside la Comisión de la Modern Language Association para el estudio de las literaturas de los Grupos Minoritarios. 

La Cultura de Puerto Rico

Por Maria Teresa Babin,
Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1973

Al buscar las raices de nuestra cultura nativa es imprescindible reconocer el hecho de la existencia del indio borincano y del sedimento que lego' a la estructura del pueblo puertorriqueño. Los indios del Boriquen y el grado de cultura que tenIan a la llegada de Cristobal Colon, todavIa constituyen una fuente inagotable de estudios de antropologIa. Varios puertorriqueños se han preocupado por hallar estimonios pertenecientes a su vida y sus costumbres. Abbad y Lasierra se lamenta al escribir su Historia en el siglo XVIII de que a los primeros españoles que vinieron a Puerto Rico les faltase tiempo e instrucciOn para dejarnos noticias circunstanciadas del retrato de sus almas.

El numero de indios que habitaba la Isla se estima entre muchos miles a principios del siglo XVI hasta unos centenares a finales del siglo XVIII, debido primordialmente a las mermas sufridas en las luchas belicas, a las enfermedades y a las encomiendas. No obstante, Abbad y Lasierra consigna el hecho de que hacia el 1780 habia todavia indios entre las fuerzas de la guarnicion de San German y don Salvador Brau cita un censo de 1787 en el cual aparece la cifra de 2,302 indios para esa fecha, lo cual quiere decir que si en el siglo XVIII existian todavia tantos habitantes indios en la Isla no es posible descartar su influencia 'etnica y cultural en la vida del pais.

El vocabulario de nuestra tierra conserva una caudal de voces procedentes de la civilizacion taina, incorporadas por los colonizadores a la lengua castelana. La abundancia de nombres indios de lugares, pueblos montañas y rios de la Isla atestigua la presencia secular de este primer hombre de la tierra, al igual que los cocablos referentes a objetos de la casa, a los frutos tropicales, animales y aves, y a algunos condimentos y platos de la cocina regional. on Augusto Malaret clasifica como indigenismos unas ciento cincuenta palabras corrientes en el habla de Puerto Rico, ademas de señalar varios terminos topograficos, y apuntar los indianismos de mas uso. Este caudal expresivo representa una riqueza hereditaria, no tanto por su cantidad, sino por suscitar y evocar asociaciones que nutren la fantasia. Palabras como las siguientes fecundan el arte de vivir y de crear en nuestra tierra: caimito, pajuil y mamey, frutas deliciosas; Caguas, Bayamon, Camuy, Canovanas, Yauco, Guanica, Jayuya, Orocovis, Manati, evocadoras de nombres de caciques y de lugares indios convertidos en pueblos modernos; batey, bohio, guAsima, jobo, achote, bejuco, por ejemplo se dicen con sabor añejo y cobran en nuestros labios el valor imperecedero de un ingrediente muy misterioso y fecundo de nuestra personalidad. No es cuestion de cantidad, sino de calidad, de repercusiOn afectiva y honda en el alma de un pueblo. A los vocablos aceptados como indigenismos habria que añadir los del lexico español afectados en su evolucion semAntica por el taIno primitov y las voces derivadas de ese tronco. Los hermanos Juan Augusto y Salvador Perea han hecho un Glosario etimologico taino-español, historico y etnogrAfico (1941). HabrIa que hacer tambien un estudio serio de ciertas inflexiones al hablar, de las terminaciones agudas, y de las preferencias acUsticas en la combinacion de sonidos, para llegar a precisar hasta que' zonas linguIsticas penetra la influencia indIgena en el lenguaje de Puerto Rico. las voces de origen taIno matizan el español de la Isla con reminiscencias del mundo indIgena y de la prehistoria del Caribe. Al decir tabonuci, batey, jajome, Guajataca, Coamo y Tayaboa, se remueven y se afianzan en nuestra lengua, con carActer fisico y afectivo, las lejanas raices nacionales, y se establece el entronque sutil de la lengua española que tanto amamos y cuidamos con la lengua vernAcula de los primeros boricuas.

Don Tomas Navarro Tomas opina que la lengua taIna se extinguirIa hacia el año 1550 tanto en Puerto Rico como en Santo Domingo, pero advierte la posibilidad de que en Puerto Rico, por el aislamiento de ciertas zonas montañosas y acaso por la mayor densidad de la poblacion, hubiera nucleos de familias indIgenas que mantuvieran la conciencia de su orgen hasta fines del siglo XVIII. Navarro Tomas alude tambien a la evidente presencia del elemento indIgena en los barrios de Indiera Fria, Indiera Baja e Indiera Alta, situados en la sierra de San German, dentro del termino de Maricao, El distinguido maestro abre un filon de especulaciones a la curiosidad del lector cuando trae a colacion estas reflexiones:

En los montes de Maricao, donde estan enclavadas las Indieras, es donde se situan la mayor parte de las leyendas y tradiciones del foklore puertorriqueño sobre temas de maravilla y misterio: cuevas con mansiones desconocidas, muchachas transformadas en corrientes, hombres convertidos en ceibas, personas petrificadas en las montañas, acciones de brujos y gigantes, tesoros escondidos, etcetera.

La cocina boricua es otro de los veneros mas ricos de cultura indigena. Los guanmes, las alcapurrias, el mofongo, las empanadas de yuca, los jueyes al carapacho, el casabe y tantos platos de maiz, desde el humilde funche hasta la delciosa mazamorra, trascienden a costumbres alimenticias muy antiguas, algunas anterioes al siglo XVI. Aun en la confeccion de algunos platos criollos como los pasteles de arroz y de masa puede apreciarse un sabor especial extraño al paladar español, quizas debido al achote con que le añadimos color y sabor a la carne y a la masa. Igualmente que en los alimentos, existen elementos indIgenas en la vivienda tradicional. La casa del indio aborigen se llamaba el bohio herencia que ha pasado tras generaciones al jibaro de la Isla. Navarro Tomas hace una escueta descripcion de esta casa, explicando el vocabulario referente a la construccion y al ajuar de la misma, en el que los nombres indIgenas y españoles se entremezclan en el punto concerniente a la vajilla y al mueblaje. Menciona entre otros la hamaca, el ture, el tinajero, las bateas, las ditas y las hatacas. Los asientos de piedra o de madera del bohio indio se llamaban dujos, y hay algunos ejemplos de los mismos, junto a los collares de piedra, los idolos y los cemies, conservados en el Museo de la Universidad de Puerto Rico.

El numero de tainos que ocupaba nuestra isla, estimado por el metodo de la correlacion entre el sistema economico y la densidad poblacional, no pudo sobrepasar la cifra de 100,000. El historiador Arturo Morales Carrion hace oscillar el numero de indios entre los 30,000 y los 50,000, repartidos por los yucayeques y tierras que señoreaban diversos caciques: Agueybana, en Guanica; Areziba, en Arecibo; Mabodamaca, en Camuy; Guarionex, en Utuado; Urayoan, en Añasco; Mayagoex, en Mayaguez; Caguax, en Turabo; Macao, en Humacao, y , por tierras de Loiza, la cacia bautizada por los españoles como el nombre de Luisa.

Al considerar la desaparicion de los indios como grupo diferenciado, la cual se consuma al perderse la traza de los 2,312 que aun existIan en el Año 1797 (Brau, Salvador), debe tenerse en cuenta que mas bien se trata de una disolucion que de una anulacion. Los cruces interraciales, por matrimonio y concubinato, del elemento español y el indio fueron precoces y frecuentes. De las 71 mujeres que en San Juan, durante el año 1530, estaban casadas legalmente con españoles, 14 eran indias.

El indio no es solo una reliquia en que aflora en el lenguaje, el folklore o la melancolia borinqueña. Es un hilo que subyace en los cuerpos concretos de los puertorriqueños y los liga entrañablemente a America. Sobre 'el se entrelazan los llegados de Europa y Africa que ocultan la profunda persistencia del vinculo primario.

Las investigaciones arqueologicas, entre las cuales destacan las llevadas a cabo por Ricardo E. Alegria, corroboran los datos historicos segun los cuales las Antillas fueron habitadas por gentes de tres tradiciones culturales. Los primeros pobladores de Puerto Rico, los arcaicos, desconocIan la agricultura y la ceramica, vivIan en pequeñas bandas seminomadas, usaban frecuentemente las cuevas como refugio y para enterramientos, se pintaban de rojo con hematita, no se aplastaban el craneo 'antero-posteriormente y sus rudimentarios utensilios estaban hechos de conchas de moluscos, pedernal y otras piedras. Algunas fuentes histOricas nos dicen que todavia afinales del siglo XV habitaban en la penInsula de Guanahatabeyes (Cuba) y en la de Guacayarima (La Española) algunos supervivientes de los arcaicos.

Diversos descubrimientos de culturas precerAmicas en Venezuela y Trinidad hacen que varios autores vean en America del Sur el origen de esta cultura. Otros, se pronuncian en favor de la Florida como su punto de origen. Ricardo AlegrIa, a quien seguimos principalmente en este resumen, pone en duda ambas hipOtesis y llama en cambio la atencion hacia un posible origen centroamericano, basandose en la gran semejanza de algunos utensilios encontrados en el Monagrillo (Panama') y los de la cueva de Maria de la Cruz, en Loiza, que es el principal yacimiento en Puerto Rico de esta cultura.

Otro tipo cultural fue el de los igneri. El principal yacimiento de esta cultura, Hacienda Grande, en Loiza (costa nordeste de Puerto Rico) demuestra que los gineri eran agricultores y habiles ceramistas. Aparecen vasijas de casco delgado, duro, de fino grano y formas variadas. Destacan unas botellas de fondo plano. Algunas vasijas presentan asas en forma de D, y eminencias perforadas. La decoracion, sobre una pulida superficie pintada de rojo y blanco, presenta zonas con finas incisiones. Junto a esta ceramica, son extraordinariamente abundantes los restos de cangrejos (jueyes) que dan a este pueblo el nombre de comedor de cangrejos. La existencia de yacimientos analogos al de Hacienda Grande puertorriqueño en el Saladero venezolano, en Trinidad, en las Antillas Menores y en las Islas Virgenes, autoriza a afirmar la procedencia sudamericana de los igneri, excelentes fabricantes de canoas e importadores del cultivo de la yuca, del maiz y del tabaco, ademas de otras aportaciones de tipo espiritual.

Como homenaje a la cultura taIna el Instituto de Cultura Puertorriqueña ha procedido a la restauracion de un centro ceremonial indigena del barrio Caguana en Utuado.


Entre 60 a.d. J.C. y 140 d.d. J.C. Fecha obtenida (mediante el radio carbono), de la cultura pre-agricola y pre-ceramica de la cueva de Maria de laCruz.

1508 - El 15 de junio, primera capitulacion entre Ovando y Ponce de Leon. Este se hace guaitiao de Agueybana.

1509 - En octubre Juan Ceron, con poderes de Diego Colon, le quita el mando a Ponce de leon y hace un repartimiento de indios.

1510 - Mientras viene de España el buque con las nuevas disposiciones para la Isla, se rebelan los indios.

1513 - Se funda el poblado de Santiago en la desembocadura del rio Daguao (Naguabo), destruido pronto por otra rebelion indigena que acaudilla Cacimar, cacique de Vieques. Muere Pedro Mejia defendiendo a la cacica Luisa. Muerto Cacimar los indios se retiran llevAndose algunos españoles, entre ellos a Sancho de Arango, el dueño del perro Becerrillo que a dentelladas libera a su amo, y es muerto por una flecha envenenada que le lanzan desde una canoa. Cristobal de Mendoza hace una expedicion de castigo a la isla de Vieques.

1528 - Los Caribes, aliados con los Tainos, ocultos en las selvas, llegan a Aguada, destruyen un monasterio de franciscanos y siembran constante zozobra. Tambien llegan corsarios franceses.

1569 - Cuando Santa Maria de Guadianilla (San German) apenas empezaba a reponerse de un saqueo por los indigenas, fue reducida a cenizas por los corsarios franceses.

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