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Desde octubre de 1814 a junio de 1815
se desarrolló el Congreso de Viena, en donde se fija el nuevo
orden europeo. |
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La revolución de 1848 puso fin al reinado de Luis Felipe e
instauró la segunda república en Francia.
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La guerra de Crimea (1853-1856)
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Glosario |
Nacionalismo:
doctrina que defiende el derecho a constituir
estados que se identifiquen con sus
nacionalidades. |
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¿Sabías que? |
Napoleón III brindó
su apoyo al emperador Maximiliano y a la
emperatriz Carlota, para instaurar su imperio en
territorio mexicano.
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Época de los nacionalismos: Europa de 1848 a 1870
Después de la derrota de Napoleón, hecho
ocurrido el 11 de abril de 1814 con la abdicación del emperador,
las naciones vencedoras anhelaban implantar un sistema que
restaurara el Antiguo Régimen, eliminara las ideas difundidas
por la Revolución Francesa y configurara o diseñara un nuevo
mapa mundial.
El
nacionalismo se convirtió en un factor que dinamizó la
vida política del siglo XIX. Sus partidarios defendían el
derecho de los pueblos a constituir estados que se identificaran
con las nacionalidades; es decir, con los grupos con los cuales
compartían elementos comunes, como el idioma, la religión, las
costumbres y los intereses. Este movimiento, que había tomado
forma durante la dominación napoleónica, se fortaleció después
del Congreso de Viena, el que resolvió instaurar un nuevo
sistema político–religioso, llamado Santa Alianza y
un nuevo mapa europeo que hizo variar las fronteras
internas del continente. Esto último planteó una serie de
problemas en relación con el principio de las nacionalidades:
naciones fragmentadas en múltiples estados, como Italia y
Alemania; estados multinacionales, como el Imperio
Austriaco, conformado por checos, eslovacos, croatas, polacos,
eslovenos, húngaros e italianos, y el Imperio Turco, formado por
búlgaros, serbios, albaneses y croatas. Finalmente,
nacionalidades sometidas, como en los casos de
Irlanda en el Reino Unido, de los alemanes de Schleswig y de los
noruegos en Suecia, entre otros.
Después del año 1850, el sentimiento nacionalista consiguió
grandes victorias. El más poderoso de ellos, culturalmente,
ocurrió en Alemania, donde, coincidiendo con el romanticismo,
apareció una generación de intelectuales cuya influencia se
extendió por Europa hasta el siglo XX.
Uno de los principales teóricos de esta época fue Johann
Gottfried Herder, inspirador de una tendencia conocida como
Sturm und Drang (algo parecido a ‘tormenta e impulso’ en
alemán), que proponía que toda cultura verdadera debía brotar de
raíces propias; es decir, poseer un carácter nacional. Estas
ideas fueron recogidas por el filósofo Johann Gottlieb Fichte,
quien fue un poco más allá, afirmando que el carácter alemán era
más noble que otros. En definitiva, para los intelectuales
alemanes el nacionalismo se convirtió en una obsesión.
El Segundo Imperio
francés: Napoleón III |
La
restauración de los Borbones en Francia
fue breve. La Revolución de julio de
1830 estableció la monarquía de Luis
Felipe, derribada a su turno por la
Revolución de febrero de 1848, que
instauró la segunda república.
Luis
Napoleón (sobrino de Napoleón
Bonaparte) acabó con la segunda
república francesa y restableció el
imperio el 2 de diciembre de 1852,
tomando el nombre de Napoleón III.
Le correspondió ser el dirigente de
la política europea durante 20 críticos
años, en los cuales se consumaron las
unificaciones de Italia y Alemania. Su
régimen se apoyó en los generales que le
habían ayudado a dar el golpe
contrarrevolucionario y en la burguesía
que había colaborado para conseguirlo.
Al comienzo contó también con el apoyo
popular, a excepción de los
republicanos.
Asimismo, en un principio fue
respaldado por los católicos y por los
liberales.
Su gobierno se caracterizó por la
realización de importantes planes
económicos, industriales y técnicos que
incluso transformaron a París en la
capital del mundo.
En política exterior, apoyó los
diferentes movimientos nacionalistas,
participó en la guerra de Crimea y
desarrolló una activa política colonial,
con obras tales como: la ocupación de
Argelia, la apertura del canal de Suez,
la ocupación de Senegal y luego la de
Indochina. |
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Garibaldi fue defensor de
la independencia y unidad italiana. |
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El 18 de enero de 1871, en
el palacio de Versalles, Guillermo I es proclamado emperador de
Alemania. |
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Otto von Bismarck
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Alejandro II
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¿Sabías que? |
El imperio ruso, en
el siglo XIX, tenía una población de cincuenta
millones de habitantes y una superficie total de
18 millones de km2.
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Los movimientos unitarios de Italia y Alemania
La
intensidad y la duración de la crisis revolucionaria suscitada
entre los años 1848 y 1850 dieron testimonio de la fuerza
creciente de las ideas liberales y nacionales. En
la segunda mitad del siglo XIX, casi todas las monarquías
absolutas tuvieron que transformarse en monarquías
constitucionales, y la mayoría de las naciones logró
emanciparse.
Dos de los acontecimientos más importantes de este período
fueron la unificación italiana y la unificación alemana,
terminadas a costa de sangrientas guerras que modificaron la
situación internacional.
Desde la desaparición del Imperio Romano, Italia no era un
país sino una simple expresión geográfica. Casi unificada por
Napoleón I, había sido de nuevo dividida en 1815 por los
congresos de Viena. A partir de esa época había quedado
escindida en siete estados: reino de Cerdeña, reino
Lombardo-Véneto (veneciano), ducados de Parma, Módena y Toscana,
estados pontificios y reino de las Dos Sicilias. El reino
Lombardo-Véneto pertenecía al emperador de Austria, cuya
influencia también se ejercía sobre los ducados de Parma, Módena
y Toscana, posesiones de príncipes austríacos.
Italia fue unificada por los reyes de Cerdeña para fines
propios. Esta unidad se realizó en dos etapas: en la primera,
los austriacos fueron expulsados de sus posesiones. En la
segunda, los diversos estados se agregaron al reino de Cerdeña y
se fundieron en un solo reino.
Los principales fundadores de la unidad italiana fueron
Víctor Manuel (rey de Cerdeña), su ministro Camilo Benso,
conde de Cavour, el patriota republicano José
Garibaldi y Napoleón III.
Etapas de la unificación italiana
En el año 1858 Napoleón III, en la entrevista de Plombières,
se comprometió a ayudar a la causa nacionalista italiana a
cambio de recibir el condado de Niza y Saboya. La guerra de
Austria contra el Piamonte y Francia en 1859, fue un fracaso
para el ejército austriaco (batallas de Magenta y Solferino);
pero el temor a que Prusia interviniera a favor de Austria llevó
a Napoleón III a firmar con este último país la Paz de Zurich
en 1859 y a anexar la Lombardía.
En 1861, el reino de Nápoles, tras la expedición de los
camisas rojas de Giuseppe Garibaldi, ocurrida en 1860, se
integró al reino de Italia. Ese mismo año, Víctor Manuel había
sido proclamado rey de Italia y establecido el Parlamento
italiano en Turín.
Al perder la guerra contra Prusia –este reino se había aliado
con Italia–, Austria tuvo que entregar a Italia el Véneto (Paz
de Viena). En 1867, Garibaldi intentó apoderarse de Roma, pero
la intervención francesa en favor del Papa se lo impidió. La
derrota francesa frente a Prusia en la llamada Guerra
Franco-Prusiana, privó al papado del apoyo de Napoleón III,
posibilitando la ocupación de Roma (1870).
En 1871, la unificación de Italia ya se había conseguido y se
estableció en Roma la capital del estado parlamentario italiano.
Por otra parte, la ciudad del Vaticano se convirtió en el único
ámbito de la soberanía papal.
Unificación de Alemania
En forma paralela a Italia, los estados que formaban la
Confederación Germánica –divididos tras la caída de Napoleón
Bonaparte– atravesaron una crisis que culminó igualmente con la
unificación de Alemania. Sin embargo, la confederación siempre
estuvo dominada por los intereses de Austria y Prusia.
A partir de la década de los años cincuenta, Prusia,
con una imagen de Estado moderno debido a su dinámica economía y
a la eficacia de su gobierno, sumada a la unión aduanera de
1834, que había agrupado a los estados del norte, se convirtió
en el centro económico de Alemania.
Tras la ascensión al trono de Guillermo I se nombró como
canciller a Otto von Bismarck –conocido como el
Canciller de Hierro–, quien ya había estado en el poder
junto a Federico Guillermo IV y se identificaba fuertemente con
la causa nacionalista. Su principal proyecto fue lograr el
sometimiento de Austria, realizando asimismo la unificación de
Alemania y su elevación a primera potencia mundial.
Decidido a debilitar a Austria, Bismarck la incitó a apoyar
la causa de los ducados de Schleswig-Holstein y Lauenburgo,
territorios de población danesa y alemana que Dinamarca
reclamaba para sí. Después de un conflicto bélico (1863-1865),
Prusia y Austria se repartieron dichos territorios. Pero el
canciller no cesaba en su plan y acusó a Austria de abuso de
poder en los nuevos territorios, lo que originó la guerra
austro-prusiana de 1866. En ella se aliaron Francia, Prusia e
Italia, venciendo a Austria en Sadowa y firmando con
posterioridad la Paz de Praga. Este acuerdo suprimió la
Confederación Germánica, formándose en torno a Prusia la
Confederación Alemana del Norte, en el año 1867, integrada por
veintiún estados (ver infografía).
Imperio Austrohúngaro
La revolución de 1848 dio el trono a Francisco José I,
quien restauró el absolutismo y la centralización. Sin embargo,
la agitación continuaba, especialmente entre los eslavos. Por lo
mismo, el monarca debió ser más intransigente, sobre todo frente
a la amenaza de Francia y Prusia.
En 1867, tras ser derrotada Austria en Sadowa, Hungría fue
reconocida como reino dentro del imperio, con parlamento y
gobierno propios. Con la coronación de Francisco José como rey
de Hungría nació el Imperio Austrohúngaro.
Imperio Ruso
Después del fracaso ruso en la guerra de Crimea (1853-1856,
contra Turquía, Inglaterra, Francia y Cerdeña), el zar
Alejandro II inició una serie de reformas para disminuir el
absolutismo de su antecesor Nicolás I. El conflicto había dejado
en evidencia el atraso del ejército, la administración y la
economía rusas. Por esto, en 1861 se llevaron a cabo cambios
políticos y sociales, como la abolición de la servidumbre y la
reforma al sistema judicial y penal. También se fomentó la
enseñanza primaria y secundaria y en 1864 se establecieron
asambleas provinciales de elección popular.
En cuanto a su expansión, Rusia se extendió a través de
Siberia y, en el año 1860, Vladivostok pasó a ser puerto ruso en
el Pacífico.
Estas reformas no fueron suficientes, debido a las tensiones
nacionalistas, como la insurrección polaca de 1863, y al
crecimiento del anarquismo, que significó incluso el
asesinato del zar Alejandro II.
Los zares que le sucedieron, (Alejandro III y Nicolás II)
restablecieron la política aristocrática anterior.
Imperio Otomano
El desarrollo del nacionalismo entre los pueblos de los
Balcanes, impulsado por los intereses de los países vecinos y de
las potencias europeas, fue la causa de la disgregación del
Imperio Otomano.
El nacionalismo se arraigó con gran fuerza en este imperio y,
en 1830, Grecia ya había conseguido independizarse. En
1860 hicieron lo mismo los principados rumanos de Valaquia
y Moldavia, que se unieron formando un año después el
Estado de Rumania, con Carlos I de Hohenzollern como
primer monarca.
La agitación terminó con la guerra ruso-turca de 1877
y el Tratado de San Estéfano, que estipulaba la independencia de
Serbia y Rumania, la creación de Bulgaria y
la autonomía de Bosnia Herzegovina. Sin embargo,
potencias como Inglaterra y Austria no aceptaron este tratado,
por lo que Otto von Bismarck ofició de árbitro y forzó a Rusia a
someter las cláusulas del tratado a la ratificación del Congreso
de Berlín. Este pacto arregló la cuestión de oriente de la
siguiente manera:
1. Montenegro, Serbia y Rumania quedaron
independientes.
2. Macedonia fue colocada de nuevo bajo la autoridad
del sultán; Rumelia, constituida en provincia autónoma, y
Bulgaria, en principado.
3. Rusia recibió Besarabia y algunos territorios del
Asia. Austria obtuvo el derecho a ocupar Bosnia Herzegovina.
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Camilo Benso, conde de
Cavour |
Para
la unificación de Italia, el conde de Cavour se
transformó en un personaje esencial.
Pertenecía a la antigua nobleza del Piamonte.
Siendo oficial en sus primeros años de carrera,
presentó luego su dimisión debido a que sus
ideas liberales le habían hecho adquirir mala
fama dentro de las filas armadas, y se dedicó a
la agricultura.
Miembro del Parlamento sardo (de Cerdeña)
desde 1848, entró en el ministerio en 1850 y
pronto llegó a ser su jefe. El rey Víctor Manuel
lo dejó gobernar a su entero gusto, por lo que,
en medio de grandes dificultades, pero con una
gran audacia, realizó el programa que se había
fijado: conseguir la unificación de Italia en
provecho del Piamonte. Fue así como en algunos
años logró construir una red de ferrocarriles,
concluyó tratados de comercio y suprimió la
mayor parte de las órdenes monásticas, cuyos
dominios fueron vendidos para beneficiar al
Estado con los recursos necesarios para la
guerra. |
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La expansión colonial
europea tuvo su mayor apogeo en los últimos años del XIX y
principios del siglo XX. |
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Luego de la exploración vino el reparto
del continente africano entre las grandes potencias. |
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Esta caricatura evoca la penetración de
las grandes potencias en territorio asiático. |
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¿Sabías que? |
Promovido por una
elite, en 1885 se creó el Congreso Nacional
Indio, que pretendía conseguir de los británicos
concesiones políticas legales. |
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Época del Imperialismo
Durante el
período comprendido entre los años 1870 y 1914 la economía de
todo el planeta alcanzó una gran interdependencia. Así, con el
desarrollo propiciado por los medios de transporte y de
comunicación no solo se hizo posible la relación entre zonas
distantes, sino que también se incrementó el comercio y la
conquista de las tierras que no habían sido colonizadas.
En este escenario fue que los principales países europeos se
dispusieron a establecer, mediante el reparto de territorios
–especialmente África en la Conferencia de Berlín–, un nuevo
sistema de dominación llamado imperialismo. Con
posterioridad, las disputas territoriales y por la apropiación
de mercados darían lugar a la Gran Guerra o Primera Guerra
Mundial.
El imperialismo de esta época se distinguió del colonialismo
de períodos anteriores en que las potencias europeas penetraron
ahora más profundamente en los países dependientes, mediante la
inversión de capitales. Con el fin de resguardar esas
inversiones hubo que generar una política de dominación, la que
se logró convirtiendo las áreas sometidas en: colonias,
caracterizadas por estar dirigidas políticamente por el pueblo
dominador; protectorados, con un jefe designado, y
esferas de influencia, que eran teóricamente independientes.
En el año 1850, el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda
ya disponía de un vasto y heterogéneo imperio repartido a
través del mundo, que había sido conquistado paulatinamente a
los franceses, españoles y holandeses en el siglo XVIII. Algunos
de estos territorios eran Malta, Corfú y las
islas Jónicas en el Mediterráneo, Ceilán en la ruta
de la India, Singapur y Hong-Kong en la ruta de
China, Gibraltar y la isla Mauricio.
Una vez afianzado el dominio inglés en la India, en
1888, sus dominios se extendieron hacia el este y hacia el
oeste, incluyendo áreas como Tailandia y Afganistán.
Luego se establecieron varios protectorados, entre ellos la
India, que reportó grandes ingresos a la economía británica.
En África el Reino Unido ocupó Egipto en 1882, y, a
partir de ahí, estados como los actuales Sudán,
Nigeria, Somalia, Zimbabwe, Kenia y
Uganda, Sierra Leona y Gambia. Como su
ambición no terminó allí, extendió su colonia del Cabo
hacia el norte, donde se toparon con los bóers o criollos
holandeses establecidos en las repúblicas de Orange y Transvaal,
surgiendo un enfrentamiento que terminó con la victoria
británica y la anexión de ambos estados.
Asimismo, en las Antillas, Guyana y Honduras,
el Reino Unido estableció colonias de plantación; mientras que
en lugares como Australia, Nueva Zelanda y
África del Sur lo hicieron como colonias de poblamiento.
A principios del siglo XX, el imperio británico poseía cerca
de 38 millones de kilómetros cuadrados de territorio y unos 450
millones de habitantes dispersos en ellos.
Conferencia de Berlín y el reparto de África
El proceso de colonización por parte de los europeos tuvo su
fin en África, cuya penetración se realizó siguiendo las grandes
vías fluviales, como los territorios del Níger, que
fueron explorados entre los años 1788 y 1830; la cuenca del
Nilo y la región de los Grandes Lagos, entre 1854 y
1859; el Zambeze, entre 1841 y 1873.
La exploración del río Congo, que dio lugar en etapas
siguientes a la fundación del Congo belga, motivó el
enojo de otros países, por lo que el canciller Bismarck actuó
como árbitro y convocó a la Conferencia de Berlín
(1884-1885), que reconoció la fundación de un Congo belga y de
un Congo francés, ambos con salida al mar; la libre navegación
por los ríos Níger y Congo, y el derecho a la posesión a partir
de un enclave costero.
Así, la costa mediterránea africana quedó en manos de Francia
y el Reino Unido; la costa oriental se dividió entre los
alemanes al sur y los británicos al norte. La costa occidental
quedó en poder de los belgas, franceses y británicos. Los
italianos consiguieron Somalia y los portugueses, Angola y
Mozambique. Sin embargo, pronto estallaron conflictos por la
posesión de las zonas más estratégicas o más ricas, como en el
caso de Túnez, Egipto y Marruecos.
El resultado de la división africana fue desastroso para la
población local, la cual sufrió el desarraigo impuesto por las
culturas extranjeras, el mal trato y la disolución de sus
sistemas de organización; todo esto por los intereses
coloniales.
Imperio colonial
francés |
La expansión
del dominio francés se inició durante el II Imperio y se estableció en Argelia,
en Gabón y en los
archipiélagos oceánicos.
Entre los años 1859 y 1869 se extendió
por el Sudeste Asiático, sur de
Vietnam y Camboya. En 1877
fundó Dakar, capital de Senegal.
No obstante, no fue hasta la III
República cuando se formó el auténtico
imperio colonial francés, pues en esa
época Francia se constituyó como un
gobierno republicano y democrático.
En 1887, Francia se apoderó de
Vietnam y Laos, fundando la
Unión Indochina (abarcaba Vietnam,
Laos, Camboya y
Tailandia).
En África consiguió Túnez, el
oeste de Sudán, África
Ecuatorial y parte de Marruecos. |
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El imperialismo
estadounidense |
A fines del
siglo XIX Estados Unidos inició una
nueva política exterior. En 1898, tras
la guerra de Cuba con España, en la que
los estadounidenses lucharon en favor de
los independentistas, logrando que
España les cediera los dominios de
Puerto Rico, Guam, las
islas Marianas y las Filipinas.
A pesar de que se estableció como
república independiente, Cuba
(1893) quedó sometida al arbitrio de los
Estados Unidos en sus relaciones
internacionales. En 1893, tuvo lugar
también la anexión del archipiélago
de Hawai.
En 1903, una revolución que contó con el
apoyo de Estados Unidos separó a Panamá
de Colombia (a la que pertenecía con el
nombre de departamento del Istmo). Luego
de reconocer su independencia, procedió
a construir el canal de Panamá, con lo
que convirtió a ese país en un
protectorado más. |
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