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Masacre de Ponce

La Masacre de Ponce conocida como unos de los actos más sangrientos en contra del movimiento independentista en Puerto Rico se llevó a cabo el 21 de marzo, 1937. A continuación el relato de los hechos según el escritor y poeta puertorriqueño Juan Antonio Corretjer de su libro publicado en Montevideo en los años 60's.    

Alrededor del 14 de marzo, Plinio Gracián y Luis Castro Quesada, dirigentes nacionalistas de Ponce, le notificaron al gobierno municipal que el 21 de marzo la Junta Nacionalista celebraría un mitin público, que sería precedido por un desfile. Aún en estos tormentosos días de 1937, el pueblo sentía una gran atracción por los desfiles y actos públicos del Partido Nacionalista. El alcalde de Ponce, José Tormos Diego, concedió inmediatamente el permiso. Debe señalarse que la solicitud del permiso era un mero acto de cortesía de los nacionalistas al gobierno municipal. De acuerdo a la ley, en Puerto Rico no se necesitaban permisos para celebrar desfiles o actos públicos en los parques o plazas de la isla.
 Familiares de los Nacionalistas muertos en la  Masacre De Ponce al frente de la Junta Nacionalista.
Familiares de los Nacionalistas muertos en la Masacre De Ponce al frente de la Junta Nacionalista.
Los impactos de balas se pueden notar en la pared.    

El viernes 19 de marzo, el Jefe de la Policía, Coronel Orbeta, llegó a Ponce para estudiar la situación. Orbeta regresó a San Juan y conferenció con el general Winship. Allí, en aquellos momentos, se planeó y se ordenó la masacre de Ponce. Winship le ordenó a Orbeta que regresara a Ponce y convenciera (u obligara) al alcalde Tormos de que debía suspender el desfile. El 20 de marzo, el día anterior al desfile que iba a celebrarse, el jefe de la Policía del distrito de Ponce, capitán Felipe Blanco, les escribió la siguiente carta a los dirigentes nacionalistas Luis Castro Quesada y Plinio Graciany: Me place acusar recibo de su carta, fechada ayer a las 7:40 p.m., informándole del desfile de los Cadetes de la República y del acto que será celebrado el próximo domingo 21 de marzo, en esa ciudad de Ponce, cuyo programa he leído en la página 3 de El Mundo de ayer y que dice, en parte: 2:00 p.m.- Concentración de las Divisiones del Ejército Libertador del distrito de Ponce y pueblos limítrofes, para desfilar a lo largo de las calles de Ponce-. Deseo informarle a ustedes que, de acuerdo a las instrucciones que he recibido de mis superiores, la Policía no permitirá tal celebración y, en cumplimiento de mi deber, así se lo comunico a ustedes por medio de esta carta".

Preparativos De La Masacre

El 21 de marzo y, durante los días que precedieron a la masacre, se llevó a cabo una significativa concentración de fuerzas policíacas en Ponce. Estaban bien armados: rifles, carabinas, sub-ametralladoras, bombas lacrimógenas, granadas de mano, todo esto en adición a las armas usuales: revólveres, macanas, etc. A la dotación policíaca de Ponce se sumó una fuerza adicional de 200 hombres.    

El coronel Orbeta volvió a discutir la situación con el capitán Blanco. Orbeta y Blanco decidieron ir a ver al alcalde Tormos y convencerlo de que cancelara el permiso. No fue hasta después de pasado el mediodía que pudieron localizar al alcalde, quien les hizo bien claro que había concedido el permiso. El coronel Orbeta trató de impresionar al alcalde Tormos con los peligros que envolvía la celebración de dichos actos. Le dijo que él, Orbeta, tenía información de que los nacionalistas iban a venir armados y que tenía información específica de que venían grupos armados de Mayagüez. Sin embargo, luego, bajo contra-interrogatorio del Comité Investigador de la UALC, el coronel dijo que él le había dicho al alcalde que era un escándalo permitir dicho desfile y que él no contaba con información alguna, sino que cualquiera de los nacionalistas podría actuar alocadamente y lanzar piedras a las ventanas de los comercios o cometer actos desordenados. De hecho, se probó fuera de toda duda que el grupo de 50 personas que vino de Mayagüez (compuesto de hombres, mujeres y niños) estaba desarmado, al igual que los otros nacionalistas.    

Después de una larga discusión, el alcalde accedió a los deseos de Orbeta. Tormos llamó inmediatamente a los dirigentes nacionalistas y les comunicó que él no se había dado cuenta de que ese era un día de fiesta religioso, Domingo de Ramos; y que los Padre Paules le habían pedido que no permitiera el desfile. Los nacionalistas sabían que Tormos mentía, pero aparentando ignorarlo, le dijeron que la gente que venía para el desfile ya se encontraba en Ponce; que el desfile se llevaría a cabo ordenadamente, en silencio, y que ellos así se lo informarían a los Padres Paules. Entonces Tormos abruptamente dio por terminada la entrevista y dijo que el permiso estaba cancelado.    

Desde ese instante hasta las 3:00 p.m., se llevaron a cabo una serie de discusiones entre el coronel Orbeta y el capitán Blanco, de una parte, y los nacionalistas por la otra. Mientras los jefes de ambas partes discutían, la Policía concentraba sólidamente sus fuerzas en las calles que rodeaban el local de la Junta Nacionalista y en la esquina de las calles Marina y Aurora. Los nacionalistas entraban al local acompañados de sus hijos y esposas. Hay suficiente evidencia para probar que la Policía le decía a aquellos que no eran nacionalistas que no entraran en el área comprendida entre las calles Marina, Aurora y Jobos. Sin embargo a los nacionalistas (fáciles de reconocer, ya que muchos de ellos estaban uniformados y aquellos que vestían de civil llevaban insignias) se les permitía cruzar las líneas montadas por la Policía. Se le permitió el paso a alrededor de 80 Cadetes nacionalistas uniformados.    

Poco antes de comenzar el tiroteo, el coronel Orbeta y el capitán Blanco visitaron el área. Había una gran tensión. La Policía había tomado posiciones y los nacionalistas estaban rodeados. El coronel Orbeta y el capitán Blanco se marcharon. Luego alegaron que ellos no le habían dado órdenes a la Policía. De acuerdo a las declaraciones del coronel Orbeta, él y Blanco montaron en un auto de la Policía, y se fueron a pasear por Ponce y sus alrededores, a disfrutar de las bellezas del paisaje. Orbeta y Blanco regresaron después de haber terminado el tiroteo.

La Encerrona De La Policía

Alrededor de las 3:15, los Cadetes formaron fila de tres en fondo, listos para dar comienzo al desfile. Detrás de ellos estaba el Cuerpo de Enfermeras con uniformes blancos. Tras el Cuerpo de Enfermeras, la banda, que consistía de sólo cuatro músicos. Los cadetes y las enfermeras se cuadraron militarmente cuando la banda comenzó a tocar La Borinqueña .

Veamos ahora la relación de posiciones entre la Policía, los cadetes, las enfermeras y el público. La calle Marina corre de norte a sur. Primero la atraviesa la calle Luna y, un poco más arriba, la calle Aurora. En esta esquina –en la esquina de las calles Marina y Aurora- estaba el local de la Junta Nacionalista. Entonces viene la calle Jobos. Un grupo de policías se alineó en el lado este de la calle Marina, entre Luna y Aurora. En las inmediaciones de la calle Aurora, a corta distancia de Marina, estaba un nutrido grupo de policías, listo para entrar en acción. En la parte oeste de la calle Marina, frente al local de la Junta Nacionalista, ocupó posiciones otro grupo policíaco. Todos estaban armados con rifles, bombas lacrimógenas, carabinas, etc. Los Cadetes estaban parados en atención, en el lado sur de la calle Aurora.    

Detrás de los nacionalistas había otro grupo de policías, armados con sub-ametralladoras Thompson. Testigos oculares y fotografías han probado que los nacionalistas estaban totalmente arrinconados y atrapados, y además desarmados. Dos fotógrafos de la prensa habían tomado posiciones en el balcón de la residencia de una distinguida familia ponceña, la familia Amy. Estos fotógrafos tomaron muchas fotografías. Una de las fotos, tomadas por José Luis Conde segundos después de haber comenzado la masacre, muestra a la Policía avanzando hacia el pueblo desde el norte, o sea desde la calle Aurora. En la foto puede observarse a amplios grupos de personas, hombres, mujeres y niños, casi todos congregados en la esquina de las calles Aurora y Marina, casi frente al local de la Junta Nacionalista. Dicha foto muestra además a los Cadetes puestos en atención, seguidos de las enfermeras y directamente detrás de ellos, al destacamento de los policías armados de sub-ametralladoras, comandado por el Jefe Pérez Segarra.