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Clemente y Arocho Motivados por un salvaje y brutal instinto, Carlos Arocho, de 17 años de edad y Jacinto Clemente, de 24, cometieron uno de los crímenes más horrendos registrados en los archivos de la policía: el asesinato de Guillermina Rodríguez Morales, una inocente niña que cursaba su quinto grado. El escenario del cruel asesinato fue el Barrio Cepero, un tranquilo sector entre Río Piedras y Trujillo Alto para los años 20. El 20 de febrero de 1924, Guillermina, luego de almorzar en su casa, se dirigió hacia su escuela. Sus padres la esperaban de vuelta a las 4:00 p.m., pero ésta nunca regresó. Su preocupado padre, Rafael Rodríguez, se dirigió a la escuela, pensando que estaría castigada, pero la maestra le informó que la niña no había asistido a clases esa tarde. Sin más tiempo que perder, comenzó la búsqueda por los cañaverales cercanos y los pueblos vecinos. El golpeado, ultrajado y estrangulado cuerpo de Guillermina fue encontrado al día siguiente por su hermano José. Vecinos del barrio informaron a la policía que habían visto a Jacinto Clemente merodeando cerca del lugar de los hechos. Este fue arrestado e interrogado. Acorralado por sus propias contradicciones, confesó el delito e implicó también a Carlos Arocho. Clemente y Arocho fueron sentenciados a la horca y ejecutados el 27 de junio de 1927, en el patio interior de la cárcel La Princesa en el Viejo San Juan, ante un grupo de periodistas e invitados. Afuera, una inflamada muchedumbre, que quería presenciar la ejecución, rompió la verja exterior del presidio. Desde 1927 se abolió la pena de muerte en Puerto Rico, pero en 1994, el gobierno federal aprobó legislación anticrimen, que aplicó la pena capital en 60 delitos federales en los Estados Unidos, incluyendo la jurisdicción de Puerto Rico. Correa Coto El 28 de octubre de 1950, se fugó de la Penitenciaría Estatal, Antonio Correa Coto, quien cumplía dos cadenas perpetuas por haber matado a dos personas en Ponce. Para escapar, instigó una revuelta en la que participaron 111 presos y murieron varios guardias penales. La distracción le dio la oportunidad de liberarse y de paso adquirir armas y municiones. El peligroso asesino estaba motivado por un vehemente deseo de vengarse de las personas que según él lo hicieron ir al presidio injustamente. Todo Puerto Rico estaba alarmado por la noticia del prófugo. Se unieron a su búsqueda civiles armados y se utilizaron todos lo medios posibles para darle caza. Se trajeron perros policías desde la Florida, se quemaron cuerdas y cuerdas de cañaverales, se utilizaron autos, motoras, aviones y hasta lanchas para dar con el paradero de Correa Coto, conocido como "la Bestia". Mientras, el asesino atormentaba la población de Villa Olga en Ponce, y asesinó a pistola y machete a 10 personas. Nunca antes se había registrado la oferta de una recompensa por la captura de un criminal, pero la maldad de Correa Coto le sirvió para poner un precio sobre su cabeza.
Con la sospecha de que el fugitivo era protegido por sus familiares y amigos, se detuvo a 70 personas alegadamente vinculadas a éste. Finalmente, el 16 de mayo de 1952, la policía recibió un informe de que Correa se encontraba en la colonia Barrancas. Algunas patrullas acudieron al lugar, incendiaron el cañaveral y Correa tuvo que salir corriendo de su escondite con un revólver en una mano y un machete en la otra. Fue abaleado por el policía Luis M. Pérez y su patrulla. A su entierro acudieron miles de aliviados ponceños y curiosos de otras partes de la isla.
La Palomilla José Gerena Lafontaine, alias "La Palomilla", fue detenido en agosto de 1949, luego de alegadamente haberse batido a tiros con un policía en Río Piedras. Era buscado pues enfrentaba numerosos casos por hurto, escalamiento y por portar armas. "La Palomilla" no hirió al guardia que lo había sorprendido pero fue acusado por portar armas ilegalmente e internado en el Presidio Insular de Río Piedras. Sin siquiera haber cumplido un año de prisión echó a volar, escapando el 14 de marzo de 1950. Este se robó la segueta de un plomero con la que cortó los barrotes de la ventana de su celda en el tercer piso. Para poder descender hizo una soga con dos pantalones y se lanzó desde una altura de 14 pies. En el suelo, un guardia le disparó, hiriéndole el testículo derecho. "Palomilla" permaneció algún tiempo en un cañaveral cercano en lo que se recuperaba de su herida, subsistiendo de las cañas que lo rodeaban. Cuando se sintió mejor se movió hasta Vega Baja escondido en un camión. Más tarde fue reconocido por la policía en Arecibo y recibió un disparo en un hombro. Logró escapar y cruzó la cordillera en transporte público disfrazado meramente con una gorra de pelota. En Ponce, buscando la clemencia de un humilde obrero, confesó su identidad, pero el hombre, temiendo ser acusado por colaborar con el prófugo, lo entregó a la policía.
En mayo de 1951, "Palomilla" volvió a fugarse, valiéndose de los mismos instrumentos. Criminal desde los 13 años de edad, cuando ingresó en la Escuela Correccional de Mayagüez, fue un prófugo bastante inofensivo que se ganó la simpatía del pueblo. Alegaba haber sido maltratado en prisión, y señaló la injusticia del sistema que no proveía cursos de rehabilitación a los que cumplían cadenas de menos de 40 años. Poco después de su segunda fuga, fue hallado en casa de una familia pobre dando la mano con algunas reparaciones. Se proponía visitar a su madre enferma. Palomilla fue recibido por miles de personas reunidas en los alrededores del presidio, quienes le ofrecían regalos y cartas. En 1957 fue liberado bajo palabra habiéndose convertido en un preso modelo.
Toño Bicicleta En 1968, el agricultor Francisco Antonio García López, mejor conocido como "Toño Bicicleta", asesinó a machetazos a su esposa Gloria Soto, por lo que fue encarcelado. Por sólo dos años permaneció en prisión pues se escapó en 1970. Cuatro años más tarde, en el barrio Guaraguao de Bayamón fue arrestado por un civil mientras visitaba a una amiga en la finca de don Secundino Chimea. Estuvo preso en el campamento penal de Sabana Hoyos en Arecibo hasta 1981, cuando se escapó, nuevamente, por un agujero en la pared.
En 1987 secuestró a Diana Pérez Lebrón, matando a su novio Luis Rodríguez. La joven permaneció con el prófugo por ocho años y se encontraba junto a él al momento de su captura final. Durante el tiempo que estuvo prófugo, el escurridizo Toño Bicicleta se enfrentó a policías, vecinos, y familiares, quien según él intentaban capturarlo. El "odio al chota", frase que muchos decían que llevaba como tatuaje, lo llevó a matar a su padrastro y su tío en 1987.
El último episodio de este drama policial tuvo lugar en el Barrio Bartolo del poblado de Castañer en Lares. Alegadamente García López trabajaba en la finca de Domingo Ruiz recolectando café. Un confidente le informó a la policía que García López estaría laborando en la finca durante las primeras horas del 29 de noviembre de 1995. Los policías armados con escopetas se enfrentaron al prófugo a las 7:30 a.m., cuando el agente Luis Rosa Merced le propinó un disparó en los genitales que lo desangró hasta la muerte. Al entierro acudieron alrededor de 3,000 personas para ver el cadáver del más célebre prófugo puertorriqueño de las últimas décadas del siglo XX.
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