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ANDRÉ MAUROIS
(1885-1967)


André Maurois escritor y académico francés, se distinguió en su esfuerzo por divulgar la cultura occidental. Nació en Elbeuf, Ruan, Francia. Hijo de un empresario textil. Su nombre real fue: Emile Herzog. Estudió en el Liceo de Rouen, siendo discípulo de Alain, quien ejerció una gran influencia sobre él. Se graduó en la Universidad de Caen en literatura e inicialmente se encargó de dirigir la fábrica familiar. Desde temprano escogió la biografía novelística como su especialidad dentro de la literatura, y escribió entre otras obras: Ariel o la vida de Shelley, La vida de Disraeli, Byron, Eduardo VII y su época, Turgueneve, Chateaubriand. Escribió igualmente novelas como: Bernardo Quesnay, Climats, El círculo de la familia, El instinto de la felicidad, La máquina lectora de pensamientos. Maurois tuvo un estilo psicológico delicado, al igual que una gran capacidad de análisis sensitivo, con algo de ironía. Cultivó igualmente el ensayo con obras como: Diálogos sobre el mandamiento, Mis sueños, Sentimientos y costumbres, Un arte de vivir.

Durante la segunda guerra mundial vivió en los Estados Unidos y trabajó luego en obras de carácter histórico: Historia de Inglaterra, Historia de los Estados Unidos, Historia de Francia.

Otras obras: Tierra prometida, Siete visiones del amor, Alain, Destinos ejemplares, La lectura mi dulce placer, De Proust a Camus, De La Bruyere a Proust, Conversación, Lelia o la vida de George Sand, Olimpo o la vida de Victor Hugo, Los tres Dumas, A la búsqueda de Marcel Proust, Prometeo o la vida de Balzac. Fue elegido miembro de la Academia Francesa en 1938 y murió en París.

PENSAMIENTOS:Los hombres y las mujeres no nacen inconstantes; se forman así por sus experiencias amorosas tempranas. (Un arte de vivir)

Un matrimonio exitoso es un edificio que se debe reconstruir diariamente. (Un arte de vivir)

La vejez es mucho más que cabellos blancos, arrugas, la sensación de que es muy tarde y el juego ha terminado, que el estrado pertenece a la siguiente generación. El verdadero demonio no es el debilitamiento del cuerpo, sino la indiferencia del espíritu. (Un arte de vivir)

Una gran biografía debe, como el final de un gran drama, dejar detrás de sí un sentido de serenidad. (El arte de escribir.) La lástima de sí mismo no es tan natural, que la alegría más sólida pueda tambalearse ante la compasión de un tonto. (Ariel.)