A los 26 años de edad creó su primera obra: " Motley Stories" la cual lo hizo conocer y al año siguiente sus "Historias", en particular "La estepa" le ganaron el Premio Pushkin. Chéjov continuó a partir de allí escribiendo hasta su muerte.

Dentro de su creación sobresalen las historias cortas de las cuales escribió centenares y en ellas dibujó la estupidez humana y las tragedias que asolan al hombre. Sus héroes son perfectamente reales y los describe con humor y compasión siendo su estilo claro y sencillo. El enfoque lo hace el autor sobre lo mental del personaje. Su influencia en la literatura universal ha sido muy grande.

Chéjov practicó sus dos profesiones, la medicina y la literatura simultáneamente; durante las epidemias de cólera comunes a su época y región, ayudó a sus conciudadanos compasivamente y con obras como "La Isla de Sakhab" logró despertar inquietudes que terminaron por implementar cambios favorables en las prisiones rusas. Chéjov fue amigo de Tolstoi y de Gorki.

En el campo del drama su fama fue igualmente grande y se considera que introdujo en el drama ruso el realismo.

Entre sus obras: Historia melancólica, Felicidad, Sueños, Cazadores, Tres años, Mi vida, La hechicera, La estepa (viaje de un niño a través de Ucrania), El duelo, La novia, Luces, Mi mujer, Flores tardías, El monje negro, El profesor de literatura, El viajero de primera, El orador, El violín Rotschild, Era ella, El álbum.

Entre sus dramas: El jardín de los cerezos (su última obra maestra), El tío Vania, Las tres hermanas, La gaviota.

Escribió además centenares de cartas a personajes de su época.

El autor se casó con Olga Knipper en 1901 y murió tres años más tarde a los 44 años de edad en Badenweiler, Alemania.

APARTES DE LA OBRA DE CHÉJOV:

A veces encuentro junto a la tumba a Anita Blagovo. Nos saludamos y quedamos en silencio o hablamos de Cleopatra, de su hijita y de la tristeza de la vida. Luego, salimos del cementerio sin hablar, y ella acorta adrede el paso para estar más tiempo conmigo. Mi sobrinita se siente alegre, feliz; guiña los ojos a causa de la reluciente claridad, ríe, le tiende los bracitos y entonces nos paramos los dos y acariciamos juntos la pequeña. Al entrar a la ciudad, Anita Blagovo, nerviosa y ruborizada, se despide y continúa su camino sola, seria, austera. Y nadie de los que se cruzan con ella podría imaginar que un momento antes iba a mi lado acariciando a una niña. (Mi vida)

Ya no me siento intranquilo. Ni las calamidades que observé días pasados al recorrer en compañía de mi mujer y del doctor las islas de Pestrovo, ni los rumores siniestros, ni las faltas de las personas que me rodean, ni mi próxima vejez, nada me pone inquieto. Así como las bombas y las balas no impiden a los soldados hablar de sus asuntos, comer y arreglar sus botas, tampoco las inquietudes me impiden dormir tranquilamente y ocuparme de mis asuntos personales. (Mi mujer)