Proyecto Salón Hogar

GERTRUDIS GÓMEZ DE AVELLANEDA
(1814-1873)


Gertrudis Gómez de Avellaneda es considerada como la escritora latinoamericana más prolífica del siglo XIX. Cultivó todos los géneros literarios.

Nació en Camagüey, Cuba y fue hija del comandante de la flota naval española en la Isla y su madre fue cubana. Su primera educación fue llevada a cabo por tutores privados y produjo su primera obra (un soneto) a los 9 años de edad y su primer drama a los 15 años.

Sufrió la pérdida de su padre a los 9 años y nunca se logró entender con su padrastro, enfrascándose en la lectura y la escritura, buscando de esa manera expresar así sus emociones. Estudió a los autores clásicos y fue discípula del poeta José María Heredia.

A los 22 años de edad viajó con su familia a Europa radicándose en Sevilla. A los 25 años de edad conoció a Ignacio Cepeda de quien se enamoró y sus sentimientos hacia él se reflejan en su creación (sus 53 cartas a Cepeda, escritas durante 15 años, son famosas) La autora no creyó en el matrimonio sino en el amor y defendió como Santa Juana Inés de la Cruz la libertad de la mujer, sin embargo se casó dos veces.

Regresó a Cuba con su segundo marido en 1859 y fue recibida en la Isla con grandes honores.

Los temas de su obra incluyen entre otros a Cuba, España, la religión, la meditación y el amor. Usó en su creación el seudónimo: "La peregrina". Su estilo fue neoclásico, romántico y encerró un gran pesimismo.

La escritora sufrió de diabetes y esta enfermedad le causó finalmente la muerte a los 59 años de edad en la ciudad de Madrid.

Entre sus obras: Poesía: A la muerte del Licenciado Don Manuel Gómez de Avellaneda, Poesías, El héroe de Bailén.

Prosa: Sab, Dos mujeres, La baronesa de Joux , Espatolino, Guatimozín último emperador de Méjico, El aura blanca, El cacique de Turmequé, Dolores, El artista barquero (muestra influencia de los clásicos españoles: Lope de Vega, Calderón, Tirso de Molina)

Drama: Leoncia, Munio Alfonso (estudia al rey Alfonso X el Sabio), El príncipe de Viana, Egilona, Saúl (drama bíblico), Flavio Recaredo, El donativo del diablo, Errores del corazón, La hija de las flores, La verdad vence apariencias, La aventurera, La mano de Dios, La hija del rey René, Simpatía y antipatía, Oráculos de Talia, Baltasar (drama igualmente bíblico), Los tres amores, El millonario y la maleta. Cartas: Cartas de amor, Cartas inéditas.

APARTES DE LA OBRA DE GERTRUDIS GÓMEZ DE AVELLANEDA:

A Él.

No existe lazo ya: Todo está roto Plugo le al cielo así: Bendito sea! Amargo cáliz con placer agoto; Mi alma reposa al fin, nada desea.

Te amé, no te amo ya; piénsolo al menos. Nunca, si fuere error, la verdad mire! Que tantos años de amarguras llenos Trague el olvido y el corazón respire.

Lo haz destrozado sin piedad: Mi orgullo, Una vez y otra vez, pisaste insano. Mas nunca el labio exhalará un murmullo Para acusar tu proceder tirano.

De graves faltas vengador terrible Dócil llenaste tu misión: lo ignoras? No era tuyo el poder que irresistible Postró ante ti mis fuerzas vencedoras.

Quísolo Dios y fue: Gloria a su nombre! Todo se terminó; recobro aliento. ¡Ángel de las venganzas! Ya eres hombre.

Sabido es que las riquezas de Cuba atraen en todo tiempo innumerables extranjeros, que con mediana industria y actividad no tardan en enriquecerse de una manera asombrosa para los indolentes isleños, que satisfechos con la fertilidad de su suelo, y con la facilidad con que se vive en un país de abundancia, se adormecen, por decirlo así, bajo un sol de fuego, y abandonan a la codicia y actividad de los europeos todos los ramos de agricultura, comercio e industria, con los cuales se levantan en corto número de años innumerables familias. (Sab)

Oh! Sí, es hermosa! Repetía Martina . Es hermosa el alma de ese pobre Sab, muy hermosa! Luego quedé sin casa, sin más bienes que mi nieto enfermo y su perro, no hallé otro asilo que esas cuevas, morada algunas veces de los negros cimarrones y siempre de los cernícalos y murciélagos. Allí hubieran acabado miserablemente mis tristes días sin el ángel protector de mi vida. Sab, el mismo Sab ha levantado para su vieja madre adoptiva esta choza, en que tengo el honor de recibiros; él me ha dado todos sus ahorros de muchos años para aliviar mi miseria. (Sab)

Cuando comencé a razonar, me di cuenta que había nacido dentro de una posición social ventajosa; que mi familia materna pertenecía a uno de los rangos más altos del país; que mi padre era un caballero y gozaba del respeto merecido a sus talentos y virtudes y todo el prestigio que los empleados de cierta clase gozan en una ciudad pequeña en vías de desarrollo. Nadie, ni los que le precedieron ni aquellos que le sucedieron, tenía este grado de prestigio en su posición como comandante de los puertos centrales de la Isla. Por medio de sus distinguidos talentos, mi padre surgió en su profesión y sabía como adquirir las conexiones más honoríficas en Cuba y aún en España. (Autobiografía)