Los cuentos de Hans Christian Andersen son leídos por la niñez del mundo
civilizado, pero el autor escribió igualmente poesía, drama y novela.
Nació en Odense, Isla de Fionia, Dinamarca dentro de una familia muy
humilde; su padre era zapatero y su madre lavandera, al igual que la
madre de Marco Fidel Suárez. Desde temprana edad trató de aprender
diferentes oficios sin ningún éxito y finalmente, a los 14 años,
abandonó su ciudad natal, diciéndole a su madre: "Para tener éxito se
debe primero sufrir mucho"; estas mismas palabras las repetiría el
escritor muchos años más tarde cuando se le rindió homenaje en su ciudad
natal.
Se radicó en Copenhague, donde al principio intentó trabajar como
actor, sin mayores resultados; cuando creó, algo más tarde, sus primeras
obras poéticas, logró por fin reconocimiento y obtuvo la ayuda de
personas importantes que le facilitaron la educación, como Jonas Collin,
director del Royal Theater; por otra parte, el rey Federico VI le
concedió una pensión con la cual pudo viajar extensamente por el mundo
incluyendo Europa, Asia y África. En Europa visitó entre otros países:
Italia, Grecia, Suecia y España y más tarde escribió memorias sobre sus
visitas, que fueron muy leídas. Sus viajes y sus lecturas le permitieron
compenetrarse con las leyendas y mitos que más tarde inspiraron sus
extraordinarios cuentos. Mezcló en ellos lo real con lo imaginario de
una manera muy brillante. En sus cuentos figuran personas comunes,
animales, objetos inanimados que adquieren vida propia, héroes
mitológicos, etc.
Su estilo fue unas veces irónico y alegre; otras, triste, pesimista y
real. Los temas de su obra incluyen la alegría, el temor, el orgullo, la
envidia, la tristeza.
Entre sus obras: "Viaje a pie desde el canal Holmen hasta la punta
oriental de Amager", "To be or not to be"," Lucky Peer", "El
improvisador" (novela autobiográfica), "Sólo un violinista" (novela
igualmente autobiográfica), "Las dos baronesas", "El mulato" (drama que
describe la maldad encerrada en la esclavitud), "Literatura de viajes",
"Cuentos para contar a los niños", "Nuevos cuentos e historias".
Andersen escribió en total más de 150 cuentos. Algunos de los más
famosos fueron: "La sirenita", "El patito feo" (quien escribe estas
líneas recibió este cuento al aprobar su primer año de colegio), "La
reina de las nieves", "Los zapatos rojos", "El traje nuevo del
emperador".
Las grandes dificultades que pasó en sus primeros años quedaron
marcadas indeleblemente en su memoria y se reflejan en sus cuentos y en
general en toda su obra.
Le quedó la sensación, aún de adulto, de que sus compañeros no lo
aceptaban y esto lo reflejó muy claramente en "El patito feo"; sin
embargo fue Andersen el primer autor danés que logró fama universal a
pesar de su origen humilde. Su temperamento fue tímido y sensible, lo
que ocasionó que fuera objeto de burlas por parte de algunos; esto no le
impidió, sin embargo, contar con la amistad de escritores y personajes
famosos como: Dickens, Víctor Hugo, Balzac, Dumas, Heine y los reyes de
Dinamarca y de Inglaterra. Su amigo el físico H.C. Ørsted le dijo alguna
vez: "Sus novelas lo han hecho famoso, sus cuentos lo harán inmortal".
Hans Christian Andersen murió a los 70 años en la ciudad de
Copenhague.
APARTES DE LA OBRA DE ANDERSEN:
En China como se sabe, el emperador es chino y lo son igualmente su
corte y todo su pueblo. Esta historia ocurrió hace mucho, mucho tiempo;
y por esa razón se debe oír ahora, antes de que sea olvidada. El palacio
del emperador era el más hermoso de todo el mundo. Lo habían hecho de
porcelana y su construcción había resultado muy costosa. Era tan frágil
que había que tener mucho cuidado de no tocar nada, lo cual puede ser
difícil. Los jardines estaban llenos de las flores más primorosas; las
más bellas entre ellas tenían pequeñas campanitas de plata que timbraban
a fin de que no fuese posible pasar a su lado sin notarlas... ("El
ruiseñor y el emperador")
Hubo una vez un príncipe que quería casarse con una princesa, pero
ella tendría que ser una verdadera princesa. El príncipe viajó alrededor
del mundo entero buscándola; pero cada vez que encontraba alguna,
siempre había algún defecto en ella. Había muchas princesas pero ninguna
era de su agrado. Siempre había alguna falla: no eran verdaderas
princesas reales. Una noche, el rey fue sorprendido por una tempestad.
Los relámpagos lo iluminaban todo, el trueno rugía y llovía a cántaros.
En medio de aquel terrible vendaval, alguien llamó a la puerta de la
ciudad, y el mismo rey bajó a abrirla... ("La princesa y la arveja")
"Matadme", susurró la pobre criatura, y bajó su cabeza humildemente,
esperando la muerte. Pero ¿qué fue lo que vio en el agua? Su propio
reflejo; y no era ya un ave gris, falta de gracia y fea; !él era un
cisne! No importa haber nacido en el gallinero, siempre y cuando se esté
dentro de un huevo de cisne. Él sentía gratitud por las dificultades y
sufrimientos que había pasado, porque todos ellos lo hacían apreciar más
su felicidad de aquel momento y el amor que lo rodeaba. Las aves
hicieron un círculo alrededor de él y lo acariciaron con sus picos. ("El
patito feo")
El emperador caminó en el desfile bajo su dosel carmesí, y todos los
pobladores, que se habían alineado a lo largo de las calles o miraban
desde las ventanas, dijeron que el traje nuevo del emperador era
hermoso: "¡Qué capa tan magnífica! ¡Y la cola! ¡Qué bien le queda el
traje al emperador!" Ninguno de ellos se atrevió a admitir que no había
visto nada, porque a quien lo hiciera lo habrían considerado estúpido o
incapaz para el trabajo que desempeñaba. Nunca había tenido tal éxito un
traje del emperador. "¡Pero si él no tiene nada puesto!" gritó un niño.
"Oíd al inocente" dijo su padre, orgulloso. Y el pueblo susurró y
repitió lo que el muchacho acababa de decir. "No tiene nada puesto. Hay
un niño que dice que no tiene nada puesto". "¡No tiene nada puesto!"
gritó el pueblo finalmente. El emperador tembló, porque estaba seguro de
que decían la verdad; pero pensó: "Debo aguantar hasta que el desfile
termine"; y caminó aún más orgullosamente, y los dos caballeros de la
cámara imperial, continuaron llevando la cola que no existía. ("El traje
nuevo del emperador")
Lejos, muy lejos de la tierra, donde las aguas son tan azules como
los pétalos de aciano y tan claros como el cristal, allí, donde ninguna
concha puede llegar al fondo, vive la gente del mar. Tan profunda es
esta parte del océano que habría que colocar, unas sobre otras, muchas
torres de iglesia antes de que ellas emergieran de la superficie del
mar. Ahora; no se debe pensar que en fondo del mar sólo hay arena
blanca.
¡No!, Allí crecen las plantas y los arbustos más extraños; sus hojas
y tallos son tan delicados que hasta las más ligeras corrientes del agua
los mueven, como si tuvieran vida. Peces grandes y pequeños vuelan
dentro y fuera de sus ramas, al igual que las aves lo hacen en la
tierra. En el lugar más profundo, el rey del mar ha construido su
palacio. Sus paredes son hechas de coral, y sus bajas y puntiagudas
ventanas, de ámbar. El techo está formado por conchas de ostras que
continuamente se cierran y se abren. Se ve muy hermoso, porque en cada
ostra reposa una perla, tan brillante que merecería estar en la corona
de una reina... ("La sirenita")