José Pedro Crisólogo Mármol es considerado como uno de los poetas más
representativos del período romántico en Sudamérica. Mármol escribió
obras en el campo de la poesía, el drama y la novela.
Nació en Buenos Aires, Argentina y estudió en su ciudad natal,
habiendo seguido la carrera de abogacía. Durante sus estudios
universitarios el futuro escritor se enfrentó al dictador Manuel Rosas y
esto le costó el ser puesto en la cárcel por varios meses en 1839.
Al recuperar su libertad emigró a Montevideo en el Uruguay y durante
los años de destierro vivió inicialmente grandes dificultades
económicas.
En el Uruguay se dedicó a la escritura y con su obra fustigó
continuamente al dictador Rosas.
Al caer la dictadura de Rosas, regresó Mármol a la Argentina y
desempeñó eventualmente cargos diplomáticos y senatoriales.
Durante esos años colaboró intensamente con diferentes periódicos
distinguiéndose en el campo del periodismo.
En la última etapa de su vida se le encargó la dirección de la
Biblioteca Nacional de Buenos Aires, cargo que ocupó hasta su muerte.
Durante sus últimos años Mármol perdió casi por completo la vista y
años más tarde el escritor Jorge Luis Borges comentaría que incluyéndolo
a él y a Mármol, la Biblioteca de Buenos Aires había estado en manos de
tres ciegos a lo largo del tiempo.
Entre sus obras: Amalia (novela de tema social la cual describe en
detalle la dictadura de Manuel Rosas y sus abusos de poder, todo ello
con un fondo de relación amorosa entre Eduardo Belgrano y una joven
viuda quien lo protege de Rosas; esta novela junto con la María de Jorge
Isaacs, es considerada como una de las primeras en Latinoamérica y han
sido muy leídas por varias generaciones en Sudamérica y el resto del
mundo), El poeta, El cruzado (estas dos últimas son dramas), y entre sus
poemas: Canto a Rosas, Armonías y Cantos del peregrino.
Sus poesías amorosas son admiradas por la juventud Argentina junto
con las de Espronceda. Su estilo si bien no siempre perfecto en
construcción gramatical, compensa esta falla con su sinceridad y pasión.
A Mármol se le ha llamado el "poeta de la maldición" por sus ataques
contra Rosas.
El escritor argentino murió a los 54 años de edad en Buenos Aires.
APARTES DE OBRAS DE MÁRMOL:
Traición.
El 4 de mayo de 1840, a las diez y media de la noche, seis hombres
atravesaban el patio de una pequeña casa de la calle de Belgrano, en la
ciudad de Buenos Aires.
Llegados al zaguán, oscuro como todo el resto de la casa, uno de
ellos, se detiene, y dice a los otros:
Todavía una precaución más.
Y de ese modo no acabaremos de tomar precauciones en toda la noche!,
contesta otro de ellos, al parecer el más joven de todos, y de cuya
cintura pendía una larga espada medio cubierta por los pliegues de una
capa de paños azul que colgaba de sus hombros (Amalia).
Sucesivamente entraron a la presencia de doña María Josefa varios
criados de toda y de todo linaje de malignidad, a deponer oficiosamente
cuanto sabían o se imaginaban saber de la conducta de sus amos, o de los
vecinos de sus casas, dejando en la memoria de aquella hiena federal una
nomenclatura de individuos y familias distinguidas, que debían ocupar
más tarde un lugar en el martirologio de ese pueblo infeliz, entregado
por el más inmoral de los gobiernos al espionaje recíproco, a la
delación y a la calumnia, armas privilegiadas de Rosas, para establecer
el aislamiento y el terror de todos (Amalia).
Poema: Canto cuarto.
Caro lector, que descansen quiero
(si lees a cansarte, lo que dudo)
de escribir y leer tan lastimero
Verso de risa y de placer desnudo.
Del primero, el segundo y el tercero
Me ha fatigado tanto el son agudo
Que quiero en éste el cuarto de los cantos
Olvidar tanto afán en versos tantos.
Una palabra; si te llamo caro,
Sinónimo no es esto de querido,
Pues, si he de hablarte con verdad y claro
Que a nadie quiero yo ten entendido:
Ni por prurito de imitar el raro
Lenguaje de los clásicos he sido
Tentado de llamarte cortésmente:
"Caro, amigo, benigno, complaciente".
(Cantos del peregrino).
La América.
América es la virgen que sobre el mundo canta,
Profetizando al mundo su hermosa libertad;
Y de su tierra fuerte la estrella se levanta
Que nos dará mañana radiante claridad.
No hay más allá en los siglos a la caduca Europa,
Que al procurar mañana se encuentra con ayer;
Bebió con entusiasmo del porvenir la copa
Y se postró embriagada de gloria de poder
La gloria quiere vates, la poesía glorias:
¿Por qué no hay armonía, ni voz, ni corazón?
La Europa ya no tiene ni liras ni victorias:
El canto expiró en Byron, la gloria en Napoleón.