Juan Carlos Onetti fue uno de los creadores de la "novela urbana" en
Sudamérica.
Nació en Montevideo, Uruguay habiendo estudiado en su ciudad natal
inicialmente y luego continuando sus estudios en Buenos Aires, si bien
no terminó el bachillerato. Desde temprano desempeñó múltiples trabajos,
desde el de portero hasta los de vendedor y mesero. Practicó igualmente
el periodismo y vivió intermitentemente en su juventud entre Montevideo
y Buenos Aires. Se casó cuatro veces.
En 1974 al formar parte de un jurado literario, fue acusado de ser un
peligro para la dictadura militar del momento y se le colocó en prisión
por tres meses, al cabo de los cuales abandonó su patria para no
regresar jamás, ni aún cuando la democracia retornó al país. Onetti
gustó de escribir desde temprano si bien su obra sólo empezó a ser
conocida mundialmente en los años 60's.
Su estilo fue considerado de tipo ambiguo por lo largo y sinuoso de
sus frases, siendo simultáneamente irónico, de una profunda imaginación
y gran contenido existencialista.
Fue un admirador intenso de William Faulkner y heredó del gran
escritor americano la prosa compleja y la rica imaginación. El autor
creó al igual que Faulkner su propia región del mundo a la cual llamó
Santa María y algunos de sus personajes tales como Larsen, Díaz Grey y
Jorge Malavia son persistentes a través de sus novelas. Su héroe Larsen
desempeñó trabajos variados e inusuales tales como la organización de un
prostíbulo cerca a Santa María y la reconstrucción de un astillero
abandonado.
Aunque poco tradicional en su creación, Onetti muestra un fondo
grande de compasión y de religión en su obra. Su creación describe la
lucha de la pureza y la virtud enfrentadas con la maldad y la corrupción
y el entender esto es fundamental para comprender sus novelas e
historias cortas. La niñez representa la virtud en su obra, en tanto que
la edad madura refleja la decadencia, siendo la maldad el producto
natural del acto de sufrir y de vivir.
Si bien Onetti mostró pesimismo en especial hacia el final de su
vida, por otro lado se inclinó más hacia lo poético y esto lo reflejó en
sus últimas obras; un ejemplo de este modo de pensar se muestra en:
"Dejemos hablar al viento" donde describe la destrucción de su ciudad
imaginaria "Santa María" por el fuego. El autor murió en Madrid
negándose hasta el final a regresar a Uruguay. Cuando le fue otorgado el
premio Nacional de Literatura, el Presidente de Uruguay se vio obligado
a viajar hasta España con el fin de entregar el premio al escritor
ausente.
Entre sus obras: El pozo, Tierra de nadie, Los adioses, Para esta
noche, Una tumba sin nombre, La cara de la desgracia, El astillero, El
infierno tan temido, Tan triste como ella, Juntacadáveres, Los rastros
del amor, La muerte y la niña, Dejemos hablar al viento, Historias
cortas; entre sus ensayos mas conocidos: Requiem por Faulkner y otros
artículos.
Su obra más famosa fue: "La vida breve", en la cual el autor relata
cómo su héroe Braunsen, introduce por lo menos tres órdenes de la
realidad dentro de tres historias contiguas. El personaje principal
gradualmente evoluciona transformándose en Arce y luego en Días Grey. La
unión final de las tres realidades es un ejemplo claro de la rica
imaginación de Onetti. Braunsen el héroe, funda un mundo mítico: La
ciudad de Santa María en tanto que imagina otros dos modos de vida
fantásticos, que terminan por hacerse independientes de su creador,
alejándose de la ficción que los creó. La novela se renueva a sí misma
de manera interminable en repeticiones exploratorias múltiples,
convirtiéndose en un teatro donde cada personaje desempeña un papel,
participando del juego absurdo y sin final de la vida. La creación es un
ejemplo del estilo llamado: "Novela dentro de otra novela". Lo
transitorio de la vida impide el intento del humano por comunicarse o
crear lazos afectivos. La creación imaginaria se convierte para el
personaje en la única manera de dar significado a la existencia.
APARTES:
Contemplamos la boca hundida de Lagos, los ojos entornados donde
escarba la luz creciente, el mechón de pelo encanecido que asoma debajo
de la peluca. El Inglés sacude con alarma la cabeza, como si fuera
descubriendo a los fantasmas que se reproducen sin impaciencia encima de
los canteros; se ocultan parcialmente detrás de los troncos. Después
empieza a pasearse frente a Lagos, frente a su cuerpo en el banco,
derrumbado y augusto; va y viene, la alabarda al hombro, con pasos y
medias vueltas de rutina.
Puedo alejarme tranquilo; cruzo la plazoleta y usted camina a mi
lado, alcanzamos la esquina y remontamos la desierta calle arbolada, sin
huir de nadie, sin buscar ningún encuentro, arrastrando un poco los
pies, más por felicidad que por cansancio. (La vida breve).
Venía en el primer minuto del período de visitas, joven, la boca
hinchada como si tuviera miedo a reírse a carcajadas, paseando por las
caras de los empleados sus cortas, ineludibles miradas de lástima y
desafío.
Comentaba la delgadez de Larsen, exhibía los regalos y enumeraba
hasta la despedida los sucesos del mundo perdido, las monótonas
vicisitudes de mujeres y amigos. Y como si le importara o creyera que a
Junta le importaba, sino paciente, animosa, fidedigna, como si se
hubiera enterado de que hablar de aquello era lo correcto, lo que
convenía, a la circunstancia. (Juntacadáveres).