Se puede considerar como el ensayista más brillante hispanoamericano del
siglo XIX; sus escritos políticos y morales influyeron grandemente en su
época.
Nació en Ambato, Ecuador dentro de una familia acaudalada pasando su
infancia en una finca: "Ficoa" y luego estudiando en Quito, graduándose
en filosofía y derecho a los 19 años. Se enfrentó al gobierno
dictatorial del momento ganándose así el desprecio de muchos. Más tarde
desempeñó cargos diplomáticos en Europa y desde París escribió a su
hermano: "Casi siempre voy al Louvre y no lo dejo hasta que los guardas
gritan: "Messieurs, on va fermer!".
Montalvo se caracterizó por el adorno del lenguaje, la profundidad de
su pensamiento y la originalidad de su prosa. A los 28 años regresó a su
patria enfermo y usando muletas y se encontró con el dictador Gabriel
García Moreno en el poder. El escritor se enfrentó al político y este
último le respondió de manera poética y sarcástica: " Y tras tanta
fatiga y largos años, regresar de cuadrúpedo a su tierra, fue él quien,
yéndose en dos pies volviose en cuatro". El escritor salió en exilio en
1869 y se radicó en Ipiales, Colombia. El encuentro entre el dictador y
el escritor terminó con la muerte del primero en 1875. Al saber de su
muerte exclamó Montalvo: "Mi pluma lo mató". Durante el tiempo que vivió
en Ipiales el escritor soportó una gran pobreza; cuando trató de vender
su reloj Montalvo sin embargo rechazó la suma que le ofrecieron
diciendo: "No puedo aceptar esa oferta; mi reloj no vale más de 12
pesos!".
Entre sus obras: Siete tratados (su obra maestra, tiene puntos
comunes con las creaciones de Montaigne y de Francis Bacon, haciendo el
análisis de temas como: De la nobleza, De la belleza en el género
humano, Del genio), El último de los tiranos, Las catilinarias (ataques
a otro dictador de su país: José Ignacio de Veintemillas), Páginas
desconocidas, La mercurial eclesiástica (ridiculiza al arzobispo de
Quito quien lo había excomunicado), Capítulos que se le olvidaron a
Cervantes ("Imitación de un libro inimitable"), Geometría moral, El
espectador (libro pedagógico).
Fue igualmente fundador de periódicos, entre ellos "La dictadura
perpetua". Mantuvo amistad con personajes como Lamartine, Unamuno,
Víctor Hugo. Juan Montalvo viajó por última vez a París en 1881 y allí
permaneció hasta su muerte debida probablemente a la tuberculosis, a los
57 años de edad. En su prólogo a Las catilinarias, Unamuno escribió: "Se
le llamó loco como a Jesucristo, por sus próximos, por los de su
familia. Como Jesús de acuerdo al Cuarto Evangelio, fue crucificado como
no patriótico. Fue loco también como Don Quijote quien fue criticado por
las tragedias de su país; y como aquellos dos, Montalvo murió,
cristiano, quijotesco, pobre, solo y como un paria".
APARTES DE LA OBRA DE MONTALVO:
La adolescencia, en el sexo femenino, ofrece admirables ejemplares de
belleza: esa agraciada persona que sin ser mujer hecha y derecha
todavía, ha dejado de ser niña, da una idea remota y vaga de lo que
fueron los ángeles en situación de estar asomándose al amor y la
malicia.. Mirad esa joven erguida con el donaire y la elegancia que da
su paso de princesa, alta la frente, ingenua la mirada, como quien
endereza su camino hacia el trono que le han erigido las Gracias en la
cumbre de la felicidad. Los catorce años, derramándose en flores y rocío
por toda ella, se concilian esa frescura primorosa con la cual ha de
sazonar luego el fruto de la vida: la cabellera dividida en dos madejas
rubias, se le cuelga a la espalda y corre por ella hacia abajo cual dos
chorros de luz, espesada al calor de la sangre...(De la belleza en el
género humano-Siete tratados)
Ese vapor sutil que el sol arranca de la tierra y comunica el don
profético a algunos filósofos y santos, ése era el Genio del hombre a
quien las virtudes y la inteligencia continuamente aguzada volvían apto
para recibirlo. Otros averiguadores sublimes de los secretos de la
naturaleza han pensado que el espíritu de Dios difundido en toda ella se
pegaba en algunas organizaciones excepcionales y perfectas, y de él
provenían el conocimiento de lo futuro y las inexplicables sospechas de
cosas que son olvido y nada para la generalidad de los mortales. (El
genio-Siete tratados)
¿Cómo sucede que Napoleón sea conocido por cuantos son los pueblos, y
su nombre resuene lo mismo en las naciones civilizadas de Europa y
América, que en los desiertos de Asia, cuando la fama de Bolívar apenas
está llegando sobre el ala débil a las márgenes del Viejo Mundo?
Indignación y pesadumbre causa ver cómo en las naciones más ilustradas
que se precian de saberlo todo, el Libertador de la América del Sur no
es conocido sino por los hombres que nada ignoran, donde la mayor parte
de los europeos oyen con extrañeza pronunciar el nombre de Bolívar. Esta
injusticia, esta desgracia proviene de que con el poder de España cayó
su lengua en Europa y nadie la lee ni cultiva sino los sabios y los
literatos poliglotas. (Napoleón y Bolívar-Siete tratados)
Entre Washington y Bolívar hay de común la identidad de fines, siendo
así que el anhelo de cada uno se cifra en la libertad de un pueblo y el
establecimiento de la democracia. En las dificultades sin medida que el
uno tuvo que vencer, y la holgura con que el otro vio coronarse su obra,
ahí está la diferencia de los dos varones perilustres, ahí la
superioridad del uno sobre el otro. Bolívar, en varias épocas de la
guerra, no contó con el menor recurso, no sabía dónde ir a buscarlo; su
amor inapelable hacia la patria; ese punto de honra subido que obraba en
su pecho; esa imaginación fecunda, esa voluntad soberana, esa actividad
prodigiosa que constituían su carácter, le inspiraban la sabiduría de
hacer factible lo imposible, le comunicaban el poder de tornar de la
nada el centro del mundo real. (Washington y Bolívar-Siete tratados)