El nombre de Nicolás Maquiavelo ha sido asociado con el despotismo en el
gobierno y con la inmoralidad dentro de la sociedad, pero en realidad
fue un escritor, historiador y diplomático brillante.
Nació en Florencia, Italia habiendo sido su padre un abogado y su
familia de origen noble si bien carente de recursos económicos. Creció
durante el dominio de los Médicis en Florencia y vivió la invasión de
Carlos VIII de Francia, la huída de los Médicis y el establecimiento de
una república al comienzo regida por el dominicano fanático Savonarola.
Mostró gusto por el campo de la política desde temprano y ocupó
cargos de importancia en el gobierno de su región como Secretario del
Concejo de los Diez y Segundo Canciller. Representó a su país en Italia,
Francia y Alemania. Se opuso al empleo de mercenarios en el ejército a
lo cual culpó por la debilidad de los ejércitos de los Estados Italianos
y se mostró a favor de un ejército de ciudadanos locales. Su época fue
una de crisis continuas, guerras internas e invasiones extranjeras.
Estudió historia y esto unido a sus experiencias diplomáticas y
políticas, inspiró sus escritos.
En 1512 al regresar los Médicis perdió sus cargos y se le trató como
a un conspirador, obligándolo a retirarse a su propiedad en San Casiano,
cerca de Florencia. Durante su retiro forzado dedicó sus energías a la
creación de su legado político y literario. Esta última etapa de su vida
fue marcada por dificultades económicas.
Su obra maestra fue: "El príncipe"; con ella pensó Maquiavelo ayudar
a "liberar a Italia de manos de los bárbaros"; en ella se muestra a
favor de un poder absoluto en el gobernante a fin de terminar con la
corrupción política y las divisiones del Estado, aceptando medios como
la mentira y la violencia para lograr ese fin. La fama de inmoralidad
con que se le conoció se debió en gran parte a la condena que recibieran
sus trabajos iniciales por parte de grupos protestantes y católicos por
motivos religiosos (en su obra culpó a los Papas por las divisiones y la
debilidad de Italia) En "El príncipe", Maquiavelo se enfrenta a
situaciones desesperadas con métodos desesperados. Consideró la política
como un arte independiente de la moralidad y de la religión. Sus
pensamientos han sido criticados de cinismo por describir reglas válidas
permanentes de comportamiento político, basadas en la observación de los
hombres como son y no como deberían comportarse. Le dedicó su libro a
Lorenzo de Médici. El Príncipe es considerado como el trabajo de un
dogmatista más que un empiricista. Sus comentarios sobre la necesidad de
actuar sin compasión ante las difíciles situaciones políticas de su
época son hoy tan plenamente actúales como lo fueron en el siglo XVI y
deben ser cuidadosamente analizadas y consideradas en relación con la
Florencia del siglo XVI más que con la mentalidad del siglo XXI.
Maquiavelo tuvo un gran poder de observación y fue muy agudo
mentalmente habiendo estudiado al humano y sus condiciones, la política
y su moral. Su obra es realista y pragmática.
Entre otras de sus obras: "Vida de Castruccio Castracani", "Historia
de Florencia" (obra en ocho tomos), "La mandrágora" (comedia),
"Historias florentinas", "Arte de la guerra", "Ordinanza della Fanteria",
"Ordinanza della caballería", "Dialogo sulla lingua".
Maquiavelo murió a los 58 años de edad. Entre sus contemporáneos:
Fernando el Católico, Erasmo de Rótterdam, Alberto Durero, Tomás Moro,
Juan Sebastián Elcano.
PENSAMIENTOS DE MAQUIAVELO:
Los hombres deben ser tratados de manera generosa, o destruidos,
porque ellos se vengan por ofensas menores en tanto que de las mayores,
no lo pueden hacer. (El príncipe)
Esto lleva a una discusión: ¿es mejor ser amado que temido o lo
contrario? La respuesta es que se debe ser ambos, pero que siendo
difícil reunir los dos, es menos arriesgado para un príncipe el ser
temido que amado, si él falla en uno de los dos. (El príncipe)
Nunca o raramente ocurre el que una república o una monarquía sean
bien organizadas o sus antiguas instituciones sean enteramente
reformadas a menos que esto sea hecho por una sola persona. (Discursos
sobre los diez primeros libros de Lívio)
Si... alguna vez necesita usted ocultar un hecho con palabras, hágalo
de tal menera que no se sepa o que si se llega a saber, que usted tenga
una defensa lista y rápida. (Consejo a Raffaello Girolami)
Es necesario para aquel que organiza un estado y dirige las leyes, a
fin de hacerlo, el juzgar que todos los humanos son diabólicos y de que
siempre actuarán de acuerdo a la maldad de su espíritu cuando tengan la
libertad de hacerlo. (Discusiones sobre los diez primeros libros de
Lívio)
No se permita a nadie oponer mi creencia ante aquel bien probado
proverbio: "Aquel que construye sobre el humano, construye sobre el
barro".
Desde que se requiere un príncipe para hacer el papel bien de animal,
él escoge dentro de los animales la zorra y el león, porque el león no
se protege a sí mismo de las trampas; la zorra no se protege a sí misma
de los lobos. El príncipe debe ser una zorra por lo tanto para reconocer
las trampas y un león para aterrorizar a los lobos. (El príncipe)
En tanto que la gran mayoría de los humanos no sean privados de su
propiedad o de su honor, ellos se encuentran satisfechos. (El príncipe)
No hay otra manera de asegurarse contra las adulaciones excepto que
los hombres entiendan que no lo ofenden a usted al decirle la verdad;
pero cuando todo el mundo puede decirle a usted la verdad, usted no
logra inspirar respeto. (El príncipe).