Simone de Beauvoir perteneció al movimiento filosófico existencialista,
fue profesora y cultivó el ensayo y la novela constituyéndose en una de
las figuras literarias femeninas más prominentes del siglo XX.
Nació en París, Francia dentro de una familia de clase alta y recibió
una educación esmerada en escuelas católicas de su región. Se enfrentó
desde muy temprana edad a la fe religiosa y a la sociedad dentro de las
cuales nació.
Estudió filosofía en la Universidad de la Sorbona y se graduó en
segundo lugar luego de Simone Weil; el tercer puesto fue obtenido por
Merleau-Ponty. Se hizo amiga de Jean-Paul Sartre y su amistad con el
filósofo se extendió por el resto de su vida. Su relación con Sartre fue
íntima y viajaron juntos por todos los continentes, sin llegar sin
embargo nunca al tuteo entre ellos.
A los 15 años de edad resolvió ser escritora. La filósofa defendió
incansablemente las causas femeninas siendo polémica por lo avanzado de
sus opiniones.
Entre sus obras: La invitada (analiza la psicología del humano a
través de lo exterior), La sangre de los otros (defiende la unidad
humana frente a la responsabilidad), Todos los hombres son mortales
(muestra profunda sensibilidad social), Los mandarines (su novela más
famosa, estudia la izquierda francesa luego de la Segunda Guerra
Mundial), Las bellas imágenes, La mujer destruida , Cuando domina lo
espiritual, El segundo sexo (libro famoso en forma de ensayo, en el cual
critica la educación de la mujer por una sociedad machista), Memorias de
una joven de buena familia, Final de cuentas (las dos últimas obras son
autobiográficas), La ceremonia del adiós (publicada luego de la muerte
de Sartre, describe de manera amplia sus relaciones con el filósofo
francés), Las bellas imágenes.
La autora recibió el Premio Goncourt en 1954 por "Los mandarines".
Simone de Beauvoir murió a los 78 años de edad debido a una
enfermedad hepática en París su ciudad natal.
APARTES DE LA OBRA DE BEAUVOIR:
Pero no es cierto. Usted no muere de haber nacido, ni de haber
vivido, ni de edad avanzada. Usted muere "de algo". El conocimiento de
que a causa de su edad la vida de mi madre debía terminar pronto, no
disminuyó la terrible sorpresa. Ella tenía un sarcoma, cáncer,
trombosis, neumonía: ello fue tan violento e inesperado como una máquina
parándose en la mitad del espacio.No existe tal cosa como la muerte
natural: nada que ocurra al hombre es natural, desde que su presencia
pone al mundo en duda. Todos los humanos deben morir: pero para cada
humano, su muerte es un accidente y aún si él lo sabe y lo acepta, es
una violación no justificada. (Una muerte muy fácil)
Cada mañana, aún antes de abrir mis ojos, sé que me encuentro en mi
habitación y en mi cama. Pero si duermo después del almuerzo, en la
pieza en la cual trabajo, a veces despierto con una sensación de
perplejidad infantil: por qué soy yo, yo misma? Lo que me sorprende, al
igual que a un niño, al darse cuenta de su propia identidad, es el hecho
de encontrarme a mí misma aquí, y en este momento, profundamente en esta
vida y no en otra. Qué golpe de azar ha causado esto? Si miro esto desde
fuera, mi nacimiento en primer lugar aparece improbable. La penetración
de aquel óvulo específico por ese espermatozoide específico, con su
requerimiento del encuentro de mis padres y antes el de su nacimiento y
el nacimiento de todos sus antepasados, no tenía una oportunidad en
centenares de millones de ocurrir. (Final de cuentas)
Ha habido un éxito indudable en mi vida: mi relación con Sartre. En
más de 30 años, nunca nos hemos ido a dormir separados. Estos años
pasados lado a lado, no han disminuido el interés que encontramos en
nuestras mutuas conversaciones: una amiga ha observado que siempre nos
oímos uno al otro con la mayor atención. Sin embargo de manera tan
asidua nos hemos siempre criticado, corregido y ratificado nuestros
pensamientos, que se podría decir que pensamos en común. (Force of
circunstance)
El aspecto más intoxicante de mi regreso a París en septiembre, 1929
fue la libertad que ahora tenía. Había soñado con ella desde mi niñez,
cuando jugaba con mi hermana a ser una muchacha "grande". He documentado
en otra parte mi deseo apasionado por ello como estudiante. Ahora,
súbitamente era mío. Me sorprendió el encontrar una gran facilidad en
todos los movimientos. Desde el momento en que abría mis ojos cada
mañana me perdía en un transporte de placer. (The praise of life)
Marcelle Drouffe fue una niña precoz, soñadora: tan temprano como a
los 10 meses dio señales de ser extraordinariamente sensitiva. "Cuando
te hacías daño, no era el dolor lo que te hacía llorar" su madre le dijo
más tarde. "Lo hacías porque sentías que el mundo te había traicionado".
Sus padres la adoraban, y ella fue tan buena que nunca la regañaron en
absoluto; pero temprano en su vida conoció el sabor de las lágrimas.
Cuando la oscuridad caía, ella se escurría bajo el escritorio de su
padre o detrás de las espesas cortinas de la sala y dejaba penetrar en
ella la noche y la tristeza. Ella pensaba en los niños y los huérfanos
de que había leído en los dorados libros de cuentos. (Marcelle-Cuando
domina lo espiritual)
Mujer? Muy simple, dicen los que sueñan en fórmulas simples: ella es
un útero, un ovario; es una "mujer"- esta palabra es suficiente para
definirla. En la boca de un hombre el epíteto mujer tiene el sonido de
un insulto, y sin embargo él no se siente avergonzado de su naturaleza
animal, por el contrario, se siente orgulloso si alguien dice de él: Es
un "hombre"!. El término "mujer" es ofensivo, no porque enfatice la
animalidad de la mujer, sino porque la encarcela a ella en su sexo; y si
este sexo le parece al hombre despreciable y peligroso aún en los
animales inofensivos, es indudablemente debido a la hostilidad producida
en él por la mujer. (El segundo sexo)
Aproximadamente uno de cada diez americanos ha pasado los 65 años, y
la proporción aumenta cada año. Dos terceras partes de estos americanos
sufren de alguna condición crónica: tensión arterial alta, artritis,
diabetes y otras aflicciones; aún así hay solamente unas treinta mil
instituciones de todas las clases, encargadas de cuidarlos, con camas
suficientes para recibir solamente uno de cada cincuenta. La mayoría de
las personas de edad, además, no califican para el servicio social o el
tratamiento gratuito. La entrada económica media anual de una persona
sola, mayor de 65 años es de $1.055 y 30% solos o casados, viven en la
pobreza. Sus familias, por lo tanto, deben ser capaces de pagar lo que
equivale a la mitad de una entrada normal mensual, para pagar el cuidado
más restringido de un familiar. (The coming of age).