Arthur Schopenhauer desafió los dogmas religiosos del mundo occidental y
tuvo profunda influencia sobre el pensamiento del siglo XX, siendo
considerado como el representante por excelencia del Pesimismo dentro de
la Filosofía.
Nació en la que hoy es Gdansk, Polonia la cual en su época fuera
llamada Danzig, siendo en ese entonces independiente y de habla alemana.
Fue su familia de comerciantes acomodados y se le preparó desde temprano
para asumir el negocio de la familia. La muerte de su padre le permitió
el tener los fondos necesarios para dedicarse en cambio al estudio de
los clásicos y de la filosofía y al graduarse en Jena, su tesis se
tituló: "Las cuatro raíces del principio de la razón suficiente", con la
cual adquirió cierta fama.
Su madre al enviudar se dedicó a labores intelectuales y formó
amistad entre otros con los hermanos Grimm y con Goethe, a quien el
filósofo conoció por esa razón.
Schopenhauer se educó en centros educativos de Gottinger, Berlín y
Jena y viajó extensamente por Europa. En Berlín, donde fue profesor en
la Universidad, se enfrentó al filósofo G. H. Hegel, dictando sus clases
a la misma hora y tratando así de contrarrestar las enseñanzas de Hegel.
Schopenhauer se retiró en 1831 a los 43 años y se radicó desde entonces
en especial en la ciudad de Franckfurt. Entre otras de sus obras
principales: Teoría de la visión de los colores, El mundo como voluntad
y representación, De la voluntad en la naturaleza, Los fundamentos de la
moralidad, Parerga y Paralipómena.
Pensó el filósofo que en tanto que nos dejemos dominar como humanos,
por los deseos con sus esperanzas y temores constantes, nunca podremos
obtener felicidad duradera o paz interior. El filósofo admiró
grandemente a Emmanuel Kant, en especial por la disociación que este
último hiciera de la realidad total del entendimiento humano entre lo
que se puede experimentar en la vida o sea lo "Fenomenal" y lo que no es
susceptible de ser conocido o entendido, por no contar el humano con los
sentidos necesarios para ello o sea lo llamado "Noumenal".
Schopenhauer consideró que el tiempo, el espacio y los objetos
materiales conectados entre sí, forman parte de este mundo de
experiencias llamado "Empírico" y en conjunto forman lo entendible al
humano y por lo tanto son en realidad la base de la Ciencia. Las cosas
entendibles al humano requieren del tiempo y del espacio; de no haber
estos últimos, no habría diferenciación entre las cosas y todo sería:
"Uno".
Para el filósofo, un acto de voluntad y los movimientos corporales
asociados a ese acto son una misma cosa, vistos desde dentro o desde
fuera del individuo. En último término, lo Fenomenal y lo Noumenal son
la misma realidad entendidos de maneras diferentes.
El mundo de lo Noumenal está representado en lo que Schopenhauer
llamó: "Voluntad", sin tener nada que ver con la mente o la consciencia.
La "Voluntad" es un fenómeno o fuerza ciega, sin inteligencia,
impersonal y sin objetivos, manifestada en el mundo fenomenal.
El descubrimiento en el siglo XX por los físicos, de que todo el
mundo en que vivimos, con sus objetos materiales, es reducible a energía
y campos de corriente, realizados dentro del tiempo y el espacio,
parecería confirmar las teorías del filósofo en este campo.
En lo que respecta a la Etica, pensó Schopenhauer que en nuestro
mundo, siendo diferentes unos de otros los humanos, somos capaces de
identificarnos entre sí y de sentir unos por otros, participando de los
sufrimientos y alegrías, siendo sin embargo nuestro último principio
común lo "Noumenal" o sea la "Voluntad". Al tener un principio común, al
herir a otro, estoy haciendo un daño a mí misma raíz la "Voluntad" y
esta compasión o sentimiento serían la base de la Ética o Moral y no la
razón como le expresara Kant. La compasión sería así la verdadera base
de la moral y del amor.
Schopenhauer se sorprendió grandemente cuando luego de haber
publicado sus teorías se encontró con que los libros sagrados y
filosóficos del antiguo oriente y en especial los hindúes y budistas
enseñaban principios similares a los suyos. La cultura occidental
inspirada por los griegos, continuada por Locke, Hume y Spinoza y
perfeccionada por Kant y por él mismo, sorpresivamente está de acuerdo
con la oriental, habiendo llegado a ese punto de manera independiente y
Schopenhauer fue el primer filósofo occidental en investigar esta
similitud de principios. Sin embargo, la filosofía occidental llegó a
esas conclusiones por el camino filosófico y sin incluir a Dios, en
tanto que los principios orientales están guiados por bases religiosas.
Para Schopenhauer, el concepto de alma, no era viable pues no se
podía explicar el pensamiento sin el cerebro, ni la vida sin el cuerpo.
Para el filósofo el mundo real o empírico, no tenía significado ni
propósito y representaba más bien una ilusión, dentro de la cual
deberíamos evitar el dejarnos envolver. Su repudio al mundo tiene una
vez más, sorpresivos puntos en común con el Budismo.
Schopenhauer vio al mundo como un sitio en el cual unos cuantos
devoran a los otros y en todo instante miles de animales mueren y
sufren. La violencia y la injusticia predominan por doquier, la vida de
cada ser no tiene significado y termina inevitablemente en la muerte. En
tanto que vivimos, somos esclavos de nuestros deseos y la insatisfacción
nos domina. Este modo de pensar, le valió al filósofo el calificativo de
pesimista; sin embargo, Schopenhauer enseñó que hay una manera de
escapar al menos temporalmente de las pasión de los sentidos y esto es a
través del cultivo del arte y en especial de la música, pues el arte, al
entrarnos en él, nos aleja del tiempo y del espacio y en ese momento
vencemos los mandatos de la "Voluntad".
La influencia de Schopenhauer se ve en muchos de los grandes
escritores de los siglos XIX y XX tales como Tolstoi, Turguenev, Zola,
Thomas Mann, Marcel Proust, Thomas Hardy, Azorín etc.
Schopenhauer mismo fue un escritor sobresaliente como lo fueron otros
filósofos: San Agustín, Descartes, Rousseau, Santayana etc.
El gran filósofo del pesimismo murió tranquilamente en su casa a los
72 años en Francfort am Mein.
PENSAMIENTOS:
Los hombres necesitan alguna clase de actividad externa, porque son
inactivos dentro de sí. (Parerga y Paralipomena)
Hay un campo en el cual los animales muestran verdadera inteligencia
cuando se nos comparan: quiero decir su goce tranquilo y plácido del
momento presente. ( Parerga)
Cada posesión y felicidad es prestada por accidente y por un tiempo
no determinado y por lo tanto puede ser reclamada y suprimida en la hora
que sigue. (El mundo como Voluntad e idea)
La amabilidad es a la naturaleza humana lo que el calor es a la cera.
(Parerga)
La felicidad de una vida se debe medir, no por sus alegrías y
placeres, sino por la extensión durante la cual ha estado libre de
sufrimiento, de maldad verdadera. (Parerga)
La mosca debe ser tomada como el símbolo de la impertinencia y la
audacia; porque en tanto que los demás animales le huyen al hombre más
que a otra cosa, y corren antes que él se les acerque, la mosca se posa
sobre su nariz misma. (Parerga)
La vida es un trabajo a realizar. Es una gran cosa el decir:
Defunctus est; significa que el hombre ha cumplido su trabajo. (Parerga)
Toda satisfacción o lo que comúnmente se llama felicidad, es real y
esencialmente siempre sólo negativa, y nunca positiva. (El mundo como
Voluntad)
Deambulamos en el laberinto de nuestras vidas y en la oscuridad de
nuestras investigaciones; momentos de claridad iluminan nuestro camino
como reverberaciones de relámpagos. ( El mundo como Voluntad)
Es de por sí absurdo el considerar la no existencia como un mal;
porque todo mal, como todo bien, presupone existencia, más aún
conciencia. (El mundo como Voluntad y representación)
El desear la inmortalidad para el individuo es realmente lo mismo que
desear perpetuar un error por siempre; porque en el fondo cada
individualidad es realmente sólo un error especial, un paso falso, algo
que mejor no sería, de hecho, algo de lo cual el propósito real de la
vida es el sacarnos. (El mundo)
Hay solamente un error congénito y es la noción de que existimos para
ser felices. (El mundo)
Cada partida es una anticipación de la muerte y cada encuentro una
anticipación de la resurrección. (Parerga).