Las
oraciones
son el modo que tenemos
de expresar expresiones
lógicas o portadoras de
sentido. Tal y como
hemos venido
estudiando
en esta página, La guía
de lengua, últimamente,
existen oraciones de
diferente tipología y
también existen diversas
aproximaciones a la
clasificación de las
oraciones.
La
forma clasificatoria que
hemos estado siguiendo
la mayoría de las veces
es aquella que
distingue
o divide las oraciones
en función del modus, o,
por decirlo de forma
comprensible, en función
de la
actitud
que adopta el hablante
cuando pronuncia su
contenido. Como
complemento, y a modo
únicamente informativo,
nos gustaría decir aquí
que las oraciones
también pueden
clasificarse en función
del dictum, o lo que es
lo mismo, en función de
lo que se dice, dejando
a un lado cómo se dice.
En cualquier caso, y
continuando con nuestro
discurso, según el modus
podemos distinguir entre
oraciones enunciativas,
que son las que
meramente se dedican a
informar; oraciones
interrogativas, que son
las que inquieren una
información desconocida;
oraciones dubitativas,
que son las que expresan
incerteza o
probabilidad; y
oraciones exclamativas,
que son las que expresan
sentimientos o estados
de ánimo. Dependiendo,
pues, de cómo decimos el
contenido de una
oración, o de cuál sea
nuestra opinión o
nuestra actitud ante lo
dicho, la oración
adoptará una tipología u
otra.
En
este artículo el que nos
encontramos queremos a
ocuparnos de las
oraciones exclamativas.
Someramente, podemos
decir que estas
oraciones se
caracterizan por ser las
que menor distancia
interponen entre el
hablante y el contenido
de la oración. En
realidad, la actitud del
hablante empapa en este
caso el contenido mismo
hasta hacerlo
inseparable de sí misma.
El que hace uso de una
oración exclamativa no
trata de informar ni de
expresar duda o
preguntar, sino de
transmitir sus
sentimientos u emociones
de la forma más clara
posible. Aquí, pues,
caben expresiones
populares y
frases hechas,
pero también cualquier
oración que nazca de las
emociones de aquél que
la pronuncia. Por
ejemplo:
¡Pero qué haces aquí!
¡Deberías estar aún
trabajando!
¡Este aparato es un
desastre!
¡Oh, no! ¡Corre, corre!
¡Qué alegría verte!
Como se puede observar,
estemos en un contexto o
en otro, una oración
exclamativa se
caracteriza por los
sentimientos que el
hablante le impregna. En
el primer ejemplo, el
hablante se asombra
negativamente de la
presencia de una
persona. En el último,
este asombro es
positivo. En el segundo
ejemplo, el hablante
expresa su decepción, y
en el tercero, su miedo
y apremio.
SIGUIENTE
Distintos tipos de
oraciones