L
a G r a n E n c i c l o p e d
i a I l u s t r a d a d e l
P r o y e c t o S a l ó n H o
g a r |
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Redacción
Redactar
un texto de ciencia-ficción
-
Empiece con una idea
(el espacio, invasión a la tierra, armas letales,
viaje en el tiempo).
-
Lleve esta idea a la
vida por medio de un conflicto (en donde unos
extraterrestres desean invadir la tierra, pero otros
"los buenos" se lo quieren impedir...).
-
Utilice los personajes
que mejor puedan "dramatizar" el conflicto, y haga
que cambien en su forma de ser o de pensar por
efecto de lo que les sucede.
-
Establezca una
secuencia de los hechos que ocurren, una trama, que
pueda mostrar los pasos principales a través de los
cuales sus personajes detectan el problema o los
problemas, buscan las soluciones posibles e intentan
llevar a la práctica dichas soluciones.
-
Prepare un buen
entorno para rodear y ambientar todo lo que sucede
en la historia. Haga que sea razonable. No hace
falta que explique con detalle todo lo que haya
pensado como entorno pero, como futuro escritor que
quiere ser, debe tenerlo muy claro en su imaginación.
-
Si es posible, inicie
la historia en mitad de un conflicto para atraer al
lector. En la mayoría de los casos, el escritor
debería tener clara la estructura general de la
trama: planteamiento, nudo y desenlace según
establece la tradición clásica, pero nadie le obliga
a que la narración sea completamente lineal.
-
Busque un buen punto
de vista para explicar la historia. (la tierra viene
viviendo en hermoso tiempo de paz y logros
cientificos).
-
Suelte su imaginación
y... ¡escriba!
Escribir ficción es una habilidad acumulativa: a fuerza
de escribir se van dominando las técnicas narrativas y
se obtienen mejores resultados.
Hay
gente especialmente dotada que, de forma natural y
espontánea, es capaz de escribir muy bien desde el
primer momento. Son pocos. La mayoría de los escritores
ha de realizar muchas pruebas e intentos para aprender a
resolver los variados problemas que plantea el hecho de
escribir historias y entretener a los lectores.
A pesar
de esto, recientemente han aparecido muchos libros,
artículos y cursos que "enseñan" a escribir y que, en
realidad, pueden evitar perder mucho tiempo en las
primeras pruebas. Se trata, simplemente, de dar a
conocer algunas de las cosas que los escritores van
aprendiendo con el tiempo y la experiencia. Pero nadie
debe pensar que se trata de recetas seguras.
Es
necesario escribir y probar, volver a probar y, aún,
volver a probar. Por ello éste es uno de los muchos
ámbitos en los que dar consejos resulta siempre
arriesgado y, aunque ahora voy a hacerlo, antes quiero
recordar que siempre se puede decir aquello que se
atribuye a Napoleón: "No me deis consejos que ya sé
equivocarme yo solo".
Otra
advertencia antes de empezar. Aquí se habla,
simplemente, de narrativa tradicional. También caben en
la ciencia ficción obras de tipo más experimental, pero
no las recomiendo en el inicio de una carrera de
escritor. Un editor italiano de ciencia ficción me
hablaba, hace ya unos años, de cómo las mayoría de
autores noveles italianos le presentaban, en su primera
novela, "la novela definitiva de su vida", aquélla en la
que ya habían incorporado todo el "mensaje" temático y
estilístico que pretendían transmitir. No es éste el
punto de vista bajo el cual se escriben estas notas.
Mi
enfoque aquí tiene mucha más relación con la narración
entendida como un oficio y no como un arte. Los oficios
se pueden aprender con la práctica, mientras que, para
las artes, son imprescindibles cualidades especiales y
no sólo habilidades. Por eso no creo que sea posible
enseñarlas. En la literatura hay obras de arte y de las
otras. Si está llamado a escribir obras de arte, nadie
puede enseñar a hacerlo, tan solo usted puede lograrlo
al expresar lo que lleva dentro. Los artistas no
deberían seguir leyendo. Pero si lo que pretende es
entretener e interesar a la gente (y no es poca cosa...)
tal vez sí pueda seguir haciéndolo.
En
realidad, aunque tiene poco predicamento y a menudo se
toma a broma, escribir best-sellers es una habilidad
interesante que se puede aprender, aunque el factor
definitivo es, casi siempre, que un editor acepte hacer
un best-seller de su obra... aunque sólo pensará en
hacerlo si ésta supera unos mínimos.
En
cualquier caso, empecemos.
Es
imprescindible captar y mantener la atención del lector
Si es
de aquellos (o aquellas) que saben explicar chistes, o
de esos que cuando cuentan una película a los amigos
logran que éstos se sientan como si la estuvieran
viendo, todo irá bien. Si eso le ocurre, la verdad es
que ya sabe explicar historias que es de lo que se trata
cuando se escribe narrativa como en el caso de la
ciencia ficción que aquí nos ocupa. Si no es un
"narrador natural", hay cuatro o cinco cosas que se
pueden aprender y, tal vez, le pueden ahorrar horas y
horas de pruebas. Eso es lo que voy a intentar comentar
aquí.
Lo
primero que debe tenerse en cuenta, y aún más en los
tiempos que corren, es que si bien usted desea escribir,
no es nada seguro que los demás deseen leer aquello que
escribe. Debería pensar siempre que el lector está
sometido al reclamo de muchas más actividades de ocio:
televisión, cine, juegos de rol, juegos de ordenador,
deportes, artes y un larguísimo etcétera.
Si el
lector le hace el favor de utilizar su precioso tiempo
para leer sus historias, debe ser a cambio de algo que
le pueda compensar. Ese algo es muy diverso y, en el
caso de la ciencia ficción, las posibilidades aumentan.
Los
elementos de la narración
Se
puede interesar al lector describiendo un entorno nuevo
y sorprendente: una sociedad nueva, una tecnología
diferente, unos seres extraños, unas costumbres
distintas, etc. En la ciencia ficción éste es un
elemento con muchas posibilidades y, en realidad, el
famoso "sentido de lo maravilloso" de que se habla como
rasgo característico del género reside a menudo en ese
entorno que los anglosajones etiquetan como background.
También
se puede interesar al lector con la idea central de su
historia. A veces la idea descansa, precisamente, en el
entorno extraño en el que transcurre la narración y, si
la ciencia ficción es realmente una "literatura de
ideas", muchas veces todo arranca a partir de una idea.
Veamos un ejemplo famoso: ¿qué ocurriría si el sexo de
una persona no fuese estable y, a lo largo de la vida de
un individuo, éste pudiera ser tanto varón como hembra?
Una respuesta se puede encontrar en La mano izquierda
de la oscuridad de Ursula K. Le Guin, uno de los
clásicos indiscutidos del género. En la ciencia ficción,
a menudo (aunque no siempre) la idea es el motor inicial
de las narraciones o, en todo caso, de la voluntad del
escritor para narrar una historia.
Otra
posibilidad es interesar al lector con los personajes.
Pueden ser atractivos o repulsivos pero, en cualquier
caso, no deben dejar indiferente al lector. Fíjese, por
ejemplo, en los culebrones: J.R., en Dallas, era lo
suficientemente malvado para interesar a los
espectadores como también interesan, por otras razones,
los héroes positivos. A menudo los lectores se
identifican con uno de los personajes y éste es el
sistema más viejo y seguro para mantener la atención del
lector. Eso sí, los personajes deben reaccionar como lo
haría un ser humano con los conocimientos y el carácter
que el escritor deja entrever que pueda tener el
personaje. Y, lo más importante de todo, el personaje
central, el protagonista (y, si es posible, los demás
también) debe cambiar en algo como consecuencia de
aquello que le ocurre. Todos sabemos que la vida nos va
cambiando poco o mucho y no sería verosímil que un
personaje pase por un montón de aventuras y no
evolucione.
En
realidad, demasiadas historias de ciencia ficción tienen
poco prestigio literario o narrativo debido a que los
personajes son de "cartón-piedra" y no reaccionan como
cabría esperar lógicamente como consecuencia de todo lo
que les ocurre. Piense por ejemplo en el Hans Solo de
La guerra de las galaxias, el James Kirk de la
primera Star Trek, o, para seguir con Harrison
Ford, en las películas de Indiana Jones. Para ellos las
aventuras no significan nada. Siguen siempre igual. No
es creíble. Intente evitarlo.
Pero si,
a veces, aceptamos personajes que no evolucionen, con
toda seguridad es porque la trama de la historia resulta
suficientemente interesante y mantiene la atención del
lector o espectador. Las aventuras de Indiana Jones,
Hans Solo o James Kirk son, por sí solas, lo bastante
eficientes para mantener el interés de los que siguen la
historia. Aquí se hace imprescindible un consejo: no lo
cuente todo, deje que el lector siga intrigado por algo
que le mueva a girar una hoja tras otra. Fíjese, por
ejemplo, en la técnica de los culebrones que van liando
y liando el argumento para mantener el interés de los
espectadores. Aunque, eso sí, si complica la trama debe
pensar que la narración ha de finalizar atando todos los
cabos de forma que el lector no se sienta engañado. A
los autores de culebrones puede no serles necesario,
pero a los buenos narradores de ciencia ficción sí. Por
otra parte no olvide nunca que algo de misterio es, a
menudo, imprescindible: imagine la pobreza temática de
la saga de La guerra de las galaxias sin la "Fuerza"...
En
realidad para mantener la trama hacen falta conflictos.
Los personajes deben tener problemas y la trama debería
explicar cómo se plantean esos problemas, cómo los
personajes buscan diversas soluciones y cómo se llega a
la solución o, también, cómo los personajes fracasan en
su intento. Los problemas o conflictos deben ser tanto
grandes (el central en la narración) como pequeños (los
que dan "vida" a la historia y mantienen la acción en
movimiento). Suele ser conveniente que haya un clímax
general que resuelva la historia, pero debe construirse
a partir de pequeños clímax parciales que resuelvan los
problemas menores que van conduciendo la narración hasta
la resolución (o el fracaso de ese intento...) del
conflicto principal. Es evidente que todo esto depende
mucho de la longitud de la narración y no se pueden dar
recetas únicas. En cualquier caso, sí conviene destacar
aquí que personajes distintos deben resolver de formas
diferentes unos mismos conflictos o, para expresarlo aún
con mayor claridad, a personajes diferentes, unos mismos
hechos les deberían generar conflictos diferentes.
Un
breve resumen provisional
Ya
tenemos cinco elementos que pueden mantener el interés
del lector. Hay varios más, pero éstos son los centrales
en la gran mayoría de historias. Es lógico que en cada
narración pueda dominar uno o más de esos factores. En
las novelas de aventuras a menudo es la trama y los
conflictos y los peligros a que se enfrentan los
personajes el aspecto dominante y lo que mantiene el
interés del lector. En los relatos cortos a menudo es
una idea, mientras que en las narraciones más largas hay
que organizar la historia central rodeada de otras
historias menores que la complementen, siempre y cuando
el lector no pueda encontrar gratuitas esas historias
laterales y, además, encuentre fácil relacionarlas de
forma natural con el hecho central de la novela.
Para
sintetizarlo podríamos decir que:
-
La
trama es lo que sucede.
-
El
conflicto es la razón final de lo que sucede, el
motor de la trama.
-
El
entorno es el lugar y las circunstancias donde
sucede la trama.
-
Los
personajes son aquellos a los que les suceden las
cosas que ocurren, y quienes evolucionan y cambian
como consecuencia de lo que sucede.
-
La
idea, si existe explícita como elemento central, es
lo que ha movido al escritor pero, y esto es muy
importante, debe ser mostrada de forma indirecta por
medio de los otros elementos.
Conviene recordar que es imprescindible mantener la
atención del lector mientras está leyendo y, también,
después de haberlo hecho. El lector, cuando acaba de
leer, debe pensar que le ha sido rentable el tiempo que
ha otorgado a su narración. Puede haber pasado un buen
rato con ella y considerarla un buen entretenimiento
aunque haya sido intranscendente; o puede haber
encontrado un interesante motivo de reflexión en una
buena idea especulativa; o sentirse maravillado por un
entorno extraño y sorprendente. Aunque no se debe
olvidar que, muy a menudo, es el personaje central quien
puede haber focalizado y mantenido el interés del lector
y, por lo tanto, aquello que perviva en su recuerdo.
Inventar historias
Parece
que el problema principal de los nuevos escritores es "encontrar
las historias". Muchos autores de esos libros o cursos
que pretenden enseñar a escribir narrativa, dicen que la
pregunta más repetida es: ¿de dónde sacan los escritores
sus historias? No hay una receta fácil ni única. Graham
Greene habló de la necesidad de que el narrador sea un
buen observador y yo creo que esto también vale para los
escritores de ciencia ficción: exagere algún rasgo de
una tendencia social, tecnológica o económica
observable, ponga a un determinado personaje en un
entorno extraño o en una situación imprevista, invente
lo que ocurriría si..., etc. Pero los caminos para
encontrar historias son muy variados. Siempre podrá
encontrar alguno nuevo.
De
hecho, tras años y años de ciencia ficción, la mayor
parte de las historias que pueda inventar es muy posible
que ya hayan sido narradas.
Orson
Scott Card aconseja que no se preocupe por ello. Es
difícil que tenga ideas nuevas que no hayan sido ya
exploradas. Pero, aunque repita historias (evitando
siempre el plagio, evidentemente...), les puede dar un
tono o un enfoque distinto, un punto de vista nuevo.
Piense, por ejemplo, en Aviso de Cristóbal García
que ganó el premio UPCF del año 1993 (BEM número 35). La
historia que nos narra Cristóbal posiblemente no sea
nueva, pero el planteamiento lo es y el cuento resulta
interesante y efectivo. A veces, cuando le falten temas
para nuevas historias, puede practicar a partir de un
viejo cuento que haya leído tiempo atrás y que todavía
puede recordar. Sin releerlo de nuevo, tan sólo a partir
del recuerdo que guarda, escriba su versión. Cuando lo
haya hecho, compárela con el cuento original y fíjese en
las diferencias. Es un buen ejercicio. Como la memoria
es siempre muy selectiva, puede ocurrir que su cuento
resulte francamente distinto del original y sea incluso
utilizable. Robert A. Heinlein, uno de los escritores
más admirados en Estados Unidos, hablaba de tres tipos
centrales, y para él únicos, de historias:
-
chico-encuentra-chica: una historia de amor o de
búsqueda o de fracaso de este amor. Las variaciones
son infinitas.
-
el
sastrecillo valiente, o su inverso: la historia de
un triunfo o de un fracaso.
-
el-personaje-que-aprende:
la historia de alguien que piensa de una manera al
iniciarse la narración y que, como consecuencia de
los conflictos y de lo que le sucede, cambia de
forma de pensar.
Seguro
que hay muchas variaciones posibles, pero si Heinlein
logró construir una carrera de éxitos con esto, tal vez
le pueda ser útil también a usted. Recuerde que Heinlein
fue el primero que logró vivir de su carrera como
escritor de ciencia ficción. En nuestro país eso es, por
ahora, imposible, pero tal vez en un futuro... Alguien
debería comenzar.
Un camino para construir historias
Para
finalizar esta breve recopilación de consejos le daré mi
versión resumida de los pasos más interesantes que los
editores de Asimov's Science Fiction recomiendan para
escribir ciencia ficción, y es justo decir que parecen
muy razonables:
-
Empiece con una idea (el espacio, invasión a la
tierra, armas letales, viaje en el tiempo).
-
Lleve esta idea a la vida por medio de un conflicto
(Unos extraterrestres desean invadir la tiwerra,
pero otros "los buenos" se lo quieren impedir...).
-
Utilice los personajes que mejor puedan "dramatizar"
el conflicto, y haga que cambien en su forma de ser
o de pensar por efecto de lo que les sucede.
-
Establezca una secuencia de los hechos que ocurren,
una trama, que pueda mostrar los pasos principales a
través de los cuales sus personajes detectan el
problema o los problemas, buscan las soluciones
posibles e intentan llevar a la práctica dichas
soluciones.
-
Prepare un buen entorno para rodear y ambientar todo
lo que sucede en la historia. Haga que sea
razonable. No hace falta que explique con detalle
todo lo que haya pensado como entorno pero, como
futuro escritor que quiere ser, debe tenerlo muy
claro en su imaginación.
-
Si
es posible, inicie la historia en mitad de un
conflicto para atraer al lector. En la mayoría de
los casos, el escritor debería tener clara la
estructura general de la trama: planteamiento, nudo
y desenlace según establece la tradición clásica,
pero nadie le obliga a que la narración sea
completamente lineal.
-
Busque un buen punto de vista para explicar la
historia. (la tierra viene viviendo en hermoso
tiempo de paz y logros cientificos).
-
Suelte su imaginación y... ¡escriba!
Advertencia final
Todo
esto es, debería resultar evidente, insuficiente para
escribir profesionalmente, pero no para empezar. Tal vez
podría resultar interesante que intente estudiar algunos
cuentos o novelas que haya leído y lleve a cabo un
sencillo ejercicio para buscar en ellos los cinco
elementos antes citados: identifique los conflictos
principales, analice la estructura de la trama, localice
el punto de vista bajo el cual está narrada la historia,
vea cómo cambian los personajes principales, estudie la
congruencia del entorno y lo que aporta a la narración,
sintetice la idea central. En realidad, la mayoría de
los talleres literarios funcionan así, aunque puedan ir
acompañados de exposiciones más o menos teóricas.
La
práctica es, en definitiva, la única que enseña de
verdad. Empiece analizando la práctica de los demás y,
también, practicando usted. El camino no es corto, pero
vale la pena. |