L  a  G r a n  E n c i c l o p e d i a   I l u s t r a d a  d e l   P r o y e c t o  S a l ó n  H o g a r

 

Siglo XVIII

La Ilustración

Hablar de la Ilustración es lo mismo que referirse a la razón y a la fe del hombre en ella para desentrañar todos los misterios de la vida. Con raíces en el racionalismo y empirismo, este movimiento, cuyo apogeo estuvo en el siglo XVIII, se convirtió en el motor de avances revolucionarios en la política, filosofía, arte y ciencias.

Para combatir las tinieblas heredadas del oscurantismo de la Iglesia y las instituciones del llamado antiguo régimen, surgieron en Europa, a partir del siglo XVII, “las luces de la razón”.

Ahora se confiaba plenamente en la capacidad del intelecto humano, el desarrollo científico, el valor del trabajo y el culto de la amistad y de la naturaleza para construir una sociedad mejor. La religión no quedaba afuera, pero sufría un cambio: se transformaba en una religiosidad natural basada en la razón.

También los métodos de investigación cambiaron. El científico, por ejemplo, quedó estructurado de acuerdo con las ideas de dos investigadores: el inglés Francis Bacon y el francés René Descartes.

 

Rene Descartes

Francis Bacon

John Locke

 

Bacon estableció el método experimental como base para las investigaciones científicas, sin la teoría ni el razonamiento. Su corriente, el empirismo, fue continuada por el filósofo británico John Locke, a quien se considera en cierto modo el primer ilustrado. Él sostuvo que al momento del nacimiento la mente es como una tabula rasa (tabla rasa) o página en blanco, en la que la experiencia va formando el carácter individual.

Sin embargo, René Descartes desconfiaba incluso de la experiencia. Según él, para que el conocimiento obtenido no pueda ser catalogado de erróneo, no hay que reconocer ninguna verdad de la que se pueda dudar. Para Descartes, todo es falso, menos un principio: pienso, luego existo; es decir, “no hay nada cierto, sino yo”, dando origen con él a la metodología filosófica moderna, conocida también como filosofía cartesiana.

Siguiendo los postulados cartesianos, el holandés Baruch Spinoza construyó su sistema filosófico de una manera rigurosamente matemática.

El Racionalismo
Los orígenes del Racionalismo se remontan a los trabajos del filósofo y matemático griego Pitágoras, quien afirmó que el universo estaba regido por la armonía matemática. Pero fue Platón, otro filósofo griego, el que perfeccionó el pensamiento racional de ese tiempo. Él concluyó que el fundamento de la realidad está en las ideas o formas, de las cuales las cosas físicas serían solo copias imperfectas.

Sin embargo, es en el siglo XVII que se llega al racionalismo clásico a través de dos aspectos: la confianza en el pensamiento matemático, símbolo de la razón, para interpretar adecuadamente el mundo, y la necesidad de darle al conocimiento racional una fundamentación que fuera más allá de lo físico o experimental. Ambos temas fueron el eje central de la obra Discurso del método, de Descartes.

 

¿Sabías que?

Las tendencias de los pensadores de la Ilustración se hallaban fuertemente divididas, desde los impulsores del Despotismo Ilustrado, como Voltaire, hasta sus más decididos detractores, como Rousseau.

El fin de los dogmas

"La Ilustración es la liberación del hombre de su culpable incapacidad”. Esta frase pertenece al filósofo alemán Immanuel Kant y la incapacidad a la que alude es la imposibilidad de usar la inteligencia propia sin la ayuda de guías. Es en contra de esos mentores que defendían e imponían doctrinas religiosas y filosóficas como verdades fundamentales e incuestionables (dogmas), que se rebelan los adherentes a la Ilustración.

Sin embargo, este movimiento igualmente se basó en algunos puntos fundamentales. En primer término, los avances científicos obtenidos por Galileo Galilei (defensor de la teoría copernicana de que la Tierra gira en torno al Sol y constructor del primer telescopio) y Johannes Kepler (autor de las leyes que llevan su apellido sobre las órbitas planetarias), permitieron concebir el universo como naturaleza, con normas que lo regían y que la razón humana podía descubrir.

Como consecuencia de este nuevo enfoque se postuló el deísmo, según el cual Dios era el arquitecto del mundo, creador de sus leyes, pero no intervenía directamente en él. Todo esto desarrolló la confianza en el progreso histórico del ser humano, ya no en manos de Dios, sino que en los propios esfuerzos y en la razón humana. Así se habló por primera vez de la humanidad, como integradora de todos los pueblos.

Mundo Ilustrado

En Europa, la Ilustración se desarrolló, con algunos matices, en Inglaterra, Francia, Alemania, Portugal y España. Sin embargo, fue en las colonias hispanoamericanas donde influyó notoriamente en los futuros líderes de los movimientos independentistas.

Fue en Gran Bretaña donde la Ilustración comenzó a gestarse, favorecida porque en ella se dieron primero ciertos rasgos esenciales de esta corriente, además de obtener logros económicos y políticos que la reafirmaron.

En Francia, fue Voltaire (Francisco María Arouet) quien difundió los postulados británicos, además de ser considerado el símbolo de la Ilustración gala, ya que atacó duramente al Absolutismo, exaltó la razón y defendió el deísmo. Asimismo, Carlos de Secondat, barón de Montesquieu, influido por esta corriente, propuso la separación de los poderes del Estado en ejecutivo, legislativo y judicial, a través de su obra El espíritu de las leyes.

Sin embargo, fueron las ideas del filósofo suizo Jean-Jacques Rousseau, otra de las figuras de la Ilustración, las que influirían poderosamente a los futuros revolucionarios franceses. La importancia que da a la libertad lo hace afirmar que la única sociedad política aceptable para el hombre es la que se funda en el consentimiento general, lo que queda de manifiesto en su libro El contrato social.

La ideología ilustrada se concentró en la monumental Enciclopedia, compendio de todos los conocimientos de la época, elaborada por el filósofo Denis Diderot y el matemático Jean Le Rond d’Alembert, ambos franceses, en la cual colaboraron el propio Rousseau, Voltaire y otros pensadores ilustrados.

En Alemania, la Aufklärung (Ilustración) se vio encauzada por la reforma luterana, por el empirismo de Locke y por la fascinación ante el desarrollo de las matemáticas. En ese país destacó Kant, quien en sus obras Crítica de la razón pura, Crítica de la razón práctica y Crítica del juicio, estableció que la ley moral supone la libertad, la inmortalidad y la existencia de Dios, si bien la razón no puede justificar estas ideas fundamentales.

En el Nuevo Mundo, las ideas de la Ilustración encontraron un profundo eco, tanto, que contribuyeron a fortalecer los movimientos emancipadores, como el que desembocó en la independencia de Estados Unidos en 1776

El estallido de la ciencia

En los siglos XVII y XVIII, es decir, durante la influencia de la Ilustración, el desarrollo del método físico-matemático posibilitó una verdadera epidemia de descubrimientos en diferentes áreas de la ciencia. Isaac Newton, brillante matemático, físico, astrónomo y filósofo inglés, descubrió la ley de gravedad. Se dice que mientras estaba pensando a la sombra de un árbol, observó la caída de una manzana por su propio peso, hecho a partir del cual dedujo las leyes de atracción gravitacional.

El físico italiano Alejandro Volta inventó la pila eléctrica, Descartes fue el creador de la geometría analítica, Gottfried Wilhelm Leibniz, filósofo y matemático alemán, desarrolló, paralelamente a Newton, el cálculo infinitesimal; el químico francés Antonio Lorenzo de Lavoisier estableció la ley de la conservación de la materia, el astrónomo y físico inglés Robert Hooke inventó el microscopio –junto a Anton Leeuwenhoek– y descubrió la célula; el médico inglés Eduardo Jenner creó la vacuna contra la viruela y el naturalista sueco Carlos de Linneo clasificó científicamente las plantas, desarrollando la botánica.

Arte y economía

El estilo barroco continuó dominando el arte europeo durante gran parte de la época ilustrada, aunque derivó en el rococó, que alcanzó su mayor desarrollo en las artes decorativas e industriales, como la tapicería, el mueble o la porcelana.

El descubrimiento de las ruinas de Pompeya y la apasionada defensa del clasicismo hecha por el arqueólogo alemán Juan Joaquín Winckelmann desencadenaron una reacción contra el barroco y rococó conocida como neoclasicismo. El Museo del Prado de Madrid es un ejemplo del intento de reproducir la monumentalidad de los edificios de la antigüedad.

La pintura dejó de lado el exceso de color y movimiento y su dibujo se concentró en los temas míticos e históricos. Aunque no se puede clasificar en ningún estilo, la obra del pintor español Francisco de Goya se situó entre el rococó y el romanticismo y se anticipó a su tiempo en sus ideas estéticas, temáticas y técnicas.

En la música, se llegó a la culminación de la religiosidad y el sentido grandioso del barroco, con las obras de los músicos alemanes Juan Sebastián Bach y Jorge Federico Haendel y el desarrollo de las influencias neoclásicas en las composiciones de los austríacos Francisco José Haydn y Wolfgang Amadeus Mozart.

En la literatura, las nociones de instaurar en la Tierra la felicidad y de mejorar a los hombres, de por sí buenos, fue representada en la obra Robinson Crusoe, del escritor inglés Daniel Defoe, que describía el mito del hombre natural, asimilado al nuevo burgués capitalista de iniciativa ilimitada. Además, predominó la narrativa, que, de utopías como las que aparecen en la obra del escritor irlandés Jonathan Swift, Los viajes de Gulliver, llevará al surgimiento de la novela moderna, con autores como Diderot.

En la economía, la intervención del Estado solo entorpecía el logro del enriquecimiento general derivado de la libre competencia entre las actividades emprendedoras de todos los individuos. La expresión francesa laissez faire, laissez passer, le monde va de lui même (dejar hacer, dejar pasar, que el mundo va lo mismo) se convirtió en su frase símbolo.

El galo François Quesnay, defensor del valor productivo de la agricultura frente a las demás actividades económicas (fisiocracia) y los británicos Adam Smith y David Ricardo, fueron los primeros que analizaron los procesos económicos desde una perspectiva científica, sin tomar en cuenta moral y religión. Smith fue el fundador de la economía política y es considerado el padre del liberalismo económico.

La Ilustración al poder

Las innovaciones de la Ilustración alcanzaron incluso a los monarcas europeos, que veían en ellas un modo de racionalizar el aparato estatal y mejorar la condición económica de sus respectivos reinos, además de limitar el poder de la Iglesia y armar ejércitos fuertes. Sin embargo, no estaban dispuestos a entregar su poder y sus privilegios económicos y de clase, utilizando las propuestas ilustracionistas solo en la medida en que convenía a sus intereses. Por eso se denominó a esta ideología Despotismo Ilustrado.

Entre los monarcas más representativos de esta corriente se destacaron Federico II de Prusia (ver recuadro) y Catalina II de Rusia.

Cuando Catalina II la Grande asumió el trono como zarina de Rusia, comenzó el Despotismo Ilustrado en esa nación. Educada a la francesa, gobernó con la ayuda de la nobleza reformista, realizó encuestas, suprimió la tortura, creó industrias metalúrgicas, se relacionó con famosos filósofos e invitó a Diderot a su país, pero este la describió como una “auténtica déspota”, ya que las reformas fueron más aparentes que profundas y empeoró la situación del campesinado.

El rey modelo

Federico II es considerado el rey modelo del Despotismo Ilustrado: era refinado, culto y negó que la monarquía fuese dada por derecho divino. Escribió varios ensayos y obras musicales, aparte de diseñar proyectos arquitectónicos como la Ópera de Berlín, y se rodeó de filósofos enciclopedistas, llegando a calificar la filosofía y las letras como la industria del espíritu.

Abolió la tortura y otorgó facilidades al campesinado para repoblar tierras, pero no realizó reformas estructurales que, por ejemplo, suprimieran la servidumbre, manteniendo el vasallaje en beneficio de la agricultura. Además, como se apoyó en la nobleza para gobernar, sus reformas sociales fueron limitadas.

 

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