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DESAPARECE UN BOEING 737 DE ADAM AIR CON 102 OCUPANTES EN INDONESIA
Infructuosa búsqueda durante mas de diez días hasta hallar evidencias de la tragedia. Recién dos semanas mas tarde se localizan en el mar las cajas negras a 2.000 metros de profundidad


Ultima actualización: (25 de enero)   El hallazgo de las principales elementos que podrian echar luz sobre la tragedia lo logro el buque oceanografico de los EE.UU. USNS Mary Sears utilizando un detector electronico sumergible pocos dias antes de agotarse las baterias de las cajas negras. Recuperarlas representa un desafio mayor por encontrarse a 1.800 y 2.000 metros de profundidad. Indonesia ha solicitado asistencia internacional para un rescate que por sus características solo submarinos robóticos de EE.UU. y Japon estarían en condiciones de realizar. Los otros restos de la nave y los de sus ocupantes probablemente nunca sean recuperados.

Abrupto final del vuelo 574
Una sucesion de equivocos, fallas, y omisiones han hecho mas dramatica la tragedia. La nave ha caido probablemente al mar la tarde del 1 de enero de 2007 sin aviso alguno de emergencia por parte de la tripulacion mientras volaba a 10.500 metros de altura despues de haber corregido su rumbo para evitar condiciones de

tiempo desfavorable. Una breve señal del localizador de emergencia automatico de la nave da la alerta sobre su caida.   Transportaba 96 pasajeros y habia partido de Surabaya, la capital de Java oriental, y volaba sobre el estrecho de Makassar en Sulawesi Sur hacia Manado, en el norte.
Un dia mas tarde la noticia del hallazgo de los restos de la nave en una zona montañosa al oriente de Sulawesi con un balance preliminar de 12 supervivientes y 90 victimas fatales recorre el mundo. La noticia resulta falsa y debe ser desmentida por las propias autoridades en medio de la indignacion de familiares y allegados del pasaje. El inexplicable silencio del localizador de emergencia del aparato obliga a iniciar una busqueda metodica en una amplia area que incluye el estrecho de Makassar, el area costera y montañas de la isla de Sulawesi sin resultados iniciales. Ocho dias despues de la desaparicion la busqueda se internacionaliza al sumarse a los equipos indonesios naves y aviones de Singapur, Canada y EE.UU.
A diez dias de la desaparicion surgen del mar las primeras evidencias de la catastrofe, partes del fuselaje y restos de asientos recuperados por pescadores cerca de la costa en las proximidades de Para-Para son entregados a las autoridades constatándose que estas y otras evidencias datan en poder de algunos pobladores locales desde hace varios dias.

Búsqueda y rastreo en el estrecho de Makassar
A partir del 11 de enero la busqueda ahora centrada en la zona incluye el rastreo submarino de restos metalicos en el estrecho. Las primeras estimaciones llevan a suponer que los restos podrian encontarse esparcidos en un area de decenas de kilometros, tal vez como resultado de una explosion en pleno vuelo, no excluyendose ninguna hipotesis sobre su origen. Las posibilidades de encontrar supervivientes se consideran practicamente nulas aunque tampoco ningun cuerpo ha sido recuperado del mar.

Adam Air, con tres años de operaciones como compañia aerea de bajo coste local, es una de las mas populares en Indonesia operando tambien con destino a Singapur .


Adam Air 574, un vuelo sin final

A un mes y medio de la desaparición del Boeing 737, de la aerolínea indonesia con sus 102 ocupantes la búsqueda oficialmente ha concluido.
Luego de casi un mes de infructuosos esfuerzos por localizar los restos del aparato, la detección de señales de las cajas negras de navegación realizada por el buque oceanográfico de los EE.UU. Mary Sears son el único indicio disponible sobre la suerte corrida por el aparato y sus ocupantes. El destino del fatídico vuelo del 1 de enero no pudo ser mas trágico. Sus restos podrían descansar para siempre a mas de 1.800 metros de profundidad en el fondo del mar en el estrecho de Makassar. Para oscurecer aun mas el caso, las posibilidades de rescatar las cajas negras, vitales en cualquier investigación, parecen inciertas. De confirmarse el caso pasaría a tomar un sesgo
decididamente enigmático. No hay respuestas para los interrogantes que rodean el caso y tal vez tampoco los haya.

La constatación de algunos hechos resulta preocupante. - El control de trafico aéreo en la zona (costa occidental de la isla de Sulawesi) ha probado ser limitado. La única y breve alerta del localizador de emergencia automático del avión, presuntamente al momento de caer al mar fueron captadas desde Singapur. La imprevista interrupción de esta señal impidió que sirvieran para determinar con exactitud el sitio de su caída. - No han trascendido ningún detalle de lecturas de radar que permita analizar la velocidad y duración de su caída hasta desaparecer. - Ningún mensaje de emergencia fue transmitido por la tripulación, su desaparición solo puede explicarse ante lo que los expertos conjeturan como una falla instantánea y catastrófica.

- En un hecho con muy escasos antecedentes recién diez días mas tarde se pudieron recoger unos pocos fragmentos presuntamente pertenecientes al aparato en las costas cercanas a Para-Para. - No trascendió que entre los fragmentos recuperados hubiese algún efecto personal de alguno de los ocupantes del avión que permitiese una identificación indubitable de la procedencia de los restos por parte de sus familiares o allegados. (el hecho es mencionado por quienes arriesgan que a falta de una explicación valida sobre el destino del aparato los escasos restos de la nave presentados a la prensa pudieran haber sido fraguados) con la finalidad de descomprimir la situación creada.

- Es un hecho tambien que la confusión informativa rodeo a la catástrofe desde un inicio, reportando erróneamente el hallazgo de los restos de la nave en una zona montañosa inaccesible de la isla. Similar situación ocurrió en 1993 con un avión charter de Pan Malaysia con quince ocupantes que desapareció para siempre sobre Sumatra.

Para Indonesia inmersa en una inaudita sucesión de catástrofes y desgracias es un dolor más, para los rescatistas e investigadores un desafío sin precedentes.


R.Z.




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