ESPAÑOL

Título: Voy tras mis raíces

 

 

Conferencia mundial contra el racismo:


El caso de Puerto Rico

 

El debate, previo a la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y otras formas conexas de Intolerancia, que se llevará a cabo del 31 de agosto al 7 de septiembre de 2001 en Sudáfrica, está abierto e involucra en forma creciente a la sociedad civil mundial. Palmira Ríos-González, investigadora del tema y activista del movimiento afro-puertorriqueño, indica que en las sociedades latinoamericanas y caribeñas, el mestizaje coexiste con una
gran desvalorización y desprecio por lo negro y lo indio. En la siguiente entrevista, Palmira analiza cómo se manifiesta la discriminación racial de los puertorriqueños tanto en la Isla como en Estados Unidos.

 

P. ¿Cuáles son las formas en que se expresa el racismo en Puerto Rico actualmente?

R. En Puerto Rico así como en otras partes del Caribe de habla española hay una tendencia muy fuerte a negar su existencia. La negación es una manifestación que impide que se discuta, que se investigue, que se movilice en torno al tema.

La negación no quiere decir que el racismo no exista, se manifiesta en una relación clara entre color y pobreza, marginalidad y exclusión. Entre la población pobre de Puerto Rico hay un gran porcentaje de personas negras, a diferencia de las clases más adineradas o acomodados, compuestas mayoritariamente por blancos.

Hay una relación muy clara entre raza y clase, que se expresa en la exclusión de todos los centros de decisión y de poder. Por ejemplo, si miramos la composición del gabinete del gobernador, hay gente predominantemente blanca, y esto pasa en las universidades, en los centros de estudios. Esta exclusión de las instituciones de poder muchas veces se ignora por la ausencia de un debate nacional, por la noción de que somos colonia, o, por la perspectiva norteamericana, de que en Puerto Rico no hay racismo porque hay una mezcla racial.

P.¿Quiénes son los que niegan el racismo: la gente blanca o negra?

R. En ambos grupos se desconoce su existencia, es una cuestión ideológica que dice que en un país mestizo como Puerto Rico no puede existir racismo; como si las dos cosas fueran contradictorias, cuando ambas coexisten, es decir, un amplio mestizaje coexiste con una gran desvalorización y un desprecio de lo negro, de lo oscuro, en una situación en la que ser blanco o de piel más clara, es más deseable que ser una persona de piel oscura. O sea que, contrario a la visión ideológica dominante de muchos tratados y escritos, no es cierto que la mezcla racial, o sea los matrimonios de distintas razas, no destruye ni imposibilita que exista prejuicios raciales y discriminación racial.

P. ¿Hay la tendencia hacia el blanqueamiento en la población negra?

R. En efecto, hay una tendencia fuerte al emblanquecimiento acorde con esta ideología de que ser blanco es mejor, es superior, y eso es cierto,
la sociedad está estructurada de tal forma, que así vas tener mejor acceso a los beneficios y a los recursos.

P. ¿Cómo se manifiesta el racismo en los medios de comunicación?

R. De varias formas, una es la ausencia de personas negras en los medios audiovisuales como en la televisión, más están en la prensa escrita y en las radios. La televisión proyecta imágenes de un país totalmente blanco, que puede ser uno de Europa o cualquier otro pero no hay imágenes negras. Tampoco los mensajes son positivos, cuando se ven personas negras o de color es en una posición subordinada o denigrada: es la sirvienta, el esclavo; en las noticias y en las películas es el traficante de drogas, el criminal, o el pobre. En la medida en que los medios de comunicación se mercantilizan es mucho más difícil romper los criterios económicos que están primando, y encontramos una política de reducir al mínimo, o a cero, el uso de imágenes negras. Esto sucede también en las revistas de belleza. En los videos musicales, aunque la música de origen africano o caribeño (la salsa o la bomba) es la más popular, los artistas son blancos, mientras los negros están cada vez más ausentes de la televisión.

P. ¿Cómo se manifiesta el racismo en los puertorriqueños que viven en Estados Unidos?

R. Es una relación difícil, en la medida en que los puertorriqueños negros estamos entre dos aguas. La relación con muchos sectores de la comunidad afro-americana de Estados Unidos es muy compleja, porque algunos tienden a vernos más como puertorriqueños pertenecientes a la parte latinoamericana, y no nos aceptan como miembros de dicha comunidad, y por otro lado la comunidad puertorriqueña en Estados Unidos, pese a experimentar discrimen por el origen nacional, no acepta plenamente a los puertorriqueños negros. Es una relación ambivalente, sobre todo en Estados Unidos que es una sociedad en la que casi te obligan a localizarte dentro un grupo u otro. Los afrolatinos están en una situación problemática, afortunadamente en los últimos años se observa una mayor tendencia a reconocer la existencia del grupo afrolatino entre los puertorriqueños, los panameños, los centroamericanos y a mirar que nuestras naciones no son homogéneas racialmente, porque la homogeneidad es el ancla en la definición de lo nacional frente al imperio, porque al reconocer la diversidad no se niega la existencia de la nación y el compromiso con luchas comunes, como la lucha por la desmilitarización de la Isla de Vieques, por ejemplo.

P. En el caso de la mujer puertorriqueña negra ¿Cómo se expresa la discriminación?

R. En la exclusión, en términos de oportunidades de empleo, en el acceso a la educación, a la salud, y en los altos niveles de pobreza. Cuando uno estudia la pobreza en Puerto Rico, ve como funciona el mecanismo de marginalización y exclusión, con la agravante de que todas las políticas de bienestar social, en los últimos dos o tres años, van dirigidas a criminalizar a esa población. La criminaliza de muchas formas, por ejemplo, últimamente hay una política del Estado muy presta a quitarles a los niños y a entregarlos a los hogares de crianza, porque muchos niños, por ser negros, nadie quiere adoptarlos y se quedan en esos hogares hasta que cumplen la mayoría de edad. Otra forma de criminalización de la pobreza, como parte de la discriminación racial, es la ocupación de las residencias públicas por la Guardia Nacional y la Policía, alegando que hay altos índices de violencia, de tráfico de drogas; a menudo se ignora que los consumidores de esas drogas son los hijos y las hijas de los sectores medios y altos. Incluso cuando los detectan comprando drogas en esas áreas, el trato es muy diferente, o sea no les arrestan, a veces les dan una nota indicándoles que les van a dar una nueva oportunidad. Las comunidades negras, al contrario, están constantemente bajo asedio por parte de la policía.

En el marco legal, la Constitución de Puerto Rico y las leyes prohíben explícitamente el discrimen por raza y color, es decir, desde el punto de vista legal no debería existir discriminación racial y más bien debería haber una acción bien afirmativa, pero no existen mecanismos de ejecución de estas leyes, mas aún existe una renuencia a ejecutar las leyes del propio Estado.

P. En el ámbito de la lucha internacional contra el racismo, ¿qué papel le asigna a la Conferencia Mundial contra el Racismo?

R. Es una oportunidad excelente, primero, quienes estamos empujando esta lucha en Puerto Rico vemos que esta es una lucha mundial, que empieza a tener unos marcos conceptuales para entender la naturaleza del racismo, que se manifiesta de diversas formas, y que no se reduce a Estados Unidos o Sudáfrica. Segundo, hay una serie de acciones que nos sirven de modelo que se podría adoptar en Puerto Rico. Yo creo que es un foro que empieza a dar la legitimidad e importancia que esta lucha tiene, y también nos expone a muchos otros ejemplos, ya que el racismo no solo es contra el negro, sino contra el indígena. Además de ver este problema en términos de cómo funciona y sus consecuencias, este espacio abre las posibilidades de colaboración y diálogo para fortalecemos mutuamente. En todo caso, se requiere ir más allá de la legislación, porque si no hay voluntad política para ejecutar sus resoluciones fielmente, la ley es tinta y papel.

La Conferencia contra el racismo debería denunciar el militarismo y el colonialismo, no como un hecho histórico, sino como algo presente y real, porque en Puerto Rico, las Islas Vírgenes y en otros casos el colonialismo sigue vigente.

 

 

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