Botón del traje |
Botón del traje
Por Gabriel Marañón Baigorrí
Era un señor
muy rico, que vivía en la más completa soledad. Una mañana lo encontraron
asesinado. Estaba tumbado en el suelo y ensangrentado. Examinaron detenidamente
el cadáver y vieron que tenía la mano derecha cerrada; se la abrieron y
encontraron en ella un botón dorado cosido a un trozo de paño azul. El botón
daba muestras de haber sido arrancado violentamente del traje del asesino en su
lucha con la víctima. El asunto estaba claro. El Juez sacó consecuencias y
dijo: «Este botón dorado con su paño azul pertenece a un traje de frac.»
El juez fue por varias sastrerías mostrando el botón dorado
con su paño azul roto. En una de las sastrerías el dueño examinó
detenidamente el botón y el paño y le dijo al juez: «Sólo me queda una
docena y he colocado de estos botones a tres fracs, para don Fulano, don Zutano
y don Mengano». El juez le compró los botones y empezó a reflexionar sobre la
vida y costumbres de los tres individuos. Dos de ellos eran personas respetables
y dignísimas, imposible fuera uno de ellos el asesino. En cambio, el tercer
caballero era sospechoso. Su vida era desarreglada, viciosa, sus gastos
excesivos, que llegaban a un gran despilfarro. A altas horas de la noche se
presentó el juez en casa del asesino. Cuando el criminal abrió la puerta y vio
al juez palideció y se llenó de turbación. Le ordenó el juez que le
condujera donde guardaba sus trajes. Los tenía encerrados en un armario. El
Juez los examinó detenidamente, uno por uno. Encuentra el traje de frac y ve
que tiene un botón menos con señales de haber sido arrancado con violencia
juntamente con un poco de paño. El juez ordenó su detención.
Por asesino y ladrón fue conducido a la cárcel y condenado
a muerte. Aquel hombre, por no cumplir los mandamientos, se hizo a él mismo un
gravísimo mal.
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