| Nuestras células necesitan 
                                              constantemente oxígeno, que nosotros 
                                              tomamos del aire.  El oxígeno llega a 
                                              todas y cada una de las células 
                                              transportado por la sangre que lo 
                                              coge en un órgano altamente especializado: 
                                              el pulmón.  Pero poner en contacto 
                                              el aire atmosférico con la sangre 
                                              no es tarea fácil. La sangre podría 
                                              contaminarse, infectarse, se evaporaría, 
                                              se derramaría ... Gracias a la estructura 
                                              del pulmón estos problemas están 
                                              solucionados.  Además el pulmón también 
                                              se usa como órgano de excreción 
                                              (es decir, un órgano en el que se 
                                              arrojan al exterior los productos 
                                              de desecho) pues en él se excreta 
                                              el CO2 que sobra en las células 
                                              y que la sangre lleva hasta los 
                                              pulmones para ser tirado. |