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El Morfema

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morfema.jpgYa sabemos que las palabras están hechas de sonidos que se representan en letras , pero para ser más exactos, deberíamos decir que la palabra está hecha de morfemas. ¿Y qué es un morfema? Es la unidad mínima de significado que existe en nuestro lenguaje. Una pequeña pieza o parte que junto a otros morfemas constituye una palabra, aportando cada uno su significado particular, para que la palabra pueda ser un todo.

Por ejemplo, en la palabra sobrinitos hay cuatro morfemas. El primero, sobrin, tiene el significado de hijo o hija de un hermano , la parte it aporta la idea de pequeño o pequeña , la o entrega el significado de género masculino, y la s, el de plural. Así queda por fin conformada la palabra.

La mayoría de las palabras de nuestro idioma están formadas por más de un morfema , aunque hay veces en que un morfema puede constituir una palabra , pero esto no es lo usual.

En nuestro idioma existen tres tipos de morfemas : el morfema de base, el morfema gramatical y el morfema lexicogenésico. Aunque sus nombres son un poco complicados, son muy fáciles de comprender.

De base (MB)

Es el encargado de dar a la palabra su significado fundamental. El morfema de base también es llamado radical o raíz de la palabra.

Por ejemplo, en la palabra zapatitos, el morfema de base es zapat, ya que este grupo de letras es el que hace que la palabra signifique lo que significa. Y la terminación itos entrega otra información. Fíjate en lo que sucede si mantenemos la terminación, pero cambiamos la base: angelitos. Ahora el morfema de base es angel, ya que entrega el significado fundamental.

Es esta raíz lo que hace que las palabras sean diferentes, por eso es el morfema de base, porque constituye la base de la palabra.

Con el mismo morfema de base, pueden formarse muchas palabras. Por ejemplo, con zapat , además de zapatito , tenemos zapatear , zapatería , zapatilla , etcétera. No es casualidad que los significados de estas palabras sean similares, ya que comparten el mismo morfema de base o la misma raíz , y eso hace que estén relacionadas en cuanto a su significado, es decir, que formen una familia de palabras.

Hay ocasiones en que resulta difícil reconocer el morfema de base o radical de una palabra. Para esto, resulta útil conocer las siguientes reglas:

  • Si la palabra es un sustantivo o un adjetivo que termina en vocal , para reconocer su morfema de base o raíz, se debe sacar la vocal final. Así, el morfema de base de camisa, será camis; el morfema de base o raíz de loco, será loc, etcétera.
  • Ahora, si la palabra termina en vocal, pero esta vocal está dentro del diptongo io o ia, no solo hay que quitar la vocal final, sino todo el diptongo. Por ejemplo: en la palabra cementerio, el morfema de base es cementer y no cementeri.
  • Si la palabra es un sustantivo o un adjetivo que termina en consonante , el morfema de base es toda la palabra. Por ejemplo, en la palabra árbol, que termina en l, árbol es la raíz. Lo mismo sucede con reloj, cuyo morfema de base es reloj.
  • Si se trata de una palabra de tres sílabas o más que termina en tad o en dad, el radical o morfema de base es lo que queda si se quita la terminación ad. Por ejemplo, en vanidad, la raíz es vanid. En amistad, el radical es amist. Sin embargo, si la palabra tiene solo dos sílabas se aplica la regla anterior; por ejemplo bondad, en que la palabra completa es el morfema de base.
  • Si la palabra es una forma verbal , para reconocer el radical se debe pensar en el verbo en infinitivo, y quitar la terminación ar, er o ir. Lo resultante será el morfema de base. Por ejemplo, si la palabra es cantaba, el infinitivo es cantar, una vez suprimida la terminación, podemos reconocer el radical que es en este caso es cant.

Si bien es cierto estas reglas a veces tienen excepciones, guiándote por ellas podrás reconocer más fácilmente el morfema de base de las palabras que componen nuestro idioma.

Gramatical

Es el segundo tipo de morfema, y entrega a la palabra cierto tipo de información gramatical, más que de significado propiamente tal.

Existen dos tipos de morfemas gramaticales, el verbal (MGV) y el nominal (MGN).

  • El morfema gramatical verbal es el que otorga las terminaciones a las formas verbales. Por ejemplo, en la palabra jugaban, el morfema de base es jug, porque es lo que queda del infinitivo quitándole la terminación ar. A continuación, tenemos dos morfemas gramaticales verbales: aba, que es el indicador del tiempo y del modo (pretérito imperfecto, modo indicativo) y n que es el indicador de la 3ª persona plural en las conjugaciones verbales.
  • También existen dos clases de morfema gramatical nominal : el que indica género y el que indica número. En el sustantivo abuelos, el morfema de base es abuel; el morfema gramatical que indica género, en este caso masculino, es o; y el morfema gramatical que indica número, que en esta palabra es plural, es s.

Ahora bien, hay palabras en las que el morfema gramatical nominal de género o de número no está escrito, pero de todas maneras está presente.

El hecho de que no aparezca en forma explícita también significa algo. Veamos un ejemplo: la palabra palomas se analizaría así:

palom  a  s
 MB MGN MGN
   género número
   femenino  plural

Además del morfema de base , hay un morfema gramatical que indica que el sustantivo es femenino, y otro morfema gramatical que indica que es plural.

Pero ¿qué ocurre si la palabra es paloma? Observa:

palom  a Ø
 MB MGN MGN
   género número
   femenino singular

Con el símbolo matemático de conjunto vacío, representamos que el morfema gramatical de número no se encuentra escrito. Pero, de todas maneras está presente, indicando que el sustantivo está en singular. Veamos con lo que ocurre con la palabra televisor.

televisor  a Ø
 MB MGN MGN
   género número
  masculino singular

Aquí, para indicar el género y el número, el morfema no aparece. No puede aparecer, ya que esa es la forma de marcar el masculino en esta palabra, ya que no es televisoro ni televisore ; lo mismo ocurre con el singular.

Lexicogenésico (ML)

Es el tercer tipo de morfema que existe en nuestra lengua, y se trata de pequeñas unidades de significado -como todos los morfemas-, pero que en este caso sirven para ser agregados a las palabras que ya existen y modificarlas, para así formar palabras nuevas.

  • Hay morfemas lexicogenésicos prefijos, que son los que se utilizan antes del morfema de base de la palabra que se quiere modificar.
    Un ejemplo de morfema lexicogenésico prefijo es el que modifica a la palabra
    mercado en la palabra supermercado. El prefijo aporta la idea de muy grande , el morfema de base es mercad y o es el morfema gramatical de género. El número es singular, el morfema gramatical de número no está escrito.
  • También los hay sufijos, que se sitúan después del morfema de base de la palabra a la que modifican.

Por ejemplo, en la palabra autito, podemos reconocer el morfema de base aut; luego, el morfema lexicogenésico sufijo it, que aporta la idea de diminutivo, es decir, de que se trata de un auto pequeño; y por último, tenemos el morfema gramatical o, que indica género masculino. Así, podemos ver que el sufijo it puede entregar la información de pequeño a muchas palabras, agregándolo en forma posterior al morfema de base.

Lo mismo ocurre con el ML sufijo ecit , por ejemplo, en la palabra nietecito, donde niet es el radical y o el MGN de género.

  • Los ML prefijos o sufijos , que a pesar de ser diferentes entregan la misma información y modifican a las palabras de la misma manera, se llaman alomorfos.

Por ejemplo, las palabras obediente , político y fiel , están expresadas en forma positiva. Si se las quiere transformar para que digan lo contrario, es necesario agregar un prefijo que entregue la idea de negación . Pero a cada una de estas palabras le corresponde un prefijo distinto:

  • -Para obediente , será des: desobediente.
  • -Para político , será a: apolítico.
  • -Para fiel , será in: infiel.

Así, los prefijos des, a e in son alomorfos , variaciones de un mismo sentido.

 

Normalmente se dice que todas las palabras están compuestas por una raíz o lexema, pero esto no es del todo cierto, no, al menos, en cuanto a todas las palabras. En realidad, las palabras, todas ellas, están compuestas por al menos un monema, que es la unidad mínima portada de significado pero no necesariamente de significado semántico. Dentro de esa categoría, el monema, existen aquellos monemas que aportan de hecho contenido semántico, que son los llamados lexemas, y existen aquellos otros monemas que se encargan de aportar contenido gramatical. Estos últimos son los llamados morfemas.

Piénsese en palabras como “el” o “los”, como “con” o “aunque”, como “estos” o “aquellos”, como “y” o “ni”, como “cualquiera” o como “en” o “entre”. Todas estas, preposiciones, conjunciones, y determinantes, están compuestas por monemas, pero no son palabras que se puedan definir semánticamente como “libro”, “viaje” o “casa”. Son palabras que aportan contenido gramatical, no semántico. O más sencillamente: son morfemas.

En realidad, existen varios tipos de morfemas. Los antes citados se llaman morfemas independientes, porque si bien normalmente los morfemas se encuentra en una situación bastante dependiente de los lexemas, en estos casos concretos los morfemas alcanzan algo de independencia. Son, en particular, los determinantes, las preposiciones y las conjunciones.

Luego están los morfemas dependientes, que van siempre ligados físicamente a los lexemas y forman con ellos la mayoría de las palabras del idioma. Existen dos tipos de morfemas independientes: los derivativos y los flexivos.

Los morfemas dependientes derivativos son fundamentalmente los prefijos, los sufijos y los interfijos. Estos añaden contenido gramatical a las palabras bien anteponiéndose al lexema (los prefijos, normalmente de raíz griega o latina), bien posponiéndose al lexema (los sufijos, muchas veces sujetos a particularidades regionales), bien interponiéndose entre el lexema y otro sufijo (los llamados infijos).

Los morfemas flexivos, por último, son los más desconocidos al carecer de un cuerpo gramatical considerable. Estos morfemas son en realidad los más numerosos, pues se encargan de llevar a cabo las variaciones gramaticales principales en los sustantivos, los adjetivos y los verbos. En particular, aportan información sobre género y número en sustantivos y adjetivos, y sobre tiempo verbal, modo, persona y número en los verbos. Los morfemas flexivos son constitutivos y no aportan ni modifican el significado básico de los lexemas a los que acompañan, pero sí los actualizan y los ayudan a guardar relación gramatical con los demás elementos constituyentes de la oración.

Los morfemas derivativos

morfderiv.jpgEn La Guía de Lengua ya hemos hablado de las unidades mínimas que componen las palabras. En particular, hemos dicho en otros artículos que las palabras pueden descomponerse únicamente hasta quedarnos con los monemas, que son las unidades básicas -esto es: indivisibles- que cuentan con alguna carga significativa. Los monemas, en realidad, pueden dividirse en fonemas, pero como estos elementos ya no significan nada, no nos interesaremos por ellos aquí.

Entre los monemas encontramos dos tipos de los que también hemos hablado ya. Unos son los lexemas, que forman la raíz de las palabras y aportan su significado principal. Y los otros son los morfemas, que acompañan a los anteriores actualizándolos y presentando ciertas matizaciones o cambios en su significado originario.

Pues bien, en este artículo vamos a ocuparnos en detalle de un tipo de morfema específico: en particular, los morfemas derivativos.

Los morfemas derivativos son un tipo de morfema dependiente, o lo que es lo mismo, siempre los encontramos pegados a la raíz de la palabra o al lexema, y no en una posición independiente (como las preposiciones o los determinantes). Los morfemas derivativos son de tipo facultativo y no constitutivo. No permiten la aparición de ningún otro elemento entre ellos y el lexema de la palabra (en realidad, puede aparecer un infijo entre un sufijo y un lexema o entre u prefijo y un lexema, pero en estos casos, el infijo mismo es un tipo más de morfema derivativo).

Generalmente estos morfemas derivativos provocan cambios en la acentuación y en la naturaleza fonológica de la palabra en la que se incluyen, y rara vez ocasionan cambios significativos de mayor importancia.

En realidad, los morfemas derivativos son bastante conocidos por todos y muy usados. Se trata de los prefijos, los sufijos y los infijos. Los primeros, los prefijos, acostumbran ser palabras griegas o latinas que se han conservado para expresar posición o información circunstancial, terminando por construir palabras nuevas como ultramarino, subterráneo o ecosistema.

Los sufijos, por su parte, se sitúan siempre en una posición pospuesta al lexema de la palabra, y también aportan cambios de significado. Son muy frecuentes los que se utilizan para acentuar el tamaño de algo, tanto en su versión aumentativa (grandote, forzudo, cabezón), como en su versión diminutiva (pequeñito, chiquitín). Muchas veces se emplean, y en esto tienen mucha importancia las particularidades regionales y los localismos, llegando a variar enormemente su uso entre unas zonas y otras, para expresar o acentuar expresiones de cariño.

Los morfemas flexivos

morflex.jpgEn La Guía de Lengua hemos estudiado últimamente las unidades mínimas, significativamente cargadas, que conforman las palabras. En esos artículos hemos dicho que las palabras sólo pueden descomponerse hasta quedarnos en los monemas, que son sus unidades básicas, o sea, las unidades indivisibles que portan algún tipo de significado semántico. Podríamos decir en realidad que los monemas bien pueden dividirse en fonemas, pero si lo hacemos estaríamos entrando en otro campo, la fonología, o el estudio de los elementos lingüísticos carentes de significado semántico, que por el momento no nos interesa.

Si nos centramos en los monemas, y siguiendo el hilo de los artículos que hemos estado publicando, podremos decir que un tipo de monemas son los lexemas, los que forman la raíz de las palabras y aportan su significado principal, su “esencia”; mientras que el otro tipo de monemas son los morfemas, que son los que acompañan a los lexemas para actualizarlos y presentar cuantas variaciones gramaticales sean necesarias.

Existen a grandes rasgos dos tipos de morfemas, como también hemos visto. Los independientes son las preposiciones, las conjunciones y los determinantes, que de momento no nos interesan. Los dependientes, en cambio, son los derivativos, que ya hemos estudiado, y los flexivos, de los que pasamos a ocuparnos ahora mismo.

Los morfemas de tipo flexivo son bastante más escurridizos que los derivativos, porque si bien de éstos podemos decir que son los sufijos, los prefijos y los infijos, de aquéllos no podemos especificar tanto. Los morfemas flexivos aportan a los lexemas contenido gramatical, no léxico, aunque aparecen casi siempre. Son de tipo constitutivo, en lugar de facultativo (como eran los morfemas derivativos). Y su función básica es presentar a los lexemas en el modo gramatical adecuado, cuando éstos son verbos, o con el género y el número pertinente, cuando son sustantivos o adjetivos.

Así pues, si tomamos el lexema “león” y lo queremos transformar en femenino, haremos uso de un morfema flexivo, en este caso “-a”, para formar “leona”. Si lo queremos presentar en plural, necesitaremos el morfema flexivo “-s” y crearemos “leonas”. Si queremos hacer plural la forma masculina, necesitaremos otros dos morfemas flexivos: “-e” y “-s”, y formaremos “leones”.

Es importante recordar que los morfemas flexivos, al contrario que los derivativos, no tienen por qué ir junto al lexema. Puede interponerse entre ambos, por ejemplo, un morfema derivativo, como ocurriría si dijéramos “leoncitas”, añadiendo un sufijo (“-cit”), antes de los dos morfemas flexivos (“-a” y “-s”).

 

 

Fundación Educativa Héctor A. García