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Mantuvimos nuestra posición de ganadores
Las condiciones bajo las que entraría a la Editorial Lector
eran inmejorables, un 29.5% de comisión por las ventas. Una oficina con 5
despachos, sala de conferencia, sala de adiestramientos, secretaria,
computadoras, muebles de paquete y yo la diseñaría a mi gusto y
conveniencia. Anuncios en el periódico semanales para reclutamiento de
personal diseñado a mi manera y conveniencia con el nombre de Proyecto Salón
Hogar y no de la empresa.
Lo único
era que yo no arrancaría con personal, solo Laura Rodríguez se atrevió a
seguirme, hacia un viaje de
casi
una hora a través de las montañas desde Barranquitas a donde vivía para
llegar a Cayey. Luego se mudaría al igual que yo lo hice desde el principio,
a este pueblo y asi funcionar con mayor comodidad.
Entramos a Editorial Lector, un lunes 28 de diciembre de
1998, el día de su fiesta de navidad, apenas 2 semanas luego de la fiesta de
Caribe Grolier, así que pudimos disfrutar ambas. Recibimos los honores que
no nos dieron en Caribe Grolier, me presentaron ante más de 200 personas
allí reunidas como el mejor gerente de ventas de Latinoamérica, lo que no
hizo Grolier por mi. Además, de que le decían a los gerentes de las otras
oficinas --¡Bueno prepárense y pónganse los patines, que vienen a quedarse
con las placas de ustedes!-- les decía Rolando Moreno el gerente general de
Lector. Los gerentes aceptaron el reto y me invitaron a prepararme yo
también. --Que se prepare él también, ahora es que es-- decían unos. Otros
decían-- Ahora es que vale la pena competir, es que antes no daba gusto-- Me
pareció muy agradable ese ambiente de competencia, es a lo que estaba
acostumbrado, estaba entre medio de fieras, estaba entre medio de
vendedores. --Que bien, yo me decía, estamos todos los buitres juntos-- y
aquello me subía la adrenalina y me sonreía.
La fiesta estuvo de lo más buena, se bailo, se bebió y comió
en cantidad, la actividad se llevo a cabo en un hotel del Condado. En un
momento dado todos los gerentes de Lector se pararon y vinieron grupalmente
a darme la bienvenida, ya todos sabían de mí por lo del premio de México.
--Oye García, cojelo con calma al principio pues ya se que no tienes gente
aún en tu oficina, pero poco a poco tú te levantas y haces grupo otra vez--
me decía uno. Por el otro lado otro decía --Te va a tomar por lo menos tres
meses en lo que haces un grupo estable de 10 a 15 personas bien preparadas--
Y hasta otro que decía --El primer año no se te va a hacer fácil, así
que no te hagas de muchas ilusiones, lo que tienes que hacer es prepararte
bien para que el segundo año ya estés en posición de competir-- Yo
hablo generalmente mucho cuando estoy con mis amistades, pero cuando
tengo la competencia de frente, yo callo y solo escucho. Si se me
ocurriera hablar y decir algo de estrategias solo lo haría para confundir.
Como vendedor experimentado que soy, aprendí que lo que a mi me costo horas,
días, semanas, meses y años aprender, otro se lo puede echar al bolsillo en
menos de media hora de yo tener la boca abierta. Yo les cogi sus ideas pero
no le di las mías. (como decía mi madre, este muchacho aprovecha todas las
oportunidades a las que le puede sacar provecho) La Editorial Lector se
estaría reuniendo nuevamente en Abril, de 1999 para dar los premios del
primer trimestre, allí muchos se llevarían la gran sorpresa del debutante.
Dos días
después, mientras otros se tomaban unos días de descanso en navidad ya para
el miércoles 30 y jueves 31 de diciembre de 1998, yo estaba entrevistando
personal nuevo. Los días 4 ,5,7 y 8 de enero yo estuve dando adiestramiento,
solo cogi a cuatro personas, Laura saldría con dos un día y yo con los otros
dos, y al día siguiente cambiábamos, yo cogia los dos que ella había
comenzado a adiestrar y ella cogia los míos. Empezábamos a las 10:00
a.m. a trabajar hasta las 9:00 de la noche, no abríamos oficina, estábamos en
la calle. Laura hacia al día unos 4 contratos y yo como 6, nosotros no
firmábamos los contratos, los firmaban los aprendices y así lo hicimos por
dos semanas corridas. Cuando miramos nuestros cheques eran todos iguales,
ellos ganaban un 15% de la venta y yo un 14.5% por la misma venta, al ellos
ver este gesto nuestro se sintieron moralmente comprometidos y
hecharon
el resto. Luego de ese grupo, comenzamos a delegarle la responsabilidad de
adiestrar a los dos mejores y Laura y yo empezamos a trabajar en la oficina
y a entrevistar personal en volumen. Ya para enero 26 tenia un grupo de 12
personas trabajando y todos cobrando, yo les enseñe a los dos primeros
supervisores "júnior" Ángel y Yinela, que les hicieran contratos a los que
ellos enseñaban solo así se quedarían, ellos tendrían que aprender a dar
para recibir después. El 1er. mes de enero mientras la mayoría de los
gerentes estaban aún en sus vacaciones de navidad yo terminaba con más de
100 contratos de venta. Los que me dijeron que lo cogiera con calma al
principio en la fiesta de navidad, tendrían que cogerlo ahora de prisa para
poder alcanzarme. El mes de febrero terminamos con cerca de 200 contratos y
marzo unos 280. Para abril teníamos ya en nuestras manos el premio del 1er.
lugar al gerente de ventas del 1er. trimestre, con sobre $300,000 en ventas.
Laura Rodríguez (mi mano derecha) resulto ser la supervisora del trimestre,
y Ángel Reyes el supervisor júnior del trimestre.
Durante los primeros tres meses la persona que me llevo a
Editorial Lector, Reyes Altamar apenas intervenía con nosotros, a él le toco
ser mi gerente de división, o sea que yo le daba beneficios a él como se lo
daba a la oficina de Cobians Plaza anteriormente, solo que aquí yo tenia un
99.99% de control y no me tocaban para nada. Mi venta incluso era superior a
la oficina que él tenia montada en otro lugar, el Edificio Caso en la parada
18 de Santurce. Con mi venta solamente el aparecía como gerente de división
numero 1 de Puerto Rico, sin contar siquiera su venta, no era necesario. En
ese entonces surge una oportunidad de manejar la oficina de Mayagüez y yo me
ofrecía para desarrollar personal en esa área, esta oficina era la más
grande de Puerto Rico. Allí puse a un grupo de ventas que rápido desarrollé
y competían en producción con mí otra oficina de Cayey, Marta Pagán, Víctor
Cotte y Nelson Soto, terminaron en el segundo trimestre como los principales
vendedores y supervisores de la editorial, solo Laura Rodríguez los supero.
Y así mi equipo de trabajo era considerado como el escuadrón del pánico de
la empresa, imbatible.
Inesperadamente mi gerente divisional Reyes Altamar, hizo una
jugada asquerosa a mediados del mes de septiembre que me dejo en una pieza,
en uno de mis cuadres de venta veo que faltan las comisiones de los
vendedores de Cayey, cuando llamo a la empresa para preguntar el ¿que paso?
solo me dicen --El señor Reyes Altamar dio instrucciones de que usted solo
obtenga beneficio de los vendedores de Mayagüez nada más--. Inmediatamente
puse un grito en el cielo y llame a Altamar, lo primero que hizo fue evitar
mi llamada. Y cuando por fin la coge, escuché a un maldito oportunista
decirme que todo lo que yo había logrado era por el y que ahora el
necesitaba recuperar una oficina de ventas ya que yo tenia dos y el solo
una. Yo le dije hasta del mal que iba a morir y lo insulte por aprovechado,
pues el solo me trajo al negocio, no hizo el trabajo por mí.
Comoquiera que fuera el se salio con la suya, pero Laura
Rodríguez no acepto esa intervención y decidió marcharse dejándolo solo y
mis vendedores y supervisores de Cayey lo abandonaron, lo que le costo que
tuviera que cerrar esa oficina que era la #1 de Puerto Rico. Yo entonces me
concentré en mi nueva oficina de Mayagüez, pero ahora con desconfianza pues
ya veía las malditas intenciones del maquiavélico Reyes Altamar. Había
salido de dos truhanes y ahora este, resulto ser peor que aquellos dos juntos, mucho
más.
Volvimos a ganar en producción de ventas para el segundo
trimestre en Cayey , el tercer trimestre en Mayagüez y el último trimestre
de cierre de año. Terminamos 1eros. en venta en todo Puerto Rico y los
gerentes que pensaban que tendríamos que esperar más o menos un año para
estar en posición competitiva, no se veían ni en los números.
Mi
equipo de trabajo de Mayagüez, se desarrolló muy bien y sentía el respaldo
de mi grupo de trabajo. Nosotros tuvimos nuestras oficinas en la calle
Méndez Vigo en el edificio Torre de Hostos, en el primer nivel frente a la
propia calle. En una vidriera enorme que que da a la calle, aún
hoy se puede ver el nombre de Proyecto Salón Hogar. Para estos días se
presento a nuestras oficinas el señor Alexander Orozco y su secretaria,
ellos estaban desarrollando una página en Internet con nuestro mismo nombre
de Salón Hogar y vinieron a recabar colaboración de mi parte para ayudarles
y formar una alianza estratégica. Yo con mucho gusto le ayude y a
partir de ese momento en los miles de hojas que repartíamos a través de las
escuelas incluimos el nombre de su proyecto educativo
www.salonhogar.com,
estos en cambio se olvidaron de su parte y nunca nos mencionaron en
su proyecto. Ellos sintieron un poco de frustración al saber que hacia unos
años yo había me había registrado con dicho nombre en el Departamento
de Estado.
Para diciembre, como la ventaja que sacamos al segundo lugar
era tan grande, la compañía decidió hacerme entrega del premio de ventas del
año en la misma fiesta de Navidad de 1999. Como el señor Rolando Moreno, no
estuvo de acuerdo con lo que me hiciera el señor Reyes Altamar, al ocuparme
la oficina de Cayey para dejarla caer, le hizo una jugada. Le hizo creer que
el premio de ventas para el año era para el por la venta acumulativa de sus
oficinas y lo llamo al podio, una vez allí le dijo a todos los presentes. --
Sabemos que Reyes Altamar, ha hecho lo mejor posible para llevarse el titulo
de primera oficina de ventas para todo Puerto Rico, pero la realidad es que
le toco a una de sus oficinas llevarse ese titulo, por favor Reyes
(entregándole un papelito) llámate a la oficina y gerente del año-- Altamar
miro mi nombre y no se atrevió a llamarme y le devolvió el papel a Moreno,
entonces este grito al micrófono
--Primera oficina de ventas de Puerto Rico y Gerente de
Ventas del año el señor Héctor Armando García, de Mayagüez-- y la ovación no
se hizo esperar. Muchos de los presentes tenían conocimiento de la jugada
que me hizo Altamar de quitarme la oficina de Cayey y al reprobarlo a el, me
dieron un aplauso a mi de apoyo y solidaridad. Muchos vinieron a felicitarme
pues siguieron mi trayectoria durante el año 1999 y la consideraron
impresionante.
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Recibiendo el título a Gerente de Ventas del 2000. Yo,
a
la izquierda y Rolando Moreno gerente general de
Editorial Lector a la
derecha. |
Reyes
Altamar (mi gerente divisional), molesto pues no quiso entregarme la
placa que queria para él. (cliquear
imagen) |
Las computadoras
Ya para esta época sufrí un impacto enorme al dar un
adiestramiento en la calle visitando hogares con personal nuevo. Un día
entre a una casa y al hacer mi presentación me dice la mamá de la
estudiante, --pero es que todo eso yo lo bajo por la Internet-- y yo le dije
--déjeme ver acá-- la señora entro al Internet y comenzó a buscar
información de diferentes temas, aquello lucia impresionante, que dándole a
un botón todo lo tenga ahí. Lo que si fue que me di cuenta es que a veces se
tardaba mucho en encontrar algunos temas que yo le pedía para probarla.
Comoquiera que fuera el Internet me impresiono y mi mente rápido hizo una
página de Proyecto Salón Hogar, con todo lo que necesita el estudiante para
sus asignaciones. Por ahí comenzó a calentárseme la mente.
Gerente de ventas 1er. trimestre del 2000
Para el 1er. trimestre del 2000 volvimos a repetir como
primera oficina de ventas de Puerto Rico, nos llevamos el premio Octavio
Narváez, yo me sentía que ya no tenia nada más que probar en la venta de
enciclopedias, si algún día llegaba segundo era casi seguro que habíamos
bajado la guardia y perdido el interés.
La
última
jugada de
Reyes Altamar
Reyes
Altamar y yo no nos hablábamos, yo seguía haciendo mi trabajo normal de
gerente pero ya casi ni iba a la oficina, tenia al mejor equipo de ventas y
eso era suficiente, ellos sabían hacer su trabajo y nuestra producción sin
yo casi ir, era la # 1. Pero las maquinaciones de Altamar no paraban, un día
llego un señor dominicano mayor, declarado cristiano por el mismo y que
quería parecer ser serio, pero se le veía la costura de charlatán. El le
comenzó a dar quejas a Altamar de que yo solo iba dos o tres veces en semana
a la oficina y que si alguien que el pusiera allí iba todos los días pues la
oficina iba a vender más,
y le dieron una idea a ese maquiavélico.
Un día que yo tenía cita con el dentista en Cabo Rojo, me
entra una llamada al celular de parte de la secretaria,
--García, aquí
acaba de llegar el señor Altamar y vino con un cerrajero a cambiar las
cerraduras de la oficina-- yo que estaba sentado en la silla del dentista y
con una gaza en la boca, la escupí y dije --maldito sucio-- cuando yo llegue
a la oficina ya el se había ido, cerrado la misma y con instrucciones de no
volver a abrir hasta pasada una semana. El comenzó a verse con los que eran
mis vendedores a escondidas y la mitad de ellos leales a mi, se le fueron de
un golpe, solo los más nuevos que tuvieron poco contacto conmigo como
el tal dominicano ese, que olvide su nombre por eso lo llamo por su
gentilicio,
se quedaron. A todos les dio un aumento increíble de comisiones, a los que
estaban al 15% los subió al 20% y a los del 20% a un 25% compro conciencias
a billetazo limpio.
Pero la
felicidad le duro poco, solo duro tres semanas la oficina abierta, en ese
tiempo me dicen que solo se sometieron 12 contratos, que aprobaron 4 y dos
de los clientes devolvieron su enciclopedias. El señor Moreno le quito la
llave de la oficina de Mayagüez y no la volvió a abrir más. Al día de hoy no existen ni la oficina de Mayagüez ni la de
Cayey, Editorial Lector cerró todas sus oficinas y solo opera minúsculamente
desde una pequeña oficina en Hato Rey.
Al señor Reyes
Altamar lo botaron de la empresa y luego al saber que yo había comenzado a
vender computadoras, pues decidió dedicarse a lo mismo.
Durante una semana, antes de regresarme a
San Juan nuevamente, estuve en la oficina de Caribe Grolier de Mayaguez con
mi amigo Enildo Rodriguez (el gerente) haciendo algunas ventas y contratos,
a nombre de otro, pero por el volumen y las caracteristicas de la venta en
la oficina central supieron que era yo quien los presentaba. Enterado Jimmy
Rivera mi ex-gerente y el presidente de la empresa, Miguel Villafañe, me
retuvieron más de $3,000 dólares de comisiones y nunca me pagaron las mismas.
No hacia las ventas por necesidad, era que sencillamente no podia estar sin
hacer algo y luego que regresaba de la playa de Boquerón en Cabo Rojo, en
las tardes, me ponia un mahón, una polo y unos tenis y me entretenia de 4:00
a 7:00 haciendo de 2 a 3 contratos, antes de irme a comer. Le deje el dinero
a Caribe Grolier no me hacia falta, lo que no me podian quitar era lo que ya
yo sabia y habia aprendido, estaba esperando mi tiempo. El
presidente de Caribe Grolier fue botado de la empresa al ser comprada por
Scholastic para el 2000 y para el 2001 lo vi trabajando de "Candy man"
echandole dulces a unas picas (dulceras) de .25¢ en una Farmacia en Santa
Juanita Bayamón.
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