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NUEVOS
CRUCIGRAMA DE ALTO SECRETO
El secreto absoluto que rodeó el plan de los Aliados
de invadir Europa, durante la Segunda Guerra Mundial, hizo necesario crear
un elaborado sistema de palabras en clave para alertar a los agentes acerca
de las acciones que se pretendían llevar a cabo. Llamada "Operación Overlord",
el plan de invasión incluía diversas fases, cada una con un nombre clave.
Por ejemplo, la iniciativa naval se conocía como Neptuno. El destino francés
y los puntos de cita se conocían como Omaha y Utah, y un puerto artificial,
Mulberry, era donde deberían estacionarse el arsenal y los suministros. Pero
33 días antes de la fecha prevista de invasión, muchas de las palabras
clave, curiosamente, aparecieron en el crucigrama del Daily Telegraph
de Londres. Luego, sólo cuatro días antes de que el plan entrase en
operación, la palabra Overlord apareció también en un crucigrama.
Preocupados respecto de que un espía nazi se hubiese apoderado del
código y que estuviera haciendo pública la operación Overlord a través del
crucigrama, los agentes de seguridad asaltaron las oficinas del Daily
Telegraph. Ante su sorpresa, sólo encontraron a un sorprendido maestro
de escuela, llamado Leonard Dawes, que llevaba veinte años redactando el
crucigrama del periódico. Dawes consiguió, finalmente, convencer a los
agentes de que la aparición de la palabra clave en el crucigrama era,
simplemente, una coincidencia.
LA ESTRELLA DE NUEVE LUNAS
Mientras vivía entre los pigmeos efe, en un aislado
bosque de Ituri, en el África Central, en 1957 y 1958, el antropólogo
francés Jean Pierre Hallet se enteró de que los efes se referían al planeta
Saturno como "la estrella de las nueve lunas". El hecho acerca de las lunas
de Saturno, naturalmente, no constituía ninguna sorpresa. Los astrónomos
sabían ya lo de las lunas desde 1899, cuando se descubrió la novena. Y una
no sospechada décima luna fue observada por la sonda espacial Voyager,
cuando orbitaba en el planeta en 1980. Incluso así, nadie tenía la menor
idea de cómo los efes conocían siquiera lo de las nueve lunas, dado que
ninguna de las lunas pueden vese a simple vista, y la falta de desarrollo
tecnológico por parte de los pigmeos, ciertamente incluía incluso la menor
idea respecto al telescopio.
OASIS EN EL OCÉANO
El capitán Neal Curry, su esposa y sus dos hijos y
una tripulación de 32 hombres, se hicieron a la vela en el buque de Curry
Lara, desde Liverpool, Inglaterra, en 1881. En su travesía a San
Francisco un violento incendio estalló a bordo y se vieron forzados a
abandonar el navío frente a la costa occidental de México. Las tres lanchas
de salvamento derivaron sin rumbo a través del océano Pacífico sin tener a
la vista ni tierra ni otros buques. Muy pronto, la debilitante sed y el
hambre abrumaron a los pasajeros y en muy poco tiempo siete personas
quedaron inconscientes.
Una noche, mientras dormía, Curry soñó que el agua cambiaba de color
del azul al verde. La probó y se percató de que era dulce y potable. cuando
medio atontado forcejeó por despertarse, más débil de lo que jamás había
creído posible, Curry quedó asombrado al observar que el agua que rodeaba al
conjunto de los botes salvavidas era también verde. Y tal y como había
previsto en su sueño, reunió la fuerza suficiente para introducir un
contenedor en el océano. tras sacarlo, alzó el agua hasta sus labios. y,
como era previsible, el agua resultó dulce y bebible.
Tras permanecer en las embarcaciones de salvamento durante 23 días,
después del abandono de su querido navío, el capitán Curry, su familia y
tripulación desembarcaron en la costa mexicana. A causa del misterioso oasis
de agua potable que, accidentalmente, habían descubierto en medio del
océano, se habían salvado 36 vidas.
PERSONAS CON PIEL AZUL
La gente con piel azul constituye algo raro en la
Naturaleza, pero, en la mayoría de los casos, esto se puede explicar
biológicamente. Por ejemplo, algunos nativos de los Ozarks, presentan tinte
de color azul pastel debido a anomalías genéticas causadas por décadas de
casamientos entre consanguíneos. Algunas enfermedades conocidas pueden
también originar una decoloración azulada de la piel. pero en los Andes
chilenos, se descubrió un grupo de auténticas personas de piel azul, a una
altura de 7.500m, más elevada de aquella a la que se creía que los seres
humanos eran capaces de sobrevivir durante períodos prolongados.
John West, montañero y fisiólogo en la Universidad de California, en
la Facultad de Medicina de San Diego, descubrió al pequeño grupo de mineros
cuya piel, de manera evidente se había vuelto azul para adaptarse a la
carencia de oxígeno a casi 6000 m por encima del nivel del mar. Al parecer,
los mineros producían grandes cantidades de hemoglobina, el pigmento de los
glóbulos rojos que acarrea el oxígeno. El exceso de hemoglobina, que
aparecía a través de la piel, les confería su tono azulado. Los hombres,
probablemente, habían aumentado la profundidad y el ritmo de su respiración.
Y dado que habían nacido y se habían criado a altitudes elevadas, ya tenían
una ventaja de partida en su adaptación.
Como es natural, los sacerdotes tibetanos también pasan mucho tiempo
a unas altitudes igualmente elevadas, pero los mineros de los Andes lo hacen
mientras realizan un trabajo agotador.
EL ABOGADO QUE PRESENTÓ MUY BIÉN SU CAUSA
Thomas McGean era un matón local que, en 1871, se vio
acusado de disparar y matar a un hombre en una riña tabernaria. Su abogado
defensor, Clement Vallandigham, alegó que la víctima se había disparado
contra sí misma cuando intentaba sacar su arma del bolsillo al tratar de
levantarse mientras se encontraba en posición arrodillada. Una noche,
Vallandigham se reunió con otros compañeros abogados defensores y demostró
cómo habían ocurrido los hechos.
Antes, el abogado había metido dos pistolas en un escritorio, una
descargada y otra cargada. tras elegir por error la cargada, Vallandigham se
la introdujo en el bolsillo del pantalón y la amartilló. representó toda la
escena como imaginaba que había sucedido. Pero al apretar el gatillo, se
disparó contra sí mismo, exactamente como argumentaba que lo había hecho el
hombre muerto. Vallandigham falleció doce horas después. esta convincente
reconstrucción de los hechos tuvo por resultado la correspondiente
absolución de McGean.
EL HOMBRE QUE NO SE DEJABA AHORCAR
El joven Will Purvis fue juzgado por el asesinato de
un granjero en Columbia, Mississippi, y aunque insistió durante todo el
juicio que era inocente, los doce jurados lo encontraron culpable. A
continuación fue sentenciado a la horca y se le sacó de la sala del
tribunal:
Purvis les gritó a los jurados:
-Viviré para ver como muere el último de vosotros.
El 7 de febrero de 1894, Purvis se hallaba en el patíbulo, con un
recio nudo corredizo en torno al cuello. Pero en vez de quedar colgando y
con el cuello roto al abrirse la trampilla, Purvis cayó recto por la
trampilla. De manera misteriosa, el nudo corredizo se había desanudado y,
por lo tanto, el lazo se deslizó por la cabeza del condenado. los agentes
volvieron a atar el nudo corredizo y se preparó por segunda vez la
ejecución. Sin embargo, la multitud que se había congregado en el lugar
tenía una opinión diferente. Para ellos, la salvación de Purvis era un
milagro y, obviamente, no se le debía ahorcar. Gritando, cantando y
chillando alabanzas a Dios, los espectadores tuvieron la suficiente
influencia como para que se pospusiera la ejecución. Se rechazaron varias
apelaciones presentadas por el abogado de Purvis y se volvió a fijar el
ahorcamiento para el 12 de diciembre de 1895, a pesar de hecho de que Purvis
era ahora una figura popular.
Unas cuantas noches antes de la segunda ejecución programada, un
pequeño número de admiradores sacó a Purvis de la cárcel y éste se ocultó en
espera de la llegada del mandato de un nuevo gobernador que mostrase más
simpatía por su apuro. No obstante, en 1896 se entregó y la sentencia se le
conmutó por cadena perpetua.
En 1898, una serie de cartas y una opinión pública favorable dio
finalmente sus frutos. Purvis fue indultado y liberado de la prisión. Pero
no fue hasta 1917 cuando quedó vindicado. En su lecho de muerte, un hombre
llamado Joseph Beard confesó ser el asesino por el que Purvis estuvo a punto
de ser ejecutado.
Para coronar su curioso caso, Purvis murió el 13 de octubre de 1938,
tres días después del fallecimiento del último jurado superviviente del
juicio. tal y como había prometido, Purvis los sobrevivió a todos ellos.
PLAYA LLAMEANTE
Poco después de cenar, el 1 de septiembre de 1905,
los huéspedes del "Hotel
Parkfield" en Kittery Point, en las costas del Maine, estaban disfrutando
del aire de finales de verano cuando quedaron perplejos ante una asombrosa
visión: la playa había estallado en llamas. tanto la arena como la
superficie del agua vomitaban fuego y un humo denso y sulfuroso. Podía
escucharse un fuerte sonido de crepitaciones a más de un centenar de metros
de distancia, y las llamas, que alcanzaban una altura de unos 30
centímetros, continuaron ardiendo durante más de cuarenta y cinco minutos.
Un veraneante curioso cogió un puñado de arena, pero enseguida tuvo
que tirarla cuando su intenso calor le abrasó la mano. Otros huéspedes
metieron un poco de arena en un cubo y se lo llevaron al
hotel, donde añadieron agua. Ante su sorpresa, escaparon unas burbujas
de gas de la arena y, al irrumpir en la superficie del agua, entraron en
ignición.
Según una explicación para el extraño suceso, una capa de algas,
enterradas debajo de la arena -tanto en la playa como debajo del agua cerca
de la orilla-, había fermentado, creando bolsas de gas inflamable que
reaccionaron con el aire de tal manera que originaron llamas. Pero, no
obstante, ésa sólo fue una posibilidad y nunca se probó que se tratara de la
que dio origen al caso.
INMUNIDAD AL FUEGO
Nathan Coker nació en 1814 y fue un esclavo que
pertenecía a un abogado de Hillsborough, Maryland, llamado Purnell. Los
malos tratos que infligía el amo al chico incluían hacerle pasar mucha
hambre, y fue el estar siempre con hambre lo que le incitó al descubrimiento
de su habilidad fuera de lo corriente. Una tarde cuando el cocinero salió de
la cocina, Nathan metió la mano en una tina con agua hirviendo, sacó un
trozo de masa y se la metió en la boca. Entonces se percató de que no había
percibido el menor dolor, ni en la mano ni en la boca. Pronto averiguó que
podía tocar y comer cualquier tipo de comida, sin tomar en consideración lo
caliente que pudiera estar. Bebía la grasa que flotaba encima del agua
hirviendo e incluso podía tragarse un café ardiendo. Tras lograr la
libertad, Nathan comenzó a trabajar como herrero y fue aquí donde su
habilidad única se hizo de lo más practico.
Nathan lo contó así:
-Con frecuencia saco de la fragua el hierro con la mano, cuando está
al rojo, pero no me quemo.
A medida que se extendió el conocimiento de la habilidad de Nathan,
fue invitado a hacer una demostración ante los ciudadanos preeminentes de
Easton, Maryland, incluyendo a dos directores de periódicos y a dos médicos.
La proeza apareció incluso en la paginas del New York Herald, en
1871. Según los testigos presenciales, Coker se aplicaba una pala de hierro,
calentada al rijo blanco, sobre las plantas de sus desnudos pies. Después de
volver a calentar la pala, pasaba la lengua por encima de ella. también se
calentaron bolas de plomo hasta el estado líquido y luego se vertían encima
de la mano de Coker y el herrero se llevaba la sustancia a la boca. Mientras
observaba su asombrada audiencia, Nathan hizo rodar el plomo líquido
alrededor de sus dientes y los masticó hasta que se hubo solidificado.
Después de cada una de estas proezas, los médicos examinaban a Nathan
pero no encontraron el menor indicio de que su carne se hubiera visto
afectada.
PLATILLOS VOLANTES EN EL SIGLO XIX
Un artículo que apareció el 25 de enero de 1878, en
la edición de Denison, Texas, del Daily Herald, puede haber
contenido el primer empleo conocido de la palabra platillo (saucer en
inglés) para describir un ovni. El artículo narraba la experiencia de
John Martin, un granjero que vivía exactamente al sur de Denison.
La tarde del 24 de enero, Martin estaba trabajando en sus campos
cuando, al alzar la mirada, vio un objeto oscuro con forma de disco en el
cielo despejado. El objeto viajaba "a una maravillosa velocidad", según le
contó al periodista del Daily Herald, y siguió con su relato
informándole que "parecía un platillo surcando los cielos".
ABRAHAM LINCOLN Y EL PIANO DANZANTE
Durante los años 1860, incluso el presidente Abraham
Lincoln se sintió atraído por el espiritismo, que, por entonces, se hallaba
en la cúspide de su moda. En una sesión en casa de la señora Laurie y de su
hija la señora Miller, Lincoln observó cómo la señora Miller, durante un
trance, hacía que un piano diese fuertes golpes contra el suelo mientras
ella tocaba.
Cuando comenzó a tocar, las patas delanteras del piano se alzaban
repetidamente del suelo y luego cían de nuevo contra el piso. Un invitado
pidió sentarse encima del piano para comprobar si se movía, y la médium
explicó que cualquiera que lo desease podía hacerlo. cuatro personas
aceptaron la sugerencia: un miembro de comisiones del Congreso, un juez y
dos soldados que acompañaban a Lincoln. cuando la señora Miller volvió a
tocar, el piano comenzó de nuevo a alzarse, por lo menos unos diez
centímetros de suelo y luego cayó otra vez sobre el piso
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