Sociologia:¨(Del
lat. socius, ´socio´, y -logía tratado o estudio)
|
La sociología
estudia al hombre en su medio social, es decir, en el seno de una
sociedad, cultura, país, ciudad, clase social, etcétera. Sin
embargo, el ámbito de investigación de los sociólogos puede abarcar
desde grandes y vastos conjuntos, hasta reducidas unidades de
observación, aunque siempre exista entre ambas la complementariedad
en el análisis. La sociología no estudia la sociedad como "suma de
individuos", sino que estudia las múltiples interacciones de esos
individuos que son las que le confieren vida y existencia a la
sociedad
en todas sus manifestaciones, aplicando métodos de
investigación y evaluación sistemáticos que permiten su medición,
cuantificación y verificación empírica.
La pluralidad de
enfoques metodológicos de esta joven ciencia y su acelerado proceso
de especialización interno han favorecido la existencia de un
profundo desacuerdo con respecto a la elaboración de una definición
de esta disciplina unánimemente consensuada por la comunidad
científica. La complejidad para delimitar su objeto de estudio, dada
la naturaleza singular y dinámica del mismo, así como para
determinar los procedimientos del método científico que pueden ser
aplicados al estudio de la realidad social, constituyen todavía hoy
los dos grandes desafíos que esta moderna ciencia deberá resolver en
el futuro. En cualquier aproximación que se realice a esta
disciplina, resultará fundamental tener presente que, tal y como
sostiene el sociólogo Neil Smelser, una de las características
principales de la sociología radica en ?la existencia de una gran
cantidad de escuelas que se yuxtaponen, y, a veces, luchan entre sí?,
de modo que ?existe un gran desacuerdo sobre los problemas
fundamentales, los conceptos, las teorías y los métodos de
investigación?. Desde sus orígenes hasta nuestros días, se han
ofrecido múltiples definiciones sin que ninguna de ellas haya
contado con el acuerdo unánime de la comunidad científica. No
obstante, durante los últimos años, el esfuerzo definitorio ha
pasado a un segundo plano -en cuanto preocupación de quienes la
practican- y prima una aplicación del método científico al ámbito de
lo social, demostrando de este modo que la sociología como ciencia
es capaz de ofrecer resultados específicos y rigurosos sobre
determinados hechos sociales.
Teniendo presentes
estos problemas definitorios, cabe considerar como primera
referencia básica y operativa la definición ofrecida por el
sociólogo español José Félix Tezanos, que entiende la sociología ?como
el resultado de aplicar, en un determinado contexto histórico, los
procedimientos de conocimiento propios del método científico al
estudio de los fenómenos que acontecen en la esfera de lo social (relaciones
sociales y procesos de interacción que se producen en el ámbito de
las estructuras sociales).? Y, acercando todavía más esta
ciencia a la convivencia ciudadana, Anthony Giddens sostendrá que ?sociología
es el estudio de la vida social humana, de los grupos y sociedades.
Es una empresa cautivadora y atrayente, al tener como objeto nuestro
propio comportamiento como seres humanos. El ámbito de la sociología
es extremadamente amplio, desde el análisis de los encuentros
efímeros entre individuos en la calle hasta la investigación de los
procesos sociales mundiales?. Por último, quepa destacar con
respecto a las críticas y objeciones que a menudo ponen en duda la
cientificidad de la sociología -y de otras ciencias sociales- que el
elemento crucial por el que se atribuye el calificativo "ciencia" a
toda rama del conocimiento se fundamenta en la aplicación del método
científico a su objeto de estudio. En el ámbito de lo social se
puede constatar, a través de la aplicación de herramientas propias
de una metodología científica, regularidades y correlaciones
causales suficientes para atribuir a la sociología un carácter
eminentemente científico, aunque por la naturaleza de su objeto de
estudio resulte difícil, y muchas veces inexacta, la elaboración de
previsiones de la conducta social. En la aproximación a la
sociología hay que valorar que se trata de una ciencia joven a la
queda mucho camino por recorrer antes de alcanzar su madurez; por lo
que, en la actualidad, los problemas del desarrollo de esta
disciplina son comunes a los que tuvieron otras ciencias, como la
física, que con el transcurrir de los siglos fue acumulando un
considerable número de conocimientos científicos y prácticos y pudo
ofrecer tiempo después resultados apreciables. Por tanto, no se debe
ignorar la historia de cada disciplina, que ayudará a entender sus
logros cuando se ponen en relación las posibilidades y
constreñimientos técnicos y metodológicos disponibles en cada
período y el modo en el que se ha llevado a cabo su transformación.
Los orígenes de esta
ciencia social se enmarcan en un período de tiempo específico, el
de los siglos XVIII y XIX, caracterizado por la sucesión de
grandes cambios y transformaciones en diversos ámbitos de la vida,
como el económico, el político y el social. Fueron los años en los
que surgiría el Renacimiento y la Ilustración, que marcaron el
inicio de una nueva forma de pensamiento científico. Ante las
transformaciones acontecidas en este breve período, entre los que
cabe destacar la Revolución Americana (1775-1783), la
independencia de las colonias latinoamericanas de sus metrópolis,
la Revolución Francesa (1789) o la revolución industrial, algunos
pensadores de la época tratarán de explicar, interpretar y
predecir dichos cambios, aspirando a una comprensión científica de
tales transformaciones. Surgiría entonces un marcado interés por
observar, describir y clasificar ciertos fenómenos sociales con el
objetivo de encontrar leyes estadísticas o regularidades que
permitieran predecirlos, así como examinar las circunstancias y
condiciones por las que resultaba más verosímil que determinados
cambios y transformaciones afectaran al orden político, social,
económico y cultural dominante en cada sociedad. El nacimiento de
la sociología, por tanto, tiene lugar en una coyuntura histórica
concreta en la que se registran profundas transformaciones
técnicas, significativos cambios en las formas de organización
político-sociales y en las formas de producción y comercialización
de mercancías.
En este período
histórico se produjo el paso de una sociedad estamental a una
sociedad industrial, lo que daría lugar al desarrollo de algunas
de las transformaciones más significativas que ha experimentado la
historia de la humanidad. Sería esta emergencia vertiginosa de
nuevos procesos de estructuración y desestructuración en la
sociedad estamental en su tránsito hacia un nuevo orden de
relaciones políticas, económicas y sociales, lo que desencadenaría
el surgimiento de una nueva disciplina científica que se ocupase
de los problemas que generaba la construcción y modificación del
orden social. En este tránsito convulso del feudalismo al
capitalismo, surge la sociología como manifestación del proceso de
especialización que experimentarían el conjunto de las ciencias,
en unas sociedades cada vez más complejas, más seculares y menos
estáticas. Con la gestación y desarrollo del Estado Moderno
aparecería la ciencia política; después lo haría la economía,
influida por nuevos criterios de racionalidad que calarían en una
sociedad en transformación; finalmente, lo haría la sociología.
Por tanto, los intensos cambios sociales y económicos registrados
entre el siglo XVIII y el siglo XIX, acompañados por nuevos
modelos de organización en el plano político y por un
significativo desarrollo de los medios técnicos, dieron lugar a
constantes alteraciones de los patrones sociales, lo que condujo a
que algunos pensadores y científicos de la época reflexionaran
sobre la dimensión estática/dinámica y de armonía/conflicto de las
relaciones sociales. Estas reflexiones determinarían el
surgimiento de una nueva disciplina científica dentro de las
ciencias sociales.
Si bien la
sociología tiene su origen entre el siglo XVIII y el siglo XIX, es
posible encontrar en la historia del pensamiento aproximaciones al
estudio de las sociedades y esfuerzos analíticos al respecto, como
veremos seguidamente. Es el caso, por ejemplo, del filósofo griego
Aristóteles,
que fue el primero en analizar cómo se estructuraban las
relaciones sociales y el orden político en un caso específico, el
de las ciudades-estado helénicas, empleando el método empírico y
positivo. Por otra parte, en la Grecia clásica, algunos sofistas
orientaron sus estudios hacia el hombre como ser social,
constituyendo por tanto un antecedente remoto del quehacer
sociológico. También en las obras del historiador griego Heródoto es
posible encontrar descripciones específicas sobre costumbres de
diferentes pueblos de la antigüedad. Y más próximo en el tiempo
encontramos a Montesquieu,
que comparó diferentes instituciones políticas y sociales
aplicando el método deductivo de origen aristotélico. Otros
pensadores cuyas obras podemos considerar como antecedentes al
estudio de las sociedades humanas son Thomas Hobbes
y Baruch Spinoza.
Ambos procuraron explicar los fenómenos sociales aplicando un
enfoque racional y científico que les llevaría a apostar por una ?física
social? diferenciada de la política. Otras aportaciones vendrían
de la mano de Adam Smith,
Adam Ferguson
o John Millar (1735-1801) que, aunque con una perspectiva
economicista, desarrollaron los primeros análisis sobre la
división del trabajo y las consecuencias, en cuanto fragmentación
o disfunción social, que este fenómeno producía. Por el contexto
en el que surgió la sociología, ésta se vería influida también por
corrientes de pensamiento positivistas
y empiristas,
muy especialmente por los trabajos de Francis Bacon,
John Locke,
David Hume
o George Berkeley.
Por su parte, algunos pensadores de la Ilustración
también contribuirían en el más temprano desarrollo de la
sociología; tal es el caso de autores como Anne Robert Turgot,
Condorcet, Thomas Malthus
o Quetelet (1796-1874), que desarrolló estudios de estadística
aplicados al ámbito de lo social bajo el término ya referido de "física
social".
Pero el verdadero e
indiscutible precursor de la sociología sería el francés
Enrique de Rouvroy,
conde de Saint-Simon. El objetivo que pretendía este pensador era
organizar la sociedad teniendo como base la ciencia y la industria,
y con ello llegar a establecer una sociedad sin clases. Las
propuestas teóricas de Saint-Simon aparecen difuminadas en
diversas cartas y folletos, y se pueden citar como sus obras más
influyentes en el ámbito de la sociología la Reorganización de
la sociedad europea, El organizador, Del sistema
industrial, Catecismo de los industriales, Nuevo
Cristianismo y Fisiología Social. Planteaba el autor la
necesidad de construir una ciencia de la sociedad basada en hechos
observados y discutidos; esto es, en una filosofía positiva que
tendría el nombre de ?fisiología social?. Uno de sus discípulos, Augusto Comte, pasaría a ser
considerado el padre de la sociología.
El término
sociología fue acuñado por primera vez en 1839 por este último
autor. Su idea fundamental era que todas las ciencias tenían una
dependencia jerárquica y acumulativa de tipo piramidal. En la base
situaba a las matemáticas, encima a la mecánica, la física, la
química, la biología, etcétera. En el vértice de la pirámide, de
acuerdo a su perspectiva, se debería encontrar la sociología o
Ciencia de la Sociedad. Para Comte, la complejidad de cada ciencia
dependía de los fenómenos estudiados. Así, primero se habrían
desarrollado las ciencias que se ocupan de los fenómenos más
simples, mientras que aquellas que abordan el estudio del ser
humano, por ser las más complejas, habrían tenido un desarrollo
más tardío en el tiempo. De acuerdo con la propuesta comtiana, la
sociología sería la última ciencia en gestarse, porque previamente
era preciso el desarrollo encadenado de las anteriores para poder
completar la pirámide del conocimiento, que culminaba con la
ciencia de las ciencias: la sociología. Consideraba este pensador
que la nueva ciencia debía contribuir al bienestar de la sociedad,
presumiendo que pondría orden después de un período de
convulsiones políticas y sociales provocadas por la revolución
industrial y la Revolución Francesa. Uno de los ejes fundamentales
de sus planteamientos consistía en lo que él denominó "ley de los
tres estadios". Por dicha expresión entendía que la humanidad
habría de atravesar tres etapas: la teológica, la metafísica y la
positiva. En el primer estadio, el teológico, la explicación de
los hechos sociales se fundamentaría, según Comte, en las fuerzas
sobrenaturales. Esta etapa corresponde a sociedades agrarias en
las que priman formas de organización autoritarias y con altos
niveles de control social, en las que la máxima autoridad
corresponde a un ser sobrenatural. En la segunda etapa, el estadio
de la metafísica, las explicaciones de los fenómenos sociales
basados en elementos sobrenaturales son sustituidas por otras
fundamentadas en entidades e ideas abstractas. Durante esta etapa
el poder terrenal y temporal sustituye al poder espiritual, surgen
los Estados como entidades de organización política y se
desarrolla una autoridad civil sobre la militar que primaba en la
etapa anterior. Por último, en la etapa positiva se establecen
leyes sobre las relaciones entre los hechos a través de la
observación y la cuantificación, que permiten prever cómo
evolucionan y se gestan los fenómenos sociales y cómo intervenir
en su transformación. El autor, preocupado por los cambios
sociales que atravesaba Francia, estimaba que había un sistema
social que estaba finalizando y percibía dos movimientos que
impulsaban a su sociedad: uno de desorganización y otro de
reorganización. A estos dos procesos los calificó como "dinámica
social" y "estática social". En síntesis, las aportaciones de
Comte a la sociología fueron fundamentalmente tres: una concepción
positiva sobre la pirámide de las ciencias -en cuyo vértice
ubicaba a la sociología-, la ley de los tres estadios y la
concepción de una ciencia que mejoraría la convivencia ciudadana y
el bienestar social. En el plano metodológico, su contribución es
muy reducida y se limita únicamente a la reivindicación del método
positivo, que él entendía como observación, comparación y búsqueda
de regularidades sociales evolutivas. Aunque Comte ha sido
considerado como el padre fundador de esta disciplina científica,
lo cierto es que el desarrollo de la misma se alejó rápidamente de
los postulados comtianos. Incluso se ha puesto en duda el gran
peso atribuido al autor, estimando algunos sociólogos posteriores
que el propio Saint-Simon avanzó más en la vía que permitió la
evolución posterior de la nueva disciplina científica.
Donde sí existe un
gran consenso entre los sociólogos actuales es en la consideración
de
Émile Durkheim
como la figura fundamental en el desarrollo de la sociología que
ha llegado hasta nuestros días. Durkheim, aunque influido
inicialmente por los trabajos de Comte, consideró que para que la
sociología se convirtiera en una verdadera ciencia debía estudiar
los ?hechos sociales?, de modo que debía orientarse hacia el
análisis de las instituciones sociales con la misma objetividad
con la que los científicos estudian la naturaleza, apostando así
por un estudio de los hechos sociales como si fuesen ?cosas?, con
el mismo rigor con el que se aborda el estudio de los objetos o de
los sucesos de la naturaleza. |
|
|
|
|
Articulo
Muy Interesante
Siguiente>
Con este propósito, Durkheim orientó
sus esfuerzos hacia investigaciones sociales específicas, buscando
reglas y procedimientos de investigación social concretos que
permitieran sentar las bases de la sociología como una verdadera
doctrina empírica. Su trabajo permitió llevar a cabo una certera
diferenciación de la sociología con respecto a otras disciplinas
próximas, como era el caso de la filosofía social. En el ámbito
metodológico, el autor insiste en que para comprender lo social no
se debe partir de los individuos aislados, ni de los métodos
psicológicos, sino de otros métodos distintos orientados a
explicar lo que sucede en los grupos humanos. Para él, la sociedad
es algo más que la mera suma de los individuos que la componen;
tiene sus propias leyes y es previa a los individuos que la
integran; la sociedad es en sí misma una realidad con entidad
propia. En este sentido, Durkheim dio respuesta a cuestiones como
qué es lo social, cómo se identifica, cómo delimitar el objeto de
estudio y cómo abordar su análisis, y plasmó sus planteamientos
teóricos en su trabajo Las reglas del método sociológico.
El autor consideraba que la sociología podía aportar soluciones
científicas a los problemas sociales y sostenía la creencia de que
el nacimiento de la sociología se relacionaba con el cambio de
ideas religiosas y la emergencia del socialismo. El contexto de la
época en la que vivió el sociólogo francés influyó en su interés
por el estudio de las fuerzas de cohesión social que primarían en
las sociedades del futuro. Durkheim procedía de una familia judía
y fue testigo de la experiencia de la Comuna de París, vio llegar
la instauración de la Tercera República en Francia y también
observó cómo en la sociedad francesa resurgieron brotes
antisemitas a consecuencia del escándalo Dreyfus (por el que se
acusó al militar francés Alfred Dreyfus
de espionaje a favor de Alemania en 1894, si bien las pruebas
demostraban su inocencia y fue excarcelado en 1906). Todos estos
acontecimientos debieron influir en el autor, puesto que en sus
trabajos prestó atención a cuestiones relacionadas con la
solidaridad grupal, la crisis de creencias, la anomia y el
orden social. Estas inquietudes se plasmaron en obras como La
división del trabajo (1893), donde presenta un estudio sobre
las formas de solidaridad en la sociedad moderna; El suicidio
(1897), trabajo en el que sostiene que los factores sociales
tienen gran influencia en el comportamiento individual y donde
combina de forma magistral la empiria con la teoría; finalmente,
en Las formas elementales de la vida religiosa (1912) se
analiza la religión en su función social. La sociología no se
puede entender sin la aportación de Emilio Durkheim, que inicia y
abre el camino para la investigación social, aplicando el utillaje
propio de una metodología científica a los hechos sociales, que
también define, acota y hace operativos para el análisis.
Otra figura
fundamental en el desarrollo de la sociología lo constituye
Karl Marx.
Los trabajos del filósofo alemán, que nunca se consideró a sí
mismo como sociólogo, aportan importantes observaciones
sociológicas en cuanto relaciona elementos de carácter económico
con el funcionamiento y evolución de las instituciones sociales.
Por ello puede ser considerado uno de los fundadores de esta
disciplina y el iniciador de una de las principales corrientes de
pensamiento dentro de la sociología: la que considera que es el
conflicto el factor decisivo a la hora de explicar la dinámica
social -a diferencia de otros padres fundadores que enfatizaban el
orden y la armonía social. Para Marx, dentro de un posicionamiento
teórico al que denominó "concepción materialista de la historia" o
"materialismo histórico", el cambio social está fuertemente
influido por elementos de carácter económico. Los factores
económicos provocan conflictos entre las clases sociales que son,
a su vez, el motor del desarrollo histórico. El autor
desarrollaría una teoría sobre la evolución social partiendo del
estudio de los procesos de producción económica. Aunque aborda un
amplio elenco de temas, Marx prestó especial atención a los
cambios acontecidos en la época moderna. Desde su perspectiva, los
cambios más importantes en el período moderno se relacionaban
directamente con el desarrollo del capitalismo. Entendía el
capitalismo como un sistema de clases en el que el enfrentamiento
entre ellas era constante. Según su visión, el capitalismo sería
sustituido por el socialismo o por el comunismo, sociedades en las
que no habría clases y los medios de producción serían de
propiedad comunal con un orden social más plural y menos
restrictivo en cuanto a la participación de los ciudadanos en
todos los órdenes de la vida. Marx optó por estudiar la evolución
del capitalismo, que él consideraba predecible, y de cuyo análisis
descubriría la forma de operar que tienen los sistemas de
producción a través de una dinámica histórica caracterizada por
los enfrentamientos de clases que generaban. Aspiraba a llegar al
conocimiento científico de leyes de desarrollo de la sociedad,
identificando los elementos que inducían el cambio y la dinámica
social. Si bien es cierto que no pudo completar su objetivo, el
camino desarrollado por el autor en este empeño marca un punto de
inflexión para el desarrollo de la sociología, cuya influencia ha
llegado hasta nuestros días. Entre sus obras más representativas,
cabe destacar El Capital (1875), Trabajo, Salario y
Capital (1849) y Crítica de la economía política
(1859).
Para completar el
marco inicial desde el que se produce el desarrollo de la teoría
sociológica que más ha influido en la época contemporánea, cabe
reseñar la figura del también alemán
Max Weber.
Para este autor, a diferencia de Marx, los cambios significativos
acontecidos en la época que le tocó vivir no podían ser explicados
únicamente por factores de índole económica. Serían más bien los
elementos de carácter cultural los que explicaban el cambio
social, que obedecía a un "patrón" acumulativo al que denominó "racionalización".
La obra de Weber sobre la dinámica social ha calado profundamente
en el desarrollo de la sociología tal y como hoy la concebimos. El
análisis de la relación entre economía y religión llevado a cabo
por el autor, con objeto de identificar la influencia de ciertas
creencias religiosas en la formación de una mentalidad económica
concreta, constituye un clásico de la sociología y un exponente
riguroso de la investigación social. En La ética protestante y
el espíritu del capitalismo, el autor parte de la observación
del hecho específico, a partir de la cual establece relaciones
causales entre el desarrollo del capitalismo y la mentalidad
protestante. En el aspecto metodológico, Weber defendió la
dimensión científica de la sociología, aunque llamó la atención
sobre la especificidad de los hechos o fenómenos sociales. Propuso
un enfoque al que denominó ?método comprensivo?, por el que se
combinaban tres dimensiones de análisis: la objetiva, la subjetiva
y la histórica. La influencia de la obra de Weber en los
sociólogos posteriores ha sido muy profunda, no tanto por las
teorías desarrolladas, sino por sus orientaciones metodológicas y
sus propuestas analíticas. Finalmente, las elaboraciones
realizadas por el autor sobre la burocracia, como rasgo
característico de la época contemporánea, todavía no han perdido
vigencia.
Las divisiones
teóricas dentro de la sociología actual son reflejo, en buena medida,
de enfoques elaborados en las postrimerías del siglo XIX o en los
inicios del presente. La producción intelectual dentro de esta
disciplina puede ordenarse utilizando diferentes parámetros. En este
caso, partimos de un esquema global, que conjuga las más decisivas
corrientes de pensamiento que han llegado hasta la época actual de
forma integradora, resaltando las conexiones entre las doctrinas
dominantes en esta disciplina y otras provenientes del ámbito de
diversas ciencias sociales. La primera corriente de pensamiento
dentro de la sociología, y que ha mantenido su influencia hasta la
actualidad, aunque en sus inicios estuvo seriamente influida por
fundamentos filosóficos, es el
evolucionismo.
A finales del siglo pasado las tesis darwinistas y evolucionistas
primaban en el corpus conceptual de algunas ciencias naturales. En
algunos círculos académicos también se comienza a desarrollar la
idea de poder encontrar paralelismos entre la evolución de los
organismos biológicos, basados en las tesis de Charles Robert Darwin,
y el de la sociedad. Por tanto, en algunos círculos académicos se
consideraba probable el poder encontrar una teoría de la evolución
social y del darwinismo social.
En esta ardua tarea se inscriben los trabajos de Herbert Spencer,
quien planteaba que el cambio social constituía la necesidad de
adaptarse a un nuevo entorno, como una forma de lucha por sobrevivir
en un mundo donde los recursos escaseaban. Las aportaciones más
tempranas tendían a identificar evolución con progreso, de forma que
el desarrollo de las sociedades tenía una evolución lineal tendente
a la complejidad. Con diferentes matices, en esta línea de
pensamiento trabajaron hombres como Oswald Spengler,
el historiador británico Arnold Toynbee
y Joseph Arthur Gobineau, quien formuló un combinado de teorías
racistas que influirían en la posterior formación de ideologías
excluyentes y xenófobas de enorme impacto en Europa Occidental. Más
recientemente, se han elaborado construcciones teóricas que hunden
sus raíces en estos primeros postulados, si bien conciben una
evolución multilineal en el desarrollo de las sociedades como forma
de adaptación al medio. El mayor exponente de esta línea de
pensamiento contemporánea lo constituye Gerhard Lenski.
El funcionalismo,
como corriente de pensamiento, se inició con Comte y Durkheim, si
bien el funcionalismo moderno sería influido por trabajos
elaborados desde el ámbito de la antropología; tal es el caso de
A. R. Radcliffe-Brown (1881-1955) y
Bronislaw Malinowski.
Ambos autores opinaban que era preciso estudiar una sociedad en su
conjunto para poder comprender el funcionamiento de sus
instituciones y el modo en el que se relacionan sus miembros. En
el período de entreguerras, Talcott Parson (1902-1979), fundador
de esta escuela, y Robert K. Merton (1910), que ocupó la dirección
del Centro de Investigaciones de la Universidad de Columbia,
sentaron las bases de la tradición más relevante que ha tenido la
sociología, especialmente en los Estados Unidos de América. Ambos
autores, influidos en alguna medida por ciertos elementos propios
de las teorías evolutivas, entenderán que existen disfunciones del
comportamiento social que son una amenaza para el orden existente.
Habría, por tanto, determinados factores de la vida social que
favorecerían la cohesión social o armonía, mientras que otros
provocarían conflicto. Buscarían así los elementos que favorecían
el orden y desorden social atribuyendo a la sociedad elementos
propios del ser humano, como la voluntad o la necesidad,
enfatizando cómo cada una de las instituciones de la sociedad (o
cada parte) contribuye al todo.
El
estructuralismo
también se gesta teniendo como base la obra de Durkheim, aunque su
desarrollo sería influido claramente por la lingüística. El primer
trabajo inspirador de las tesis de esta corriente de pensamiento
proviene del lingüista suizo Ferdinand de Saussure,
cuyas tesis se incorporarían a diferentes ciencias sociales. La
idea fundamental que trasmite es la de estudiar todo aquello que
subyace al habla o a las palabras, es decir, la propia estructura. lingüística o las llamadas "reglas de significación". Esta
corriente tuvo mayor peso en la antropología, de la mano del
filósofo y antropólogo francés Lévi-Strauss
(1908), que en sociología; aunque sus nociones y conceptos se han
aplicado en el estudio de las ideologías, la cultura y los medios
de comunicación, obteniendo grandes resultados en estos dos
últimos ámbitos. Esta perspectiva teórica se fundamenta en la
explicación del comportamiento de los individuos a través de
determinadas fuerzas sociales según el modo en el que estén
organizadas.
El interaccionismo
simbólico ha sido una de las corrientes que más ha competido con
el funcionalismo, llegando a enfrentarse abiertamente con él. Como
el estructuralismo, surge de la influencia de trabajos de carácter
lingüístico, pero se desarrolla en otra dirección e influido
también por la
fenomenología
desarrollada dentro del campo de la filosofía a comienzos del
siglo XX. Los sociólogos de la fenomenología se alejaban de las
concepciones totalizantes de Marx y Durkheim sobre la sociedad y
el cambio, orientando sus trabajos a la forma en que los
individuos perciben e interpretan subjetivamente el mundo que les
rodea, un enfoque, por tanto, más cercano al de Weber y cuyo
máximo representante es Edmund Husserl.
En el interaccionismo simbólico, se parte de la idea de que es
posible llegar a conocer cómo somos a través del modo en el que
los demás nos perciben. Su mayor exponente, George Herbert Mead
(1863-1931), y sus discípulos -como Erving Goffman o George
Gurvitch-, sostienen que toda relación social (o interacción) es
un intercambio de símbolos, como claves que advierten del
comportamiento más adecuado en cada situación. Los estudios
realizados desde esta perspectiva han aportado brillantes
observaciones sobre la naturaleza de las acciones humanas en
sociedad, es decir, en el ámbito de la microsociología.
Entrelazada con las dos corrientes anteriores, encontramos la
etnometodología, una nueva elaboración que parte también de
postulados individualistas y que fue fundada en 1960 por Harold
Garfinkel. Esta perspectiva se enfrenta a los postulados
parsonianos y nace como oposición al funcionalismo, manifestando
un marcado individualismo en su dimensión empírica y en la teórica.
Lo más reseñable de esta corriente es la conceptualización que
realizan de un nuevo nivel de análisis empírico, el que combina la
cultura con la intencionalidad individual, que permite aproximarse
a la comprensión del cambio social desde una perspectiva
completamente novedosa, rechazando las normas colectivas y
fundamentando los estudios en la experiencia y la acción de los
individuos. En el interaccionismo y en la etnometodología los
individuos actúan según unas expectativas subjetivas (influidas
por sus experiencias personales), y no tanto por condicionamientos
objetivos; es decir, que las personas se interesarían más por los
fines que por los medios.
Articulo Muy
Interesante
Siguiente>
|
|
|
|