Los siete
hábitos de la excelencia
Los siete hábitos de excelencia
son los siguientes:
1. SABER ESCUCHAR:
para acercarnos a los demás, el primer paso es tener la
capacidad de escuchar, las personas desean ser
escuchadas. La gente va por la vida buscando un
confidente, pero todos pretendemos hablar y nadie
dedicarse a escuchar.
La
calidad humana empieza por escuchar, por el puro interés
de servir. Nuestra capacidad de estar cerca de los demás
depende de nuestras capacidad de escucharlos.
Cuando
sabes escuchar la gente nos admira y nos busca porque
les damos confianza.
2. SABER HABLAR:
si sabes escuchar ya dimos el primer paso, ahora
nos toca saber como utilizar las palabras, es decir, el
saber hablar y decir las cosas con sinceridad pero sin
ofender la dignidad ajena.
Para
lograr una comunicación excelente es necesario estar
siempre alertas, estando siempre conscientes de lo que
decimos. La pérdida de la excelencia en la comunicación
nos lleva a ofender a las personas y apartarnos de ellas.
El
decir las cosas con belleza, respeto y excelencia nos
acerca al máximo don humano: el amor al prójimo.
3. SABER MOTIVAR:
es consecuencia de los dos primeros hábitos, si en
verdad sabemos escuchar y sabemos qué decir, la
motivación será lo más fácil. Motivar en realidad es
fácil, pero con control de nosotros mismos, sin excesos.
Para ser admirados por la gente necesitamos motivar.
4. SABER DOMINARSE:
la maestría en el dominio surge en la práctica de los
tres hábitos anteriores, pero el auténtico, profundo y
verdadero dominio surge con la continuidad. Vivir de
instante en instante es excelencia es dominarnos a
nosotros mismos. Ser coherentes y concistentes con lo que
pensamos, decimos y hacemos, predicando siempre con el
ejemplo.
5. SABER CRECER Y APRENDER
A VIVIR: el que se domina y vence a sí
mismo esta lleno de sabiduría interior.
El
verdadero sabio, amante de la excelencia, va por la vida
aprendiendo de los demás, dispuesto a escuchar y a
hablar con excelencia.
La
norma básica de la sabiduría es la humildad. Cuando
nuestros conocimientos por muy amplios que sean no están
provistos de valores, entonces carecemos de humildad. El
sabio ni ofende, ni humilla, porque es generoso con el
que no sabe.
Nuestros conocimientos deben acercarnos a las personas.
La clave es compartir con los demás lo que sabemos para
que todos lo sepan. Si no perdemos nuestra capacidad de
aprender, seremos humildes.
6. SABER TRABAJAR:
el trabajo es mucho más que una necesidad. Todos tenemos
una vocación: ser padre, madre, maestro, político,
sacerdote, militar, todos debemos seguir el llamado
interior que nos impulsa a realizar nuestras vidas.
Todos tenemos aficiones.
Pero
llevamos una vida tan orientada a nosotros mismos que no
sabemos vivir. El trabajo es una esclavitud y trabajamos
sin voluntad, mecánicamente, observamos quebrantados
nuestros sueños de la infancia ó de la juventud, por
perder la capacidad de la superación personal.
Solo la
calidad humana nos ayudará a superarnos. La búsqueda de
excelencia en el ámbito laboral, moral, social; es estar
juntos, trabajar en equipo con sentido de pertenencia y
amor al grupo, a la familia ó a la nación, solo así
haremos del trabajo reservado a los hombres un
privilegio.
7. SABER IR AL INTERIOR:
cuando logremos vivir los seis hábitos
anteriores, estaremos preparados para recorrer un camino
más profundo.
Es la
práctica de la reflexión interior y del diálogo interno
en dónde nos conocemos a nosotros mismos. En ese viaje
interior nos daremos cuenta si estamos satisfechos con
lo que hacemos y con nosotros mismos.
De mi
depende ser el dueño de mi propio destino, dirigir mi
propia vida como dueño absoluto de mi voluntad, de mi
mente y de mi cuerpo por el camino que yo decida, guiado
por los valores que conducen a la excelencia. Debemos
crearnos buenos hábitos y ellos crearán nuestras vidas.
El carisma
y la cultura de excelencia
Proveniente
del idioma griego (kharisma,
‘favor divino’, ‘don’), la palabra
carisma tiene que ver con la posesión de
características que pueden transformar a
una persona en un ser atractivo,
motivador, seductor y magnético en
diferentes niveles. Una persona
carismática es siempre aquella que puede
comunicarse con otras personas, por lo
general, con grandes masas, de manera
simple y atrayente, manteniendo el
interés y despertando la atención de las
mismas tanto por el contenido como por
las formas de un mensaje específico.
El
carisma es una cualidad individual que
por lo general se desarrolla con el
tiempo y de acuerdo a determinados
elementos que tienen que ver con la
personalidad, la facilidad de
comunicación y la facilidad de
expresarse de una persona. Si bien
también puede adquirirse voluntariamente,
por lo general, una persona carismática
no necesita forzar las situaciones en
las que esta cualidad se hace visible ya
que ellas se dan espontáneamente. Una
persona carismática es por lo general
una persona que disfruta contar con la
atención de un determinado público de
personas, de comunicarse y que además
posee facilidad a la hora de establecer
relaciones de tipo interpersonal.
El
carisma es un don que, según algunos autores, nace con
ciertos individuos, es el don de atraer y caer bien,
llamar la atención y ser agradable a los ojos de las
personas. Nosotros creemos que el carisma tal como se
entiende hoy en día es una técnica de liderazgo que
cualquiera puede alcanzar. El carisma puede ser
adquirido si se conocen las disciplinas del liderazgo.
El
carisma es en realidad una fuerza irresistible que todo
verdadero líder posee; los griegos la llamaban simpatía
o atracción "divina", es fácil de adquirir, lo difícil
es mantener el carisma de forma permanente.
Para
adquirir carisma, basta con interesarse por la gente y
demostrar verdadero interés en ella; en realidad, en el
carisma está la excelencia. Se alimenta con excelencia,
porque es lo más alejado que hay del egoísmo. Cuando un
líder pone toda su atención en practicar los hábitos de
la excelencia, el carisma llega y como una avalancha cae
un torrente sobre el líder.
Existen
otras formas de carisma que no surgen de la excelencia y
causan temor. El carisma de excelencia atrae y da
confianza, pero por el contrario el líder
carismático orientado hacia el poder, inspira
nuestros deseos subyacentes de poder, y genera un
sentimiento de admiración y temor. Los grandes
dictadores (tienen un gran carisma) gozan del apoyo del
pueblo quien le ama y le teme, sin embargo, cuando ese
líder carismático cae en desgracia, hasta se alegran
porque con la desaparición del líder también desaparece
un temor interno.
El
carisma se puede adquirir cuando se practica la
excelencia y se pierde en cuanto se deja de ser
excelente.
Todas
las formas de carisma dan poder al líder, pero la tumba
del líder es la incongruencia; si no puede enseñar con
el ejemplo, entonces pierde su carisma, ya que el
carisma es la congruencia misma del liderazgo, por ello
los verdaderos líderes ejercen conductas ejemplares, y
esto aumenta, vitaliza, alimenta su carisma.
Creemos que el verdadero liderazgo es el "liderazgo
horizontal" donde atender al más humilde de los
seguidores de la misma forma que al más encumbrado es la
clave.
Pasión por la excelencia
La pasión por la
excelencia es nuestra capacidad de amar los
valores de orden superior para orientar nuestra
conducta en busca de la excelencia.
Las personas
pueden ser temidas o amadas, el amor y el temor
son emociones; por ello el papel de las
emociones es tan importante en la lucha por la
excelencia.
La pasión pone
sabor a nuestra vida, ¡qué seríamos sin pasión y
sin emociones! El poder de la emoción es el que
tiene capacidad de mover el tiempo, el espacio y
hasta la voluntad de las personas.
La pasión nos hace
disfrutar de la vida, nos da placer y pone a
nuestro alcance motivos para hacer las cosas. En
la pasión esta la motivación por la que hacemos.
La pasión es
entusiasmo.
La pasión es vida,
darle pasión a lo que hacemos es hacerlo nuestro,
es entregarnos, poner en ello nuestros cinco
sentidos. Sin motivos, la vida no existe, si no
logramos trabajar y vivir apasionadamente, no
seremos capaces de superar el dolor.
La pasión es
excelencia porque es amor y es motivación.
El líder debe ser
líder con pasión, y transmite emociones,
emociona verlo, emociona hablar con él.
La búsqueda de la
excelencia es buscar motivos en la pasión y
darle emoción a lo que hacemos, controlando
nuestros estado de ánimo a través de una visión,
una misión, y unos valores que dan sentido y
pertenencia a lo que hacemos.
Los líderes saben
que la motivación es la esencia de toda
organización, el líder debe ser dueño y señor de
sus estados de ánimo.
La pasión es el
mejor aliado de la excelencia, es el amor y la
fuerza para superarse; sin pasión la vida pierde
sentido humano.
Gobernarse a uno mismo es ser un líder,
dominarse para poder aconsejar, es ser maestro
de la vida y maestro de uno mismo para estar
cerca de los demás y ser aceptado por todos como
el mejor guía y el mejor consejero, es ganarse
un espacio en la vida y en el corazón de cada
uno de los que le rodean.