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EL FIN DE LA DINASTÍA SONG |
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En 1275 Marco Polo llegó a
la corte de Qubilay Kan con su padre y su tío. El mapa siguiente
muestra aproximadamente la ruta que siguió:
Los Polo se detuvieron casi un año en Ganzhou, la primera ciudad China que
pisaron, adonde acudió una escolta mongola que los
llevó hasta Shangdu, la
residencia de verano del gran kan, al norte de Pekín.
Allí, mientras Niccolò y Matteo se dedicaban al comercio,
Qubilay Kan tomó al joven Marco Polo bajo su protección.
Marco Polo describió así la corte de Qubilay: Qubilay Kan era un hombre de mediana estatura, apuesto y de hermosos ojos negros. Tenía cuatro esposas oficiales, que le dieron veintidós hijos, y también muchas "amigas", seleccionadas de entre las mujeres más hermosas de la tribu tártara de los onggirat. Residía en Janbalik. Su palacio era un enorme complejo de murallas y edificios, cuyo centro lo ocupaba la residencia del emperador. Las paredes estaban recubiertas de plata y oro, cinceladas con dragones, leones y bellas historias de caballeros enamorados... Los tejados estaban barnizados en colores y resplandecían como joyas. En los jardines crecían árboles exóticos y vivían animales extraños. El cumpleaños del kan era, junto al año nuevo, la fiesta más importante del año. El emperador y sus doce mil guardias de corps iban vestidos con seda de distintos colores bordada en oro, perlas y piedras preciosas. El pueblo ofrecía presentes a Qubilay y éste distribuía recompensas, generalmente señoríos. El día de año nuevo, los habitantes de palacio se vestían de blanco, el color de la buena suerte. Los cortesanos se inclinaban ante su soberano y un gran león venía a postrarse a los pies del Kan. Ese año se creó un arzobispado nestoriano en
Pekín. El cristianismo nestoriano se había extendido por
Mongolia. Qubilay fue tolerante con todas las religiones, excepto con
el Islam, pues se opuso a la propaganda musulmana en China. El reino nazarí de Granada sufría convulsiones
internas. Al rey Muhammad II se le oponía la familia de los Escayuela, que pretendían el
trono y contaban con el apoyo de los benimerines. Finalmente los
benimerines cruzaron el estrecho, si bien no llegaban para combatir a
los nazaríes, sino a los cristianos. Desembarcaron en Algeciras,
donde derrotaron al ejército de Nuño
González de Lara, que resultó muerto. El rey de
León y Castilla, Alfonso X el Sabio, estaba entonces en
Alemania, pues
todavía no se había resignado a renunciar al Sacro
Imperio Romano, así que fue su heredero, el infante Fernando de
la Cerda (llamado así por haber nacido con un largo pelo en el
pecho) quien se dispuso a repeler el ataque africano. Sin embargo,
mientras estaba en Ciudad Real
esperando refuerzos, enfermó y murió al poco tiempo. Ausente el rey, se planteó urgentemente la cuestión de
quién estaba al mando del reino hasta que volviera. La respuesta
natural era que el nuevo heredero, que teóricamente era Alfonso de la Cerda, el hijo del
infante, pero tenía el inconveniente de que no era fácil
poner a un niño de cinco años al frente de un
ejército. Una opción era admitir en su lugar a su tutor, Juan Núñez de Lara,
pero la nobleza castellana, dirigida por Lope Díaz de Haro, no quiso
aceptar la autoridad de otro noble (que además, aunque su
familia era castellana, era en parte extranjero, pues sus tierras
estaban en Albarracín,
que pertenecía a la Corona de Aragón) y designó
como nuevo heredero
al trono a Sancho el Bravo, el
segundo hijo de Alfonso X el Sabio, de dieciséis años de
edad. Fue, en efecto, Sancho, quien dirigió el reino hasta que
regresó su padre, quien lo aceptó como heredero, en
parte porque era ya un hecho consumado y en parte porque el reino de
Navarra estaba en manos de una niña de tres años y el
primero que se casara con ella se quedaba el reino: Alfonso X
tenía su candidato y Felipe III de Francia tenía el suyo,
y la mediación de Lope Díaz de Haro, señor de
Vizcaya, podía ser crucial. Por otra parte, Alfonso de la Cerda
era sobrino de Felipe III, por lo que Juan Núñez de Lara
tuvo el respaldo francés en su postura de salvaguardar los
derechos del niño. El rey Jaime I de Aragón se vio envuelto en un conflicto
similar. Desde hacía un tiempo existía una rivalidad
entre su heredero, Pedro, y el infante Fernando
Sánchez de Castro, un hijo bastardo del monarca. Esta
rivalidad llevó a un enfrentamiento entre Jaime I y Pedro, en la
que el infante contaba con el apoyo de buena parte de la nobleza. Ese
mismo año, Pedro resolvió en gran parte el problema al
asesinar a su hermanastro. En el reino de Valencia se rebeló el
caudillo moro al-Azrak. Jaime
I fue derrotado en Luxent y se
vio obligado a retirarse a la capital, Valencia, mientras Pedro
asumía la dirección de la campaña. El Papa Gregorio X murió apenas comenzado el año 1276. El sistema de elección que
había implantado funcionó perfectamente, pues los
cardenales eligieron a su sucesor el 21 de
enero. Esta vez fue un dominico francés de cincuenta y
seis años: Pierre de
Tarentaise, que adoptó el nombre de Inocencio V. Había sido
profesor de teología en París y luego arzobispo de Lyon,
hasta que fue nombrado cardenal tres años antes de su
elección como Papa. Murio el 22 de
junio, y su sucesor fue elegido el 11
de julio, ahora un genovés llamado Ottobono de'Fieschi, que
adoptó el nombre de Adriano V.
Pocos días después murió el rey de
Aragón Jaime I el Conquistador. Se evitó así el de
otro modo inevitable conflicto que había planteado la rivalidad
con su primogénito. De acuerdo con el testamento del monarca,
Pedro III heredó la
Corona de Aragón, que incluía el reino de Valencia, pero
no la herencia de su hermano Jaime II,
formada por el reino de Mallorca (las islas Baleares, de las
cuales Menorca era todavía un reino vasallo musulmán)
junto con algunos territorios más, entre ellos los condados de
Rosellón y Cerdaña y el señorío de
Montpellier. Uno de los beneficiados de las desavenencias entre Pedro III y su
padre fue el hijo del conde Armengol IX de Urgel, que antes incluso de
que muriera el conquistador había conseguido de Pedro III que le
restituyera el condado, y se convirtió así en Armengol X de Urgel. El 18 de agosto murió
Adriano V. (Estaba claro que los cardenales estaban cumpliendo su parte
en las elecciones, no así el Espíritu Santo, que
debía inspirarles el candidato idóneo.) En septiembre fue elegido Papa un
portugués de cincuenta y seis años: Pedro Juliano, que adoptó el
erróneo nombre de Juan XXI
(erróneo porque nunca hubo un papa o antipapa Juan XX).
Había sido médico de Gregorio X. Era un gran erudito,
autor de un manual de dialéctica titulado Summulae logicales, y de doce
comentarios a diversas obras médicas (de Hipócrates,
Galeno y otros médicos griegos y musulmanes). En la ciudad francesa de Arras
se representó Le jeu de
la feuillée (El juego de la enramada), una obra de
teatro que ya es completamente profana. Su autor, Adam de la Halle (o Adam el
Jorobado), natural de la ciudad, intervino como protagonista.
El enfrentamiento entre el emperador electo Rodolfo I de Habsburgo y
el rey Otakar II de Bohemia había llegado a las armas el
año anterior. Rodolfo I derrotó a Otakar II en noviembre y éste tuvo que
someterse, pero las condiciones que le impuso fueron excesivas: Otakar
II debía entregar al Sacro Imperio Romano el ducado de Austria y
las marcas de Carintia y Carniola. Poco después, Otakar II
volvió a rebelarse y Rodolfo I se atribuyó el
título de duque de Austria. El rey Esteban IV de Servia había logrado situar a su
país en buenas relaciones con sus vecinos y contó con el
apoyo tanto de la Iglesia Católica como de la Ortodoxa.
Desarrolló la industria minera y creó una moneda servia.
Se ganó así el sobrenombre de Esteban IV el Grande, pero fue
destronado por su hijo Esteban V
Dragutin, con quien se había negado a compartir el reino.
Se retiró entonces a un monasterio con el nombre de Simón. Otro país que prosperaba era Noruega. Su rey promulgó un código legal común para todo el reino, lo que le valió el sobrenombre de Magnus VI el Legislador. Favoreció el comercio y creó ciudades libres, no sujetas al gobierno de ningún señor. En Rusia murió el gran príncipe Vasili de
Vladímir, y fue sucedido por Dimitri,
mientras Daniel, el hijo del gran príncipe
Alejandro Nevski, se erigió en
príncipe de un pequeño estado (vasallo, por supuesto, de
la Horda de Oro mongola como el resto de Rusia) con capital en
Moscú. Qubilay Kan se apoderó de Linán,
la capital de la China de los Song y el emperador fue capturado. En 1277 Abaqa Kan fue derrotado en Albistán por los mamelucos de
Baybars I. El sultán murió envenenado un tiempo
después y fue sucedido por su hijo. Las incursiones mongolas en Bulgaria terminaron suscitando una
rebelión dirigida por el porquero Ivajlo, que derrotó y
mató al rey Constantino Asen. Luego se hizo proclamar rey.
María Cantacuceno, la viuda de Constantino y sobrina del
emperador bizantino Miguel VIII, estrechó sus relaciones con
Ivajlo y terminó casándose con él, para que su
hijo Miguel conservara su
derecho al trono. El actual rey de Jerusalén (por más que el
título no tuviera en realidad mucho valor) era el rey Hugo III
de Chipre, pero una pariente suya, María
de Poitiers-Antioquía, se consideraba con derecho al
mismo, y le vendió estos derechos al rey Carlos I de Sicilia,
que ese mismo año ocupó San Juan de Acre. Desde entonces
hubo dos reyes de Jerusalén. Se inició una guerra civil
en la que estallaron antiguos conflictos entre las numerosas colonias
italianas por una parte, y y los Templarios y los Hospitalarios por
otra. El rey Eduardo I de Inglaterra derrotó al príncipe de
Gales Llewelyn II ap Gruffydd y le impuso el duro tratado de Conway. El conflicto respecto a la sucesión del rey Alfonso X de
León y Castilla había desembocado en una guerra civil.
Violante de Aragón, la esposa de Alfonso X, sacó de
Castilla a sus nietos, Alfonso y Fernando
de la Cerda, para su seguridad, y los entregó a su hermano, el
rey Pedro III de Aragón. Dado que el rey Felipe III de Francia apoyaba los derechos de su
sobrino Alfonso, su hermanastro Sancho se alió con Pedro III,
que acababa de sofocar la rebelión musulmana que había
estallado en Valencia en los últimos años del reinado de
su padre, Jaime I. Así pues, los infantes de la Cerda
habían caído en la garganta del lobo. Pedro III
ocupó Albarracín,
donde Juan Núñez de Lara atacaba a los partidarios de
Sancho. Por otra parte, Felipe III logró que el conde Roger
Bernardo III de Foix le rindiera vasallaje, y éste usó su
influencia en Cataluña como vizconde de Castellbó para
levantar a la nobleza contra Pedro III. Respecto a la lucha entre Alfonso X y Felipe III por el reino de Navarra, el Papa Juan XXI logró reconciliarlos (principalmente porque la reina Juana de Navarra tenía entonces cuatro años y los dos rivales comprendieron que les convenía mantener la paz hasta que llegara el momento de luchar por casarla con sus respectivos herederos). Poco más pudo hacer Juan XXI, pues murió antes de completar su primer año de pontificado. Fue sucedido por Giovanni Gaetano Orsini, que adoptó el nombre de Nicolás III. La especialidad del nuevo Papa era la diplomacia. Había participado en los acuerdos entre el Papa Clemente IV y el conde Carlos de Anjou por los que éste obtuvo el reino de Sicilia, y pronto llevó a cabo nuevas negociaciones con el propio Carlos I y con Rodolfo I de Habsburgo por las que ambos acabaron cediéndole algunos territorios. También murió el conde Hugo V de Ampurias, que fue
sucedido por su hijo Poncio V.
Milán llevaba más de medio siglo dominado por la
familia Della Torre, pero
ahora Napoleone della Torre,
el señor de Milán, fue derrocado por Ottone Visconti, el arzobispo de
Milán, que había sido expulsado por Napoleone y se hizo
con el dominio de la ciudad gracias al apoyo de la nobleza. El general de los franciscanos, Jerónimo de Ascoli, denunció las obras de Roger Bacon, pues en ellas se atacaba a algunas personanidades, como Santo Tomás de Aquino o Alberto Magno. El propio Alberto se trasladó a París por unos meses para defender la obra de su discípulo. Las tesis de Bacon fueron condenadas y él ingresó en prisión. Siger de Brabante tuvo que dejar también la universidad de París, acusado de averroísta. En 1278, el emperador Rodolfo I
de Habsburgo derrotó y mató al rey Otakar II de Bohemia
en la batalla de Dürnkrut,
donde contó con la ayuda del rey Ladislao IV de Hungría.
Rodolfo I se apropió definitivamente del ducado de Austria y de
las marcas de Estiria, Carniola y Carintia. Bohemia pasó a Venceslao II, el hijo de Otakar II,
que tenía entonces siete años de edad. Rodolfo I le
designó como tutor al conde Otón V de Brandeburgo. Ese año murió Felipe, el hijo del rey Carlos I de
Sicilia que estaba casado con la hija del príncipe Guillermo II
de Morea. Carlos I obligó a Guillermo II a cederle
definitivamente el título tal y como había dispuesto
Balduino II, el difunto emperador latino de Constantinopla. Desde
Morea, Carlos I trató de
conquistar el despotado de Épiro, del que ya dominaba una parte
(Albania). También murió la condesa Adelaida de Borgoña,
que fue sucedida por su hijo Otón
IV. La política tradicional de los Capetos había sido favorecer a la burguesía para disminuir el poder de la nobleza, pero ahora la legitimidad dinástica de los capetos estaba sólidamente asentada y la nobleza lo tenía asumido, mientras que los burgueses estaban reclamando constantemente más privilegios para las ciudades. Esto generó conflictos especialmente en el condado de Flandes, pues la sucesión de la condesa Margarita II estaba disputada. El arbitraje del rey san Luis, más de veinte años atrás, había establecido como heredero a su hijo Roberto de Dampierre, pero ahora un pariente llamado Gui de Dampierre recabó el apoyo de los artesanos flamencos y encabezó una revuelta, por la que Margarita II fue derrocada y Gui se convirtió en el nuevo conde. En Siam subió al trono Rama
Kamheng (Rama el Fuerte) que extendió considerablemente
las fronteras de su reino. Ese mismo año llegó a un
acuerdo con el rey vecino Mangrai para defenderse conjuntamente de la
amenaza mongola. En 1279 el rey Pedro III de
Aragón obligó a su hermano Jaime II de Mallorca a
rendirle vasallaje. También ayudó a un hermano del Califa
al-Mustansir llamado Abú Ishaq
a hacerse con Túnez. En Egipto, el hijo de Baybars I fue destronado por Qalaún, que, tras vencer a un
competidor en Siria, se convirtió en el nuevo sultán
mameluco. El Papa Nicolás III envió misioneros a Mongolia. Alfonso X el Sabio terminó el Lapidario, un tratado en el que se
analizan quinientas piedras preciosas, metales y otras sustancias
(aunque con continuas referencias a la astrología y a creencias
populares). Ese año murió el rey Alfonso III de Portugal, que fue
sucedido por su hijo Dionisio el
Liberal. Su nombre se debe a las numerosas medidas que
tomó para desarrollar su país: desarrolló la
economía, construyó canales, edificó acueductos,
organizó la marina, fundó escuelas y talleres,
favoreció a la agricultura, liberó a los siervos y
plantó pinos (que más adelante iban a ser muy
útiles para la construcción de barcos). También murió el duque Boleslao V de Polonia, y fue
sucedido por Leszek II el Negro,
que resistió los ataques mongoles con más fortuna que su
antecesor. Los nobles búlgaros hicieron correr el rumor de que el rey
Ivajlo había muerto, y proclamaron rey a Juan Mitso, el mismo al
que años atrás habían reemplazado por Constantino
Asen. El nuevo rey adoptó el nombre de Juan IV Asen. Ivajlo se
refugió entre los mongoles. Qubilay Kan completó la conquista de China. Los
últimos leales al emperador se arrojaron al mar. En 1280 Qubilay se hizo proclamar emperador
de China, el primero de la dinastía Yuan (que significa "principio"). La
guerra había afectado mucho al país. La población
había disminuido desde cien hasta sesenta millones de
habitantes. Qubilay reconstruyó las carreteras imperiales e
implantó el sistema de correos mongol, servido por doscientos
mil caballos. Los mongoles nunca llegaron a integrarse en la sociedad china. Los
habitantes fueron divididos en cuatro clases con distintos privilegios:
los mongoles eran la clase dominante, muy reducida en número en
términos proporcionales. El segundo grupo eran las "personas con
posición especial", en su mayoría aliados de los mongoles
procedentes del Asia central u occidental, sobre todo turcos, pero
también persas, sirios, etc. En sus manos estaba la
administración de las finanzas y del patrimonio y de entre ellos
surgieron consorcios que actuaban como bancos. La autoridad mongola
permitió la implantación sistemática del papel
moneda, que hasta entonces había tenido un uso limitado. En el
tercer grupo estaban incluidos los habitantes de la China
septentrional, incluidos los khitán, los yurchén y los
coreanos; y el último grupo era el de los habitantes del
recién conquistado Imperio Song, que tenían vedado el
acceso a todos los cargos importantes y se les prohibía aprender
lenguas extranjeras. Los mongoles no se molestaron en aprender el
chino, sino que el trato con el pueblo se hacía a través
de los aliados extranjeros. Qubilay Kan tenía consejeros chinos,
pero nunca trataba con ellos directamente. Aunque los que habían constituido las clases más
pudientes en la China anterios al dominio mongol fueron excluidos
mayoritariamente del gobierno y la administración, sus
propiedades fueron respetadas y, en gran medida, también su
status social. Se formó así una clase de ilustrados
retirados de la política que contribuyó al desarrollo de
nuevas manifestaciones artísticas. Lo más destacable fue
el surgimiento del género teatral: los diálogos hablados
se combinaban con partes en verso cantadas. Se definieron nueve papeles
tradicionales y cada actor, al entrar en escena, anunciaba al
público el papel que representaba. El autor más famoso
fue Guan Hanqing, cuya obra
maestra es Du'E yuan (La
injusticia cometida contra Du'E). Solía poner en escena
heroínas virtuosas e inteligentes perseguidas por la sociedad. La situación de la mujer en las ciudades había
empeorado ya en la época de los Song y este proceso
continuó bajo la dinastía Yuan. En efecto, en el campo la
mujer realizaba tareas similares a las que realizaba cualquier hombre,
y su consideración era más o menos paritaria; pero en las
ciudades las mujeres no eran necesarias como trabajadoras, y empezaron
a ser tratadas como sirvientes u objetos de placer. Ya en la
época Song se había originado la costumbre de vendar los
pies a las niñas para evitar que crecieran, pues las mujeres con
pies pequeños se consideraban más hermosas y perfectas (a
pesar de que las malformaciones provocadas de este modo les dejaban
secuelas para toda la vida). Esta práctica se prohibió en
el siglo XX. Ivajlo, el rey de Bulgaria derrocado por Juan IV Asen,
intentó recuperar el trono, pero Jorge Terter, el cuñado de
Juan IV, lo puso en fuga de nuevo. Se dirigió a la corte de
Nogai, el kan de la Horda de Oro, a solicitar su ayuda, pero
allí estaba Juan IV, que había dejado el reino en manos
de su cuñado precisamente para acudir a la corte de Nogai con el
mismo propósito que su rival. Ivajlo fue asesinado. Juan IV
murió poco después y su cuñado se convirtió
en Jorge I Terter.
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