En 229 murió
Demetrio
II de Macedonia. Su hijo tenía doce años, así que
el trono fue ocupado por su tutor Antígono II. Mientras
tanto,
Demetrio
de Faros, uno de los generales de Teuta, conquistó la isla
de
Corcira. Sin embargo, la prosperidad de Iliria no podía durar
mucho.
Ese mismo año llegaron a sus costas 200 barcos romanos
dispuestos
a pedir cuentas a la reina. Tras una fácil victoria, Teuta tuvo
que comprometerse a no salir del Adriático más
allá
de Lisos. Demetrio de Faros negoció independientemente con los
romanos,
les cedió Corcira y, a cambio, Roma lo impuso como gobernador de
una parte de Iliria. Además Roma estableció su
protectorado
sobre varios puntos de la costa (Partinia, Atintania, Epidamno,
Apolonia,
Orico y Corcira). Los griegos se mostraron agradecidos ante los
romanos.
Hasta les permitieron participar en algunas fiestas religiosas, signo
de
que consideraban a los romanos un pueblo civilizado a la par de los
griegos.
También murió el rey Zialeas de Bitinia, y fue sucedido
por
su hijo Prusias I.
En 228 murió
Amílcar
Barca. Había sitiado la ciudad de Helice (tal vez la
actual
Elche), pero un caudillo Oretano llamado Orissón
acudió
a liberarla, Amílcar tuvo que huir y murió ahogado en un
río a los 42 años de edad. El gobierno de las tropas
cartaginesas
en España pasó a manos de Asdrúbal, quien
reorganizó
el ejército con mercenarios indígenas y contingentes
africanos.
Mediante una política conciliadora consolidó los
territorios
ocupados por su suegro Amílcar. Mientras tanto, Atenas lograba
expulsar
la guarnición macedónica que la ocupaba y se
incorporó
a la Liga Aquea, que llegó entonces a la cumbre de su poder. Sin
embargo, no pudo impedir que el rey Cleomenes III de Esparta obtuviera
una victoria tras otra. Sin embargo, el rey estaba más
interesado
en ganar prestigio que en aprovechar sus victorias. En 226
consideró que su autoridad en Esparta no tendría ya
discusión,
así que volvió a la ciudad, hizo ejecutar a los
éforos
y puso en práctica las reformas económicas que
había
planeado Agis IV.
Seleuco II estaba teniendo cierto éxito
frente
a los partos, pero tuvo que abandonar ante un ataque de su hermano
Antíoco
en Asia Menor. Antíoco fue derrotado y muerto, y a
continuación
Seleuco se dispuso a atacar a Atalo I de Pérgamo, pero
murió
durante los preparativos. Fue sucedido por su hijo Seleuco III,
quien se dispuso a continuar los planes de su padre frente a
Pérgamo.
Asdrúbal seguía avanzando hacia el
norte,
y esto inquietó a dos colonias griegas de la costa
mediterránea:
Sagunto
y Massalia (la actual Marsella). Ambas habían firmado
una
alianza con Roma, así que apelaron a ella y Roma envió
una
embajada a Asdrúbal, por la que éste se vio obligado a
aceptar
que la expansión cartaginesa no superaría el río
Íbero
(el Ebro) y que se respetaría la independencia de Sagunto (pese
a que quedaba más al sur del Ebro). Asdrúbal
consideró
que el acuerdo le dejaba suficiente margen de maniobra. En 225
fundó una nueva ciudad al sur de Alicante, a la que llamó
Nueva
Cartago. Los romanos tradujeron el nombre a Cartago Nova,
la
actual Cartagena.
Mientras tanto unas tribus galas cruzaron los Alpes,
y
en alianza con sus parientes de la Galia Cisalpina se lanzaron sobre
Etruria,
y llegaron hasta la ciudad de Clusium. Roma envió al norte a
Cayo
Flaminio, que no era muy buen general, y en un primer encuentro fue
derrotado.
Tuvo que recibir muchos refuerzos para conseguir finalmente una
victoria.
En 224 un terremoto
destruyó
el coloso de Rodas. Posteriormente los griegos exageraron su
tamaño.
Dijeron que se había apoyado sobre los dos extremos del puerto,
de modo que los barcos pasaban entre sus piernas, pero lo cierto es que
no había sido tan grande. Ese año el rey espartano
Cleomenes
III consideró que Esparta estaba en condiciones de reclamar de
nuevo
el dominio del Peloponeso. Partió nuevamente y derrotó a
los ejércitos de la Liga Aquea, capturando y saqueando
Megalópolis.
También capturó Argos, mientras Corinto y otras ciudades
se rindieron y entablaron una alianza con Esparta. Esto era el fin de
la
Liga Aquea, pero Arato prefirió entregarla a Macedonia antes que
a Esparta. Apeló a Antígono II, quien le impuso unas
condiciones
que prácticamente equivalían a una rendición:
Arato
renunciaba al liderazgo de la Liga Aquea en favor de Antígono
II,
Corinto debía ser entregada a Macedonia y, además, la
Liga
Aquea debía apoyar en todo momento las acciones de Macedonia.
En 223 Seleuco III
estaba
combatiendo contra Atalo I de Pérgamo, pero fue asesinado por
uno
de sus oficiales, y el Imperio Seléucida pasó a manos de
su hermano Antíoco III.
En 222 Antígono
II,
al frente de su propio ejército macedónico más el
de la Liga Aquea y en alianza con el ilirio Demetrio de Faros,
descendió
hacia el sur y encontró al ejército espartano en Selasia,
a unos ocho kilómetros al norte de Esparta. Aunque los
espartanos
lucharon como en los viejos tiempos, su enemigo era muy superior, y
fueron
derrotados. Además, esta vez Esparta no contó con la
milagrosa
suerte que le había salvado en ocasiones similares.
Antígono
II ocupó la ciudad, restauró a los éforos y obligo
a Esparta a incorporarse a la Liga Aquea. Cleomenes III tuvo que
refugiarse
en Egipto.
Cayo Flaminio dirigió una nueva
campaña
por la que la Galia Cisalpina quedó finalmente sometida a Roma.
Ahora toda la península italiana hasta los Alpes estaba bajo el
dominio romano.
En 221 Antígono
II
murió en una batalla contra los ilirios, y el trono de Macedonia
pasó a Filipo V, el hijo de Demetrio II. También
murio
Ptolomeo III, que fue sucedido por su hijo Ptolomeo IV. En
España,
Asdrúbal murió a manos de un esclavo del rey celta Tago,
que quiso vengar a su señor, ejecutado por orden de
Asdrúbal.
A su muerte el dominio cartaginés llegaba hasta las actuales
Salamanca
y Zamora. El mando de los ejércitos cartagineses pasó a
Aníbal,
el hijo de Amílcar, que a la sazón contaba con 26
años
de edad.
Pero el suceso más notable ocurrido ese
año
tuvo lugar en la lejana China, donde el reino de Qin conquistó
el
de Qi, con lo que toda la china civilizada quedó unida bajo el
rey
Cheng. En este momento, el monarca decidió cambiar su nombre por
el de Qin Shi Huang Di, que podría traducirse por "Primer
divino emperador de China". El emperador afirmaba que la
dinastía
que él inauguraba iba a gobernar China durante 10.000
generaciones.
Modificó la religión para establecer que el emperador no
sólo estaba por encima de todos los chinos, sino también
por encima de todos los dioses chinos. Por si los dioses no le ayudaban
lo suficiente, tomó las medidas necesarias para desarticular
completamente
el sistema feudal anterior. Los campesinos dejaron de ser
arrendatarios,
para convertirse en propietarios que pagaban un impuesto fijo. Las
antiguas
divisiones territoriales fueron abolidas, y se establecieron otras
nuevas.
El imperio quedó dividido en comandancias o prefecturas
subdivididas a su vez en distritos. Al frente de cada
comandancia
había un gobernador civil, un gobernador militar
y
un inspector, todos ellos funcionarios cuyos cargos no eran
hereditarios,
sino que podían ser nombrados y cesados en cualquier momento por
la cancillería imperial. La capital del Imperio se
estableció
en Xiang Yang (en la parte oriental del antiguo estado de Qin).
La imponente maquinaria burocrática de Qin se aplicó a
toda
China. Esto no sólo incluía el estricto código
legislativo,
sino también todo el sistema de pesos y medidas y las monedas.
Una
de las medidas más importantes para la unificación fue la
simplificación y la normalización de la escritura, que
presentaba
variantes en las distintas regiones. El emperador se hizo construir un
suntuoso palacio que reflejaba las ideas de la época sobre
cómo
era la morada de los dioses. Además se dedicó a recorrer
todo su dominio, en parte para ganarse el respeto de sus
súbditos,
en parte para relacionarse con los dioses locales del Imperio.
Según
decía, en las regiones costeras le resultaba más
fácil
comunicarse con sus colegas divinos.
En 220 Cayo Flaminio
fue
elegido censor, e inició la construcción de la que se
llamaría
via
Flaminia, un camino que uniría Roma con el norte para que
los
soldados pudieran acudir rápidamente en caso de necesidad.
Cuando
fue terminada, la via Flaminia cruzaba oblucuamente Italia a
través
de los Apeninos y llegaba a las costas del Adriático, en la
frontera
con la Galia Cisalpina.
Ese año murió el rey Mitrídates
II
del Ponto y fue sucedido por su hijo Mitrídates III. Por
esta época Capadocia se independizó del Ponto bajo su rey
Ariarates
IV. También murió Diódoto II de Bactriana,
pero
Eutidemo,
el sátrapa de Sogdiana (antigua satrapía persa que ahora
formaba parte de Bactriana) desposeyó a su descendencia y
usurpó
el trono. Bajo su reinado Bactriana extendió sus fronteras hacia
la India.
En Egipto sucedió un triste incidente. Mientras
Ptolomeo III había recibido bien al rey espartano Cleomenes III,
su hijo debió de verlo como un estorbo y lo tuvo virtualmente
arrestado
en Alejandría. Aprovechando que Ptolomeo IV estaba ausente de la
ciudad, Cleomenes se escapó, y luego trató de sublevar a
los griegos de Alejandría contra el rey, pero aunque hablaba de
libertad, del antiguo prestigio de Grecia y de cosas similares, la
gente
no vio en él más que a un viejo loco. Al año
siguiente
se suicidó.