En 24 Roma dominaba el
semicírculo
al norte de Italia delimitado por los Alpes. Augusto fundó la
ciudad
de Augusta Pretoria, la actual Aosta, y continuó su
avance
hacia el Danubio. En 23 murió
Marcelo,
el heredero designado por Augusto, con lo que éste tuvo que
empezar
a pensar en otro sucesor. Eligió a Agripa, y en 21
lo casó también con Julia y le asignó la Galia.
Los germanos, inquietos por las hostilidades
romanas,
planearon unirse en una confederación contra Roma y trataron de
sublevar a los galos. No tuvieron mucho éxito, pues era
difícil
unir a las indómitas tribus germanas, pero en 20
sí se produjeron algunas revueltas en la Galia, que fueron
sofocadas
inmediatamente por Agripa. En vista de su éxito, Augusto lo
destinó
a España, donde la guerra contra los cántabros no acababa
de acabar.
El derrocado rey parto Fraates IV reconquistó
su
reino con un ejército de escitas. Tirídates II tuvo que
refugiarse
en territorio romano, pero se llevó como rehen al hijo de
Fraates
IV. Augusto aprovechó la guerra civil parta para afianzar la
frontera.
Envió a Armenia con un ejército a Tiberio Claudio
Nerón,
hijo de Livia y de su marido anterior (por lo tanto hijastro de
Augusto)
quien expulsó al rey armenio, puesto por los partos, y en su
lugar
nombró rey a Tigranes II, que había permanecido en Roma
desde
que Marco Antonio se lo llevara prisionero. Luego negoció con
Fraates
IV, que aceptó la decisión a cambio de que se le
devolviera
a su hijo. Más aún, Fraates IV devolvió a Roma los
pendones tomados a Craso en su desastrosa campaña, con lo que
los
romanos consideraron, más o menos, lavada la deshonra de aquella
aventura. Después Tiberio fue destinado a la Galia en
sustitución
de Agripa.
En 19 murió el
poeta
Virgilio. La Eneida estaba todavía en proceso de revisión
y Virgilio, movido por su perfeccionismo, dio orden de que fuera
quemada,
pero Augusto lo impidió y, tras algunos retoques, fue publicada.
Agripa había pacificado definitivamente la
Península
Ibérica, que fue reestructurada en tres provincias: La Bética,
al sur, la Lusitania, al oeste y la Citerior (o Tarraconense)
al este. Las islas Baleares constituían una provincia
independiente.
En 17 Augusto
adoptó
a los dos hijos de Agripa y Julia (más tarde tendrían
tres
más). Se llamaban Cayo y Lucio Vipsanio Agripa,
pero
ahora pasaron a llamarse Cayo y Lucio Julio César
(pues, oficialmente, Augusto era Cayo Julio César Augusto), y se
convirtieron en los herederos del Imperio.
En la India, el reno de los Kanvas, heredero del
imperio
fundado por el Maurya Chandragupta llegó a su fin. Fue destruido
por un pueblo invasor (probablemente de origen escita) dirigido por Simuka,
que fundó la dinastía de los Satavahanas.
La cultura maya había alcanzado ya un gran
desarrollo
que se puso de manifiesto en la arquitectura y en el conocimiento del
calendario.
Adoptaron la costumbre de anotar la fecha de inicio y
finalización
de sus construcciones, y la fecha más antigua encontrada
corresponde
a una estela con diversos grabados descubierta en Chiapa de Corzo,
cuya fecha se corresponde con el 9 de diciembre
de
16.
Ese mismo año Mecenas decidió
abandonar
la vida política dedicarse a lo que desde siempre había
sido
su afición: apoyar y patrocinar artistas. Su casa estaba abierta
a todos y desde entonces la palaba "mecenas" pasó a tener su
significado
actual.
En 15 tuvieron lugar
varias
campañas contra los germanos. Tiberio avanzó desde la
Galia
hacia la meseta bávara, mientras su hermano Druso Claudio
Nerón
avanzó desde los Alpes. Ahora Roma dominaba Retia, la
región
que se extendía al norte de los Alpes hasta el Danubio
(más
o menos la actual Baviera). Los éxitos de Druso en Germania le
acabaron
valiendo el apelativo de Germánico.
En 13 Tiberio y Druso
fueron
destinados a la Galia, a custodiar el Rin, pero hubo revueltas en el
Danubio
y Tiberio tuvo que volver a Retia. En 12
Druso
rechazó el ataque de unos germanos que cruzaron el Rin, mientras
Tiberio avanzaba lentamente hacia el este siguiendo el curso del
Danubio,
con lo que se adentraba en la región llamada Nórica
(donde ahora está Austria). Ese año murió
Lépido,
que a la sazón era Pontífex Maximus. Su sucesor en el
cargo
fue Augusto (naturalmente, con carácter vitalicio y
hereditario).
Ahora el emperador era también la máxima autoridad
religiosa.
Entre sus atribuciones estaba también todo lo relacionado con el
calendario, y no tardó en descubrir el error en la
interpretación
del edicto de César a causa del cual se habían estado
intercalando
años bisiestos cada tres años en lugar de cada cuatro. En
consecuencia decretó que todos los años serían
comunes
hasta compensar el error (el siguiente año bisiesto fue el 4
d.C.).
Aprovechando el edicto y para no ser menos que Julio César,
decretó
que el mes de su cumpleaños, llamado hasta entonces sextilis,
pasaría
a llamarse mes de Augusto (de donde viene el nombre actual "agosto").
También murió Agripa. Había
ayudado
a Augusto en la remodelación de Roma. Se construyeron dos nuevos
acueductos y numerosas cisternas y fuentes. La ciudad fue dotada de un
cuerpo de bomberos y se reorganizó el abastecimiento de trigo.
Se
contruyeron dos arcos de triunfo, diversos templos, las termas de
Agripa
(las primeras termas públicas de Roma) y el mausoleo de Augusto.
Livia quería que el heredero del Imperio
fuera
sus hijo Tiberio, en lugar de los hijos de Agripa y Julia, así
que
persuadió a Augusto (que siempre se dejó influir por
ella)
para que adoptara a Tiberio. Éste puso como condición
previa
que repudiara a su esposa, Vipsania Agripina, con la que estaba
felizmente casado y de la que esperaba un hijo, y tomara en matrimonio
a Julia. El casamiento tuvo lugar en 11.
En 9 Druso
había llegado
al río Elba, 400 kilómetros al este del Rin, pero en el
camino
de vuelta cayó del caballo y murió a consecuencia de las
heridas. Inmediatamente fue reemplazado por su hermano Tiberio, que
continuo
combatiendo con éxito a los germanos. Por estas fechas Roma
controlaba
todo el territorio al sur del Danubio. Iliria se había
convertido
en la provincia de Dalmacia, y el territorio que se
extendía
al norte hasta el Danubio se convirtió en la provincia de Panonia.
Tracia conservó su independencia, gobernada por caciques
dispuestos
a complacer a Roma en cuanto fuera necesario, pero Roma ocupó
una
estrecha franja de tierra al norte, conocida como Mesia, para
defender
el Danubio. Al norte de Mesia estaba Dacia, un reino formado
por
la síntesis de tribus escitas y un pueblo nativo, los Getas.
Hacía un tiempo que en las orillas del Vístula se
había
asentado un pueblo germano procedente de Escandinavia: los Godos.
En 8 murió
Mecenas,
y poco después Horacio. Augusto lo hizo enterrar en una tumba
junto
a la de su protector. Tiberio seguía queriendo a su esposa
anterior,
y además Julia era frívola y mimada. Tiberio
terminó
por solicitar el permiso de Augusto para retirarse a la isla de Rodas.
El emperador se lo concedió, tal vez pensando que sería
algo
provisional, pero a medida que pasaron los años y Tiberio no
mostraba
interés por volver, Augusto estaba cada vez más enojado
con
Tiberio.
Mientras tanto, el rey Herodes de Judea hacía
cuanto
podía para vencer la animadversión de su pueblo ante un
rey
idumeo. Cumplió con todas las obligaciones religiosas y
mejoró
el Templo de Jerusalén, hasta el punto que dicen que
superó
al de Salomón, pero los judíos detestaban a Herodes.
Surgieron
muchos grupos extremistas, cuyos miembros eran conocidos como zelotes,
que, alentados por los pasados éxitos de los Macabeos frente a
los
seléucidas, se negaban a pagar impuestos a Roma, estaban
dispuestos
a matar a todo romano que entrara en el Templo y abogaban por la
rebelión
armada. Los zelotes no eran conscientes de que Roma era infinitamente
más
poderosa que los últimos seléucidas. Herodes hizo
ejecutar
sin juicio al primero de sus jefes, pero el movimiento continuo.
Incluso
surgió en su seno un ala más radical, los sicarios,
que eran auténticos terroristas que creían en el
asesinato
como instrumento político.
Entre los judíos que eran conscientes del
poder
romano, muchos se decantaron por el mesianismo. Cada vez había
más
judíos convencidos de que era inminente la llegada del
mesías,
un descendiente del rey David que barrería con todos los
enemigos
y crearía un poderoso reino mundial con centro en
Jerusalén.
Cualquier bandido, cualquier predicador, podía pretender ser el
mesías, encontrar seguidores e iniciar una revuelta. Herodes
tuvo
que luchar por abortar todo brote mesiánico, pues si uno
escapara
a su control demasiado tiempo podría llamar la atención
de
Roma y ello sería un desastre para Judea.
Herodes, de acuerdo con las costumbres orientales,
tuvo
muchas mujeres. Se dice que unas diez. Con ellas tuvo el suficiente
número
de hijos como para crear el habitual problema sucesorio, pero en 6
le sobrevino el temor de que, como también era habitual, algunos
de sus hijos que esperaban su muerte para heredar el trono intentaran
matarlo
para contar con el factor sorpresa frente a sus rivales, por lo que
mandó
matar a muchas de sus mujeres e hijos, acusándolos de
traición.
Dicen que Augusto, tras enterarse de una de estas ejecuciones, dijo: "preferiría
ser el cerdo de Herodes antes que el hijo de Herodes". Esto le
ganó
una fama de infanticida que después fue exagerada por la
maledicencia
de los judíos y otras causas. Entre las víctimas quedaron
Alejandro
y Aristóbulo, los hijos que había tenido con
Miriam
(a la que también había ejecutado años antes por
traición).
El caso es que a su muerte, acaecida en 4,
le sobrevivieron cuatro hijos: Herodes Arquelao, Herodes
Antipas
y dos conocidos ambos como Herodes Filipo. Según el
testamento
de su padre, Herodes Arquelao gobernaría Idumea, Judea y
Samaria,
Herodes Antipas tendría Galilea y un Herodes Filipo
tendría
Iturea,
una región no judía situada al norte del mar de Galilea.
El segundo Herodes Filipo fue dejado de lado. Naturalmente, estas
decisiones
carecían de todo valor si Augusto no las aprobaba, y lo hizo
después
de muchas dudas. De todos modos les prohibió ostentar el
título
real. Herodes Arquelao sería un etnarca (gobernador de
un
pueblo), mientras que Herodes Antipas y Herodes Filipo serían tetrarcas
(gobernadores de un cuarto). Es costumbre hablar de Herodes Filipo el
Tetrarca
para distinguirlo de su hermanastro tocayo.
Cuando el rey parto Fraates IV devolvió a
Augusto
los pendones de Craso, éste le regaló una esclava llamada
Musa,
que pronto se convirtió en la esposa favorita del rey, tuvo un
hijo
y convenció a su marido para que enviara a Roma a los hijos de
sus
otras esposas (lo cual hizo encantado, pues para un rey parto los hijos
eran un peligro). Musa esperó a que su hijo creciera y en 2
asesinó a Fraates IV y su hijo se convirtió en Fraates
V.
Ese mismo año Augusto envió al destierro
a su hija Julia. Su vida frívola y desordenada estaba poniendo
en
ridículo el plan del emperador de reformar las costumbres
romanas.