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La evolución de Roma durante la primera mitad
del
siglo V debió de estar marcada por las tensiones sociales entre
patricios y plebeyos. No conocemos detalles de esta lucha salvo a
través
de leyendas como la de Coriolano o la de Cincinato, pero en ellas se
pone
de manifiesto la resistencia de los patricios a conceder poder a los
plebeyos,
así como el avance imparable de éstos. Una de las armas
que
tiene una oligarquía contra el pueblo es su potestad de dictar
leyes
según su conveniencia, y por ello una parte de las presiones
populares
se encaminan a que las leyes se pongan por escrito para que se pueda
analizar
si son justas o no y, sobre todo, para que no puedan ser cambiadas de
un
día para otro según convenga. En 450
los plebeyos lograron el compromiso por parte de los patricios de
elaborar
un código escrito. Eso sí, dicho código
sería
elaborado por los propios patricios. Concretamente, el senado
encargó
la tarea a diez patricios a los que otorgó también todo
el
poder mientras llevaban a cabo su trabajo. Fueron llamados decénviros
(que significa "diez hombres"), a la cabeza de los cuales estaba Apio
Claudio Craso (el gordo), hijo o nieto del Apio Claudio que
había
provocado la secesión de los plebeyos medio siglo antes.
Las leyes se grabaron en doce tablas de bronce, por
lo
que se conocen como las Doce Tablas, que se convirtieron en el
fundamento
del futuro Derecho Romano. Sin embargo, parece que todo el proceso fue
en realidad un intento de los patricios de recuperar definitivamente el
poder pues, una vez confeccionadas las leyes, los decénviros no
renunciaron a sus cargos. Al contrario, cada uno de ellos se
rodeó
de una guardia de corps formada por doce lictores. Los
decénviros
ostentaban el símbolo del poder en Roma, que era un haz de varas
atadas con un hacha en el medio. Había sido el símbolo de
la monarquía y después del consulado. Representaba el
poder
de azotar con las varas y de matar con el hacha. Estos símbolos
eran llamados fasces (haces).
Ese mismo año moría Cimón en
Atenas.
Pericles era el gobernante indiscutible de la ciudad, reelegido
democráticamente
una y otra vez sin que la nobleza pudiera hacer nada para evitarlo. El
gobierno de Pericles coincidió con el apogeo cultural de Atenas,
por lo que este periodo es conocido como la Edad de Oro Ateniense,
e incluso como la Era de Pericles. Por esta época
destacaba Leucipo
de Mileto, quien afirmaba que la materia está formada por
diminutas
partículas que no pueden dividirse en partes más simples.
Su teoría fue desarrollada por su discípulo Demócrito,
que había nacido en la ciudad tracia de Abdera y
llamó
átomos
a estas partículas. También afirmaba que la vía
láctea
era una acumulación de estrellas. Fue un gran viajero. Su padre
era un rico mercader, y al morir le dejó una sustanciosa suma de
dinero, que él empleó en visitar Egipto, Nubia, Persia y
la India. "La patria de todo hombre razonable es el mundo",
decía,
y "Es más importante conquistar una verdad que un trono".
Parece ser que compuso tratados de Medicina, Astronomía,
Matemáticas,
Música, Psicoterapia, Física, Anatomía, etc.
En 449 murió
Temístocles.
Después de su ostracismo se había retirado a Egina, pero
por algún motivo Atenas lo declaró traidor y tuvo que
huir
de Grecia. Llegó a territorio persa y allí fue tratado
con
gran deferencia. Los persas recordaron que Temístocles
había
tratado de ayudarles en Salamina tendiendo una emboscada a los griegos,
pues al menos eso era lo que él les había hecho creer
entonces.
A los historiadores siempre les ha quedado la duda de si la
actuación
de Temístocles durante la guerra fue siempre leal a Atenas o si,
por el contrario, arregló las cosas deliberadamente de modo que
él resultara beneficiado ganara quien ganara.
Los focenses se apoderaban de Delfos, y Esparta
envió
una expedición para derrotarlos. Era la Segunda Guerra Sacra.
Los focenses fueron derrotados, pero cuando se marcharon los espartanos
Atenas se puso de parte de Fócida y le ayudó a
recuperarse.
Los decénviros romanos fueron obligados a
dejar
el poder. La versión de la historia transmitida por los romanos
es, como de costumbre, muy humana. Cuenta que Apio Claudio quiso
hacerse
con una joven llamada Virginia, hija de un plebeyo. Ante la
oposición
del padre presentó unos falsos testigos según los cuales
en realidad Virginia era hija de uno de sus esclavos, lo que
automáticamente
la convertía en su esclava. El padre, viendo que no podía
hacer nada, tomó la decisión de apuñalar a
Virginia
en el juicio, como única forma de salvar su honor. Esto hizo
saltar
a los plebeyos, que amenazaron con marcharse de la ciudad otra vez, con
lo que finalmente los decénviros tuvieron que ceder.
Fuera así o de otro modo, lo cierto es que el
poder
de los tribunos aumentó. Se les permitió sentarse en el
Senado.
Se les otorgó el derecho de interpretar los presagios, cosa
más
importante de lo que podría parecer, pues si los presagios eran
malos las sesiones del Senado podían ser interrumpidas, al menos
temporalmente.
En 447 Pericles
ordenó
la construcción de un grandioso templo dedicado a la diosa
Atenea
en la Acrópolis. El arquitecto fue Ictino y el escultor
Fidias.
Al contrario que sus maestros, Mirón o Policleto, Fidias pronto
demostró su preferencia por las obras gigantescas. Había
esculpido una estatua colosal de Atenea para el templo de Platea y un
monumento
en honor de Milcíades en Delfos. Unos pocos años antes
Pericles
ya le había encargado algunas estatuas monumentales en bronce
para
la Acrópolis, pero éste iba a ser el proyecto
artístico
más grandioso y emblemático que emprendería
Atenas.
Las ciudades griegas que se habían sometido a
Atenas
cuando la amenaza persa no aconsejaba disensiones, empezaban a reclamar
su tradicional independencia. Beocia se levantó contra la
dominación
ateniense, con Tebas a la cabeza. Atenas envió un
ejército,
pero fue derrotado. Tebas se hizo con el control de Beocia e
instauró
oligarquías en las ciudades donde Atenas había instaurado
democracias. Los focenses estaban separados de Atenas por Beocia, por
lo
que consideraron más conveniente abandonar la alianza con Atenas
que se había establecido tras la Segunda Guerra Sacra.
Al año siguiente, en 446,
fueron Eubea y Megara las que se rebelaron. Atenas no tuvo dificultad
en
someter a Eubea porque era una isla, y la fuerza de Atenas estaba sin
duda
en el mar. Sin embargo, Megara estaba en tierra firme, recibió
ayuda
del Peloponeso y Atenas la perdió para siempre. Viéndose
en desventaja, Atenas decidió firmar la llamada Paz de los
Treinta
Años con Esparta, comprometiéndose a no ejercer su
influencia
sobre la Grecia continental. Como compensación Pericles
trató
de extender el dominio de Atenas en ultramar. Envió colonos a
diversas
islas del Egeo y del Quersoneso tracio. Barcos atenienses penetraron en
el mar Negro (el mismo Pericles fue en una de esas expediciones), y
estableció
relaciones con diversas ciudades costeras griegas.
En 445 Roma dio una
muestra
más de progreso social: por primera vez se permitía el
matrimonio
entre patricios y plebeyos.
En 444 el rey
espartano Plistoanacte
fue desterrado y sucedido por su hijo Pausanias.
En 443 Atenas
fundó
la ciudad de Turios en Italia, donde había estado
Síbaris.
Hacía más de un siglo que los griegos no fundaban nuevas
ciudades. Así Pericles continuaba fortaleciendo la
confederación
ateniense frente a los golpes que había sufrido los
últimos
años.
En 440 llegó a
Jerusalén
un judío llamado Nehemías. Era copero de
Artajerjes
I, y usó su influencia para obtener del rey el permiso necesario
para fortificar Jerusalén como defensa frente a los enemigos
circundantes.
Derruyó las viejas murallas y empezó la
construcción
de otras nuevas, con la obvia oposición de los pueblos vecinos,
recelosos de un nuevo imperialismo judío, pero con el apoyo del
rey.
La isla de Samos y la ciudad de Mileto se enzarzaron
en
una disputa sobre el dominio de la ciudad de Priene.
Solicitaron
el veredicto de Atenas, y ésta se puso de parte de Mileto. Para
prevenir problemas expulsó a los oligarcas de Samos e
instauró
una democracia. Samos se rebeló y repuso a los oligarcas, y
Atenas
necesitó un año para restaurar el orden. La
campaña
estuvo dirigida por Sófocles. Surgieron muchas más
querellas
entre ciudades, y Atenas era requerida casi siempre como juez, y
normalmente
Atenas se ponía de parte de unos y Esparta de los otros. La
política
griega se volvía cada vez más tensa. También es el
año de la muerte de Parménides.
En 438 los griegos
crearon
el reino del Bósforo Cimerio, con capital en Panticapea,
que se extendía por parte de la península de Crimea (el
Quersoneso
Táurico) y a orillas del bósforo Cimerio. Este mismo
año
murió el poeta Píndaro, colmado de honores.
En 437 las murallas de
Jerusalén
estaban terminadas. El área que protegían era
pequeña,
pero elevó considerablemente la moral de los judíos.
Carecían
de autonomía política, pero ahora tenían una
capital
en condiciones donde -hasta cierto punto- eran los amos.
En 436 Atenas
fundó
una segunda ciudad, Anfípolis, en la costa norte del
Egeo.
En 435 la isla de Corcira sufría
una
enconada guerra civil entre aristócratas y demócratas.
Los
oligarcas llamaron en su ayuda a la ciudad de Corinto, también
gobernada
por una oligarquía. Corinto envió una flota, pero los
demócratas
la destruyeron rápidamente.
La aristocracia ateniense, incapaz de debilitar
directamente
a Pericles, optó por atacar a sus amigos. Una víctima
fácil
fue Anaxágoras. Tenía una teoría
cosmológica
elaborada sobre la base de que no era necesario invocar a nada
sobrenatural
para explicar lo natural. Según él, el cosmos se
había
generado como consecuencia de un gran remolino que había
separado
los cuatro elementos: la tierra, el agua, el aire y el fuego, que se
recombinaron
formando los seres naturales. El hombre salió favorecido gracias
a que al andar sobre sus dos piernas tenía las manos libres y
ello
le permitió un desarrollo cultural del que carecieron los
demás
animales.
Estas ideas no tardaron en escandalizar a una parte
de
la sociedad ateniense, que no veía con buenos ojos que Zeus
quedara
al margen de todo. Cuando Anaxágoras se dispuso a escribir un
libro
con su teoría, al que llamó Sobre la naturaleza,
se
dio cuenta del peligro e introdujo un concepto al que llamó Nous(pensamiento,
mente) como origen del remolino inicial. Lo citaba tan a menudo que
algunos
atenienses le llamaban cariñosamente nous. Un día, en 434,
Anaxágoras puso en evidencia al clero a raíz de una
disputa
sobre un presunto carnero sobrenatural que tenía un solo cuerno.
Poco después, Anaxágoras fue acusado de impiedad y un
tribunal
se puso a escrutar su libro. La conclusión final fue que el nous
era una estratagema para disimular su ateísmo. Fue condenado a
muerte,
pero Pericles se las arregló para preparar su fuga. Se
refugió
en la ciudad de Lampsaco, en el Helesponto,
En 433 Corinto
había
preparado una nueva expedición contra Corcira para apoyar a los
oligarcas. Los demócratas pidieron ayuda a Atenas, que
envió
otra flota. Cuando ésta llegó, las naves de Corinto
estaban
imponiéndose lentamente sobre los corcirenses, pero los
atenienses
descompensaron las fuerzas y Corinto tuvo que retirarse por segunda
vez.
En venganza, Corinto se las arregló para que la ciudad de Potidea,
en la península calcídica, se rebelara contra Atenas,
pero
Pericles logró controlar rápidamente la situación.
Corinto, fuera de sí, solicitó la ayuda de Esparta. Sin
embargo,
el rey Arquidamo II se opuso. Era amigo de Pericles y se las
arregló
para mantener la paz, apelando a la Tregua de los Treinta Años
firmada
entre las dos ciudades.
Mientras tanto, en Atenas le tocó el turno a
Fidias.
En 432 estuvo acabado el templo de
Atenea,
que recibió el nombre de Partenón. El escultor
fue
acusado de haber robado parte del oro y el marfil que se le
suministró
para la obra. Tras un proceso fue encarcelado, pero el hecho
causó
tal escándalo que la ciudad de Olimpia se prestó a pagar
la cantidad presuntamente robada y encargó a Fidias que
esculpiera
una estatua de Zeus para el templo de la ciudad. Tal vez el maestro
agradeciera
más a Olimpia este encargo que su libertad, pues por fin
encontro
la posibilidad de esculpir la estatua de sus sueños:
tenía
más de veinte metros, y eso que Zeus aparecía sentado.
Estaba
hecha de mármol con marfil y oro. De ella no queda más
que
un trozo del pedestal, pero todos los que la vieron la tuvieron por una
obra maestra.
El éxito de los ataques contra
Anaxágoras
y Fidias llevó a la aristocracia ateniense a intentar un golpe
más
alto. Tiempo atrás había llegado a Atenas una mujer
llamada Aspasia.
Allí fundó una especie de escuela de filosofía
según
unos, de prostíbulo según otros, a la que
concurrían
las figuras más destacadas de la ciudad. Aspasia defendía
la emancipación de la mujer. En la edad de oro ateniense, las
mujeres
de buena familia permanecían confinadas en sus casas desde
niñas,
sin recibir más educación que la concerniente a las
tareas
domésticas, se casaban con quien su padre decidía y
cuando
él lo decidía y luego quedaban obligadas a la más
absoluta fidelidad hacia su marido, pues no estaba muy mal visto que un
marido matara a su esposa para limpiar su honor. Es cierto que, en
respuesta
a esta situación, Aspasia defendía una vida más
promiscua
y licenciosa, y no fue la única, sino que poco a poco en Atenas
surgió una clase de mujeres "liberadas" llamadas hetairas,
que resultaron ser las únicas mujeres cultas de la época.
Vivían del dinero que les ofrecían los personajes
interesados
en su compañía y en sus favores, pero no hay que
confundirlas
con las prostitutas comunes, o pornai, que se concentraban
sobre
todo en los barrios portuarios del Pireo.
El caso es que Pericles se enamoró de
Aspasia,
repudió a su mujer y la primera dama de Atenas pasó a ser
una Hetaira. Ésta aprovechó su influencia para organizar
clases de filosofía para mujeres, pero las que asistían
eran
muy mal vistas. Finalmente, Aspasia fue acusada de impiedad por los
conservadores.
La acusaron de haber convertido la casa de Pericles en un burdel donde
se corrompía a las mujeres de la buena sociedad. Estas
acusaciones
no pudieron ser probadas ante el tribunal, donde el propio Pericles se
encargó de defenderla.
En 431 Fidias
decidió
volver a Atenas, y fue un error, pues inmediatamente volvió a
ser
acusado, esta vez de impiedad al haber esculpido su propio rostro y el
de Pericles en el escudo de la diosa Atenea en el Partenón. Fue
encarcelado y murió a la espera del juicio.
Pericles decidió imponer un embargo a la
ciudad
de Megara, que se había aliado con Corinto en rebelión
contra
Atenas: Ningún mercader megarense podía comerciar en un
puerto
controlado por Atenas, medida que prácticamente axfisiaba el
comercio
y la prosperidad de la ciudad. Megara era una de las ciudades bajo
protección
espartana, y así los espartanos empezaron a entender lo grave
que
podía resultarles la hegemonía de Atenas en el mar, a la
que hasta entonces no habían dado importancia. Los éforos
espartanos decidieron que Atenas había roto la Tregua de los
Treinta
Años, e hicieron prevalecer su punto de vista sobre el del rey
Arquidamo
II. Éste se vio obligado a conducir un ejército contra
Atenas.
Se inició así la Guerra del Peloponeso.
Pericles no intentó enfrentarse a los
ejércitos
espartanos. En su lugar ordenó a toda la población que se
refugiara tras los "largos muros" que unían Atenas con el Pireo
y se dispusieran a resistir. Mientras la flota Ateniense pudiera traer
suministros, no había nada que temer. Los espartanos arrasaron
el
Ática, pero no consiguieron doblegar a Atenas. Llegado el
invierno
se retiraron, y sabían que el año siguiente se
encontrarían
con la misma situación.
En 430 se
publicó
el libro de historia griega más antiguo que se conserva
íntegro.
Su autor es Heródoto, nacido en la ciudad de Halicarnaso,
al sur de Jonia. Tendría ya más de cincuenta años
cuando se decidió a escribir. Había viajado por Persia y
Egipto interesándose por todo. El tema principal de su libro era
la guerra con Persia. Los atenienses le concedieron un premio en
metálico
por su obra.
Ese año volvieron los espartanos, pero Atenas
se
encontró con un enemigo inesperado: Una virulenta peste se
extendió
rápidamente por la ciudad. Los atenienses no sabían
cómo
combatirla y murió el veinte por ciento de la población.
Pericles fue destituido por votación y juzgado por
malversación
de fondos públicos, pero no encontrando quien le sustituyera en
el mando, se le volvió a elegir.
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